Rodriguez Larreta

porque carajo la gente no se moviliza? no entiendo!

es un desastreee!

Sebas Anselmi
Hace 4 minutos a través de móvil

Túnel de Pedraza … Macri se copó con el temita de las playas en la ciudad y ahora le quiere meter piletas. Impresentable!

Ya salieron a decir que no pueden trabajar por que no tienen creditos aprobados por el gobierno nacional?..mientras tanto en…

No hay nada más tercermundista que una ciudad donde cae una lluvia y se mueren 4 personas. Lo alarmante es que quien maneja la ciudad está más preocupado por tunear la ciudad y hacernos creer que somos ciudadanos del primer mundo (recordemos, Macri encabezó 2 eventos la última semana: El TC callejero y “Tom Cruise en el Colón”), que por atender problemas emergentes como inundaciones e inseguridad vial que se llevan vidas a diario.

Que quieren que les diga…podes ser anti k…pero votarlo a este, no resiste analisis.

River nunca se inunda. El mas grande, lejos.

Su Majestad, El CEO ‏@HEMagnetto 1h

La gigantografía del Papa es la más importante obra pública realizada en Caba para acabar con las inundaciones. #AyudaDeDios
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No quiero ni pensar como quedo River con la tormenta de hoy.

Ya salio macri a decir que la culpa es del agua?

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Buenos Aires, ciudad inundable (por Antonio Elio Brailovsky)

Los desastres naturales no existen. El desastre es la expresión social de un fenómeno natural. A lo largo de varias siglos, la Ciudad de Buenos Aires primero y su Área Metropolitana después han ido bajando, hasta ocupar una superficie cada vez mayor de terrenos bajos.

Detrás del loteo inescrupuloso han venido las obras salvadoras, cuya contribución a la solución de los problemas siempre fue menor de lo esperado. Sin embargo, siempre se pidió y prometió la solución definitiva de las inundaciones urbanas, sin preguntar si esa solución era técnicamente factible y, además, si la podríamos pagar.

¿Nos atreveremos a decir que no hay solución definitiva y que la mejor gestión de crecidas es aquella que acepta esa realidad?
Buenos Aires, ciudad inundable (por Antonio Elio Brailovsky)
Imagen:
Topografía de la Ciudad de Buenos Aires

Obsérvese la línea de cota 0 y -5 m (Nuñez, Belgrano, Palermo) en coincidencia con las áreas más afectadas por las inundaciones.

Se trata además de las zonas más densamente pobladas y mejor cotizadas de la ciudad

Fuente:
Mapa extraido de Hidrogeologia de la Ciudad de Buenos Aires
(Dr. Miguel P. Auge)

Sin duda la mejor actuación de Mickey Mouse en toda su carrera fue cuando representó al discípulo del mago en la música incidental de Paul Dukas: “El aprendiz de hechicero”, con la batuta de Leopoldo Stokowsky. Por una vez Mickey pudo liberarse de la banalidad de los argumentos de Disney y mostrar su capacidad actoral en un conflicto humano. El equipo Dukas, Stokowsky, Mouse, nos muestra una inundación artificial. No se debe al capricho de la naturaleza, sino que es el resultado de la acción humana (o ratonil) que pone en marcha mecanismos que después no sabe o no puede contrarrestar.

Lo que hace a Buenos Aires inundarse es muy, pero muy semejante. En las últimas semanas, la Ciudad de Buenos Aires sufrió graves inundaciones. A quienes las administran en diferentes períodos les suele resultar más fácil hablar de “catástrofes naturales” para eludir su responsabilidad en la construcción de esas catástrofes. No está de más repetir, una y otra vez, que las catástrofes naturales no existen: el desastre es la expresión social de un fenómeno natural.

Como siempre, para entender algo necesitamos saber su historia. Las inundaciones nos acompañan desde que la sífilis que le quemó el cerebro a Pedro de Mendoza le impidió percibir la topografía del terreno donde fundó la ranchería que dedicó a la Virgen del Buen Aire. Así, nos cuenta Ulrico Schmidel, el cronista de la expedición, que una iglesia de esa ciudad “se la llevó la corriente del río”, lo que quiere decir que la puso en el bajo de la barranca, en la zona de influencia de las sudestadas. Lo más interesante es que los historiadores oficiales de la Ciudad (Rómulo Zabala y Enrique de Gandía) desmienten absolutamente que Mendoza haya fundado en un lugar inundable. Y al mismo tiempo cuentan de un edificio que se perdió por la inundación. Ese tipo de contradicciones se mantiene hasta el presente.

Juan de Garay, con una cabeza más lúcida, fundó en el alto de la barranca. Sin embargo, las instrucciones del Rey de España para fundar ciudades en América eran las del trazado en cuadrícula, sin que importara mucho lo que hubiera dentro de esas líneas forzosamente rectas. Así, Buenos Aires se superpuso a una serie de arroyos, que los vecinos llamaron “Terceros”, ya que ése el nombre de los cobradores de impuestos. Sucede que ambos “se llevaban todo”. Ocupar los Terceros fue el primer error urbanístico importante, ya que causó inundaciones durante los siguientes trescientos años, hasta que fueron canalizados y tapados.
Buenos Aires, ciudad inundable (por Antonio Elio Brailovsky)
Imagen:
Arroyo Maldonado de la Ciudad de Buenos Aires

En coincidencia con el cauce del Arroyo Maldonado se ubica uno de los corredores con mayor desarrollo inmobiliario de los últimos años

Fuente:
Mapa extraido de
Atlas Ambiental
de Buenos Aires

Fuera de esto, la Ciudad atravesó un período bastante estable, mientras se mantuvo dentro de límites naturales bien definidos. Que eran, al norte y oeste el arroyo Maldonado, al este la parte superior de la barranca del Río de la Plata, y al sur el bañado de Flores (que terminaba en el Riachuelo).

Los mapas de la Ciudad de fines del período colonial muestran claramente esos límites naturales. Los cartógrafos del siglo XVIII marcan el borde de la barranca sobre el Río de la Plata, la playa, los bancos de arena y los bajos inundables que llegaban al Riachuelo. Ese era el límite que las leyes coloniales y el sentido común indicaban no ocupar. Estos detalles aparecerán en todos los mapas hasta los últimos años del siglo XIX, cuando la especulación inmobiliaria y la política manden los inmigrantes a vivir a las zonas inundables. Los gallegos irán a Soldati y Barracas, los tanos a La Boca y los mapas borrarán para siempre que esas personas fueron a las zonas bajas, que no debían haberse poblado porque no eran aptas para eso. Miren ustedes cualquier guía de calles de Buenos Aires y verán que tiene menos información que un mapa del siglo XVIII.

Tenemos una muy buena descripción de la gran inundación de 1820 en el cuento “El Matadero”, de Esteban Echeverría (aunque lo ambienta varios años después, para hacerla coincidir con la intriga política). Allí nos cuenta que si uno se subía a las torres de las iglesias, podía ver la ciudad rodeada de agua hasta el horizonte. Dato relevante: estaba rodeada de agua del lado de afuera. En la peor crecida del siglo XIX (y tal vez la peor de la historia de la Ciudad), Buenos Aires no se inundó. Y es que la historia de las inundaciones es, al mismo tiempo, la del descenso de la Ciudad hacia los bajos: la parte inferior de la barranca del Plata, los valles de inundación de los arroyos.

Juan Manuel de Rosas empezó ocupando la zona de bañados de Palermo, en la costa del Río de la Plata, donde edificó su palacio. El lugar no era adecuado para eso, pero había una razón política: desde 1838, una armada francesa boqueaba el puerto de Buenos Aires. Más tarde se les unieron los ingleses y tuvimos el boqueo anglofrancés. Rosas tenía que demostrar que era capaz de afrontar cualquier contingencia y que era lo suficientemente macho como para ganarle a la naturaleza. “Hasta el barro cimarrón de Palermo y la tierra ingrata se conformaron a su voluntad”, dice Jorge Luis Borges de esa decisión.

A su caída (¡la de Rosas, por supuesto!) varios políticos, encabezados por Sarmiento, impulsan el proyecto de parquizar el bañado de Palermo. Lo que significa la mejor decisión posible. Una foto de Buenos Aires tomada desde la costa nos mostrará la cadena de parques que caracteriza la Ciudad. Casi todos esos espacios verdes están en el bajo de la barranca, en el sitio que podía tener un uso recreativo pero no habitacional. Recordemos que el Palermo de Thays llegaba hasta el borde del agua, que a fines del siglo XIX estaba en la hoy avenida Figueroa Alcorta.
Buenos Aires, ciudad inundable (por Antonio Elio Brailovsky)
Imagen:
Reconstrucción histórica de los límites naturales de la Ciudad de Buenos Aires área Retiro

Fuente:
Imagen extraida de
Memoria Visual
de Buenos Aires

Han sido décadas de irresponsabilidad las que llevaron a crear las condiciones para que cientos de miles de personas habitaran en terrenos inadecuados para vivienda. Tal vez haya sido el intendente Crespo (a quien honramos en el nombre de un barrio) el que inauguró la simpática actividad de lucrar con la inundación ajena. Crespo fue el impulsor de los loteos en el valle de inundación del arroyo Maldonado. Allí fueron a parar los obreros de una fábrica de calzado, acompañados enseguida por los pequeños comerciantes judíos.

Y una vez que hicimos el negocio de meter un montón de gente en tierras que no debían habitarse, llega el momento de hacer el negocio de la obra salvadora. En 1924 se proyecta el entubamiento del arroyo y se lo anuncia como la solución definitiva. En el casi un siglo que siguió, siempre se prometieron y realizaron obras públicas milagrosas que, en el mejor de los casos, sólo atenuaron un poco las crecidas. Y en el peor y más frecuente de los casos, las empeoraron. El entubamiento del arroyo Maldonado (hoy avenida Juan B. Justo) fue el mejor negocio para los especuladores y los vendedores de obras y el peor para los vecinos.

En una sociedad que se fascina por unas cuantas toneladas de cemento, es fácil convencer a la opinión pública que la obra más grande será, también la más efectiva. Al esconder el arroyo bajo el entubado negamos su existencia y pudimos hacer enormes negocios inmobiliarios con cientos de miles de personas ingenuas que creyeron que la obra se había hecho para protegerlas.

Por el contrario, un arroyo cualquiera se comporta en una crecida mucho peor si está entubado que si corre a cielo abierto. Las paredes del túnel, las columnas, el propio techo, frenan el escurrimiento y lo hacen mucho más lento que si lo hiciera en su cauce natural. Hoy el Maldonado inunda más que si no estuviera entubado. Y, por supuesto, inunda a más gente porque la falsa sensación de seguridad que dan estas obras, atrae más y más pobladores ingenuos que creen que la existencia de una ciudad hace desaparecer mágicamente los mecanismos de la naturaleza.

El negocio de vender primero terrenos inundables y después obras sobre ellos fue tan rentable, que se repitió con los demás arroyos: Vega, Medrano, White, Cildáñez, según el mismo modelo de comportamiento. Y con los mismos escasos resultados.
Buenos Aires, ciudad inundable (por Antonio Elio Brailovsky)

Imagen:
Av. Santa Fe inundada (altura Av. Juan B. Justo y arroyo Maldonado)

Frente a esta imagen recurrente: “¿Tiene sentido volver a cruzar la avenida Santa Fe con cuerdas y botes? ¿No será el momento de empezar a construir puentes peatonales?”, reflexiona el autor de la nota

(Fuente de la imagen desconocida)

Hay una cuestión de fondo que hace que seamos pesimistas con respecto a las soluciones milagrosas que cada vez escuchamos. Y es que un río o un arroyo no son comparables a calles llenas de agua. Todo río o arroyo cava con sus crecidas un área llamada “valle de inundación”, que es la que vuelve a ocupar cuando llueve por encima del promedio. De modo que hacer un caño de desagüe más o menos sofisticado es técnicamente viable. Pero modificar la topografía en una zona construida para elevarla, escapa a las posibilidades técnicas y económicas. Sólo que nadie quiere arruinar su carrera política diciendo la verdad.

Esta situación está agravándose rápidamente porque el cambio climático hace que cada vez llueva más en las zonas húmedas. Para peor, la mayor parte de nuestros decisores políticos no tiene la menor idea de las profundas implicancias de este fenómeno sobre nuestra vida cotidiana, y no les interesa conocerlas.

Con el correr de los años, las ciudades fueron creciendo, y en muchos casos lo hicieron sobre sus valles de inundación. En definitiva, eran zonas próximas, fáciles de ocupar y aun vacías. A veces se trataba de tierras públicas que podían ser ocupadas gratuitamente por migrantes que se hacían una casa precaria, con los materiales que encontraban a mano. Otras, eran tierras baratas que fueron loteadas por empresas inescrupulosas, toleradas por el poder público. En ocasiones, los propios gobiernos construyeron barrios de viviendas populares sobre tierras baratas, sujetas a crecidas. Una investigación que nos estamos debiendo es relevar todos los planes de vivienda social que se hicieron en el país para saber cuál es la proporción que se construyó en tierras bajo cota de inundación. En más ocasiones de las que puedo recordar, un ex funcionario me explicó: “Eran las tierras que teníamos”.

La urbanización de áreas inundables incluye historias de muy fuerte corrupción política y administrativa, ya que alguien tuvo que permitir el loteo de terrenos inadecuados para el uso urbano.
Buenos Aires, ciudad inundable (por Antonio Elio Brailovsky)

Imagen:
Av. Santa Fe y Humboldt inundada (área de influencia del arroyo Maldonado)

“Es necesario definir con claridad las zonas con riesgo de inundación y comenzar a actuar en ellas”, plantea el autor de la nota

(Fuente de la imagen desconocida)

Son, entonces, dos fenómenos paralelos que confluyen para asentar población en áreas inundables. Por una parte, los valles de inundación de los arroyos son la ubicación previsible de las villas miseria, las favelas, callampas o cantegriles de todo el continente. Simplemente, sus habitantes no tienen el acceso económico a tierras mejores. Pueden ser los amplios valles de inundación de los arroyos del Gran Buenos Aires, que a veces tienen una pendiente tan escasa que se requiere un ojo entrenado para detectar sus limites. O las zonas próximas al río Mapocho, en Santiago de Chile. O las profundas correderas que llevan al Guayre, en Caracas.

A partir de 1930, el proceso industrial acelera la urbanización vertiginosa y obliga a utilizar todos los espacios disponibles. Esto hace cada vez más fuerte la presión social y económica para ocupar los terrenos bajos: Buenos Aires debe crecer, sin que importe cómo ni dónde lo haga. La casi totalidad de la superficie del partido de Avellaneda es zona de riesgo.

Nos resultan importantes estos datos como reflejo de una sociedad que necesita ocupar todas las tierras posibles y que necesita creer en su capacidad ilimitada para dominar los fenómenos naturales. Por eso, después de cada obra de atenuación de crecidas se anuncia que se ha logrado “la solución definitiva”.
Pero lo sugestivo es que no son sólo los pobres los que se inundan. El descenso de las ciudades hacia los valles de inundación de ríos y arroyos es una parte muy importante de su proceso de expansión, y no fue tenido en cuenta en todas sus implicancias. Basta con ver en los diarios de este período las fotos de las inundaciones urbanas o ver también las fotografías de inundaciones actuales, que afectan viviendas construidas en este período.

En algunos casos se trata, previsiblemente, de viviendas autoconstruidas por pobladores marginales. Pero con mucha frecuencia nos encontramos con obras hechas por profesionales de la arquitectura y emplazadas en áreas inundables. El caso de varios de los countries de Pilar, que quedaron bajo el agua en una inundación reciente, es un buen ejemplo de lo que no debe hacerse y se hace todos los días. Por supuesto, todo el aparato normativo está pensado para facilitar esas operaciones. Para definir una línea de ribera (es decir, para saber si un terreno va a quedar adentro o afuera de la zona inundable) es necesario tener en cuenta las crecidas del último siglo. Las normas de la Provincia de Buenos Aires consideran que cien años es mucho y toman sólo 5 años. O sea que basta una breve temporada seca para poner en el mercado una gran superficie inundable y meter allí a todos los que confiaron.

Lo que nos lleva a pensar en términos de un cierto estilo de formación profesional que desestima todo lo que no puede incorporarse al tablero de dibujo. Precisamente, el ambiente (o, en este caso, los ritmos de la naturaleza) es aquello que cae fuera del tablero, pero debería caer adentro del proyecto.

El tema también hay que asociarlo al urbanismo y a la política urbana. Aceptar de una vez que las obras definitivas no existen, que en el mejor de los casos sólo podrán atenuar las crecidas, pero que los problemas subsistirán. Verlo de otra manera nos sirve para empezar a adaptar la Ciudad a su realidad inundable. Por ejemplo: ¿tiene sentido volver a cruzar la avenida Santa Fe con cuerdas y botes? ¿No será el momento de empezar a construir puentes peatonales? Después, las obras tal vez ayuden a que se usen una vez cada dos años en vez de usarlos dos veces en una semana.

Lo mismo con la electricidad. No tiene sentido seguir discutiendo cada vez si hay o no cortes preventivos en las zonas de riesgo. Es decir, si dejamos la gente a oscuras o si corremos el riesgo de que alguien muera electrocutado. En muchas zonas necesitamos tener luces de emergencia. Por supuesto, no se construye igual en sitios que se inundan que en otros que van a estar siempre secos. Hay que cambiar los Códigos de Edificación y de Planeamiento Urbano para adaptarlos a esa realidad. La primera y más urgente medida es definir con claridad las zonas con riesgo de inundación y comenzar a actuar en ellas.

Y cerramos esta nota volviendo al cine. En “Portero de Noche”, Dirk Bogarde y Charlotte Rampling nos muestran una perversa relación entre el carcelero y su víctima. Entre nosotros, las víctimas de las crecidas son quienes dan el mejor respaldo a quienes las inundaron. Porque definir un área como inundable equivale a hacer bajar el valor de la propiedad inmueble. En una sociedad en la que el valor de las propiedades es un bien más protegido que la vida, son muchos los inundados que no quieren este tipo de medidas y viven pendientes de la próxima (y tal vez inútil) obra mágica.

Acerca del autor del artículo
Antonio Elio Brailovsky es autor del libro “Buenos Aires, ciudad inundable”, publicado en coedición Kaicrón-Le Monde Diplomatique. Profesor Titular en las Universidades de Buenos Aires y Belgrano.

Contacto
antonioeliobrailovsky@yahoo.com.ar
eListas.net - Mis*eListas: abrailovsky: Archivo

Seguro?

La foto es de otra tormenta.

A mi lo que me llama la atencion es que desde el miercoles que estaban anunciadisima esta tormenta, hasta mismo ayer lo habian vuelto a anunciar… Entonces, sabiendo que tenemos como gobernador al inepto (que le hecha la culpa al agua) … Y estando en los dias feriados… ¿Por que dejan los autos (por ej) en zonas donde saben que se inunda siempre? (ej ciudad de la paz en belgrano) …

Creo tambien que falta mayor repercusion por parte de los medios… Es decir, si dicen “el martes tormentas” y a continuacion se ponen a hablar de la primcesa maxima… La gente no se va a tomar en serio la gravedad de la tormenta… Es como en EEUU… Cuando hay un tornado, no paran de anunciarlo y de preparar a la sociedad para ese momento…

Yo en mi casa, por ejemplo, desde que una vez se me taparon las rejillas y se me filtro todo el agua por los techos y las paredes (y me arruino la casa) aprendi a tomar algunas medidas preventivas basicas… Los patios los dejo sin hojas ni suciedades que cubran las rejillas, los techos los miro de vez en cuando si hay tormentas fuertes… O sea, uno debe tambien intentar resguardarse y dentro de lo posible minimizar esos daños (dejar el auto en una manzana que no se inunde la noche anterior, es basico!)…

Y pensar q algunos piensan q Macri es presidenciable, mamita

Bueno, River nunca…nunca…emmmmm

Lo de los puentes no se quejen, es obvio que pasa eso siempre, yo vivo al lado del puente de Yatay y desde que tengo conciencia que cuando llueve se inunda y a veces quedan autos atrapados :lol:

Igual una verguenza todo esto, no solo Macri, sino todos los anteriores que nunca hicieron una bosta. Por suerte por mi casa no se inundo nada, pero vos ves a la gente que si y te da una lastima terrible, se te arruinan todos los muebles, electrodomesticos, etc.

Así esta ahora el viaducto de Pedraza

Por lo menos ya están trabajando en drenar el agua

Inundaciones: una ciudad colapsada y en estado de emergencia

La fuerte tormenta que azotó a la Ciudad de Buenos Aires durante la madrugada dejó un tendal de 5 muertos (un trabajador del subte, dos personas en Saavedra, una en Villa Urquiza y otra en Villa del Parque), además de barrios enteros sin luz, anegaciones, servicios caídos y un largo etcétera.

El resultado fatal de las inundaciones no es producto de un avatar de la naturaleza, sino el resultado de una orientación social en la Ciudad que ha favorecido a los grandes especuladores inmobiliarios y a las grandes contratistas, en detrimento de las condiciones de vida de los vecinos y trabajadores de la Ciudad. Esta orientación, compartida por el gobierno nacional y el gobierno porteño, acordó entregar en la Legislatura las tierras públicas de la ciudad a “emprendedores privados”, mientras la infraestructura de la Ciudad se encuentra en una situación calamitosa y la crisis de la vivienda avanza a pasos agigantados.

En el caso de Saavedra, los vecinos del barrio Mitre denunciaron que producto de la construcción del shopping DOT (propiedad de IRSA), cuyo desagüe da directamente al barrio, se han incrementado las inundaciones al punto de generar un desquicio absoluto cada vez que llueve. Por esta razón, reclaman nuevas obras para el Arroyo Medrano, sin respuesta alguna por parte del gobierno porteño.

En tanto, las obras para el Arroyo Vega comenzaron recientemente tras varios trajinares entre Macri y los K a costa de los comerciantes y vecinos de Belgrano, pero recién estarán para dentro de tres años. Probablemente, como sucedió con el Arroyo Maldonado, estas obras se presten a enormes negociados, con presupuestos que no controla nadie. A esto se suma que ahora IRSA está construyendo un megashopping en los viejos terrenos ferroviarios en Palermo que producirá un colapso absoluto del barrio.

Las villas miserias y los asentamientos también sufren un descalabro absoluto cada vez que llueve, con calles anegadas, caída de los servicios básicos y, en varias ocasiones, derrumbes con resultados fatales. En este caso, a diferencia de lo prometido por los gobiernos, no hay ningún plan de urbanización o de obras que apunten a contener esta situación.

Ante las inundaciones ya consumadas, los funcionarios han faltado a su responsabilidad de estar al lado de los vecinos prestando la asistencia necesaria para dar resolución a los problemas de las familias porteñas afectadas. El Partido Obrero ya se encuentra movilizado junto a los vecinos en el barrio de Saavedra y otros barrios afectados para reclamar asistencia inmediata y al mismo tiempo brindar todo su apoyo.

El Partido Obrero de la Ciudad de Buenos Aires denuncia la responsabilidad del gobierno nacional y el gobierno porteño en el colapso de la Ciudad. Reclamamos la puesta en marcha urgente de un plan de obras, elaborado y supervisado por organizaciones ambientales y especialistas, junto a comisiones de vecinos. Reclamamos, asimismo, la inmediata urbanización de todas las villas miserias y asentamientos de la Ciudad. Por último, exigimos un resarcimiento para todos los vecinos y comerciantes que se ven seriamente afectados por las inundaciones.

Partido Obrero Capital

Inundaciones: una ciudad colapsada y en estado de emergencia : PARTIDO OBRERO

Por suerte Macri está controlando todo desde el exterior.

jajajja Ventura: " menos cirugia y mas baldecito, Lubertino"

Se te inundó el rancho ale? Te imagino con un pilotin amarillo nadando por ahí. Ahora dicen los vecinos de martelli por ej que en tecnópolis rompieron una cuenca y así ahora se inunda todo por esas zonas. Macri es un inútil total, un tipo que hace abuso de autoridad, que gasta recursos públicos en proselitismo, y demás, bah como hace el gobierno, pero en la pcia de danielito también se inundó todo eh ojo al piojo.