Por el freno a la importación, comienzan a cerrar locales

Sí, bueno, Gian… pero el tema es que para fomentar la industria nacional, no queda otra que caer en el proteccionismo temporal, hasta que esta industria cobre vuelo. En ese sentido no veo mal la medida. Con respecto a nuestros socios del Mercosur (Uruguay y Brasil)… por el lado de Uruguay no veo que pudiese haber tanto problema. Brasil es otra cosa, es un gigante de 200 millones de habitantes que inclusive sigue teniendo industrias cuya competitividad se debe a malas condiciones laborales de sus empleados, cuando directamente no explotan trabajo infantil en algunos casos puntuales. Es muy jodido así que tengas posibilidades de competir mano a mano, ¿qué hacemos contra eso? ¿Nos ponemos a explotar pibes o a pagar miseria? No sirve. Ahora, siendo como son socios del Mercosur, no me cabe la menor duda de que se pueden llegar a cierto tipo de acuerdos con ellos. Pero hay ciertas cosas que ya no van.

Unos mensajes más atrás tiré la fabricación de cuchillos y tenedores como ejemplo. Loco, vas a los supermercados y es todo Tramontina y todo “made in Brasil”. ¿No sabemos fabricar acero inoxidable y manguitos de madera?

Como ya dije, me calienta muy poco el iPhone, porque por ahora no hay tecnología suficiente como para producir un aparato de esas características, con lo cual, el hecho de que entre o no un iPhone no va a sacar puestos de trabajo para gente que produzca algo similar y no va a perjudicar a ninguna industria. Ahora, en esta medida es en la que creo que estuve más cerca del kirchnerismo en TODO su gobierno. Argentina tiene la capacidad, tiene gente que lo puede hacer, tiene el conocimiento, tiene absolutamente todo. Si no se hace es, por un lado, por una nueva generación de empresarios que lamentablemente no nació en la época de la GRAN INDUSTRIA NACIONAL (así con mayúsculas) y que todo lo que trata de hacer es obtener el máximo beneficio con la mínima inversión, con la mínima cantidad posible de empleados, y si es posible, precarizando sus condiciones laborales y demás etcéteras. Y quizás tenés gente dispuesta a transformarse en industriales, pero ahí tenés el segundo problema: un montón de gobiernos que se dedicaron a ignorar sistemáticamente la posibilidad de tener una industria que abastezca el mercado interno y exporte.

Si este gobierno se propone REALMENTE alentar a la industria nacional, se merece un reconocimiento, porque hasta ahora y con muy pocas excepciones (la única, Alfonsín) me la pasé viendo gobiernos cipayos a los cuales lo único que les interesaba era estar bien con los amigotes ingleses y yanquis mientras nuestro país veía cerradas las cortinas de las fábricas una atrás de la otra para beneficiar el negociado de cuanto culeado hubiese a mano con guita como para pagar 5 centavos por traer cosas de la China y venderlas acá a 30 mangos. Entonces, si la alternativa a eso es bancarse cuchillos a los cuales al principio se les salga el manguito de madera a los dos meses de uso hasta que estemos de nuevo en condiciones de producirlos de buena calidad, prefiero comprar los cuchillos argentinos, que sé que mi compra le va a dar de morfar a la gente que labure en esa fábrica produciéndolos, y que José Tramontina junte todos sus cuchillitos, tenedores, cucharas y cucharitas ya preparados para el envío a la Argentina y se los meta uno por uno en el upite. Y si eso a Brasil le molesta, es sencillo, es decirle: mirá, Dilma, hablá con José Tramontina y convencelo que ponga una fábrica acá, así vende sus cuchillitos acá con mano de obra argentina, porque nosotros ahora estamos necesitando generar producción propia y empleo propio. Brasil es un país MUY AMIGO (exceptuando la rivalidad futbolística, los brasileros tienen la mejor onda con nosotros) y estimo que no se va a negar a un pedido de ese tipo hecho amablemente y con las explicaciones del caso.

Acá la cuestión nuestra con Brasil tiene que ser ver en cómo podemos funcionar como bloque y beneficiarnos en las ventas para afuera del mismo, no en tratar de boicotearnos la industria nacional unos a otros. No sirve así, nos dividimos y cuando los hermanos se pelean… ya sabés lo que decía el Martín Fierro.

Abrazos, Martín.

PD.: Otra de las boludeces que leo a cada rato (no lo digo por vos, sino por los diarios y todo eso) es que Argentina no tiene “mercado interno” suficiente como para que a los industriales del extranjero les sea rentable radicarse en Argentina e invertir en la producción local. Tenemos CUARENTA MILLONES DE PERSONAS. Déjense de mentirle a la gente, por favooooooor.

Sí, todo eso que remarcaste también es verdad. Lo único que no quiero es que el proteccionismo lentamente se transforme en aislamiento y cerrarle las puertas a todos, porque así el país va a salir perdiendo. Otra cosa que espero es que el proteccionismo no lleve al Gobierno a meter mano en todo, tanta presencia estatal muchas veces se traduce en grandes ineficiencias en el mercado. Mientras el proteccionismo no sea poner excesivas restricciones o distanciarnos de todos los socios y venga acompañado de más inversión, es una medida a priori, buena, pero hay que estar atentos, porque con Moreno y compañía nunca se sabe.

Por otro lado, entiendo totalmente lo que remarcaste con el ejemplo de Tramontina. Pero insisto, me parece extremadamente injusto con el consumidor que quiere la más alta calidad y tiene el dinero para pagarla. Ese consumidor tiene todo el derecho del mundo de comprar Tramontina sin ningún problema. Esto es economía de mercado y el consumidor busca obtener la mayor utilidad posible de un producto con su dinero, las cosas son así. No sé, me parece injusto que se cierre total y absolutamente esa otra alternativa, porque sino ese consumidor va a sentir que su dinero no tiene valor para poder adquirir lo que quiere. Si hay un tipo que no quiere comer con un cuchillo al que se le salga el manguito durante dos meses, ¿cuál es el problema que pueda comprar Tramontina? Insisto mucho en este punto, Martín, porque defiendo mucho la libertad de consumo del cliente, creo que cada uno con su dinero tiene derecho a comprar lo que quiere, y si gracias al trabajo, ese tipo generó suficiente dinero para acceder a lo mejor, con qué autoridad el Gobierno le va a decir a alguien que se joda y use unos cuchillos terribles. Además, ¿cuál sería el problema si seguramente la gran mayoría de personas comprarían los cuchillos y tenedores nacionales? Comprar Tramontina sería una opción para un segmento del mercado mucho más reducido, un cliente elitista, de los que no abundan.

Como dije en otro post, la situación del mundo hoy nos obliga a una actitud un poco mas proteccionista. El tema es que se se esta cerrando en demasía la importación por una cuestión que excede al problema comercial. O sea que desde ese punto de vista, si se puede decir que se esta tapando un agujero, que es la brecha de dólares para el 2012 de la economía. Se necesitan muchos dolares fundamentalmente para financiar la fuga de capitales, y para pagar deuda. 2 problemas que son ajenos a la cuestión de la política comercial. La fuga de capitales el gobierno lo intenta frenar con los controles cambiarios, pero no la va poder interrumpir totalmente. En lo que respecta a la deuda, no tiene alternativa a juntar las divisas y pagar.

Entonces el gobierno para estar tranquilo de que va a poder afrontar los pagos de deuda sin quemar reservas, se ve obligado a pisar con todo las importaciones y así asegurarse un superavit comercial grande. En lo comercial, el problema de déficit grave lo tenemos con Brasil irónicamente, pero en general todavía estamos bien, aunque no tanto como antes porque la economía se encareció mucho debido a la inflación.

El problema fundamental es ese, la inflación es mucho mas alta que el ritmo devaluatorio en los últimos 4 años, entonces la perdida de competitividad es muy acelerada. Irónicamente Brasil, teniendo una inflación baja, sufrió un problema similar debido a la brutal apreciación nominal de su moneda desde 2009 para acá, y se vio obligado a bajar las tasas y devaluar un poco el real en los últimos meses para acomodar la cosa. Nosotros no tenemos una salida tan fácil lamentablemente.

Saludos


Lo que describís es lo que pasa en un modelo abierto con tipo de cambio alto, nominalmente se permite el ingreso a todo tipo de productos , pero en la práctica entran pocos bienes suntuarios debido a que son poco accesibles al consumidor medio. Entonces la balanza comercial sigue siendo positiva, sin necesidad de cerrar la economía. Era mas o menos lo que teníamos en Argentina hasta 2007. Lo que sucede es que la inflación de los últimos años fue tan alta que nuestro tipo de cambio real se aprecio mucho, y ahora con la devaluación de Brasil todavía peor.


El mercado interno, no solo por la población sino por la capacidad de consumo es lo suficientemente grande. Mas teniendo en cuenta que el mercosur es como una extensión de ese mercado interno a fines prácticos. Pero es importante también que las industrias que se radiquen acá se orienten aunque se parcialmente a la exportación, para ayudar a compensar la balanza comercial y lograr especialización productiva. Algo de eso ya existe, por ejemplo con las VW Amarok o las Mercedes Sprinter, 2 productos que se fabrican desde la Argentina y se exportan al mercado mundial, pero que tienen alta demanda regional.

Lo otro que es imprescindible, es desarrollar las industrias subsidiarias. Tenemos una debilidad muy grande en la producción de bienes intermedios, el caso mas típico es la industria autopartista. Esa si necesita un régimen de protección especial, porque si uno protege el producto terminado, pero permite la libre importación de insumos y bienes intermedios, nunca va a desarrollar la cadena de valor nacional.

Comparto. Igualmente, yo tengo entendido que grandes automotoras, como VW, tienen una especie de aduana propia, con lo cual no tienen ninguna traba para entrar autopartes. Si alguien sabe algo al respecto de esto, por favor eche luz, ya que me lo dijo el novio de mi hermana, que trabaja en la mismisima aduana de VW pero que, a la vez, es un pelotudo.

Enredados: dependiente de las importaciones, la industria local está presa de los controles
Las restricciones al ingreso de bienes extranjeros al país, en caso de ser generalizadas, pueden dañar el proceso productivo local, acelerar la inflación y, a largo plazo, disminuir las exportaciones argentinas
Por Carlos Manzoni | LA NACION
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Infografía: Sectores afectados por el control

Un consumidor nacionalista a ultranza puede inflar el pecho cada día al ver en la botella de su gaseosa preferida, en el envoltorio de sus chicles de siempre o en el paquete de galletitas que come desde su infancia la leyenda “Hecho en la Argentina”. Su orgullo aumentará al conducir un auto fabricado en el país, con la ropa que luce, el celular que acaba de comprar y la pintura con la que renovó las paredes de su casa. Sin embargo, el hombre quizá pase por alto que la mayoría de los insumos con los que se elaboran esos artículos, al igual que las máquinas que se usan en su proceso productivo, son importados y no tienen sustitutos locales.

Esta es la realidad de la industria local hoy, en un país donde 82% de lo que se importa son bienes indispensables para la producción. De los US$ 73.922 millones que se gastaron en compras externas en 2011, 20% son imputables a bienes de capital; 29%, en bienes intermedios; 19%, en piezas y accesorios para bienes de capital; 9%, en combustibles, y 8%, en vehículos. Sólo 11% fue a bienes de consumo final.

Obstaculizadas por controles excesivos y sometidas desde el miércoles último a un estricto análisis duplicado entre la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno, y la Administración Nacional de Ingresos Públicos (AFIP), dirigida por Ricardo Echegaray, las importaciones tejen una telaraña vital en la industria nacional, que luego nutre no sólo el mercado interno, sino también gran parte de las exportaciones que se traducen en divisas.

Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com y ex subsecretario de Industria, dice que hoy las cadenas productivas están mucho más internacionalizadas que antes, por lo que es casi imposible no tener algo importado en la elaboración de un bien. “Por eso, el examen exhaustivo sobre el ingreso de las importaciones va a afectar a todas las actividades”, señala.

En la Argentina no se fabrica un solo motor para automóviles ni un sistema de frenos; vienen de Brasil, Alemania y Japón. Tampoco los airbags o los cinturones de seguridad. Basta que falte una sola de estas partes para que la línea de producción se paralice, como pasó en Fiat hace poco más de un mes. Tres cuartas partes de lo que se requiere para armar un automóvil es extranjero, junto con varias de las máquinas que se usan para producir el propio auto o algunas de las piezas que integran el 25% local.

En tanto, lo único fatto in casa que tienen los celulares que se ensamblan en Tierra del Fuego es el manual y el empaque. El resto llega desde China y Corea. Al igual que las pantallas de plasma, LCD y LED, que, “jamás se harán acá”, según afirman desde una importante firma del sector.

Según los economistas, lo que mueve a las importaciones es la actividad y que por cada punto de crecimiento del PBI se requieren entre tres y cuatro puntos de compras externas. Mariano Kestelboim, director ejecutivo de la Fundación Pro Tejer, se muestra confiado en que los controles no afectarán a la producción, y dice que lo que se ha fomentado desde 2007 es la compra externa de bienes de capital e intermedios, a diferencia de lo que sucedía en los 90, cuando 18% de lo importado correspondía a bienes de consumo.

Un análisis de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), dirigida por Marcelo Elizondo, muestra que entre 2005 y 2011, las importaciones crecieron 157%, a un ritmo promedio de 26% anual. Pero el mismo trabajo advierte que, a partir de agosto del año pasado, las importaciones fueron cada mes menores a las del año anterior. “Esto marca la influencia de los límites y las trabas gubernamentales”, señala.

Pero no hay que descartar que la desaceleración también sea fruto de una caída en el nivel de actividad, como aseveran otros economistas.

Sea cual fuere el motivo, varios de los analistas consultados coinciden en que restringir las importaciones es un error. Marcela Cristini, de FIEL, comenta que, en contraste con lo que intentan otros países, un problema recurrente de la Argentina ha sido el uso de las restricciones al comercio exterior con objetivos macroeconómicos (ahorrar divisas) y antiinflacionarios.

Carlos Magariños, ex director de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial , opina que al rígido control actual hay que mirarlo en clave financiera, no industrial. “Si la intención fuera impulsar la producción local -dice-, lo que se debería hacer sería aplicar un criterio selectivo, para promover que algún sector desarrolle una tecnología determinada, la incorpore, la fabrique aquí y se convierta en proveedor de una cadena global de valor.”

Ahora bien, la medida de Moreno tampoco sirve para lograr el objetivo de mantener un saldo positivo de US$ 10.000 millones en la balanza comercial. Sucede que, explica Cristini, se ahorran divisas en el corto plazo, pero se pierden las que entrarían en un futuro vía exportaciones, que ya no serán posibles por la falta de insumos y maquinaria extranjera.

Es allí donde hace hincapié Marcelo Elizondo, director de DNI, ya que prevé mayores presiones sobre las importaciones de aquello que impacta directamente en la producción y la actividad, como los bienes de capital, los intermedios o las piezas y partes. “El Gobierno pondrá su mirada ahí, porque si limita el ingreso de bienes de consumo corre el riesgo de que se dispare aún más la inflación”, explica Elizondo.

Grandes aportantes de divisas, como el agro o las petroleras, sufrirán las consecuencias de esta política. Están faltando, entre otros, maquinarias agrícolas y bienes de capital para fabricarlas, máquinas para insumos petroleros y equipos para la industria maderera (que nutre a la celulósica), como minitractores, minilavadores y motobombas a explosión. Hay más: reactivos de diagnóstico, infinidad de medicamentos, componentes químicos para pinturas y hasta la vacuna contra la gripe.

REPRESALIAS

Esta parálisis productiva no sería lo único que afectaría a las exportaciones: muchos socios del país podrían dejar de comprar en represalia por las trabas impuestas al ingreso de sus productos.

Además, existe aquí una deficiencia estructural con los insumos básicos, porque, según un informe de Abeceb.com, en los últimos 10 años no hubo inversiones en ese rubro (salvo el caso de Techint o Aluar), mientras que Brasil creció muchísimo. El sector petroquímico del principal socio del Mercosur, por ejemplo, ha recibido las mayores inversiones en la última década.

Hay bienes que jamás se producirán en el país, por una cuestión de cadenas globales (ver recuadro) y otros que, si bien se pueden hacer acá, necesitan un tiempo para poder empezar a sustituir lo que se importa. La clave para eso es la inversión, pero ¿qué empresa invertirá en un país donde no hay financiamiento y donde no sabe si le cambiarán las reglas de juego? “Hay que tener en cuenta -analiza Sica- que el Gobierno mañana puede dejar de tener el dólar como prioridad y abrir la importación. En ese caso, lo local deja de ser competitivo.”

En el sector alimentario, el 100% del cacao es importado, la mayor parte de Africa (el resto, de Brasil). Sin él, sería imposible elaborar varias de las golosinas y las galletitas más vendidas en el país. En bebidas, el saborizante de las aguas y gaseosas más consumidas viene de Estados Unidos y no tiene sustituto local.

La cerveza, que creció en los últimos años hasta llegar a un consumo de 44 litros per cápita al año, necesita que se importe desde Uruguay 6% de la malta y 15% del arroz que se usa para elaborarla, y 80% del lúpulo, desde Estados Unidos y Alemania. Además de algunas máquinas, gran parte de levadura, tapas y etiquetas vienen de afuera. Los fabricantes de cigarrillos, en tanto, importan el acetato para los filtros, el papel para enrollarlos, el cartón, el polipropileno y la tira abridora de los paquetes. Además, la maquinaria para armarlos viene de Italia y Alemania. Nada de esto se puede sustituir localmente.

El alto grado de integración extranjera en la industria local hace imposible restringir las importaciones sin golpear el núcleo productivo. Una cosa es el kiwi neozelandés, pero otra muy distinta una máquina de corte alemana. Cristini destaca que, pese a que la historia ha demostrado la ineficiencia de estas políticas, los gobiernos han caído en ellas por agotamiento de otros recursos, como cuentas fiscales comprometidas o política monetaria dominada por la fiscal.

Con la colaboración de Katherine Villavicencio y Florencia Donovan .

Enredados: dependiente de las importaciones, la industria local está presa de los controles - 05.02.2012 - lanacion.com

Je ayer leí esa nota en el suple económico de LN ( mis viejos lo compran :stuck_out_tongue: ) y me acordé de vos, gian. Es asqueroso el lobby de ese suplemente, todas las notas de tapa eran contra la intervención del estado en la economía.

EL problema de ese tipo de notas es que proponen como solución la apertura financiera. Eso en el largo plazo por si solo no soluciona nada, como digo, entran una burrada de dolares que permiten financiar el desequilibrio. En el corto plazo la economía crece fuerte, baja la inflación, no hay falta de dólares, todo muy lindo. Pero a los 3-4 años, tu balanza comercial se deteriora completamente por el brutal incremento de las importaciones, y el poco dinamismo de las expo. Tenes un déficit importante, aun con soja y todo. Brasil por ejemplo tuvo déficit comercial en Enero. Eso habla a las claras como un modelo tan aperturista en lo financiero puede ser un problema. Y encima para ese momento, seguro el mundo desarrollado esta creciendo mas fuerte, lo que va a traer aparejado tasas de interés crecientes. Esas tasas crecientes van a ser un peso cada vez mas grande en la economía domestica, ya que va a tener que poner lo mismo mas un “premium” para sostener el ingreso de capitales. Y cuando nos dimos cuenta, pasaron 7-8 años, nuestro tejido industrial se estanco o retrocedió, nos queda una deuda brutal en divisa extranjera, y nadie nos sale al rescate. Otra vez sopa.

La argentina solo puede salir nuevamente a los mercados de capitales, (en caso de que lo necesite porque el ahorro endógeno es insuficiente para sostener la inversión, cosa que es discutible) una vez que ya haya hecho las transformaciones estructurales, sino todo lo que va a entrar de plata es timba, y va a servir para perpetuar el atraso. Se puede crecer con financiamiento externo, así por ejemplo lo hizo Corea del Sur, pero primero estableció las reglas de juego y su apertura fue gradual y dirigida a financiar a los conglomerados industriales, no a consumo o a especulación.

Dicho esto, el gobierno no puede mantener cerradas de esta manera las importaciones. Tiene que dejar ir el dolar, y eso las va a restringir automáticamente, sin necesidad de cerrar nada. Y levantar el acelerador en el crecimiento del gasto. Si, esto es mas costoso a corto plazo, pero la economía tiene que converger a una tasa de crecimiento un poco mas baja, e ir tratando de frenar la inflación. Hay que reestablecer la robustez macroeconómica, eso es lo primero. Un objetivo de crecimiento del 5-6% anual sería razonable, el mundo ya hoy no nos permite sostener tasas del 8-9 %, principalmente porque Brasil se esta frenando.

Darth nisis, me podrias explicar entonces, porque brasil mantiene la inflacion baja y estable, mientras la nuestra sube y sube?

Debe ser una aduana domiciliaria. No tiene ningún beneficio en derechos de impo/expo, sino que la A.N.A las autoriza para las empresas que tienen muchos despachos diarios. Un ejemplo es la aduana domiciliaria que tiene la bodega Peñaflor en Mendoza.

Yo me estoy guardando todos los post de Darth Niss en este subforo en un Word, algún día los voy a publicar.

Muy buena nota. Igual, menciona importaciones que son importantes pero no dice si se van a limitar. Me refiero específicamente al penúltimo y antepenúltimo párrafo. Es como que da a entender que se van a prohibir pero sin dar seguridad de ello. Después, las conclusiones teóricas a las que llegan los especialistas son muy buenas desde mi punto de vista.


Un consumidor nacionalista a ultranza puede inflar el pecho cada día al ver en la botella de su gaseosa preferida, en el envoltorio de sus chicles de siempre o en el paquete de galletitas que come desde su infancia la leyenda “Hecho en la Argentina”. Su orgullo aumentará al conducir un auto fabricado en el país, con la ropa que luce, el celular que acaba de comprar y la pintura con la que renovó las paredes de su casa. Sin embargo, el hombre quizá pase por alto que la mayoría de los insumos con los que se elaboran esos artículos, al igual que las máquinas que se usan en su proceso productivo, son importados y no tienen sustitutos locales.

Esta es la realidad de la industria local hoy, en un país donde 82% de lo que se importa son bienes indispensables para la producción. De los US$ 73.922 millones que se gastaron en compras externas en 2011, 20% son imputables a bienes de capital; 29%, en bienes intermedios; 19%, en piezas y accesorios para bienes de capital; 9%, en combustibles, y 8%, en vehículos. Sólo 11% fue a bienes de consumo final.

Obstaculizadas por controles excesivos y sometidas desde el miércoles último a un estricto análisis duplicado entre la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno, y la Administración Nacional de Ingresos Públicos (AFIP), dirigida por Ricardo Echegaray, las importaciones tejen una telaraña vital en la industria nacional, que luego nutre no sólo el mercado interno, sino también gran parte de las exportaciones que se traducen en divisas.

Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com y ex subsecretario de Industria, dice que hoy las cadenas productivas están mucho más internacionalizadas que antes, por lo que es casi imposible no tener algo importado en la elaboración de un bien. “Por eso, el examen exhaustivo sobre el ingreso de las importaciones va a afectar a todas las actividades”, señala.

En la Argentina no se fabrica un solo motor para automóviles ni un sistema de frenos; vienen de Brasil, Alemania y Japón. Tampoco los airbags o los cinturones de seguridad. Basta que falte una sola de estas partes para que la línea de producción se paralice, como pasó en Fiat hace poco más de un mes. Tres cuartas partes de lo que se requiere para armar un automóvil es extranjero, junto con varias de las máquinas que se usan para producir el propio auto o algunas de las piezas que integran el 25% local.

En tanto, lo único fatto in casa que tienen los celulares que se ensamblan en Tierra del Fuego es el manual y el empaque. El resto llega desde China y Corea. Al igual que las pantallas de plasma, LCD y LED, que, “jamás se harán acá”, según afirman desde una importante firma del sector.

Según los economistas, lo que mueve a las importaciones es la actividad y que por cada punto de crecimiento del PBI se requieren entre tres y cuatro puntos de compras externas. Mariano Kestelboim, director ejecutivo de la Fundación Pro Tejer, se muestra confiado en que los controles no afectarán a la producción, y dice que lo que se ha fomentado desde 2007 es la compra externa de bienes de capital e intermedios, a diferencia de lo que sucedía en los 90, cuando 18% de lo importado correspondía a bienes de consumo.

Un análisis de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), dirigida por Marcelo Elizondo, muestra que entre 2005 y 2011, las importaciones crecieron 157%, a un ritmo promedio de 26% anual. Pero el mismo trabajo advierte que, a partir de agosto del año pasado, las importaciones fueron cada mes menores a las del año anterior. “Esto marca la influencia de los límites y las trabas gubernamentales”, señala.

Pero no hay que descartar que la desaceleración también sea fruto de una caída en el nivel de actividad, como aseveran otros economistas.

Sea cual fuere el motivo, varios de los analistas consultados coinciden en que restringir las importaciones es un error. Marcela Cristini, de FIEL, comenta que, en contraste con lo que intentan otros países, un problema recurrente de la Argentina ha sido el uso de las restricciones al comercio exterior con objetivos macroeconómicos (ahorrar divisas) y antiinflacionarios.

Carlos Magariños, ex director de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial , opina que al rígido control actual hay que mirarlo en clave financiera, no industrial. “Si la intención fuera impulsar la producción local -dice-, lo que se debería hacer sería aplicar un criterio selectivo, para promover que algún sector desarrolle una tecnología determinada, la incorpore, la fabrique aquí y se convierta en proveedor de una cadena global de valor.”

Ahora bien, la medida de Moreno tampoco sirve para lograr el objetivo de mantener un saldo positivo de US$ 10.000 millones en la balanza comercial. Sucede que, explica Cristini, se ahorran divisas en el corto plazo, pero se pierden las que entrarían en un futuro vía exportaciones, que ya no serán posibles por la falta de insumos y maquinaria extranjera.

Es allí donde hace hincapié Marcelo Elizondo, director de DNI, ya que prevé mayores presiones sobre las importaciones de aquello que impacta directamente en la producción y la actividad, como los bienes de capital, los intermedios o las piezas y partes. “El Gobierno pondrá su mirada ahí, porque si limita el ingreso de bienes de consumo corre el riesgo de que se dispare aún más la inflación”, explica Elizondo.

Grandes aportantes de divisas, como el agro o las petroleras, sufrirán las consecuencias de esta política. Están faltando, entre otros, maquinarias agrícolas y bienes de capital para fabricarlas, máquinas para insumos petroleros y equipos para la industria maderera (que nutre a la celulósica), como minitractores, minilavadores y motobombas a explosión. Hay más: reactivos de diagnóstico, infinidad de medicamentos, componentes químicos para pinturas y hasta la vacuna contra la gripe.

REPRESALIAS

Esta parálisis productiva no sería lo único que afectaría a las exportaciones: muchos socios del país podrían dejar de comprar en represalia por las trabas impuestas al ingreso de sus productos.

Además, existe aquí una deficiencia estructural con los insumos básicos, porque, según un informe de Abeceb.com, en los últimos 10 años no hubo inversiones en ese rubro (salvo el caso de Techint o Aluar), mientras que Brasil creció muchísimo. El sector petroquímico del principal socio del Mercosur, por ejemplo, ha recibido las mayores inversiones en la última década.

Hay bienes que jamás se producirán en el país, por una cuestión de cadenas globales (ver recuadro) y otros que, si bien se pueden hacer acá, necesitan un tiempo para poder empezar a sustituir lo que se importa. La clave para eso es la inversión, pero ¿qué empresa invertirá en un país donde no hay financiamiento y donde no sabe si le cambiarán las reglas de juego? “Hay que tener en cuenta -analiza Sica- que el Gobierno mañana puede dejar de tener el dólar como prioridad y abrir la importación. En ese caso, lo local deja de ser competitivo.”

En el sector alimentario, el 100% del cacao es importado, la mayor parte de Africa (el resto, de Brasil). Sin él, sería imposible elaborar varias de las golosinas y las galletitas más vendidas en el país. En bebidas, el saborizante de las aguas y gaseosas más consumidas viene de Estados Unidos y no tiene sustituto local.

La cerveza, que creció en los últimos años hasta llegar a un consumo de 44 litros per cápita al año, necesita que se importe desde Uruguay 6% de la malta y 15% del arroz que se usa para elaborarla, y 80% del lúpulo, desde Estados Unidos y Alemania. Además de algunas máquinas, gran parte de levadura, tapas y etiquetas vienen de afuera. Los fabricantes de cigarrillos, en tanto, importan el acetato para los filtros, el papel para enrollarlos, el cartón, el polipropileno y la tira abridora de los paquetes. Además, la maquinaria para armarlos viene de Italia y Alemania. Nada de esto se puede sustituir localmente.

El alto grado de integración extranjera en la industria local hace imposible restringir las importaciones sin golpear el núcleo productivo. Una cosa es el kiwi neozelandés, pero otra muy distinta una máquina de corte alemana. Cristini destaca que, pese a que la historia ha demostrado la ineficiencia de estas políticas, los gobiernos han caído en ellas por agotamiento de otros recursos, como cuentas fiscales comprometidas o política monetaria dominada por la fiscal.

Básicamente porque deja flotar la moneda, y tiene una política monetaria un poco mas conservadora, sumado a la apertura financiera. Las 3 cosas van de la mano. Nosotros hasta el 2007-2008, para sostener el valor del dolar en un nivel alto, teníamos que comprar el exceso de dólares, y eso implica mucha emisión de pesos. Si vos no compras ese exceso de dólares, lo que sucede es que el dolar baja. En vez de valer 3.15 como valía en ese momento, podría haber llegado a 2.50 o 2 pesos. La combinación de menor emisión de pesos, mas una moneda que se va apreciando ( y por ende abaratando constantemente el precio de los productos importados), te permite crecer fuerte con una inflación baja, ya que ambos factores contienen el crecimiento de precios.

Pero el problema es que aun teniendo baja inflación, tu economía, debido a la entrada de capitales y el efecto de apreciación de tu moneda, se encarece rápidamente. El consumidor no lo nota, pero los exportadores industriales lo sufren cada vez mas. La industria que abastece al mercado doméstico puede notarlo menos, pero cuando llega a su techo de crecimiento, y no hay facil salida exportable debido a los altos costos, tenes un problema. Esto es díficil de evitar, no hay soluciones mágicas. Es cierto que ellos via tasa de interes pueden mas o menos manejar los movimientos de capitales (aunque es muy complicado, mas en un mundo con incertidumbre), y de hecho estan tratando de revertir un poco la situación, pero la cagada ya esta hecha.

Volviendo al caso Argentino, hay mecanismos para neutralizar esa alta emisión derivada de la política de sostener el dolar alto, pero no son muy efectivos. A eso le sumas una política de crecimiento salarial y de gasto público muy expansiva, y eso alimenta la inflación. Lo que sucede es que esta política tan expansiva del gobierno en su momento era necesaria porque estábamos saliendo del pozo. Hoy ya creo que llegamos a un nivel donde podemos intentar crecer mas despacio pero en forma sostenida, y no exponernos a un porrazo. Tenemos que conseguir que el principal impulsor de la demanda agregada vuelva a ser la inversión. Eso permitiría llevar la tasa de inflación a un nivel mas sostenible, en ideal no mayor a los 7-8 puntos. Vuelvo a repetir, la apertura financiera no va a elevar mágicamente los niveles de inversión. Durante los 90, la inversión general fue pobre teniendo en cuenta del ritmo de crecimiento de la economía. Sacando los sectores de servicios que crecieron mucho, (debido a la modernización y la alta rentabilidad que otorgaba la moneda fuerte), tanto el sector industrial como el primario estaban bastante estancados. El principal sosten del crecimiento era el déficit público y el consumo. Una combinación nefasta a largo plazo.

Darth Nisis es un crack. Juro que le entiendo mas a èl que a todos los mamertos que escucho desfilando por los medios. Ademas lo creo bien objetivo para comunicar sus pensamientos. Sos mi economista de cabecera flaco, no me hagas decir boludeces que yo, que no entiendo nada de economia, repito lo que entiendo de lo que vos nos explicas.

:mrgreen::mrgreen:

tiene razon el abogado

y de fútbol repetis lo que te explica alguien?

Lo que opina tu hermana cuando la saco a pasear en la verga, cordobes…

debe ser un paseo corto entonces

presi, tené la dignidad de seguir las discusiones que empezás, no vale si tirás una consigna de 2 líneas y después desaparecés :evil:

Acá te dejo un ejemplo:

La Argentina comenzará a producir baterías de litio este año

Pero paseo al fin…:mrgreen:

La economía no es una ciencia tan dificil, lo que pasa es que se la mistifica mucho. Y tiene una terminología tecnica bastante extensa, que trato de evitarla porque sino nadie va a entender una goma de lo que pongo. :mrgreen:

Un problema que tienen muchos economistas en los diarios es que escriben para otros economistas. En un diario especializado esta bien, pero en una columna de un diario mas general hay que tratar de bajarlo a la tierra.

Igual yo doy mi vision personal, en temas como el desarrollo económico hay 500 corrientes, no vas a encontrar 2 tipos que se pongan de acuerdo en todo.