Las ahora columnas del Moishe Borinsky

Bueno, acabo de escuchar a Castillo decir que River contrató de Farinella como asesor periodístico. Ya no hace falta decir más nada sobre este tipo.

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Venimos de perder la copa en 8vos, la copa argentina en 16vos, una copa de la liga regalada, este año le ganamos a equipos del ascenso nomas…

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Se aseguró el sobre. Listo, volvió a la época de aguilar. Gordo nefasto.

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Siempre fue un gordo nefasto este engendro humano.
No tenemos un puto periodista que sea imparcial y realmente tenga una opinión independiente sobre el club y desnude los negocio s turbios del manager, la improvisación del técnico y sus ayudantes o la baja calidad de algunos integrantes del plantel, amén de opinar seriamente sobre la dirigencia.

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Que gordo asqueroso es una mezcla entre Kingpin y Jorge Blackcri

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¿Cómo andan esas coronarias, Leito? ¿Ningún bypass o stent que contar?

Volvieron las épocas de Aguilarcha recargadas, hijos de re mil putas

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HOLA RIVER

El poder de los números

Hablando de la exigencia desmedida, reflexión que generó mucho impacto en nuestro espacio holarivernl@clarin.com.ar, una cosa es proponer serenidad en la revisión de lo nuestro y otra pasarse de pancho. Por primera vez en mucho tiempo tal vez estemos pasando por una etapa en la que son mejores los resultados que el rendimiento del equipo.

River jugó en Avellaneda un segundo tiempo aceptable después de un primero muy flojo, en el que nos superaron con claridad en todo menos en el resultado. No es común: veníamos arrancando bien y declinando en las segundas partes, lo que algunos vieron como una complicación física que no parece real. Más bien hay una cuestión de concentración o de entender qué nos estamos jugando. Insisto, es una sensación y es por momentos.

La conclusión es que vemos un equipo que por el momento no nos completa. Buscando una explicación al rendimiento en Avellaneda, puede pasar que sea el compromiso que se tiene en un partido normal de campeonato antes de una final, que es lo que tenemos el miércoles en Córdoba. Todo puede ser.

Veníamos acostumbrados a ver un equipo que jugaba muy bien y no siempre conseguía los resultados que merecía. Esta vez ocurrió lo contrario. Borja aprovechó el momento de dulzura que está viviendo y pateó al arco en una de las primeras que tuvimos, mientras Armani ya se había revolcado. Un rebote descolocó al arquero y fue adentro.

Estábamos ganando sin haber hecho mucho mérito. Nos empataron con un gol a lo River, toque, asociación, desborde y centro de la muerte, esa jugada que tantas alegrías nos dio. El mismo Borja tuvo el segundo en sus pies en un mano a mano que le ganó Rey.

Es un gran goleador el colombiano, sin ninguna duda. Pero es raro. En su momento más dulce no es implacable y son muchas las veces que lo ayuda la fortuna para mejorar sus definiciones. Además, los exigentes de la San Martín más áspera podrían argumentar que tuvo el triunfo contra Boca en su cabeza y le salió a las manos del arquero.

De todos modos, queridos amigos, ese tipo de análisis sucumbe inexorablemente ante el poder de los números. Borja tiene 11 goles en diez partidos en la temporada (10 por el torneo y uno por Copa Argentina) y eso relativiza cualquier lectura que pueda hacerse. Son números que no tienen contra y que lo convierten en un jugador imprescindible.

Cuando pasamos a analizar al equipo no seguimos la misma línea de razonamiento. River es el único invicto en el campeonato, se está clasificando, no perdió ningún clásico desde que está Demichelis y ganó la mayoría, salió campeón brillantemente la Liga pasada y las competencias que no ganó se quedó afuera por penales.

Esos datos, incontrastables, los pasamos por el tapiz de los deseos y las aspiraciones, lo que supimos jugar hasta hace muy poco y hoy no vemos, la cultura histórica del club, nuestra filosofía y un montón de condimentos que hacen a esta ensalada un poco desabrida para el paladar de los exigentes, que lo somos. No nos gusta. No nos llena.

Los números son incuestionables, pero no son todo. No evaluamos del mismo modo a un goleador que a un equipo. Así es River, así fue siempre. La ley de los goleadores no aplica al fútbol que nos identifica aunque, obviamente, todos festejaremos si ganamos una final jugando más o menos.

Entonces, pasando en limpio, lo mejor contra Independiente fue el resultado y no quedamos conformes con el funcionamiento. Ahora bien, si el miércoles le ganamos a Estudiantes jugando más o menos, estaremos contentos; y si jugamos bárbaro, pero perdemos, estaremos tristes y enojados.

Por supuesto, no da lo mismo jugar bien que jugar mal, pero en determinados momentos termina resultando un atenuante. En el fútbol, en general, gana el que juega mejor. No siempre, por supuesto, pero es el camino lógico a la victoria en términos normales.

Llega esta final con Estudiantes en un momento de la temporada en que empiezan las definiciones. Son estos partidos lindos para saber de qué estamos hechos. El equipo necesita dar un plus para imponerse y así será en esta oportunidad, con el condimento especial que todos sabemos. Ahí no hay lugar para dudas: se quiere a Enzo Pérez, pero mucho más a River.

Veremos en la final si todavía siente el equipo la ausencia del liderazgo de Enzo o si los hombres ya bastante crecidos que tenemos se hacen cargo de llevar al equipo a la victoria. La cancha suele dar señales tan incontrastables como los números, solo hay que mirar con los ojos bien abiertos y no dejarse llevar por el corazón.

Siempre blandito en su análisis este gordo mercenario. Sigue chupándole el pito a la dirigencia, de la cual no dice nada al igual que del manager que trajo sus negociados al club.
Al técnico ni lo nombra y eso que River juega horrible y no perdemos de casualidad últimamente.

Esconde que el equipo no tiene funcionamiento, esgrimiendo que Borja es un “jugador raro”…así el hincha que lo leer, termina pensando que no tenemos los tres puntos por partido, porque este se comió tal o cuál gol, cuando si no fuera por los goles de el, hace rato hubiéramos perdido el invicto y quedado fuera de toda clasificación.

Sigue tan insulso este gordo, como cuando trabajaba en ole y aceptaba esas tapas insidiosasny dañinas hacia River y las complacientes hacia la bosta. Todo por dos mangos, bien de mercenario, total, el que sufre viendo que no tenemos un técnico de jerarquía para la libertadores y estamos llenos de jugadores que no sirven como Barco por ejemplo, para no nombrar a varios más, es el hincha y no esté gordo mercenario que trata de disfrazarnos la realidad tienen cada partido vemos…

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Bolsa de pus, de repente volvimos a las epocas de aruba

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Ya está este tipo. Ya se acomodó. Olvidense de que defienda al club. Eso lo hace para pinchar e incomodar hasta que lo adornen.

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Labura para River, no tiene validez su opinión.

Voy a repetir siempre lo mismo, si este presente lo teníamos con Ramón en el banco, Farinella estaría en la tv con espuma en la boca totalmente furioso.

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Si claro, quedar afuera por penales en una copa de la liga regalada lo hace menos catastrofico? No papa al fin y al cabo no la ganamos contra equipos de mierda en una copa donde platense llego a la final. En copa argentina no perdimos por penales, y gandolfi lo paseo tacticamente. En la libertadores dimos asco de visitante y quedamos afuera en 8vos, es una mierda me chupa un huevo si fue por penales.
El invicto actual no sirve xq si seguimos empatando vamos a quedar afuera de los 4 primeros.
GORDO HIJO DE MIL PUTA!! montate un negocio o sali a desvalijar casas y a los negocios ilegales como yo, es mas digno que cobrar sobres de la dirigencias y escribir estas pelotudeces que toman por idiotas a la gente.
HIJO DE MIL PUTA.

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Mandaselo al mail, me gusto.

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Se fue Farinella de sus columnas y pusieron a este…

Clarín70pxx15pxHola River

Lunes 22, de Abril de 2024

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Diego Borinsky

por

Diego Borinsky

El VAR no es el problema

No es el mejor día para dar el puntapié inicial a este espacio, que hasta aquí se ocupaba de desmenuzar Leo Farinella, pero en el fútbol las alegrías y las broncas no se eligen, aparecen de repente y sin preaviso. Y estas últimas, sobre todo, exigen explicaciones, algún punto de vista que ayude a sobrellevar el momento y pensar hacia adelante con más claridad. El lunes siempre fue el peor día de la semana. Y si encima es un lunes con resaca de derrota en el superclásico, ni hablar. Todo cuesta el triple.

Me presento, quizás algunos ya me conocen. Soy Diego Borinsky, nací en 1967 y mi viejo me empezó a llevar al Monumental a mis siete años, en 1975. Íbamos a la Belgrano media. Mi primer partido en la cancha lo tengo muy presente porque estuvo asociado a vaivenes climáticos: River ganaba 1-0 un día de sol y terminó perdiendo 4-1 en medio de una tormenta. Esa tarde, lo supe después, Newell’s le sacó el invicto al River de Labruna en la fecha 14 del Metropolitano. Hasta ese momento había empatado dos partidos y ganado los otros 12. De enterarse, el cabulero rabioso de Angelito hubiera zanjado la cuestión con un rotundo: “Que este pibe no venga más”. Por suerte no se enteró y pude ver muchas veces campeón a River, empezando por el bicampeonato de aquel 1975 que cortó 17 años y medio de sequía.

Cuando mi viejo se cansó, seguí yendo a la cancha con mis amigos a la popular y, a partir de 1993, las vueltas de la vida me depositaron nuevamente en la Belgrano media, pero ahora en el palco de periodistas. Gracias a mi trabajo de 25 años en la revista El Gráfico entrevisté y conocí a muchos jugadores y entrenadores, en especial de River, y más específicamente de aquel equipo de Ramón que arrasó con todo en 1996/97. La cercanía con esos protagonistas me permitió escribir algunos años después las biografías autorizadas de Matías Almeyda, del Muñeco Gallardo (por triplicado), del Cabezón D’Alessandro y del gran Angelito Labruna. A partir de hoy me encontrarán en este espacio hablando sobre River, claro.

Hecha la presentación, vamos a lo que pasó ayer en Córdoba. Lo primero que hay que decir es que Boca ganó bien, que fue superior a River en el plan de juego, en la intensidad, en el manejo de la pelota y en la agresividad para lastimar en las áreas. Hubo unas cuantas victorias de Boca en superclásicos de la década del 90 en que River tenía la pelota, hacía el gasto, generaba las situaciones de gol, era superior, pero el triunfo se festejaba en la vereda opuesta. No fue este el caso, precisamente.

River se encontró con un gol de contraataque a los 10 minutos y se enamoró del resultado como si faltaran 5 para el final. Y todavía quedaban 80. Le cedió la pelota a Boca, o Boca se la quitó y River tampoco hizo demasiado por presionarlo en campo rival, y se encomendó a alguna contra que tampoco la ejecutó con “ojo de tigre”.

No fue punzante ni incisivo, cómo sí lo fue Boca después del 2-1, y por algo cinco minutos después tuvo su premio con el segundo grito de Merentiel. Eso fue lo más extraño: que River no jugara (o intentara jugar) como lo hace habitualmente, con aciertos y errores, y le entregara pelota y territorio al rival. Fue llamativo ver cómo los mediocampistas de Boca recibían la pelota 10 o 20 metros por delante del círculo central sin una marca cercana y, por lo tanto, podían pensar y decidir sin apuro.

Se habló y se seguirá polemizando por varias horas sobre el gol/no gol de River a los 5 minutos del segundo tiempo. Hay fotos en las que parece que la pelota entró y un video de ESPN donde parece que no traspasa totalmente la línea. De todos modos, nos equivocamos en el foco si seguimos poniendo la energía allí. Primero, porque ya es cosa juzgada y no se puede cambiar la decisión. Segundo, porque tampoco se trató de un gol a los 40 del segundo tiempo que aseguraba el triunfo. Es contrafáctico, pero por cómo estaba jugando River, si validaban ese gol es muy probable que se lo volvieran a empatar o dar vuelta. Y tercero, y más importante: el análisis debe apuntar a encontrar las causas de una actuación tan floja, en lo individual y lo colectivo. En lo futbolístico y en lo anímico. Es la única manera de corregir hacia adelante.

Estoy en varios grupos de whatsapp de hinchas de River. Y después de cada derrota o mala actuación, llego (o llegamos, con algunos de los más pensantes del grupo) a la misma conclusión: no aporta nada escribir en estado de emoción violenta. O sea: mientras se desarrolla el partido y en las dos o tres horas posteriores. Lo mismo vale para las redes sociales. Para aquellos hinchas genuinos que se sienten en estado de necesidad y urgencia de largar todo en redes sociales. No hablo de los que buscan clicks para monetizarse, que ahí el negocio es otro.

En el entretiempo del reciente 3-1 a Instituto, por ejemplo, a Colidio no solo pedían que lo sacaran del equipo sino que lo mandaran a correr a Ezeiza a las 5 de la mañana, y después de los tres goles, si no era titular contra Boca, Demichelis no entendía nada. Por esa misma senda han desfilado también Nacho Fernández, Herrera, Fonseca, Villagra, Solari, Barco y siguen las firmas.

A Demichelis le han puesto el cartelito de “pasante”, lo tildan de inútil -por ser suaves- y piden su renuncia. Por supuesto que comete errores (como todos los técnicos) y no termina de meterse de lleno en la piel de la gente, pero el balance le sigue dando positivo: le ganó una final a Estudiantes hace un mes, otra a Rosario Central a fin de año y obtuvo una Liga por 10 puntos de ventaja desplegando un fútbol de alto vuelo. No está tan mal para un año y medio. Y no cualquier año y medio: es el año y medio posterior a Gallardo. No es poca cosa.

Dentro de la calentura que siente hoy el hincha, lo bueno es que hay otro compromiso en breve y eso recicla las energías y el entusiasmo. Lo malo es que se trata de una parada brava. River jugará el miércoles, en Asunción, ante Libertad, que el sábado le ganó 2-0 a Trinidense por el campeonato paraguayo. Libertad está invicto en 14 fechas y lidera la tabla con 6 puntos de ventaja sobre Cerro Porteño. En la Libertadores perdió 2-0 ante Nacional en Uruguay y le ganó 3-0 a Táchira en Paraguay. Demichelis seguramente rotará varias piezas porque la recuperación física con 72 horas de diferencia entre partidos no es la óptima.

La Copa es el gran objetivo de River en 2024 (eso no quita que duela mucho ser eliminado en una competencia local). No solo es importante pasar de fase, sino hacerlo 1° para enfrentar a un 2° en octavos. Y con la mayor cantidad de puntos posibles para intentar definir siempre de local en los hipotéticos cruces posteriores. Si hasta la final es muy probable que se dispute en el Monumental.

A masticar la bronca, entonces, escuchar música clásica, ver alguna serie si hay tiempo para prender la tele, y de pronto ya estaremos pisando el miércoles.

Nos reencontramos en la próxima.

Que me chupe bien la pija borinsky, contra boca no se puede perder y menos así. Fue un papelón

Además habla de la copa como si este River podría ganarla, como les gusta tomar de pelotudos a los hinchas, ESTE RIVER NO TIENE CHANCES EN LS COPA!!! Nos agarra un equipo serio y va a pasar lo mismo de ayer o peor

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Bueno, eligieron al tipo más tibio y felpudo que existe en el mundo River para reemplazar a Farinella (que se fue para trabajar con Brito). Unos fenómenos…
Recuerdo como Borinsky operó en su momento para defender a Almeyda como técnico, ni me quiero imaginar lo que hará con Demichelis.

Acá tenemos una muestra:

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Diego Borinsky

@BigBoss @Nahu_CARP7 @_ZoSo
Muchachos, tienen algo para decir al respecto?

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Moishe de mierda.

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Un hijo de puta

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