Las ahora columnas del Moishe Borinsky

HOLA RIVER

Una oportunidad perdida

Es una pulseada a muerte entre el hincha y el analista la que produce este tipo de partidos. Hay veces que cuesta separar uno del otro, y de tanto en tanto, el mensaje está tan claro que no quedan dudas. Este tipo de actuaciones desprovistas de los valores que nos hacen sentir orgullosos son complicadas para el análisis. Justamente, porque tampoco se puede ser tremendista ni caer en exageraciones. Enojarse y quejarse sin medir las consecuencias, típicas reacciones de la tribuna o del sillón durante el juego, podría ser una primera intención, pero no es aconsejable. Eso es para el momento, para la discusión con los amigos, pero a la hora de la reflexión tenemos que intentar profundizar… Ahí va, profundizar, justamente lo que no hizo el equipo.

Vamos a intentar profundizar, después de pelearle fuerte al impulso de descargar en el teclado la ira o simplemente la decepción por un rendimiento que no estuvo a la altura de lo deseado. La liviandad, la falta de convicción, la tibieza, la poca decisión para ganar un partido contra un rival que solo resistía con uno menos resultaron extrañas, ajenas, contrarias a nuestra esencia.

Un River desangelado no aprovechó ese gol a la salida del vestuario en el ST que nos puso 2-2 y con el rival en inferioridad numérica. El equipo no salió del trotecito ni intentó forzar el partido, se dedicó a asegurar la pelota hasta la exasperación, con prolijos pases con cara interna al compañero más cercano, casi sin riesgo ni compromiso, preferentemente en forma lateral o hacia atrás, casi siempre al pie, contra un rival que no le intentaba disputar la posesión, sino que solo quería protegerse. River se quedó sin profundidad, ideas ni variantes, por más que el entrenador terminó metiendo todos los delanteros posibles.

Cuando Borja consiguió su segundo gol parecía resuelta gran parte de la dificultad. Con un jugador más, podía pensarse que se vendría el vendaval de River, para aprovechar el envión de esa buena noticia y, a la vez, el golpazo anímico para el adversario. Pero no. Tranquilos, demasiado tranquilos, en lugar de subir las revoluciones las fuimos regulando, sumando toques generalmente intrascendentes, con una tenencia más defensiva que ofensiva. Terminamos resultando cómplices del paso del tiempo por el que rezaba el adversario.

Esa acumulación de jugadores de buena técnica que se pasan la pelota al pie genera esa tenencia periférica: pasamos a ser un equipo plano, chato, de circulación lenta y previsible, que favorece el abanico defensivo rival, apretujado contra su área pero sin perder el orden. Obviamente, no íbamos a contar con un césped mojado y cortito como nos gusta y que favorece la velocidad de la jugada del que ataca. La aceleración que logramos en casa no se replica en ninguna cancha y es un derecho que tienen los rivales. Cada uno hace lo que le conviene, mientras no afecte las reglas del juego.

Así fue pasando el tiempo y con eso las emociones que tiene un partido. El reloj hace crecer la ansiedad del que quiere ganar, que en este caso -justo es decir-, no se advirtió demasiado ni se convirtió en apuro. Por el contrario, cada segundito fortalece al equipo que se aferra al resultado, asentándose en la creencia de que es posible llegar a la orilla. Colón crecía espiritual y futbolísticamente con un Botta brillante al que no marcamos nunca (el retroceso hasta dejar hacer el gol es directamente incomprensible). Encima tuvieron un corner al final, que por suerte pudimos rechazar sin inconvenientes.

Las desconexiones del juego, la poca recuperación de la media cancha, la fragilidad del sector izquierdo de la defensa resultaron un factor de preocupación mientras fuimos 11 contra 11. A veces hacer nombres propios es injusto, pero acá la idea no es encanar a nadie, sino justamente hablar de lo que vemos. Entre David Martínez y Casco hubo una zona liberada que Colón no aprovechó más por esas cosas del fútbol. Después, cuando la superioridad numérica nos llevó a ser dueños del desarrollo, no fuimos con fanatismo. Si el PT fue negro, el ST fue gris. Faltaron los colores que habitualmente le dan vida a nuestro juego. Resultó una oportunidad perdida de volver a sentirnos felices con nuestro juego, tan simple y complejo como eso.

Ni siquiera puede ser utilizado el concepto del conformismo porque no se vio un equipo que no quiso. Simplemente, la búsqueda no tuvo la energía ni la convicción que nos identifican. Fue como una búsqueda por obligación, sin deseo. Es cierto, no había una necesidad concreta. Colón sí estaba desesperado por sumar en su pelea por no descender y nosotros queríamos ganar pero sin desesperación. Digamos que nuestra actuación fue un aburrido cóctel de falta de ambición y exceso de moderación.

La cantidad de jugadores es un tema que debe ser solucionado. Cuando hay tanto, se transforma en un problema para el entrenador. El manejo de los tiempos, la administración de minutos, intentar tener a todos comprometidos y contentos, dadas las circunstancias, parece tarea casi imposible. Si además de todo eso hay que hacer lo esencial, que es tomar la mejor decisión para el equipo, tal vez estamos pidiendo demasiado. Tanta rotación, tanto cambio, tampoco es bueno, sobre todo cuando no se advierte cuál es la búsqueda.

Volvió a mostrar Borja sus dotes de goleador en la que resultó la actuación individual más destacada. El Colibrí es un delantero que evidentemente no cumple todos los casilleros requeridos y por eso no suele ser primera opción. A la hora del gol, siempre está. Hace algunos años, era lo más importante para un 9. Ahora se valoran otras cosas, aunque al fútbol se sigue ganando con goles.

En fin, queridos amigos que hacen de holarivernl@clarin.com.ar un espacio de intercambio muy interesante. Especialmente en ocasiones como ésta son muy necesarias sus opiniones para validar, incorporar miradas e intercambiar figuritas. Aquí espero sus comentarios mientras nos vamos preparando para un importante clásico con Independiente, en nuestra casa, y ojalá otra vez con la versión nuestra que tanto nos gusta.

Evidentemente Demichelis trajo más ruido al club al traer a su amigo rondón, traer a colidio y no sacarse de encima a nadie. No puedes armar un plantel con 30 consagrados. Eso puede funcionar en un mundial, pero acá tenés que manejar muchos egos.

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Cada vez que River saca un mal resultado, el tibio de Farinella sale a decir lo mismo en sus columnas. Esa frase “no nos volvamos locos” me tiene harto. Sobre todo viniendo de él, que con Ramón se ponía loco, tiraba mierda y pedía renuncias en sus notas de Olé.

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Sólo pasaba a decir que es alevoso cómo Farinella evita, no ya pedirle la renuncia, siquiera criticarlo al pasante. Notas enteras en donde ni siquiera lo nombra, con tal de apañarlo.

El escudo protector que genera esta clase de periodistas, con tanta llegada, también contribuye a la degradación de River. Si es por ensobramiento, por amiguismo o por imbecilidad, ya ni me importa, el daño es exactamente el mismo.

Saludos

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Ya salió el nuevo “llamado a la cordura” del gordo aguilarista?

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Sacó nuevas notas? En un momento de bronca me di de baja por mail.

Seguro tira la típica “no nos volvamos locos, este equipo fue campeón”.

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Apañarlo o empeñarlo thats te question.

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HOLA RIVER

Síndrome calesita

No vamos a cambiar la idea de la serenidad por un partido aburrido más, aunque ya claramente marca una tendencia de lo que se tendrá que analizar en poco tiempo. Hoy no tenemos frescura, ni vitalidad en la asociación de juego. Por el contrario, somos espesos, lentos, previsibles, mucho pase al pie y poco al vacío, no abunda la movilidad para mostrarse y, más bien, parece que pretendemos fijar posiciones.

La posesión termina siendo pasiva o no lo activa que nos gustaría. River tiene mucho la pelota, pero no genera situaciones en consecuencia. Obviamente, sufrimos a la contra del adversario, que no duda en ir directo ante cada pérdida nuestra. Nosotros dale que te dale con la calesita, que termina siendo medio embolante. Bueno, es lo que hay, es lo que tenemos y va a estar bueno lo que se viene, el famoso “mata mata”, a ver si tenemos con qué imponernos en un duelo.

La pregunta es si no es el momento de un retoque, de volver a las fuentes. Entiendo que la suma de volantes creativos puede ser un plus si se prende la chispa, si hay buena química, si fluye el juego y la dinámica del toque. Cuando la cosa se empasta, cuando los rivales tienen más estudiado el tema que la tabla del dos, digamos que podríamos ser menos ambiciosos desde lo táctico y un poquito más terrenales para sacarle un poco más de jugo al plantel y desempolvar el viejo y querido sistema de los dos delanteros. Uno más referencial y otro más movedizo. No tenemos para jugar uno por afuera y uno por adentro, porque ni Solari ni Colidio son extremos. Pueden ir por afuera, pero no hay que limitarlos a la raya. Uno de los dos para acompañar al grandote. Es más tradicional, más simple, pero también podría ser más efectivo y hasta reciclar un poco el aire de un funcionamiento que hoy luce estancado.

Además, sumar un delantero agregaría cierta amenaza de gol, sobre todo, en el caso de Solari. Nos está costando el gol con los volantes. Hay que animarse a terminar las jugadas y no tener miedo, no siempre es volver a empezar. Eso es más propio de delanteros que de mediocampistas, más acostumbrados a hilvanar, tejer, combinar: una tendencia que venimos exagerando.

Hablando de gol, me impactó muchísimo el que se perdió Rondón en el primer tiempo. Un mano a mano que cualquier delantero quisiera tener, ganando la posición, entrando al área, rival a la espalda y arquero entregado. La tiró afuera. No entendí qué quiso hacer ni me voy a poner a especular. Definió mal y no es la primera vez. Define raro Rondón. Como si toda la jerarquía que tiene en los movimientos se le escurriera entre los dedos de los pies a la hora de la estocada final, del pase a la red, de lo esencial para un goleador. No está fino o no es fino. Es esperable que Rondón aproveche una oportunidad como esa, nacida en un fenomenal pase de Nacho Fernández.

Una mala definición arruina todo el trabajo del equipo y puede confundir en el análisis. River jugó un partido aburrido, como ya dijimos, pero también es cierto que en el PT el equipo fue muy superior y tuvo llegadas como para ponerse en ventaja. Situaciones claras, como para marcar la diferencia merecida. Pero fallamos. Encima, Borja entró y se lesionó, casi no participó. Tenemos dos goleadores de jerarquía internacional y parece que ninguno nos termina por conformar. Es difícil la convivencia y la indecisión. Puede ser exagerado pensar que jugadores con esa trayectoria necesiten de la confirmación de un entrenador para consolidar sus posibilidades, pero creo que más allá de eso, urge tomar una decisión y que los dos no pueden continuar, por mejor relación que tengan.

En un fútbol de posesión pero sin área, la otra parte de la cancha volvió a mostrar a un Armani que respondió como lo hace un arquero de equipo grande. ¡Hasta hizo una de handball! Ahí estamos bien, con un arquero de experiencia y jerarquía que todo el tiempo demuestra que debemos estar tranquilos en ese puesto.

La cuota de felicidad para los amigos de holarivernl@clarin.com.ar la pusieron los chicos del Sub 17 con la enorme actuación del Diablito Echeverri y su espectacular triplete contra Brasil. Una gran alegría nos regala un chico que venimos esperando hace tiempo, cuando dibujaba gambetas llenas de picardía con edad de primaria.

No es momento de que semejante ilusión nos divida, genere reproches y críticas, como si nos hubiera agarrado el virus de la maldad que está tan extendido en otros equipos y que no debiéramos permitir germinar en nuestra casa. Una buena noticia es una buena noticia y no tiene por qué ser acompañada de otra mala. Quiero ser absolutamente claro en este punto. No soy amigo de Demichelis ni me parece bien todo lo que hace, pero tampoco es culpable de cada cosa que ocurre en la faz de la Tierra. Mientras sea el técnico de River tendrá el apoyo. No es un apoyo ciego. Es un apoyo real, deseando que tome las mejores decisiones y marcando, con la mejor intención, lo que me parece que no está bien. Ahora, cuando veo que se desata una carnicería ante la menor cuestión, me invita a tomar distancia del escarnio y cerrar filas para protegerlo. No suman las exageraciones.

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Otro que hace lo mismo es el Turco Nadir en Twitter, no lo nombra, se hace el boludo. Ni hablar de Distasio y Cortese.

Se puede estar tan ensobrado? Porque es imposible que sea por amiguismo o imbecilidad. Está a la vista lo desastroso que es Demichelis.

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Jajaja y si…

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Mirá si será alevoso su manejo obsecuente, que hasta los vecinos se lo deben echar en cara

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De los “cambios” y de los mismos de siempre en el equipo, no va a dedicarle un misero renglón ? …

Tomatelas…

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Que cagazo tienen todos de perder sus privilegios en River sean periodistas o relatores , casi nadie critica a Demichelis y los perros de los jugadores , parece la epoca de aguilar y despues asi nos termino yendo al final

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Gordo tibio. Volvió a su etapa aguilarista.

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¿Es verdad que en una conferencia de prensa no lo dejaron preguntar a Santarsiero, o es solo un mito urbano?

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Gordo de mierda…

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Que bosta de columna, ya debe estar craneando que excusas poner si quedamos afuera de esta copita.
Hace 2 meses viene haciéndose el mesurado, pedazo de pelotudo.

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Siempre fue un pelotudo este gordo cagón. Que cuando estaba en ole se hacía el boludo.

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Ya hay olor a sobre. Se terminó el farinella hincha. Volvió a su perfil tradicional. Lo único que le puedo entender es que esté especulando con “no quemarse” si River gana este torneo. Pero la verdad, su “mesura” deja mucho que desear.

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El dia que River quede afuera de esta copa va a seguir en la misma.

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