Eso si, para mi rinde por las dos bandas. El tema es que yo por lo menos, veo que le queda mas facil hacer la diagonal hacia adentro cuando va por izquierda.
ese incompetente les ganó las elecciones a pesar de toda la guita que pusieron en la campaña. loco debe estar tu macho por la guia q se fumó.
sos patetico flaco entrando a cada rato con mensajes como estos sin ningun tipo de argumento. hueco!!!
Lo que cambia de Pereyra cuando juega por derecha es que se le hace más fácil terminar la jugada cuando llega al fondo, porque el perfil hace que no pierda un tiempo. Tranquilamente puede jugar por las dos bandas y desequilibrar de la misma manera.
Si puede complementar a su juego el hecho de meter diagonales, sobre todo cuando juega por izquerda, se convertiría aún en más completo de lo que ya es…
El rótulo “por derecha no rinde” se impuso después de un mal partido contra Newell’s, incluyendo que lo desbordaron terriblemente en el centro que deriva en el gol de Borghello.
Por el contrario, el rótulo de que si rinde por izquierda se impuso por sus buenos rendimientos desde el superclásico en adelante. Contra Lanús no fue una figura descollante, la buena fue la asistencia a Lamela y después se comió un gol tirando la pelota al lateral.
Para mí le queda mejor por la izquierda para tirarla larga y llegar hasta el fondo entrando al área, le faltaría cerrarse un poco y probar al arco, que yo recuerde lo hizo una sola vez en el partido con bosta y se fue cerca.
Jugó muy poicos partidos por derecha el tucu como para sentenciar que juega mal por ese sector.
De todas maneras, y dado que se afianzó en la izquierda, yo lo dejaría ahi y buscaria un volante por derecha, porque River está en un momento en que tiene que ir a lo seguro para mi gusto.
Nicolás Bertolo festejó ayer sus 25 años y, desde España, contó sus vivencias con el Emperador. “Julio es un técnico para Boca”, dijo.
Recuperé la tonada porque recién volví de Córdoba”, dice, extendiendo la o un poco más de la cuenta. Eso es lo único que lo asemeja al Nicolás Bertolo que jugaba en Boca. Si no fuera por el cantito podríamos estar hablando de un pibe que, con los 25 años recién cumplidos, bajó dos cambios. “Es verdad que en Boca siempre tenía algún quilombo y nunca me pude consolidar”, confiesa el jugador de Zaragoza, al cual no le está yendo bien y se mantiene en zona de descenso, pero que así y todo a Nico le alcanza para sentirse pleno. “No me bancaba no estar, discutía con los técnicos. Es mi temperamento. Por eso decidí irme, fue durísimo. Pero creo que fue la decisión acertada. Nadie que haya probado el Mundo Boca quiere irse, pero me sirvió para crecer”, explica desde España.
Su primer paso fue irse a Nacional. “Significó una vidriera y un cambio de aire. Cuando regresé, sentía que iba a ser mi año, estaba motivado. Pero regresé de entrenarme y me dijeron que me habían vendido a Banfield y me tuve que ir. Era una promesa pero no tuve continuidad”, relata.
-Hoy en el club hay muchos pibes que están en tu misma situación…
-Si, pero hace un tiempo era más difícil subir a Primera. Yo no soy el tipo que tiene una gran experiencia, pero los pibes de ahora se lo tienen que tomar en serio, aprovechar al máximo cada minuto. Si jugás un partido al 100% y otro al 50%, no te sirve y quizá no tengas otra chance.
-¿Por qué últimamente les cuesta tanto consolidarse a los chicos? -Boca es diferente en todo sentido. Y a veces te terminás chocando la cabeza contra la pared. El pibe que viene de las Inferiores sabe cómo es el club y puede pensar de maneras distintas, pero debe tener los pies sobre la tierra. Yo no creo haberme ido por la puerta chica, todavía me cruzo con hinchas que se acuerdan de mí, pero me hubiese gustado ganar un título e irme reconocido.
Pero no. A pesar de que muchos lo extrañan y creen que no apareció otro como él, de un día para el otro se fue a Banfield. Y triunfó. Y pegó el salto a Europa: primero al Palermo (Italia) y luego al Zaragoza, en el que es titular. Pero en el medio se cruzó con Julio César Falcioni. Lo tuvo cuatro meses que, parece, le alcanzaron para nutrirse. “Mi mejor momento fue con Burru, pero la verdad es que con él aprendí muchísimo. Sus palabras antes de irme fueron fundamentales”, confiesa.
-¿Cómo lo definís? -Es muy buena gente. Un técnico sincero, serio, pero que a mi me hacía bromas. Me dejó muchas cosas. Es un DT para Boca. Lo veo capacitado, está al tope, es un técnico maduro, por cómo se maneja. Está muy preparado. Le deseo que le vaya muy bien.
-¿Cómo es en los entrenamientos? -Al jugador le llega mucho con su palabra, sin necesidad de tener que ser amigo del futbolista. Con Julio se sentían todos bien, tanto los titulares como los que eran recambio.
-¿Y los entrenamientos tan famosos del profe? -Uff… Le gusta laburar mucho, je. Julio le da mucho margen a Otero. Por algo se habla tanto de él. En Banfield los jugadores no se cansaban jamás. Ellos trabajan mucho en lo físico, en la pelota parada, en lo táctico, pero no son prácticas aburridas.
El día que se fue, Falcioni lo sentó para charlar. “Me aconsejó y me dejó decidir a mí. Me dio a elegir entre jugar los partidos finales del torneo o no. Yo quise hacerlo y me lo agradeció. Me dijo que tenía que estar tranquilo y algunas cosas más que fueron muy valiosas y que me las guardo para mí”.
En el fondo se escucha a Mía, la reina que se convirtió en su cable a tierra. Tiene un año y cuatro meses y comparte el hogar con su mamá Aldana. “Desde que nació me cambió todo. Igual, cuando pierdo o juego mal sigo siendo un calentón, ja”, admite. ¿Volver? “Con Fer (Gago) siempre hablamos de que estaría buenísimo que volviéramos todos algún día. Somos chicos todavía, pero… Qué lindo equipo sería, ¿no?”.