Trump y Clinton se arrojan basura
Durante los últimos días, los candidatos han cruzado denuncias de abusos a mujeres y xenofobia. Se profundiza la crisis política.
Un ex asesor de Bill Clinton, ahora guionista de Hollywood, dijo que “si tuviera que crear un guión de esta elección haría una película del Oeste o una de terror” (El País, 12/10). Se refería así al “malo” de Donald Trump, pero bien valdría extenderlo a Hillary Clinton y al conjunto del régimen.
En los últimos días se han hecho públicas nuevas denuncias de mujeres contra Trump por acoso sexual. Una mujer llamada Jésica Leeds relató un abuso por parte del magnate en un viaje que compartieron en avión: “era como un pulpo (…) sus manos estaban por todas partes” (ídem, 13/10). Episodios similares narraron Rachel Crooks y Natasha Stoynoff.
Las denuncias se suman a una larga lista, y entroncan con la revelación reciente de un video en el que el empresario presumía de que “cuando eres famoso, ellas te dejan hacerles cualquier cosa” (ídem).
La cuestión tiñó hace días el segundo debate presidencial, salpicando también a Hillary Clinton: “Tres (…) mujeres acusaron a Bill Clinton por abuso sexual (…) Una (…) llegó a un acuerdo extrajudicial por 850 mil dólares con el ex presidente yanqui”, lo que animó la denuncia de otra por un abuso en la Casa Blanca. “Una tercera mujer acusó a Clinton de haberla violado en Arkansas en 1978 y a Hillary de amenazarla, y una cuarta mujer culpó a la actual candidata demócrata por actuar como abogada de su violador, en un caso donde éste logró que su pena fuera sensiblemente rebajada. Hillary se excusó diciendo que actuó en el caso de oficio, obligada por el juez” (Prensa Obrera, 11/10).
Las declaraciones cruzadas revelan la existencia de una violencia sistemática sobre las mujeres, que emana desde las cumbres del poder político. Y que se prolonga sobre toda la sociedad: recientes estudios exhiben que, en los campus universitarios, una de cada cinco estudiantes han sufrido abusos.
El espía que surgió del frío
Al citado guionista le faltó en su descripción un género: el de espionaje.
El thriller de las elecciones norteamericanas combina la aparición del video de Trump con los “carpetazos” que en los últimos días Wikileaks ha difundido contra Clinton. Los primeros revelaban, entre otras cosas, la conspiración contra la candidatura de Sanders; ahora, han aparecido mails de los asesores de campaña de Clinton, en los que se burlan de los “hispanos pedigüeños” y de la comunidad católica.
No es solo la misoginia: los candidatos imperialistas también comparten la xenofobia. Toda una muestra de la descomposición del poder.
Apocalypse now
Luego del escándalo del video y de las subsiguientes acusaciones, el líder republicano en Washington, Paul Ryan, se ha distanciado de Trump. Se suma así a los más de 160 representantes del partido que se han desligado de la candidatura.
Hillary Clinton, por su parte, carga con el peso de una crisis social y económica agravada durante la administración de Obama. Así las cosas, “espera ganar no por méritos propios, sino por deméritos de Trump” (El periódico Extremadura, 16/09).
Por si faltaba alguna duda, ahora la candidata demócrata declaró a los votantes: “soy la última cosa entre ustedes y el apocalipsis” (La Nación, 12/10).
El régimen político norteamericano se descompone.
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