Trump Presidente: Powell nominado a la Reserva

El análisis más serio que leí al respecto, paradójicamente viene de un familiar del gordo Mad… como no podía ser de otra manera.

Trump: el otro fin de ciclo

(Por Atilio A. Boron) En el último año hablar del “fin del ciclo progresista” se había convertido en una moda en América Latina. Uno de los supuestos de tan temeraria como infundada tesis, cuyos contenidos hemos discutido en otra parte, era la continuidad de las políticas de libre cambio y de globalización comercial impulsadas por Washington desde los tiempos de Bill Clinton y que sus cultores pensaban serían continuadas por su esposa Hillary para otorgar sustento a las tentativas de recomposición neoliberal en curso en Argentina y Brasil. Pero enfrentados al tsunami Donald Trump se miran desconcertados y muy pocos, tanto aquí como en Estados Unidos, logran comprender lo sucedido. Cayeron en las trampas de las encuestas que fracasaron en Inglaterra con el Brexit, en Colombia con el No, en España con Podemos y ahora en Estados Unidos al pronosticar unánimemente el triunfo de la candidata del partido Demócrata. También fueron víctimas del microclima que suele acompañar a ciertos políticos, y confundieron las opiniones prevalecientes entre los asesores y consejeros de campaña con el sentimiento y la opinión pública del conjunto de la población estadounidense, esa sin educación universitaria, con altas tasas de desempleo, económicamente arruinada y frustrada por el lento pero inexorable desvanecimiento del sueño americano, convertido en una interminable pesadilla. Por eso hablan de la “sorpresa” de ayer a la madrugada, pero como observara con astucia Omar Torrijos, en política no hay sorpresas sino sorprendidos. Veamos algunas de las razones por las que Trump se impuso en las elecciones…

Primero, porque Hillary Clinton hizo su campaña proclamando el orgullo que henchía su espíritu por haber colaborado con la Administración Barack Obama, sin detenerse un minuto a pensar que la gestión de su mentor fue un verdadero fiasco. Sus promesas del “Sí, nosotros podemos” fueron inclementemente sepultadas por las intrigas y presiones de lo que los más agudos observadores de la vida política estadounidense -esos que nunca llegan a los grandes medios de aquel país- denominan “el gobierno invisible” o el “estado profundo”. Las módicas tentativas reformistas de Obama en el plano doméstico naufragaron sistemáticamente, y no siempre por culpa de la mayoría republicana en el Congreso. Su intención de cerrar la cárcel de Guantánamo se diluyó sin dejar mayores rastros y Obama, galardonado con un inmerecido Premio Nobel, careció de las agallas necesarias para defender su proyecto y se entregó sin luchar ante los halcones. Otro tanto ocurrió con el “Obamacare”, la malograda reforma del absurdo, por lo carísimo e ineficiente, sistema de salud de Estados Unidos, fuente de encendidas críticas sobre todo entre los votantes de la tercera edad pero no sólo entre ellos. No mejor suerte corrió la reforma financiera, luego del estallido de la crisis del 2008 que sumió a a la economía mundial en una onda recesiva que no da señales de menguar y que, pese a la hojarasca producida por la Casa Blanca y distintas comisiones del Congreso, mantuvo incólume la impunidad del capital financiero para hacer y deshacer a su antojo, con las consabidas consecuencias. Mientras, los ingresos de la mayoría de la población económicamente activa registraban -no en términos nominales sino reales- un estancamiento casi medio siglo, las ganancias del uno por ciento más rico de la sociedad norteamericana crecieron astronómicamente. Tan es así que un autor como Zbigniew Brzezinski, tan poco afecto al empleo de las categorías del análisis marxista, venía hace un tiempo expresando su preocupación porque los fracasos de la política económica de Obama encendiese la hoguera de la lucha de clases en Estados Unidos. En realidad esta venía desplegándose con creciente fuerza desde comienzos de los noventas sin que él, y la gran mayoría de los “expertos”, se dieran cuenta de lo que estaba ocurriendo bajo sus narices. Sólo que la lucha de clases en el corazón del sistema imperialista no puede tener las mismas formas que ese enfrentamiento asume en la periferia. Es menos visible y ruidoso, pero no por ello inexistente. De ahí la tardía preocupación del aristócrata polaco-americano. En materia de reforma migratoria Obama tiene el dudoso honor de haber sido el presidente que más migrantes indocumentados deportó, incluyendo un exorbitante número de niños que querían reunirse con sus familias. En resumen, Clinton se ufanaba de ser la heredera del legado de Obama, y aquél había sido un desastre.

Pero, segundo, la herencia de Obama no pudo ser peor en materia de política internacional. Se pasó ocho años guerreando en los cinco continentes, y sin cosechar ninguna victoria. Al contrario, la posición relativa de Estados Unidos en el tablero geopolítico mundial se debilitó significativamente a lo largo de estos años. Por eso fue un acierto propagandístico de Trump cuando utilizó para su campaña el slogan de “¡Hagamos que Estados Unidos sea grande otra vez!” Obama y la Clinton propiciaron golpes de estado en América Latina (en Honduras, Ecuador, Paraguay) y envió al Brasil a Liliana Ayalde, la embajadora que había urdido la conspiración que derribó a Fernando Lugo para hacer lo mismo contra Dilma. Atacó a Venezuela con una estúpida orden presidencial declarando que el gobierno bolivariano constituía una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.” Reanudó las relaciones diplomáticas con Cuba pero hizo poco y nada para acabar con el bloqueo. Orquestó el golpe contra Gadaffi inventando unos “combatientes por la libertad” que resultaron ser mercenarios del imperio. Y Hillary merece la humillación de haber sido derrotada por Trump aunque nomás sea por su repugnante risotada cuando le susurraron al oído, mientras estaba en una audiencia, que Gadaffi había sido capturado y linchado. Toda su degradación moral quedó reflejada para la historia en esa carcajada. Luego de eso, Obama y su Secretaria de Estado repitieron la operación contra Basher al Assad y destruyeron Siria al paso que, como confesó la Clinton, “nos equivocamos al elegir a los amigos” –a quienes dieron cobertura diplomática y mediática, armas y grandes cantidades de dinero- y del huevo de la serpiente nació, finalmente, el tenebroso y criminal Estado Islámico. Obama declaró una guerra económica no sólo contra Venezuela sino también contra Rusia e Irán, aprovechándose del derrumbe del precio del petróleo originado en el robo de ese hidrocarburo por los jijadistas que ocupaban Siria e Irak. Envió a Victoria Nuland, Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Euroasiáticos , a ofrecer apoyo logístico y militar a las bandas neonazis que querían acabar con el gobierno legítimo de Ucrania, y lo consiguieron al precio de colocar al mundo, como lo recuerda Francisco, al borde de una Tercera Guerra Mundial. Y para contener a China desplazó gran parte de su flota de mar al Asia Pacífico, obligó al gobierno de Japón a cambiar su constitución para permitir que sus tropas salieran del territorio nipón (con la evidente intención de amenazar a China) e instaló dos bases militares en Australia para, desde el Sur, cerrar el círculo sobre China. En resumen, una cadena interminable de tropelías y fracasos internacionales que provocaron indecibles sufrimientos a millones de personas.

Dicho lo anterior, no podía sorprender a nadie que Trump derrotara a la candidata de la continuidad oficial. Con la llegada de este a la Casa Blanca la globalización neoliberal y el libre comercio pierden su promotor mundial. El magnate neoyorquino se manifestó en contra del TTP, habló de poner fin al NAFTA (el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá) y se declaró a favor de una política proteccionista que recupere para su país los empleos perdidos a manos de sus competidores asiáticos. Por otra parte, y en contraposición a la suicida beligerancia de Obama contra Rusia, propone hacer un acuerdo con este país para estabilizar la situación en Siria y el Medio Oriente porque es evidente que tanto Estados Unidos como la Unión Europea han sido incapaces de hacerlo. Hay, por lo tanto, un muy significativo cambio en el clima de opinión que campea en las alturas del imperio. Los gobiernos de Argentina y Brasil, que se ilusionaban pensando que el futuro de estos países pasaría por “insertarse en el mundo” vía libre comercio (TTP, Alianza del Pacífico, Acuerdo Unión Europea-Mercosur) más les vale vayan aggiornando su discurso y comenzar a leer a Alexander Hamilton, primer Secretario del Tesoro de Estados Unidos, y padre fundador del proteccionismo económico. Sí, se acabó un ciclo: el del neoliberalismo, cuya malignidad convirtió a la Unión Europea en una potencia de segundo orden e hizo que Estados Unidos se internara por el sendero de una lenta pero irreversible decadencia imperial. Paradojalmente, la elección de un xenófobo y misógino millonario norteamericano podría abrir, para América Latina, insospechadas oportunidades para romper la camisa de fuerza del neoliberalismo y ensayar otras políticas económicas una vez que las que hasta ahora prohijara Washington cayeron en desgracia. Como diría Eric Hobsbawm, se vienen “tiempos interesantes” porque, para salvar al imperio, Trump abandonará el credo económico-político que tanto daño hizo al mundo desde finales de los años setentas del siglo pasado. Habrá que saber aprovechar esta inédita oportunidad.

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Ahora a las 22:00hs Estados Unidos vs México

Todo el morbo

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Para los que simpatizaban con Trump porque supuestamente era “anti-sionista” (sic) [MENTION=58871]Kira[/MENTION]; @Der Schwartze Teufel;

Lo primero que dijo en cuestiones internacionales, no… no fue sobre el muro, no, tampoco fue sobre China…

Si… fue sobre Iran. Chau al deal con Rouhani, welcome back a la relacion culo-calzon con Yisrael.

---------- Mensaje unificado a las 22:24 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 21:58 ----------

Gol de Mejico !

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Quemar banderas estadounidenses, apalizar supuestos votantes de Trump y pintarrajear edificaciones cuyo mensaje es “kill your local Trump voter” no es precisamente un acto de tolerantes. Mi crítica es a la hipocresía demostrada por los demócratas que perdieron la elección. Llegaron incluso a pretender pedir la abolición del colegio electoral, claro como en esta ocasión no los benefició no sirve.

Ahora que Trump es cuestionable en algunas de sus actitudes es cierto pero no vale justificar una mala acción con otra mala acción.

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Empato Trumpland…

Esta a full la cancha, eh

Melania Trump, primera dama de los Estados Unidos

Foto de Melania Trump publicada por Max en 1996.

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Lean todo el aparato de seguridad externa e interior montado durante las administraciones Bush, reforzado por Obama y que ahora queda en manos de Trump:

[MENTION=44997]Tabakos[/MENTION]; [MENTION=57312]Dandy Neuspiller[/MENTION];

Que buena caraja esta melanie

---------- Mensaje unificado a las 00:04 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 00:03 ----------

Ya pasaron varios dias, pero aun SIGO CELEBRANDO EL TRIUNFO DE LA DERECHA EN USA.

No es “en esta ocasión”, ya ocurrió 5 veces desde que existen los EEUU que el candidato más votado no es electo presidente. Parece una cifra exigua, pero así hubiese sido una sola vez sería suficiente para demostrar que tienen que replantear un sistema que se presta a injusticias.

Y los vándalos y exaltados (que hacen recordar a los infiltrados violentos que aparecen por estas pampas en eventos similares) no hacen desmerecer la legitimidad del origen de la protesta, que cualquier persona decente y en las antípodas de la personalidad de Trump debería avalar.

---------- Mensaje unificado a las 06:15 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 06:10 ----------

Eso lo decís vos, y basarse en lo que transcurrió desde diciembre hasta ahora es ignorar el resto de la película. Porque decir que se está peor que el año pasado, es tan obvio como que el año pasado se estaba peor que el anterior. Simplemente desde hace años que seguimos en el tobogán, con más ó menos pendiente, pero ahora con la expectativa que en algún momento dejemos de caer; expectativa que no generaba Scioli y la continuidad de un gobierno que pretendía llevarnos al modelo de Venezuela.

---------- Mensaje unificado a las 06:27 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 06:15 ----------

Un análisis mayoritariamente de política exterior yanqui muy prolijo, y tal vez hasta mucho de lo escrito (sino todo) sea cierto, aún cuando se nota la falta de imparcialidad del redactor, lo que torna indigerible la lectura de a ratos.
Así y todo, al yanqui de la “América profunda”, le guste ó no al autor del panfleto, le importa tres catzos la política exterior; ellos quieren tener laburo (léase + techo + comida), poder pagar sus impuestos, su cobertura de salud y sus cervezas, y no mucho más.

Más que ganar Trump, perdió Obama que los decepcionó al no mejorar su calidad de vida. Era más sencillo el análisis.

---------- Mensaje unificado a las 16:31 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 16:15 ----------

---------- Mensaje unificado a las 16:44 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 16:31 ----------

Depende para que uses esa apertura de mercado, y qué clase la dirige. La tendencia proteccionista en todo el mundo se da como consecuencia de la crisis capitalista, por esto, por más que le recen a Francisco, los dólares no van a llegar. A menos que, Macri logre flexibilizar a los trabajadores y garantizarle al capital internacional mano de obra barata que le permita “competir” con la super explotación a los trabajadores de los países asíaticos, por ejemplo. Además de esto, se profundiza una tendencia fascistoide para regimentar y dividir a los trabajadores, y a la guerra comercial entre las fracciones del capital imperialista. Por todo esto, es ultra-reaccionaria la posición de Trump, Le Pen y de los denominados “proteccionistas” o “anti-globalistas”, que son la expresión de los intereses de la burguesía imperialista, y la reencarnación de los fascismos que condujeron a las guerras mundiales, los genocidios y las masacres en todo el mundo.

Por esto, la verdadera grieta no es entre “globalistas” vs “proteccionistas” sino entre barbarie capitalista o salida obrera y socialista.

---------- Mensaje unificado a las 16:49 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 16:44 ----------

Como dije en el otro comentario, esa es una falsa dicotomía. Los “izquierdistas” a los que te referís no son tales, son “progres”, “nac & pop”. Es real, que la izquierda revolucionaria es marginal a nivel mundial, pero en la Argentina hay una excepción, y está progresando. Este puede ser el primer eslabón de una cadena mundial.

http://www.po.org.ar/prensaObrera/1436

Trump y la desintegración del orden político internacional

Antes de que el xenófobo y fascistoide Donald Trump se alzara con la presidencia de los Estados Unidos, el régimen político y económico de la mayor potencia del planeta ya había dado poderosas muestras de desintegración. La deuda pública norteamericana, que se triplicó en la última década, supera el 100% de su Producto Bruto. El rescate capitalista de la bancarrota de 2007-2008 ha hipotecado las finanzas públicas, pero no sacó al país del pantano económico; lo que se expresa en la caída de la inversión y el rendimiento del trabajo, por un lado, y en el agravamiento de la miseria social, por el otro. El salario real se encuentra congelado desde hace tres décadas. Los que buscan los “brotes verdes” en la economía yanqui se solazan con una caída de la tasa de desocupación del 10 al 5% entre 2009 y hoy. Pero ese indicador oculta que, en el último lustro, se ha triplicado la proporción de norteamericanos de entre 25 y 50 años que han dejado de buscar trabajo. Del mismo modo, la desocupación juvenil roza el 15%. Los puestos de trabajo, después de la crisis, sólo se recuperaron parcialmente y a través de una mayor precarización. La victoria de Trump, incluso en bastiones históricos del aparato demócrata, ha traducido una monumental insatisfacción popular ante el crecimiento de la polarización social y la inseguridad de la existencia.

A comienzos de este año, Trump era sindicado como uno de los “freaks” de la interna republicana, esto es, un candidato sin chances y por fuera del respaldo del aparato partidario. Su victoria expresa la desintegración, no ya de su propio partido, sino del conjunto del régimen político norteamericano. Pero esa crisis, en la primera potencia del planeta, cuestiona al conjunto del orden económico y político que emergió de la caída de la Unión Soviética.

Defol encubierto y proteccionismo

A pocas horas de su victoria, Trump anunció un plan de obras públicas que debería financiarse sobre la base de un aumento de la emisión y de la deuda pública. Pero ese reendeudamiento vendría acompañado de una licuación de la “vieja” deuda, como consecuencia de una desvalorización del dólar que ya se ha puesto en marcha. Este defol encubierto es un golpe severo a los grandes acreedores de Estados Unidos, como China y Japón. Por otra parte, el antagonismo con China sería reforzado con trabas a las importaciones de ese país, las cuales, de todos modos, ya existen bajo la actual administración. Obama-Clinton, además, han parido un tratado “transpacífico” dirigido, precisamente, a aislar comercialmente a China. Como muchos de sus anuncios, los planteos proteccionistas de Trump son la expresión extrema de tendencias preexistentes -en este caso, de la agudización de los antagonismos comerciales que impone la bancarrota capitalista internacional, una de cuyas expresiones es la sobreproducción y sobreinversión en China. Estos planteos, sin embargo, entran en choque con los intereses de las corporaciones y sus esquemas de fabricación “globales”, que se extienden a los países asiáticos o a la maquila mexicana. A partir de estos límites, los llamados de Trump a incentivar la producción local podrían servir de coartada para impulsar una reforma laboral antiobrera al interior de sus propias fronteras, extorsionando a los obreros que lo votaron a resignar condiciones laborales y salariales a cambio de un eventual puesto de trabajo. Como todo nacionalista, Trump utilizará la coartada de la guerra comercial para acentuar la presión sobre la clase obrera. Pero también se servirá de ello como presión hacia México, Europa, China y América Latina, para arrancar mayores concesiones en favor de las corporaciones norteamericanas.

El nuevo presidente derechista también ha anunciado “mano dura”, una advertencia que tiene lugar en medio de grandes rebeliones de los negros y latinos pobres contra los atropellos policiales. También, en este punto, Obama-Clinton hicieron “escuela” con duras represiones y el reforzamiento del Estado policial. Entre los escándalos que sacó a la luz la campaña electoral, se revelaron los vínculos privados entre Hillary y los servicios de inteligencia (FBI) -o sea, un Estado conspirativo. En ese marco, muchos núcleos de inmigrantes registraron altas votaciones en favor de Trump, a expensas de quienes reclamaban el voto en nombre de las “libertades públicas”.

Guerra y crisis mundial

En el curso de la campaña, Trump llamó la atención con sus arrebatos belicistas en materia de política exterior. Pero también en este punto, recorrerá la saga que ya han abierto los demócratas. Cuando la campaña electoral finalizaba, Obama-Clinton lideraban una escalada militar de la Otan sobre la ciudad de Mosul, en nombre de combatir a un Ejército Islámico que prohijaron sus aliados turcos y sauditas bajo la vista gorda de la administración demócrata.

Pero el objetivo estratégico de esta ofensiva a sangre y fuego es la re-ocupación militar de Irak y, principalmente, la plataforma de una avanzada decisiva sobre Siria. El intervencionismo militar directo e indirecto del imperialismo yanqui está a la orden del día, y Trump cabalgará sobre esa tendencia. El magnate derechista, mientras tanto, le ha reclamado a la Unión Europea su “falta de colaboración” en el sostenimiento financiero de estas empresas bélicas. Ello preanuncia la tentativa de avanzar sobre la maltrecha unión del Viejo Continente, que asiste a un agravamiento de sus bancarrotas financieras en Alemania e Italia. Trump, al mismo tiempo, coquetea con una alianza con Rusia, otro expediente contra la Unión Europea y, principalmente, contra China. Pero un acuerdo con Putin sería también un intento de penetración financiera en Rusia, cuya economía debe ser rescatada de otra crisis de sobreproducción -la de los hidrocarburos. Las tendencias a la guerra y a la recolonización económica son una expresión necesaria de la crisis capitalista, que debe proceder a una liquidación de capitales sobrantes y de fuerzas productivas largamente postergada.

De Washington al “patio trasero”

De conjunto, la victoria de Trump es un golpe al gigantesco andamiaje político de contención de la crisis capitalista que ha tenido como ejes al Departamento de Estado, al Vaticano, a la troika europea y -con menos modales- a la Otan. Si estos concertadores han fracasado, también es cierto que las expresiones derechistas que han emergido de estas crisis tampoco han alumbrado una salida. El establishment norteamericano y mundial buscará ahora una “aproximación” a Trump y, naturalmente, a su agenda derechista. A su turno, Trump ha anunciado que gobernará “para todos”, en un intento por arrimarse al gran capital y al sistema político que había cerrado filas con Clinton. En esa línea están los nombres del nuevo gabinete -entre ellos, Steve Minujin, hombre del riñón de Goldman Sachs y de confianza de Wall Street, como secretario del Tesoro. Pero por debajo de estos movimientos, subyace el impasse social y económico de Estados Unidos, que no puede resolverse con gestos diplomáticos. La camarilla de Trump tendrá que vérselas con esas contradicciones y arbitrar sobre un Congreso dominado por los ajustes de cuentas y las tendencias a la desintegración de sus partidos. El sistema político de la principal potencia del planeta ha ingresado en un régimen de manotazos y crisis permanentes.

La escalada de reendeudamiento anunciada por Trump, junto a la inestabilidad financiera internacional, podrían conducir a una suba de las tasas de interés que, de todos modos, ya había anticipado la actual administración del Banco Central norteamericano. Pero un reflujo de recursos hacia Estados Unidos dejaría pedaleando en el aire a los “emergentes”; que se han servido de las tasas de interés bajas o incluso negativas para reciclar y aumentar sus propias hipotecas, como ocurre, en primerísimo lugar, con el gobierno Macri. El multitudinario elenco de diputados, senadores y legisladores argentinos que viajaron en estas horas a Estados Unidos para saludar la victoria de “la amiga de Wall Street” ha vuelto trasquilado. El gabinete del “retorno a los mercados” se ha topado con la desintegración económica y política “del mercado” al cual ha apostado su futuro.

Izquierda

La victoria de Trump en la interna republicana no fue el único fenómeno que dio cuenta de una desintegración de los partidos históricos de la burguesía americana. Entre los demócratas, la candidatura de Sanders, que se embanderó con reivindicaciones sociales, le dio una dura batalla a Clinton. Todas las encuestas durante las primarias daban cuenta de que Sanders le podía ganar a Trump, lo que no aparecía seguro con Hillary como candidata. Los 10 millones de votos que obtuvo Sanders en las internas muestran que no hay una derechización homogénea de la situación política, sino un principio de polarización que Sanders no desenvolvió. Aunque luego de la interna, sus bases y activistas le reclamaban una postulación independiente, Sanders se alineó con Clinton con el argumento de “enfrentar a la derecha”. Con el mismo planteo, buena parte de la opinión pública progresista o democratizante del continente llamó a votar a Hillary Clinton. Pero los obreros que seguían a Sanders optaron por Trump, hartos de los rescatistas democráticos del capital financiero. Así, el progresismo mundial cayó en el más temido de sus pecados políticos… fueron “funcionales a la derecha”. Estamos ante una poderosa lección para la izquierda de Estados Unidos y mundial: si la polarización social que desarrolla la crisis es la excusa para que la izquierda se alinee con los agentes centristas o clericales del capital financiero, entonces esa izquierda cargará con la responsabilidad de entregarle la dirección de las masas a los fascistoides.

La función de una izquierda revolucionaria, por el contrario, es hacer emerger una polarización política de la crisis capitalista, entre los defensores del capital y la guerra, de un lado, y un programa y una salida para los explotados, del otro. En Estados Unidos, el fascista y flexibilizador Trump no tiene nada para ofrecerle a la clase obrera, que tiene planteada hacer emerger un partido propio de esta desintegración política. En Argentina, esta convicción debe servir para que trabajemos, en los días que quedan, para que esa perspectiva se exprese en una gigantesca demostración política del Frente de Izquierda en la cancha de Atlanta.

http://www.po.org.ar/prensaObrera/1436/internacionales/trump-y-la-desintegracion-del-orden-politico-internacional-1

Expectativa tendras vos y los demas macristas. El resto no vemos nada bueno en el futuro con las medidas que ha tomado Macri. Que hasta ahora han beneficiado a algunos sectores de clase alta y han destrozado a las clases medias y bajas.
Vemos un retroceso en muchas cosas, vemos un vaciamiento del país, vemos un crecimiento gigante de la deuda externa, y bada indica que vaya a mejorar el poder adquisitivo de la gente.
Encima el mundo da un giro opuesto al que Macri quiere ir.

Hablabamos de la manipulación de los medios, ¿desde cuando las personas creen que es algo bueno pagar mas dinero por las tarifas? (en CABA pagaban poquisimo, pero en el resto del país no). Es ir en contra del nolsillo de cada uno. Y peor las justificaciones: “es injusto que 4 o5 multimillonarios reciban subsidios, por lo tanto, lo mas justo es que todo el mundo los pierda”… ¿Que clase de razonamiento es eso?. Y la gente se lo creyo y lo repite.

Clarito el mensaje de Bernie.
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En su Facebook hay más.

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Parece que murió el TPP:

Ayer ví al presidente de Perú decir que hay que trabajar en un acuerdo que contemple a China y Rusia. Me parece que vamos a empezar a oír más seguid sobre el RECEP chino.

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Hay que ser un tremendo forro del fascismo imperialista para escribir lo que escribe el “progre” este. El embellecimiento del capitalismo y del fascismo en su máxima expresión.

  1. El imperialismo y el capital financiero internacional no va a quitar las garras del mercado mundial porque tenga una política “proteccionista”

  2. Por el contrario, el imperialismo fascista interviene más en el mercado mundial disputando comercial y militarmente contra otras fracciones imperialistas

  3. El propósito de esta política es flexibilizar y precarizar las condiciones de los trabajadores, sobre todo el salario, es decir, si Trump logra aplicar sus políticas a fondo esto se va a significar una derrota histórica de la clase obrera.

"Paradojalmente, la elección de un xenófobo y misógino millonario norteamericano podría abrir, para América Latina, insospechadas oportunidades para romper la camisa de fuerza del neoliberalismo y ensayar otras políticas económicas una vez que las que hasta ahora prohijara Washington cayeron en desgracia. Como diría Eric Hobsbawm, se vienen “tiempos interesantes” porque, para salvar al imperio, Trump abandonará el credo económico-político que tanto daño hizo al mundo desde finales de los años setentas del siglo pasado. "

Hillary Clinton Blames F.B.I. Director for Election Loss

FUE LA POLICIA

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Sencillísimo. Es algo que las personas HONRADAS, que consideran que hay que pagar por lo que se usa, llamamos “SENTIDO COMÚN”: consumís, pagás ; no consumís, no pagás. Ir hacia el fin de los subsidios es una de las mejores decisiones del gobierno actual. Todos deben pagar los servicios, y todos los servicios tienen que poder pagarse, obvio.

Por lo demás, no te preocupes. Como todo zurdo negador, jamás vas a aceptar que las decisiones de mierda que hubo que tomar son la consecuencia del nefasto gobierno K (Q.E.P.D.) y su vaciamiento de las arcas a cargo de la sarta de delinKuentes. Éste es el rumbo del crecimiento, no el del chavismo. Ahora,si no hacen lo que hay que hacer y todo queda en veremos, tampoco te preocupes, en 2019 la gente (que NO es tarada y NO es manipulable, ni acá ni en Yanquilandia) se lo hará saber en las urnas y dirá qué prefiere, tal como hizo en cada caso en 2003, 2007, 2011 y 2015.

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Una parte de eso se explica en lo siguiente:
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Además, poco a poco los fueron incitando a formar parte del “sálvense quien pueda”, dejando de lado la idea de darle una mano a gente que todavía no se subió al colectivo en el que viajás.

Después tenés miles de casos doblevarísticos que, posta, no entendés :lol::
Me acuerdo que hace varios años, Lula, presidente de Brasil en aquel entonces, según los medios “estaba bien”. No tenía nada que ver con lo malo de Néstor y Chávez, por ejemplo :lol:
Están los tipos que se emocionan hasta el culo con la humildad de Pepe Mujica… y después te votan a Macri.
En tiempos de inundaciones, hay gente que dona una buena cantidad de cosas para los afectados… pero llamativamente, mucha de esa gente que dona cosas, está en contra de la AUH :mrgreen:
Ofenden a bolivianos/peruanos/paraguayos (todos sabemos que para esta gente están los inmigrantes buenos y los malos)… pero eso sí, son los primeros en putear a Trump porque descalifica a los mexicanos.

Conozco gente cercana (bastante cercana te diría) que está muy de acuerdo con el pensamiento de Noam Chomsky y de Michael Moore, que piensa que el documental Zeitgeist tienen que verlos todos los seres humanos vivos en el planeta, que las obras de Galeano son brillantes por sus ideas, que sigue a Bernie Sanders y “megustea” muy seguido sus publicaciones, en fin… pero votan a Macri.

Es como que te guste demasiado el calor y tener el aire siempre prendido en 19ºC :lol:
PONETE DE ACUERDO, LA CONCHA DE TU MADRE :lpmqtp:

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Coincido en todo salvó lo de negrita. La gente reacciona únicamente por su momento económico actual, por lo que es bastante tarada