Yo recuerdo que allá por el 2007, 2008, cuando recién iniciaba la presidencia de Cristina, había muchas voces en contra. Muchísimas. Diría que había casi unanimidad en el discurso en contra del gobierno. Lo cual no representaba una novedad para mí, porque desde que nací, había observado un repudio constante para con nuestros gobernantes. Pero sí recuerdo que me llamaba un poco la atención el hecho que una presidenta que acababa de ganar con casi el 50% de los votos, en pocos meses tenía a todo el mundo en contra. Había acusaciones muy duras, que me hacían un poco de ruido. Pensaba un paralelo con Aguilar como presidente de River, que había heredado un club q venía de 10 años de campeonar en cada temporada y ahora lo estaba colocando en las últimas posiciones del fútbol argentino. Entendía ahí una razón valedera para ser muy duro con las críticas, pero en el caso de CFK que agarraba un país con 60, 70 años (al menos) de desastre tras desastre, algunas de esas críticas me parecían un tanto apresuradas y desmedidas, repito, para una autoridad que acababa de haber sido elegido por amplia mayoría. En ese momento asocié esas criticas a una misoginia exagerada, no noté la manipulación directa de los medios.
Pero luego a mediados de 2008, con el conflicto del campo, noté algo. Empezó el ataque del gobierno para con Clarín, empezó 678, los medios de Gvirtz cambiaron de opinión y de repente me encontré con mucha gente conocida / amiga que me daba respuestas del estilo “No, no pode estar en contra de ambos, estás con uno o con otro, la neutralidad no sirve”… Había empezado la polarización, binarización, o como quieran llamarle. No se permitía pensar distinto, había que incluirse en una posición o sino eras funcional a la otra posición.
Para mi ese contraataque comunicacional del gobierno fue brillante desde el punto de vista estratégico. El gobierno logró que la gente abriera los ojos ante la manipulación mediática. Algunos seguirían manteniendo una postura, otros la cambiarían, pero nadie podría ya negar su existencia. Ahí entiendo yo que nació el kirchnerismo como movimiento, previo a eso, Néstor y Cristina, eran apenas dos gobernantes más del PJ. En ese momento fue que fundaron las bases de este movimiento. Se basaron en las viejas estrategias peronistas, desempolvaron a Jauretche entre otros, volvieron algunos términos como gorila, oligarca, clase media, acompañados de medidas sociales para las clases populares, y se apeló a los jóvenes y al discurso épico patriótico revolucionario, entre otras cosas.
Mi opinión particular es que fue un mal necesario para ese Kirchnerismo, que estaba muriendo antes de nacer, y necesitaba a como de lugar mantenerse en el poder, ya sea por el poder mismo o por la necesidad / oportunidad de modificar alguna estructura. El tema es que con el correr del tiempo, este revelar de un discurso unificador, de este único gran relato moderno, no llevó a las múltiples voces o interpretaciones como reza el posmodernismo, sino a la creación otro gran relato moderno opuesto al anterior. Es decir, la polarización no fue una etapa sino que se quedó, y es aquí donde me parece peligroso y contraproducente. Ambos relatos se han vuelto infalsables, porque nadie puede confiar en una fuente, nadie puede confiar en una estadística, nadie puede confiar en una opinión, todo está cuestionado por la intención del otro. El debate se anuló. Se precipitó el etiquetamiento ideológico y hasta social.
Entiendo que cada uno entiendo (valga la redundancia) que es dueño de su forma de pensar y de moldear su ideología, todos nos creemos libre pensadores. No creo que nadie admita, o le gusta admitir que alguien nos baja línea o nos lava el bocho, pero por más independientes que creamos que somos, siempre nuestra realidad está afectada por la realidad grupal en la que vivimos.
Hay experimentos copados sobre la conformidad grupal, como el de Solomon Asch, por ejemplo, dejo el link si alguien chusmearlo.
Básicamente lo que prueba el experimento es que modificamos nuestras decisiones para encajar en la lógica de un grupo. Que si todos dicen A, nosotros también a la larga decimos A, para no quedar excluidos. Cualquiera que pasa un ratito por campo de juego en este foro se puede dar cuenta de que hablo.
Pero, lo que me pareció más interesante del experimento, es otra versión de este mismo experimento, que incorporaba scanners de resonancia magnética para ver que sector del cerebro se activaba en el momento que el sujeto modificaba su respuesta para encajar con el grupo. Lo sorpresivo, fue que si bien en las primeras pruebas, la parte del cerebro que se activaba tenía que ver con el juicio o raciocinio, con el correr de las pruebas, la parte que se empezaba a activar era la de la percepción. Lo que el estudio probó, fue que no sólo uno opina algo para acordar con la corriente, sino que con el correr del tiempo de estar expuestos a un grupo, empezamos a percibir las cosas como el grupo, básicamente una lavada de bocho, je. Ahora, ninguno de los sujetos estudiados, admitió, ni quería admitir que estaba siendo influenciado, la mayoría opinaba que había tomado las decisiones por cuenta propia, sin presión del grupo.
Digo, no estoy descubriendo nada nuevo, todos escuchamos hablar de peer pressure o cosas por el estilo, pero está bien graficado y es bastante didáctico el experimento para explicar lo que quiero decir. Hoy por hoy, hay dos grandes grupos mayoritarios, que queriendo o sin querer, están conformando al resto. Amoldándonos, haciendo que estemos de uno o del otro lado. Y así, como en algunos casos, cuando tomamos una posición, o exponemos algún argumento para defender o atacar algo / alguien, nos damos licencias para no ser 100% honestos intelectualmente y tirar un poquito de agua para nuestro molino. En muchísimos otros casos, realmente no nos damos cuenta como nuestra percepción es alterada constantemente, ya sea para un relato o el otro, y entiéndase esto para todo el texto. De ninguna manera el kirchnerismo inventó la polarización (sí creo que la implementó), ni de ninguna manera el kirchnerismo inventó el conformismo o la manipulación mediática. Sí visibilizó la que no le conviene e implementó la que sí le conviene.
Por eso dudo que sea realmente posible un debate en este momento donde emocionalmente están ya barajadas las cartas. Creo que la polarización atenta contra la diversidad. Tampoco se si es posible pasar a una nueva etapa de múltiples voces o es una utopía, y en todo caso, que pasos requeriría tomar o cuanto tiempo llevaría alcanzarla. Lo que sí puedo decir es que para que algún proyecto avance, no alcanza con plantar bandera e intentar vencer la muñeca del rival, porque eso puede funcionar un par de veces si soy fuerte, pero en algún momento inevitablemente me voy a debilitar y cuando el otro venza mi muñeca se irá por la borda todo lo que llevaba logrado hasta ese momento, y será sólo un juntar fuerzas para volver a ganar la pulseada, voltear lo del otro y construir lo mio. Un eterno retorno como diría Borges o un inevitable volver a empezar como diría el pendeviejo de Lerner. La única posibilidad de progreso, es encontrar un consenso de base, y para eso debe haber una conciliación entre partes. Obviamente uno no pide que se pongan de acuerdo los que quieren un país para todos y los que quieren un país para el 1% de los ricos del país, pero sí muchos sectores del centro, o centroizquierda política que hoy están enfrentados, podrían acercarse y trabajar en puntos en común, si bajase un poco la guardia y dejaran el etiquetamiento electoralista un poco de lado.