Que cagada eso de los migrantes centroamericanos che, eso no es nada comparado con lo que de verdad les pasa, como dije unos mensajes atras , es un holocausto y no exagero, si habre tenido discusiones con mexicanos por esta cuestión, Mexico en general si sos extranjero te tratan re bien ah pero eso si solo si sos blanco, si sos de rasgos indigenas y mas pobres que ellos y sos de centroamerica si te ignoran es un buen trato.
Me indigna por que Mexico es un pais de gente que por falta de laburo y de oportunidades invadio de migrantes ilegales USA, es decir saben el problema y lo comparten pero no son capaces de darle una mano a esta pobre gente, al contrario viven cagandola de mil maneras posibles, media pila loco si ni siquiera es que quierenr quedarse aca, solo van de paso.
Las historias que les pasan a esta pobre gente, boludo eh quedado al borde de las lagrimas cuando las escucho, me las cuentan o las leo, yo mismo me encontre con algunos migrantes una vez en una estacion del tren que se llama Lecheria en las afueras del DF, hambrientos , cagados a palos por la policia, la gente, los zetas, todo el mundo abusa de ellos, eran 7 junto con mi compañero les compramos un par de pollos al speedo, no sabes boludo 3 dias sin comer llevaban, te juro me conmovieron hasta las lagrimas, y lo unico que buscan es salir de la miseria total en la que viven en sus paises donde con menos de 10 dolares al mes tiene que alimentar a su familia.
Las cosas que les pasan una vez que se suben a ese tren de mierda que al que le llaman La Bestia, no saben si van a terminar con vida la travesia.
Estas son un par de historias de migrantes secuestrados por la peor mierda que he conocido en mexico Los Zetas, advierto que son fuertes. despues cuento mas.
hay un par de palabras que ellos usan, aveces dicen andabamos para decir teniamos, y coyotes son las personas que los cruzan de manera ilegal a USA, coyotes o polleros.
[b]I
En la casa a la que nos llevaron había migrantes que tenían varios días y hasta semanas ahí dentro. Unos no tenían dedos ni de las manos ni de los pies y a algunos les faltaban las manos o los brazos. Los secuestradores se los habían cortado, porque su familia no respondía o no podía pagar.
Puedo decir que ellos no respetaban ni la edad, porque había como cinco niños de quince años y a ellos también les habían cortado los dedos de las manos; los pobres se quejaban todo el tiempo, por la noche lloraban mucho, pues tenían temperatura y se desangraban poco a poco. Aunque no nos podíamos acercar a ellos, porque nos golpeaban los secuestradores, yo ayudé a uno de los niños. Él se llama Eduardo y es hondureño, yo pienso que ahora él ya está muerto, porque tenía como quince días secuestradoy estaba bien flaquito; a él le cortaron tres dedos, dos de la mano derecha y uno de la izquierda. Yo le daba mi pan cuando no me veían los secuestradores, porque todos los días llegaban con un pan para cada migrante y agua; siempre nos aventaban el pan y nos gritaban e insultaban.
Daniel Palomo Coto, hondureño, 20 años, unión libre, 1 hija
II
Mi nombre es Nancy, soy salvadoreña y estuve secuestrada del 13 de abril al 22 de junio. A mí me agarraron los Zetas en Coatzacoalcos, Veracruz, cuando estaba en el supuesto albergue de una mujer a la que apodan “La Madre”, que se hace pasar por religiosa para que nosotros caigamos.
Hasta ahí llegaron unas grandes trocas (camionetas)que eran como las que trasladan mudanza y nos agarraron a mí y a otros 83 compañeros más. Nos dijeron que nos cobrarían dos mil quinientos dólares, a pagar en Houston, Texas.
Nos llevaron hasta Reynosa Tamaulipas, y ahí en el camino íbamos pasando retenes del Instituto Nacional de Migración y de la Policía Federal, que nos veían cómo íbamos y aún así no hacían nada, sino que sólo recogían un dinero que les daban para que guardaran silencio. Los secuestradores nos decían que nos fijáramos bien que ellos tenían pagado todo. Uno de los hombres empezó a molestarnos para abusar de nosotras las mujeres que ahí íbamos. Entonces, uno de nuestros compañeros se enojó e intentó defendernos, pero no pudo, porque a él también lo violaron y después lo mataron a golpes. Él cayó al suelo muerto, sobre mis pies, mientras nos decía a mí y a mis otras dos compañeras que por favor habláramos y dijéramos qué era lo que estaba pasando.
Rodeamos como quince minutos la carretera que va a Reynosa y antes de llegar a la casa de seguridad nos bajaron en un lugar donde rentan camiones de carga, porque decían que los Zetas nos iban a contar. Después, nos subieron a una pick up blanca y todos íbamos apilados en la paila.
Llegamos a una casa muy grande que está enfrente de una cancha de futbol. En esa casa
nos mantuvieron hasta que sucedió lo siguiente: había una mujer hondureña de nombre Sara, que estaba embarazada y que ya llevaba mucho tiempo secuestrada. Ella sólo me dijo que se llamaba así, y que tal vez iba a llegar un momento en el que se le olvidaría su nombre, por lo que me pidió que se lo recordara cuando esto sucediera.
Y fue cierto, después de algunos días ella ya no recordaba su nombre y sólo llorando pasaba. Entonces, empezó a nacer el bebé, y nadie la ayudó, sino que al contrario, la golpearon para que dejara de quejarse. El bebé nació, pero la placenta nunca salió, así que al cabo de dos horas de que nadie la ayudara, ella murió ahí, desangrada.
Al bebé se lo llevaron y no sé qué habrá pasado con él. Los secuestrados no hicieron nada con el cuerpo de Sara, sino que ahí lo dejaron, y nosotros teníamos que convivir con el cadáver, hasta que empezó a oler tan mal que los vecinos se dieron cuenta y avisaron al Ejército que algo raro estaba pasando en esa casa. Supe que los de la Migración le avisaron a los secuestradores
y entonces, nos movieron para otro lado y dejaron el cuerpo de Sara ahí.
Después, sucedió que dos de mis compañeras quedaron libres porque pagaron el rescate, así que se fueron a entregar a la Migración en Reynosa. Ahí les dijeron a los agentes lo que había pasado y entonces, ellos mismos las vendieron otra vez a los Zetas.
Ellas llegaron a la casa y ahí las mataron y las pusieron a las dos como ofrenda a la Santa Muerte. Hicieron que todos pasáramos a hincarnos frente al altar con las dos mujeres muertas para pedirle perdón a la Santa Muerte.
Durante todo este tiempo, llegaban muchas veces tres hombres mexicanos, que eran los jefes, y buscaban a las mujeres que ahí estábamos para abusar de nosotras. A mí me violaron los tres muchas veces. También me propusieron trabajo. Me dijeron que fuera a El Salvador y trajera gente para ellos, que no me iba a pasar nada porque todo estaba arreglado. Primero les dije que
sí, con la intención de que me soltaran y me fuera a denunciar, pero después me dio mucho miedo y les dije que no. Entonces, tuve que esperar a que mi tía terminara de juntar el dinero para que me liberaran. Quince días después de que ella depositó la cantidad que le pedían, a mí me dejaron libre.
Por cierto, el día de las elecciones, el 5 de julio, a muchos los sacaron a votar,
les dieron una credencial de elector y les dijeron que votaran por un partido, que no me acuerdo cuál era, pero que ganó las elecciones, porque todos se pusieron felices y hasta les hicieron una rebaja en el rescate a los que habían votado.
Nancy, 24 años, salvadoreña, soltera, 1 hija[/b]
Despues cuento lo que se del caso Forza.