Economistas contra la teoría Susana Gimenez
Mario Pergolini y Jorge Rial no están solos. A la lista de enemigos de Susana Giménez ahora hay que agregarle a los estudiosos de la economía del crimen, una rama poco explorada en la Argentina.
Dentro de dos semanas se difundirá un trabajo de tres economistas (Ernesto Schargrodsky, de la Universidad Di Tella y Sebastián Galiani y Martín Rossi, ambos de San Andrés) que echa por tierra -al menos desde el punto de vista econométrico- una hipótesis lanzada por la diva de los teléfonos en plena crisis de inseguridad: que para bajar la tasa de criminalidad es necesario volver a instalar el servicio militar en la Argentina.
Los académicos analizaron una muestra con miles de casos de varones nacidos entre 1958 y 1962. Para los que no hicieron la “colimba”, el porcentaje de los que terminaron con algún tipo de prontuario fue del 6%. Para los que pasaron por los cuarteles, en cambio, la tasa sube a 6,27%. “A nivel estadístico es suficiente para rechazar la hipótesis Susana Gimenez”, explica Schargrodsky, director del Laboratorio de Investigaciones sobre Crimen, Instituciones y Política (LICIP) y principal autoridad en la Argentina sobre economía del crimen.
En el mundo de los economistas, los delincuentes son seres racionales que miden costos y beneficios antes de cometer un delito. Se levantan a la mañana y calculan riesgos (la posibilidad de ir preso) y también costos de oportunidad: lo que ganaría esa misma persona si se dedicara a una actividad lícita.
La rama fue creada 40 años atrás por Gary Becker. El Premio Nobel llegaba tarde a tomar exámenes a Columbia, y se descubrió a sí mismo estimando el riesgo de dejar el auto mal estacionado cerca de la universidad versus el costo de pagar un estacionamiento más lejos. Fue una revelación.
En el caso de la Argentina, uno de los grandes enigmas de la economía del crimen es por qué la tasa de delitos contra la propiedad bajó tan poco durante la recuperación de 2003-2008. Una de las explicaciones probables es que en este campo se da un fenómeno de “histéresis”: el crimen sube con el deterioro de las condiciones sociales, pero no baja luego en la misma magnitud cuando la economía mejora. Tiene que ver con la formación de capacidades y tejidos delictivos que luego cuesta eliminar.
En el caso del servicio militar, la hipótesis Susana Gimenez se apoya en que allí los jóvenes están “contenidos”, reciben formación y arman contactos sociales. En contra: aprenden a manejar armas y, cuando terminan, están atrasados en experiencia laboral con respecto a su generación. De hecho, los economistas de Di Tella y San Andrés encontraron una mayor propensión a delinquir entre quienes pasaron por la Marina, que tenía un lapso mayor de servicio obligatorio.
Idea para futuras investigaciones: ver cuántos “soldados de la Patria” (triple 0 en el sorteo), al volver de la Antártida, terminaron siendo asesinos seriales.