Rincón de los anticlarinistas

(?)

Cuantas veces escuchamos “yo no lo dije o no quise decir eso”?. No me parece nada pelotudo, puede que tenga razón, pero esto pasa muchas veces.

Defendés a Macri, Magnetto ¿Quién va a ser mañana, Skeletor, Munra?

Que grosso que era Mumm-Ra ! :lol:

//youtu.be/EEeAwS_Qzu4

No se te fruncia el orto de pendejo cuando veias esto ? :lol:

¿De pendejo?

Se me frunce ahora!!

Espectacular ese doblaje ajaj

//youtu.be/DF7Nk6c7SYs

otra equivocación más

JAJAHAAJAJAJA

Equivocación :stuck_out_tongue:

El comienzo, con tanta risa y comentario basura, es una vergüenza. Gente vacía, miserable.
Los sentimientos de una piba que se esfuerza y lucha por un sueño noble quedan de lado a la hora de tirar porquería. El veneno puede más.

Lo más patetico es la minita que le dice: “bueno, pero soltate el pelo asi lo vemos…” Demasiado buena la pibita, la verdad, yo los mando a cagar.

Me comunican por la cucaracha que mañana fallecen mercedes ninci, sandra borghi, la conchuda que le pide a la piba que se suelte el pelo y el monigote de al lado.

Tergiversan las cosas, sacan de contextos las palabras, ponen títulos engañosos y mentirosos… en serio nunca escuchaste hablar de amarillismo?, de intencionalidad periodística?.

Aplicando la lógica, por qué una persona re-escribiría una nota aclarando que lo que salió en la nota anterior no fue lo que dijo?. Si la nota hubiera sido lo que dijo, no hubiera re-escrito una nota para aclarar que el periodismo servil del grupo des-contextualizó sus palabras.

Los políticos lo hacen bastante. En serio nunca escucharon a alguien que porque no era políticamente correcto lo que dijo, dice que lo sacaron de contexto cuando lo que dijo no emitió ningún tipo de dudas. Aclaro que no digo que sea este caso, no escuche el audio, no se puede opinar al respecto.

Los políticos serán los políticos, esta piba es deportista, asno.

Gabriela Cerruti

El juez falló a mi favor en la demanda que inicié por daños agravados por violencia de género contra Jorge Lanata por sus dichos.
Hizo lugar a la demanda por daños, lo condenó a leer la sentencia en su programa radial y una compensación monetaria.
No hizo lugar al encuadre como violencia de género, que es para nosotros muy importante, por lo que seguiremos insistiendo en ese punto.

Cerruti le ganó el juicio a Lanata - Infonews | Un mundo, muchas voces

Hace un tiempo, le respondí desde esta columna.
Sabés qué, no te creo | Opinión | Tiempo Argentino

Sabés qué, no te creo
Le gusta decir que todos empezamos en el periodismo con o por él. Jamás perdería el tiempo en discutírselo. En cambio, sí me gustaría que sepa –si no lo sabe aún–, que tuvo mucho que ver con mi alejamiento de la profesión.

Era enero de 1997 cuando, con un poco de agudeza y mucho de azar, logré hacerle una entrevista al represor Alfredo Astiz. El reportaje tuvo mucho impacto: allí reconoció públicamente por primera vez su rol en el Terrorismo de Estado y dijo aquella frase que luego se haría famosa: “soy el mejor preparado para matar a un político o a un periodista.” La entrevista publicada por la revista trespuntos –que dirigíamos junto a Claudia Acuña y Héctor Timerman–, le valió a Astiz ser dado de baja de las Fuerzas Armadas y enjuiciado por apología del delito. Causa por la que fue condenado, después de un juicio oral, en un fallo ratificado por la Cámara Federal y la Corte Suprema.
Hundido en la hoguera de vanidades y frustrado por no haber sido el autor de esa nota, Jorge Lanata defendió tanto a Astiz que terminó siendo convocado por el asesino como su testigo de defensa en el juicio oral. Mientras Lanata se ocupaba de descalificarme y defender al represor, los marinos amenazaban a mi familia y a mí desde “La Cueva”. Varias páginas de los escritos de la defensa del ex marino se llenaron de citas del periodista.
Lo esperé en tribunales el día del juicio oral en que debía presentarse a sostener sus afirmaciones, convocado por Astiz y su defensa. Pero Lanata a último momento envió un escrito diciendo que no concurriría porque estaba enfermo. No se presentó.
La fiereza con que dos o tres periodistas hicieron valer en aquel momento supuestas reglas de un manual que decía que era más importante llevarse bien con un asesino que verlo preso, me ayudaron a pensar que ya había demasiadas cosas de cierta manera de comprender el periodismo que no tenían que ver conmigo. Que quería dar el debate público con libertad para comprometerme con mis ideas. Que quería dejar de ser una cronista de la realidad para pasar a intentar transformarla.
Los insultos de Lanata de esta semana hablan claramente de quién es él, y son una muestra concentrada del tipo de periodismo que representa.
Ninguna de las afirmaciones que enumeró son ciertas; ninguna. Ni la más nimia: no entré a Página/12 a los 18 años sino a los 22. Mi papá, Amado Ruggero a quien extraño con el alma, fue chofer desde los 14 años pero jamás fue chofer de Antonio Cafiero, y creo que nunca lo conoció siquiera. Cuando dejé de leer para convertirme –según él– en analfabeta, me fui a Londres a cursar un doctorado en Ciencias Políticas. El Jefe fue, junto a Robo para la Corona de Horacio Verbitsky, uno de los libros claves de la historia del periodismo político. Y yo, la “lobbista del menemismo”, hice durante muchos años la tapa del diario que él dirigía con mis crónicas y mis denuncias. ¿Nos enteramos ahora que su diario era menemista?
Tratar de puta a la mujer que no se puede controlar es el postulado básico de la violencia de género. Aunque sea moneda corriente en nuestra sociedad insultarnos cobardemente con cosas que jamás le dirían a un varón, soy una militante de los derechos de la mujer y no voy a naturalizarlo. De ese punto, señor Lanata, hablaremos en tribunales cuando deba dar cuentas por injurias agravadas por violencia de género.
No voy a responder en su lenguaje, aunque podría escribir un libro con anécdotas que todos conocemos y que lo han llevado hoy a que ninguno de los periodistas, productores o asistentes que formaron alguna vez parte de sus equipos de trabajo, quiera ya estar a su lado. Ninguno. Ni los que lo acompañaron en sus espasmódicos éxitos radiales o televisivos, ni los que abandonó en sus emprendimientos como XXI o Crítica, a los que desamparó en menos de dos años, sin indemnización y después de haberlos hecho renunciar, en muchos casos, a trabajos de toda la vida.
Ninguno, a pesar de que ahora no sólo promete gloria sino también dinero y fama.
El punto no son las vidas y las frustraciones personales, cada uno a vivir a su manera y a resolver como pueda sus desafíos. El punto es que es una manera de hacer periodismo, de concebir el periodismo, y de concebir por lo tanto también la cosa pública en el país.
Durante el último año, amigos, colegas, gente en la calle, me han preguntado reiteradamente “¿Qué le pasó a Lanata? ¿Por qué cambió tanto?” Lamento desilusionarlos. Jorge Lanata no cambió nada. Siempre corrió detrás del dinero, las aventuras fáciles y la fama. Hoy, solamente, consiguió que eso se lo diera el grupo Magnetto y se convirtió así en su rehén. Un rehén inescrupuloso, que hace los deberes hasta la sobreactuación.
Ese Página/12 que él dice haber fundado, era un colectivo en el que nos cruzábamos en los pasillos con Juan Gelman, Horacio Verbitsky, Eduardo Galeano, José María Pasquini Durán, Tomás Eloy Martínez, Osvaldo Soriano, Miguel Briante…tantos más. Fue una escuela de periodismo para mi generación y agradezco la posibilidad de haber podido pertenecer y contribuir.
Pero él no compartía ese periodismo. Por eso se fue.
Nos decía que había que aprender de Bernardo Neustadt si no queríamos quedarnos escribiendo en un diario que sólo leyeran los amigos.
Él quería fama, y se fue a hacer un programa de televisión en el que, mientras se derrumbaba la convertibilidad y el país llegaba al 50% de pobreza extrema, se preocupaban por el profesor de tenis de Graciela Fernández Meijide y si los hijos del presidente comían sushi o tenían nuevas novias. Lo rodeaba un gran equipo periodístico, eximios y honestos investigadores, y eso, una vez más, lo salvaba de quedar tan en evidencia.
El eje de ese periodismo es la banalización de la política; la construcción mediática de la antipolítica no como instrumento de cambio sino sencillamente como fórmula desestabilizadora de los gobiernos elegidos democráticamente. No importa si es desde el Maipo, la casa de Magnetto o el aeropuerto de Caracas: lo que importa es banalizar todo, igualar lo frívolo con lo profundo, indignarse por una cartera como si estuviéramos debatiendo la deuda externa. Según él, había que convencer a María Julia Alsogaray para que viniera a la fiesta de los tres años de Página/12 en el Hotel Alvear porque nos daba glamour y nos ayudaba a vender en Barrio Norte. ¿Qué importaba si mientras tanto entregaba la telefonía nacional? Era un personaje simpático. ¿A quién le importa que Cristina haya estatizado YPF? Lo que importa es cuánto cuesta la suite presidencial del hotel de Nueva York.
A veces, se cruzan límites. Pocas veces como hace unos meses, cuando por no ser invitado a una fiesta él dijo que estaba “desaparecido”. Y como todo es un camino de ida en la vida de ciertos personajes, ahora los episodios en el aeropuerto de Caracas son sobredimensionados al punto de compararlos con un secuestro y 30 mil desaparecidos. No importa que a los desaparecidos los desaparecieron. No importa que los secuestraron, los torturaron, parieron en campos de concentración, les apropiaron los hijos, los tiraron al río. “Estuvimos secuestrados en un pozo”, dice Lanata. Y la memoria de los chicos de la Noche de los Lápices secuestrados en el Pozo de Banfield clama por decencia y respeto. O vaga por ahí, llena de vergüenza ajena.
Decir mentiras, fabular, insultar, sin derecho a réplica. Los herederos de la escuela del “nunca dejes que la realidad te arruine una buena nota”, que curiosamente conviven en el mediodía de radio Mitre. Es una ideología periodística. Por eso se desmoronan cuando alguien, sencillamente, les dice “No les creo. ¿Por qué debería creerles, si mienten siempre?” Hacen del periodismo una religión, una cuestión de fe: jamás una prueba, un documento. Hay que creerle porque es él, y grita más fuerte.
Por eso le resulta inaceptable algo tan sencillo como “Sabés qué, no te creo”. Nada más que eso. Porque se precipita el castillo de naipes armado en base a fábulas.
Esta falta de escrúpulos es mano de obra barata para el grupo que lo utiliza como uno de sus instrumentos en su afán por seguir controlando el sistema de comunicación en la Argentina. Ya que no pueden inventar un candidato, como en otras épocas. Prefieren entonces sencillamente apostar a minar el sistema democrático. Desde allí se cuestiona no solamente un proyecto político en el país sino un clima de época en toda Latinoamérica.
No es toda su responsabilidad. Él es sólo parte del engranaje. Lleva adelante un proyecto individual y cada uno con su vida hace lo que quiere.
Yo elijo formar parte de un proyecto colectivo. Sentirme parte de una comunidad transformadora, alegrarme y penar con muchos, con iguales, con otros que sueñan los mismos sueños que hoy se hacen realidad.
Por eso, porque cada uno con su vida hace lo que quiere, y yo soy parte de un proyecto colectivo transformador, cuando en medio de la alegría por el triunfo del proyecto popular en Venezuela se intenta tapar el cielo con las manos, tengo derecho a decir, por lo menos: “¿Sabés qué pasa? Yo a vos no te creo nada.”

Telefónica suma espectro, conserva Telefe y podrá entrar en el negocio del cable

Hace algunos meses, cuando Gerardo Milman, director por el Frente UNEN en la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual ( Afsca), le preguntó al presidente de ese organismo, Martín Sabbatella , por qué no se trataba el plan de adecuación a la ley de medios del grupo Telefe, el funcionario kirchnerista le respondió: “No tenemos decisión política tomada”.

Esa situación parece haber cambiado. A 23 meses de haber sido presentado, la Afsca finalmente tratará el lunes próximo la adecuación de Telefe, cadena de TV abierta de mayor audiencia controlada por la multinacional española Telefónica, y declarará admisible la propuesta de esa empresa, que contempla la venta de dos de sus nueve canales abiertos, en Bahía Blanca y Neuquén (dos plazas económicamente deficitarias a las que la señal igualmente seguirá llegando por medio de la TV por cable).

El proyecto de resolución que la mayoría oficialista en la Afsca se apresta a aprobar es brevísimo, tiene sólo cuatro artículos. El primero declara admisible la propuesta, el segundo le da un plazo de 30 días para que ratifique las licencias de las que se va a desprender, y los dos últimos son sólo de forma.

En el caso Telefe, Telefónica tenía al menos tres cuestiones a resolver: 1) el hecho de ser una empresa extranjera y 2) ser una prestadora de servicios públicos (ambas cuestiones prohibidas expresamente por el artículo 25 de la ley audiovisual); y 3) llegar a más del 35% de la población del país (lo que viola a su vez el artículo 45). De los dos primeros aspectos, nada dice la parte resolutiva de la disposición que la Afsca aprobará el lunes.

Tampoco Telefe-Telefonica habían hecho referencia a esos aspectos en la propuesta presentada días antes del fallido 7D, el 7 de diciembre de 2012. De hecho, la propia Afsca (para la cual Telefe llega con su señal a 18,7 millones, el 45,3% de los habitantes) acepta una de las “contabilidades” hechas por la propia cadena de TV -la más conveniente para sus intereses-. En aquella propuesta, los apoderados de Telefe habían afirmado que “dicho artículo [45] no es del todo claro y puede ser objeto de diversas interpretaciones”.

En los considerandos de la resolución sí hay referencias a las dos restantes cuestiones: la extranjería y la incompatibilidad con servicios públicos y explica por qué Telefónica, siendo española, puede seguir conservando Telefé y arriesga una nueva interpretación sobre la incompatibilidad con servicios públicos que podrá ser esgrimida en el futuro por otros licenciatarios.

En rigor, la extranjería de Telefónica ya había sido resuelta en el decreto reglamentario 1125 de la ley de medios firmado en 2010 por la presidenta Cristina Kirchner. Según esa reglamentación, la extranjería de la propiedad de medios audiovisuales (totalmente prohibida) debe ser aplicada según lo previsto en la ley 25.750 de Preservación de Patrimonios Culturales, que exceptúa de esa prohibición a las empresas foráneas que ya controlaban medios antes de la sanción de esta última norma, en 2002. Paradójicamente, a aquella norma que ahora favorece a Telefónica -y que fue impulsada durante el interinato presidencial de Eduardo Duhalde- se la denominó Ley Clarín.

Tras más de dos páginas de argumentación legal, los considerandos de la resolución concluyen que “la interpretación sistémica de las disposiciones legales y reglamentaciones precedentemente consignadas llevan a concluir que Telefe respecto de la nacionalidad de su controlante Telefónica, sociedad constituida bajo las leyes del Reino de España, se encuentra habilitada para prestar servicios de comunicación audiovisual”.

En cuanto a la incompatibilidad de ser a la vez licenciatario de medios audiovisuales y prestador de servicios públicos (como la telefonía fija), los considerandos de la norma afirman que "de la interpretación del art. 25 inc. d) surge que esa prohibición se aplica a “las licenciatarias y sus socias” y no a sus controlantes y que por lo tanto “no existe este impedimento respecto de la firma Telefe ya que ni ésta ni sus socios resultan ser prestadores o socios de una prestadora de servicios públicos”.

El tratamiento del caso Telefe había sido prometido para marzo de este año por Sabbatella e incluido en al menos tres ocasiones en el orden del día del directorio para luego ser quitado del temario. El lunes próximo, según está previsto en el orden del día, la Afsca tratará también los planes de adecuación de DirecTV (que ya fue declarado admitido y será formalmente dado por cerrado a pesar de las dudas que aún persisten respecto del artículo 31 de la ley, entre otros) y Prisa-Radio Continental (que también tiene a Telefónica como accionista indirecto, aunque en los documentos existentes en la Afsca esa emisora aún no está registrada a nombre de su actual propietario).

Fueron diez días claves para Telefónica y Telecom Argentina: obtuvieron espectro (fundamental para el futuro del negocio de las comunicaciones, incluidos los medios; y hasta podrían llegar a pagarlo parcialmente en pesos y no en dólares como prevé el plego de licitación), tendrán vía libre para ingresar al negocio de la TV por cable cuando se apruebe le ley de telecomunicaciones Argentina Digital -tal vez antes de fin de año- y, en el caso de la empresa española, no tendrá que desprenderse de Telefe, la cadena televisiva de mayor audiencia del país. En tanto, David Martínez, accionista minoritario de Telecom -que tiene una oferta para comprar la parte controlante de esa empresa-, ve en el horizonte la solución a sus problemas con la ley de medios: la nueva ley telco le permitirá conservar esa empresa y su participación minoritaria en Cablevisión (cableoperadora del grupo Clarín que para cumplir con la ley de medios deberá partirse en tres empresas independientes).

Telefónica suma espectro, conserva Telefe y podrá entrar en el negocio del cable - lanacion.com *

Que negocito redondo que se hicieron, desarman Clarín para entregarle el negocio a una empresa extranjera, me gustaría ver las reuniones de los funcionarios del gobierno con la gente de Telefonica, lindos maletines les deben regalar.

[b]Se pelean entre ellos: una cacerolera agredió a un fotoperiodista de Clarín[/b]

00:28 | En las redes sociales apareció una foto donde se observa a una mujer golpeando a Germán Adrasti, empleado del diario del multimedios, durante una manifestación opositora impulsada por el propio grupo corporativo.
De la Redacción de Diario Registrado // Viernes 14 de noviembre de 2014 | 00:28

“Cosecharás tu propia siembra”, reza un dicho. Algo así le pasó a un fotoperiodista de Clarín, que mientras cubría un cacerolazo opositor, fue agredido por una mujer que se encontraba en la manifestación.

Todo el odio que el mismo Grupo Clarín ha difundido a través de sus medios, esta vez estalló contra ellos mismos por el accionar de esta cacerolera, que en este caso, se la agarró con un pobre trabajador.

Difundió tanto que no me entere, ni nadie se enteró… Dejense de joder, todo lo arma Clarín, que hincha pelotas que son

Es que ya se resignó la corneta con las dos fallidas convocatorias.

Ahora como esta vez dejaron tirada a la gente, se ve que la señora se la agarró con el pobre flaco.