La Copa Libertadores en la época que Estudiantes gana 3 consecutivas no tenía el valor actual, que consigue a partir de los 80’s. Newell’s lleva 5 décadas consecutivas siendo campeón en todas, y posee más títulos locales que Estudiantes. Además, Newell’s comienza a codearse con los grandes equipos argentinos a partir de 1940. Antes participaba de la Liga Rosarina, tanto en los años del amateurismo como los primeros del profesionalismo. Cualquiera puede tener una racha, y eso no implica que un club se transforme en “grande” o adquiera importancia suficiente en pocos años. En la constancia se certifica grandeza, pero también en un valor positivo que refleje el nombre de un club más allá de la pelota. No hace falta caer en contradicciones para sostener una postura, ni en la necesidad de apelar a salidas que no generan gracia. Tratemos de exponer la historia, lisa y llana, y de hacer hincapié en las variables que todos consideramos importantes. La aparición de Central es otro aliciente para el equipo de Bielsa, porque significa un clásico digno o a la altura de su nivel histórico. Dos grandes hinchadas que chocan, en dos grandes estadios, y movilizan una ciudad que lucha por ser la segunda en importancia del país. Su literatura, y la personalidad de sus ciudadanos ilustres, generó un mito que alimenta este clásico pero también el torneo argentino en su conjunto. Jugar contra Newell’s o Central no es un partido más, pero hacerlo en La Plata contra Estudiantes no aparece como un duelo trascendente. En mis 25 años de fútbol, con uso de razón, la escala se basa en los grandes y los rosarinos. Quizá Vélez a partir de los 90’s es otro club a tener en cuenta, pero con una historia breve. Los platenses carecen de convocatoria, un estadio propio, instalaciones sociales, influencia en la cultura futbolera o grandes jugadores históricos.
Volviendo al Mundial de 1986, es rescatable la aparición de jugadores como Pumpido o Ruggeri. También Enrique, o un Bochini que apenás pisó el campo de juego. El resto del plantel podía cambiarse como figuritas por otros nombres del fútbol argentino, y no sufrir diferencia. Maradona se lleva un 80% del mérito, porque su fase final fue memorable y allí es cuando llegan los rivales de peso. En 1978 había un equipo, con una idea futbolística orientada a la tenencia con creación y búsqueda de ataque. La mejor selección nacional en la historia de los mundiales, porque practicó el fútbol representativo del país. El fútbol que en mayor o menor medida buscaron instituciones como River, Independiente, Newell’s o Argentinos. El Huracán de Menotti en 1973 fue capaz de anticipar a la Naranja Mecánica, con un juego de alto vuelo y hombres que podían jugar en 3 puestos diferentes del ataque sin perder calidad. El fútbol de Messi, que llegó a Barcelona con 14 años y seguro aprendió bastante… pero no en cuanto a su capacidad individual, es ADN nacional. Sin desmerecer la cantera de los catalanes, porque es digna de admiración, hay que reconocer el gen de ese pibe. Es muy diferente a un Xavi o Iniesta, porque en esas piernas corre el potrero de su barrio y un ejemplo de fútbol que no se consigue allende los mares.
Reitero mi visión con respecto a Estudiantes: por encima de los chicos, y por debajo de los grandes. No me parece que tenga méritos para ser catalogado como el 6to grande, aunque en un lote intermedio puede figurar gracias a sus títulos.