Es que no se trata si tal tiene descendencia coreana o tal francesa, se trata de ver quiénes querían un país desarrollado industrialista y quiénes, una país/colonia atrasado de economía ultra reprimarizada vendedera de materia prima. Rosas fué el primer antecedente desarrollista en el país, por eso lo bajaron en Caseros.
Después, si para vos haber mejorado los indicadores sociales notablemente, haber renegociado las deudas soberana y ordenadamente en estos últimos 17 12 años es “tribunerismo del 3er mundo”…no tenemos más de qué hablar, amigardi
Y no te sientas tocado, no me referia especificamente a Argentina con lo de populismos tercermundistas. Para mi el caso nuestro es como que nunca se termino de definir. Nunca tuvimos despues de JMR un gobernante que lograra eternizarse por 20 años. Eso es un buen indicativo, hoy tenemos una democracia que se acerca un poco a los ideales de la (atea) revolucion francesa
Avatar de AngelitoLabruna
AngelitoLabruna no está en línea
Mensajes
2,981
Predeterminado Re: [Historia] Juan Manuel de Rosas: ¿Procer o Tirano?
La derecha gorila liberal y el revisionismo progre de Pigna van a achurar su figura.
La única opinión que me importa es esta:
[QUOTE] LA ARGENTINA PREINDUSTRIAL
¿Pudo, a nivel histórico 1853, planearse una política económica nacional? ¿Existía la posibilidad de surgimiento de una burguesía nacional que cumpliera ese papel?
Existía. Y Juan Manuel de Rosas había sido su máxima expresión. Lo que hay que saber es si Rosas no fue combatido por eso mismo y si el propósito de los vencedores no fue precisamente aniquilar toda posibilidad de economía integrada, que él acababa de demostrar. Vencido políticamente, quedaba su camino económico para recorrer.
Rosas es uno de los pocos hombres de la alta clase que no desciende de los Pizarros de la vara de medir que en el contrabando y en el comercio exterior fundaron su abolengo. Por eso no tuvo inconveniente en ser burgués. Fundó la estancia moderna y después fundó el saladero para industrializar su producción, y fundó paralelamente el saladero de pescado para satisfacer la demanda del mercado interno. Y defendió los ríos interiores y promovió el desarrollo náutico para que la burguesía argentina transportara su producción; integró la economía del ganadero con la industrialización y la comercialización del producto y le dio a Buenos Aires la oportunidad de crear una burguesía a su manera. Pero además, con la Ley de Aduanas, de 1835, intentó realizar el mismo proceso que realizaba los Estados Unidos; frenó la importación y colocó al artesanado nacional del litoral y del interior en condiciones de afirmarse frente a la competencia extranjera de la importación, abriéndole las posibilidades que la incorporación de la técnica hubiera representado, con la existencia de un Estado defensor y promovedor, para pasar del artesanado a la industria1.
Pequeño intento, se dirá, pero para muestra basta un botón. Un botón construido mientras los unitarios, en insurrección permanente, obligaban a la guerra constante, y los grandes Imperios de la hora. Francia e Inglaterra y el vecino Brasil, agredían las fronteras argentinas, atacaban la navegación, bloqueaban los puertos, cañoneaban las fortificaciones y desembarcaban sobre nuestro territorio con la complicidad de sus aliados internos.
Pequeña muestra, pero grande si se ve lo que ocurrió después.
Los chauvinistas franceses admiten la falta de respeto y la derrota de “La France” a manos de un país lejano de segundo orden y exigen al gobierno “…ejercer su influencia disciplinaria y civilizadora sobre los degenerados hijos de los héroes de la conquista española”, medante el envió de tropas y dinero para una “guerra de aniquilación”.
El requerimiento de lo exaltados, es contestado en el Parlamento francés por el socialista Larent L´Ardeche:
“¿Somos nosotros, republicanos demócratas enrolados bajo estandarte de las reformas sociales que deben mejorar pacíficamente la condición moral, intelectual y física de la clase más numerosa y más pobre; somos nosotros los que nos asustaremos que la República democrática abrasando al Nuevo Mundo, amenace arrojar de allí las tendencias monárquicas y los medios aristocráticos del partido europeo?
No olvidemos que la guerra de las gauchos del Plata contra los unitarios de Uruguay representa en el fondo la lucha del trabajo indígena contra el capital y el monopolio extranjero, y de ese modo encierra para los federales una doble cuestión: de nacionalidad y de socialismo.
Los unitarios y sus amigos lo saben bien. Así, ved lo que dicen de Rosas. A sus ojos el jefe del federalismo es un vecino peligroso para Brasil o a título de propagandista y libertador de los esclavos; a sus ojos, si hay algo en las orillas del Plata que ofrezca analogía con las doctrinas de los revolucionarios y factores de barricadas, son las doctrinas y los actos de general Rosas.
“(…) A sus ojos el general Rosas realiza en el Plata lo que se habría realizado en Francia, dicen ellos, si por desgracia la sociedad no hubiese salido victoriosa de las malas pasiones que han atacado tantas veces. Lo que hay de cierto es que el poder de Rosas se apoya en efecto sobre el elemento democrático, que si Rosas mejora la condición social de las clases inferiores, y que si hace mechar a las masas populares hacia la civilización dando al progreso las formas que permiten las necesidades locales (…) lo que hay de cierto es que él hace todo esto sin necesitar hacer revoluciones y barricadas, puesto que la soberanía nacional es la única que lo ha elevado al poder donde lo mantienen invariablemente la confianza, la gratitud y el entusiasmo de sus conciudadanos.”
(Publicado en La Republique de Paris, 5 de enero de 1850)
No nos olvidemos que entre 1804 - 1815 y 1850 - 1870 Francia fue un imperio y durante 1815 - 1848 fue un Reino, contrarrevolucionario, CATOLICO (Napoleón restablece relaciones con la Iglesia) estamos hablando de monarquía personalista y poder centralizado en una persona. Además, el populismo tribunero es consecuencia de la irrupción antidemocrática de la oligarquía en el escenario político que impide el verdadero crecimiento y desarrollo: a Rosas, Urquiza; a Yrigoyen la primera dictadura; a Perón otra dictadura, etc… eso por citar unicamente el caso Argentino, igualmente sucede para Uruguay con Artigas y Oribe, en Paraguay con los Lopez, en Venezuela con Bolivar, en Bolivia con Sucre, y así…
---------- Mensaje unificado a las 05:07 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 04:36 ----------
A Rosas no lo sacaron por lo que hizo. Lo sacaron por lo que NO hizo.
NO FUE UN DICTADOR POR IMPOSICIÓN PROPIA, sino por pedido de la Legislatura en varias más de cuatro oportunidades debido a las circunstancias de la anarquía, y después de un plebiscito (a su pedido) en el que obtuvo un apoyo casi unánime:
“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder Público a Roas) Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la opinión…que el de Don Juan Manuel de Rosas” . (Domingo F. Sarmiento.“Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“. Santiago de Chile, 1845).
NO GOBERNÓ PARA UNA MINORÍA PRIVILEGIADA. Gobernó para todos, y en especial para las clases bajas.
“Se paseaba triunfante por las calles de Buenos Aires, hacía gala de su popularidad, recibía a todo el mundo, era un eco de alegría y de aplausos el que se alzaba por donde él pasaba; su casa era el pueblo, el pueblo lo amaba”. Florencio Varela. (Extraído de la obra de Manuel Gálvez, “La vida de Rosas”. Editorial Tor.)
“He tenido la satisfacción de ver muchas cosas de él. Su poder en el país es tan extraordinario como su modestia y moderación” (informa Parish a Londres) Los miembros del Gabinete de Rosas “son todos hombres honestos y de buena disposición”
“No es sensato juzgar con ligereza los motivos de un hombre que ha descubierto la manera de gobernar a uno de los pueblos más turbulentos e inquietos del mundo y que lo a hecho con tal éxito que, aunque existan muchos motivos de de queja y no poco descontento, cualquier hombre del país consideraría la muerte o aun la caída del general Rosas con la calamidad mas negra. Tal vez sería ciertamente la señal de desorden y de luchas intestinas que reducirían el país a la miseria”(Informe de Henry Southern a Palmerston).
Los hechos le darían la razón a Southern, a tal punto que al poco tiempo de la caída re Rosas, el propio Urquiza recocería que: “Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro se San Nicolás. Mayo de 1852. J.M.Rosa. Tomo VI. P.34 – H.S.Ferns Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX. p.297)
“…en comunicaciones anteriores he tratado de hacer un esbozo de este hombre extraordinario…en términos generales es una persona de educación limitada pero se parece a esos extranjeros (farmers) que abundan en nuestro país y son considerados la mejor garantía de nuestra libertad…es sumamente suave de maneras y tiene algo de las reflexiones y reservas de nuestros jefes indios…no hace ostentación de saber pero toda su conversación trasluce un excelente juicio y conocimiento de los asuntos del país y el más cordial y sincero patriotismo…mucho se espera de sus condiciones personales…me declaró que la primera preocupación de su gobierno sería estrechar aún más las relaciones de amistad con el presidente y la nación norteamericana” (comunicación de J.M.Forbes, Consul de EEUU a su gobierno con motivo de la asunción de Rosas al poder)
“El primero que después de San Martín muere en el exilio por haber defendido dignamente la soberanía popular y la independencia de la Patria. Los que se han dicho sanmartinianos parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a quince mil kilómetros de distancia. Él le rindió a Rosas, él le rindió a Rosas el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado: su sable libertador…”. (Carta de J.D. Perón del 20 de octubre de 1970 al historiador Fermín Chávez publicada por este historiador en su libro “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit Theoría. Bs. As. 1991.)
“Rosas…llegó un momento en que dominó por completo el escenario del país y su acción trascendió los límites de Argentina… Rosas tuvo amigos entre gente importante y entre los humildes. Mas su prestigio como hombre lo afirmó en estos últimos; entre los importantes se incubaron sus enemigos… A los personajes federales del interior, los envolvió en una trama amistosa tan fuerte y sutil que sin su conocimiento haría inexplicable la acción política desplegada. Con Estanislao López y Juan Facundo Quiroga estructuró la Confederación a partir de 1831 sobre la base de un íntimo entendimiento… En la correspondencia sostenida con uno y otro y los respectivos actos de conducta aparenta dos ecuaciones personales diferentes fruto de una conciencia política proteiforme. Es un Príncipe Criollo”. (Emilio Ravignani. Jurisconsulto, historiador y Profesor universitario. Uno de los creadores de la Nueva Escuela Histórica. Diputado de la Unión Cívica Radical desde 1936 por tres períodos. Testimonio extraído del libro de Fermín Chávez “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit. Theoría. Bs. As. 1991.)
“Lo que hay de cierto es que el poder de Rosas se apoya efectivamente en el elemento democrático, que Rosas mejora la condición social de las clases inferiores, y que hace marchar a las masas populares hacia la civilización dando al progreso las formas que permiten las necesidades locales. La guerra de los gauchos del Plata contra los unitarios de Montevideo representa en el fondo la lucha del trabajo indígena contra el capital y el monopolio extranjeros y encierra para los federales una doble cuestión: de nacionalidad y de socialismo” (Palabras de Laurent de l´Ardeche, diputado socialista francés, el 8-01-1850 en le parlamento francés. Publicado en “La Republique” de París el 9-1-1850 y en “La gaceta Mercantil” del 20-4-1850)
“El objeto es tributar a Ud. Mis mas sinceros agradecimientos al ver la constancia con que se empeña en honrar la memoria de este viejo amigo; como lo acaba de verificar en su importante mensaje del 27 de Diciembre pasado, y que como argentino me llena de verdadero orgullo, al ver la prosperidad, paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado. Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente, como igualmente a toda la Confederación Argentina. Que goce Ud. De salud completa y que al terminar su vida pública sea colmado del justo reconocimiento de todo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. este apasionado amigo y compatriota. QBSM (José de San Martín, B. Sur Mer, 6 de mayo de 1850)
NO LES DIO A LOS INGLESES. El gusto de imponer sus reglas ni su librecomercio, para transformarnos en una colonia del imperio. Y NO LE DIO EL GUSTO A LOS FRANCESES, de venir a buscar glorias perdidas en otros lugares.
La Ley de aduanas de 1835 impidió en “librecomercio” abierto y sin restricciones, e incentivó la incipiente industria en el interior, lo que fue agradecido en resoluciones de varias legislaturas provinciales. Respetó los derechos de los ingleses por el tratado de 1825, pero no les dejo las puertas abiertas a la libre navegación de los ríos, como si el Paraná fuera el Támesis. Y juntos y por separado, les hizo refregar el hocico en el polvo de la derrota, y desagraviar el pabellón nacional con 21 salvas de cañón.(Ver Vuelta de Obligado)
“En un tiempo que estamos tan pobres de gloria y desde tanto tiempo. ¿el gobierno francés no debe aprovechar la ocasión de adquirir un poco de gloria?" (Diputado Delisle en la Asamblea Nacional de Francia. 30-4-1850) (J.M.R. La Caída. T.1-225)
“Debemos aceptar la paz que quiere Rosas, porque seguir la guerra nos resulta un mal negocio” (Dicho por Palmerston en el Parlamento Ingles al pedir la aprobación del tratado Southern-Arana)
“Rosas no ataca, pero sabe defenderse, y su política se halla encarnada en frases vulgares pero sentenciosas que acostumbra a repetir: "Quien me la hace, me la paga. Quien me busca me encuentra. Y al son que me tocan, bailo.” (De Angelis.Dic 1850) JMR t.1.230)
Mis queridos padres:
Francia e Inglaterra siempre conspiraron contra nuestro comercio y nuestro adelanto y sino a los hechos: En 1845 llegó a Buenos la abrumadora intervención Anglofrancesa; se libró el combate de Obligado, que no es un episodio insignificante de la Historia Argentina, sino glorioso porque en él se luchó por la por la eterna argentinización del Río de La Plata por el cual luchaban Francia e Inglaterra por la política brasilera encarnada en el diplomático Vizconde de Abrantes.
Rosas con ser tirano, fue el más grande argentino de esos años y el mejor diplomático de su época, ¿no demostró serlo cuando en medio de la guerra recibió a Mr. Hood y haciendo amueblar lujosamente su casa dijo: Ofrézcansela al Mister, seguro de las ventajas que obtendría?
Nos demostró ser argentino y tener un carácter de hierro cuando después de haber fracasado diez plenipotenciarios ingleses consiguió más por su ingenio que por la fuerza de la República que en esa época constaba sólo con 800.000 habitantes; todo cuanto quiso y pensó de la Gran Bretaña y Francia; porque fue gobernante experto y él siempre sintió gran odio por Inglaterra porque ésta siempre conspiró contra nuestro Gran Río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas que fue el único gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie ni a la Gran Bretaña y Francia juntas y como les contestó no admitía nada hasta que saludasen al pabellón argentino con 21 cañonazos porque lo había ofendido; al día siguiente, sin que nadie le requiriera a la Gran Bretaña, entraba a los Pozos la corbeta de Harpy y, enarbolando el pabellón argentino al tope de proa, hizo el saludo de 21 cañonazos. Rosas ante todo fue patriota". ( Perón escribía desde el Arsenal Esteban de Luca, lugar de su destino desde 1917)
“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. (Justo José De Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. Del Autor. Bs. As. 1948.
“Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder.” (Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. tomo3 de la Historia de los Gob. De las Provincias Argentinas de A. Zinny, ed. 192º - cita de Raúl Rivanera Carlés, Rosas Pág. 13)
“Rosas defendió con ahínco la independencia de la República Argentina, resistiendo a la intervención extranjera y la independencia de la provincia de Buenos Aires dentro de la Confederación de provincias argentinas, dijimos todo lo que puede decirse sobre sus principios. Todo lo demás era cuestión de oportunidad y acomodación de desarrollo y de presiones ejercidas primero y en un punto y luego en otro. Esto acaso explique los repetidos fracasos de sus enemigos, ya que ellos siempre tendieron a juzgarlo por sus declaraciones mas extremas y sus peores actos, lo cual les impidió apreciar sus condiciones para las negociaciones sagaces y solapadas”. (H.S Ferns. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.p.222)
Dice el Libertador …”que los argentinos no son empanadas que se comen con solo abrir la boca”, legando luego a Rosas en testamento su sable libertador de medio continente …” El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”. San Martín 3er. Artículo del testamento. “Correspondencia entre San Martín y Rosas” de Font Ezcurra. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, N°46. Enero Marzo 1997. “…COMO ARGENTINO ME LLENA DE UN VERDADERO ORGULLO AL VER LA PROSPERIDAD, LA PAZ INTERIOR, EL ORDEN Y EL HONOR, restablecidos en nuestra querida Patria y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles en que pocos estados se habrán encontrado; deseo que al terminar su vida pública se vea colmado del justo reconocimiento del pueblo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. éste su apasionado amigo y compatriota”. “Q.B.S.M.” (Que besa sus manos) Firmado San Martín. (Carta de José de San Martín a Juan Manuel de Rosas desde Boulogne Sur Mer del 6 de mayo de 1850. Extraída del libro de Font Ezcurra “Correspondencia entre San Martín y Rosas”. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas N° 46)
ROSAS NO LE DIO EL GUSTO A LOS ILUMIDADOS unitarios y doctores que querían dictar una constitución, un “cuadernito”, aun en la anarquía como la de 1826 de Rivadavia, unitaria y centralista, que fue rechazada de plano por el interior. Firmó en cambio el Pacto Federal de 1831, que fue la primera “constitución”. Se negó tozudamente a promulgar el “cuadernito” que pretendían los unitarios.
Tanto en su época como posteriormente y por distintos historiadores, a Rosas se le recriminó “no haber querido constituir el país” y haberse negado a dictar una constitución. Rosas si embargo pensaba que debía organizarse bajo el “Pacto Federal” y recién cuando el país este libre de conflictos internos y dictadas las leyes provinciales, recién entonces dictar la Constitución Nacional. Sin esas condiciones previas, de nada serviría dictar “un cuadernito”. Para muchos eso solo era “una excusa del dictador”.
En febrero de 1873, Vicente G. Quesada y su hijo Ernesto visitan a Rosas en su destierro inglés. En la ocasión, esto es, veintiún años después de la batalla de Caseros, Rosas pasa revista a su gestión de gobierno y reitera su concepción del gobierno autocrático, de fuerza y paternal.
“Señor –le dijo de repente mi padre-, celebro muy especial esta visita y no desearía retirarme sin pedirle que satisfaga una natural curiosidad respecto de algo que nunca pude explicarme con acierto. Mi pregunta es esta; desde que usted, en su largo gobierno dominó al país por completo, ¿Por qué no lo constituyó usted cuando eso le hubiera sido tan fácil, y sea dentro o afuera del territorio, habría podido entonces contemplar satisfecho su obra con el aplauso de amigos y enemigos?
-Ah!- replicó Rosas, poniéndose súbitamente grave y dejando de sonreír- lo he explicado ya en mi carta a Quiroga. Esa fue mi ambición, pero gasté mi vida y mi energía sin poderla realizar. Subí al gobierno encontrándose el país anarquizado, dividido en cacicazgos hoscos y hostiles entre si, desmembrado ya en parte y en otras en vías de desmembrarse, sin política estable en lo internacional, sin organización interna nacional, sin tesoro ni finanzas organizadas, sin hábitos de gobierno, convertido en un verdadero caos, con la subversión mas completa en ideas y propósitos, odiándose furiosamente los partidos políticos; un infierno en miniatura. La provincia de Buenos Aires tenia, con todo, un sedimento serio de personal de gobierno y de hábitos ordenados, me propuse reorganizar la administración, consolidar la situación económica, y poco a poco, ver que las demás provincias hicieran lo mismo. Si el partido unitario me hubiera dejado respirar, no dudo de que, en poco tiempo, hubiera llevado el país hasta su completa normalización; pero no fue ello posible, porque la conspiración era permanente y en los países limítrofes los emigrados organizaban constantemente invasiones. Fue así como todo mi gobierno se pasó en defenderme de esas conspiraciones, de esas invasiones y de las intervenciones navales extranjeras; eso insumido los recursos y me impidió reducir los caudillos del interior a un papel más normal y tranquilo. Además, los hábitos de anarquía, desarrollados en veinte años de verdadero desquicio gubernamental, no podían modificarse en un día. Todas las constituciones que se habían dictado eran de carácter unitario. Pero el reproche de no haber dado al país una constitución, me pareció siempre fútil porque no basta dictar “un cuadernito”, como decía Quiroga, para que se aplique y resuelva todas las dificultades; es preciso antes preparar al pueblo para ello, creando hábitos de orden y de gobierno, porque una constitución no debe ser el producto de un iluso sino el reflejo exacto de la situación del país. Nunca pude comprender ese fetichismo por el texto escrito de una constitución, que no se requiere buscar en la vida práctica sino en el gabinete de los doctrinarios; si tal constitución no responde a la vida real de un pueblo, será siempre inútil lo que sancione cualquier asamblea o decrete cualquier gobierno. El grito de “constitución”, prescindiendo del estado del país, es una palabra hueca”. (J.M. Rosas)
NO DESCONFIÓ LO SUFICIENTE DE URQUIZA
A pesar de ser Rosas un gaucho desconfiado, y de conocerle varias agachadas anteriores, era lo suficientemente “derecho” (Rosas, me refiero) como para que no le pudiera entrar que Urquiza, un general de la Cnfederacion, un federal, y en definitiva un hombre, fuera capaz de vender su patria, su gloria, su reputación y su historia, por unos patacones. Ese error le costó (y nos costó) caro.
El imperio de Brasil que se caía en pedazos por sus propias luchas internas (abolición de la esclavitud, la revuelta de los “farraphos” en el estado de Río Grande, entre otras), comprometido en una declaración de guerra con la Confederación y en una guerra perdida antes de iniciarse, como último recurso para dar vuelta su comprometida situación, le hace llegar a Urquiza una propuesta de alianza o al menos que se mantenga al margen de la lucha. Urquiza “ofendido en su honor” le contesta por escrito al Imperio, haciendo además publicar su nota en el periódico El Federal Entre-Riano” :
“Yo, gobernador y capitán general de la provincia de Entre Ríos, parte integrante de la Confederación Argentina y general en jefe de su ejército de Operaciones que viese a ésta o a su aliada la República Oriental en una guerra en que por este medio se ventilasen cuestiones de vida o muerte vitales a su existencia y soberanía……¿ como cree, pues el Brasil, como lo ha imaginado por un momento, que permanecería frío e impasible espectador de esa contienda en que se juega nada menos que la suerte de nuestra nacionalidad o de sus mas sagradas prerrogativas sin traicionar a mi patria, sin romper los indisolubles vínculos que a ella me unen, sin borrar con esa ignominiosa mancha todos mis antecedentes ?..…Debe el Brasil estar cierto que el general Urquiza con 14 o 16 entrerrianos y correntinos que tiene a sus órdenes sabrá, en el caso que ha indicado, lidiar en los campos de batalla por los derechos de la patria y sacrificar, si necesario fuera, su persona, sus intereses y cuanto posee”
…y no contento con la sola respuesta, en el mismo periódico "El Federal Entre-Riano” hace publicar el editorial:
”Sepa el mundo todo, que cuando un poder extraño nos provoque, ésa serla la circunstancia indefectible en que se verá al inmortal general Urquiza al lado de su honorable compañero el gran Rosas, ser el primero que con su noble espada vengue a la América” (Grande, don Justo)
Acto seguido, y patacones de por medio, asume su rol de traidor (que siempre fue) y se pasa al enemigo con todo el ejército de la Confederación, dándole así una victoria al Brasil, que sin imaginarlo, tenia la revancha de Ituzaingo, ganando la por medio de la “diplomacia” y las armas argentinas una guerra ya perdida.
Fue tan alevosa al traición, que ni los brasileros lo podían creer, y Pontes (diplomático brasilero) preguntaba: “¿ Pero obrará Urquiza de buena fe”? …no será una comedia entre él y Rosas? …!!! El general de los ejércitos de la Confederación …!!! (…no lo podía creer…)
Cabe aclarar que los brasileros no declaraban la guerra porque “no se le animaban”, y era evidente que Rosas “se las tenia ganada sin pelear”. (ver “El milagro de Braganza”)
Rosas estaba por retirarse del gobierno, y lo había pedido varias veces, pero ante la inminencia de la contienda, a Rosas la Legislatura (y mucha gente) que lo consideraban el único capaz de semejante cosa, aceptó la responsabilidad. La defección de Urquiza (comprada por varios millones de patacones), Jefe de la Vanguardia del ejercito de la Confederación, (que Rosas equipo hasta ultimo momento) decidió a los macacos a mezclarse en el furgón de cola del Ejercito Grande, (con boletinero disfrazado de Francés y todo), y tomarse la revancha de Ituzaingo.
Ese error fatal, (el no desconfiar lo suficiente de Urquiza) llevó a Rosas a la derrota, y a expresar en su renuncia, a modo de disculpa, “si mas no hemos hecho, es que no hemos podido”
bueno, si es así como vos decís esta bien, es estoy tocando de oido y lo que tengo entendido es que en esa época las provincias estaban economicamente divididasy un producto para ir de tucuman a bs as, por ejemplo, tenia que pasar por las distintas aduanas. Si es cierto que habia “coparticipacion” entonces esto es un dato nuevo para mi.
otra cosa, ¿que tenia corrientes para exportar en esa época? solo se me ocurre carne. por otro lado tambien tengo entendido que corrientes estaba al favor del proteccionismo, y por este motivo fue a la guera contra rosas dos veces. aunque al final ferré termino aliado de los unitarios liberales contra urquiza
a fin de cuentas en la argentina paso lo mismo que en casi todos los paises resultantes del desmembramiento del imperio español, liberales contra conservadores, y en general los liberales renegaban de su condicion de hispanos, al punto que los liberales argentinos querian gobernar argentina pero sin argentinos.
Corrientes mal que mal era una provincia bien administrada y equilibrada a la hora de la llegada de Rosas. Dependia mucho de lo que producia localmente pero nunca paso sobresaltos
No! La carne no se empezó a exportar hasta 1930, porque no llegaba a ningún lado, imagiante que se pudría en los barcos. Recién con la incorporación de los ferrocarriles frigoríficos aparece el chilled beef que dura aproximadamente un mes en estado semi congelado sin perder el sabor, a diferencia del bife congelado que dura mucho mas tiempo (como cuando lo ponés en el freezer) pero pierde sabor y propiedades proteicas. La carne siempre se tiró en Argentina, por eso heredamos la costumbre del asado, la carne era el deshecho, lo importante es el cuero, el cebo y el tasajo que se vendía a como alimento a los centros esclavistas como Cuba y Gran Bretaña. Lo mismo ocurre con la grasa animal que era usada para la pintura con la sangre animal (de ahi a que la Casa sea Rosada y los edificios de Montevideo de color salmón, por el efecto impermeable de la sangre y la grasa) lo cual también permite producir mucha manteca de la grasa vacuna, por eso siempre sorprendió a los franceses como los argentinos tenían “manteca para tirar al techo”.
Corrientes siempre pareció el pálido reflejo de su vecino del norte, Paraguay. La provincia nunca poseyó suficiente mano de obra como para generar un comercio en gran escala. Inclusive, durante mucho tiempo Corrientes actuó como una estación en la ruta del comercio paraguayo. Debido a su débil posición comercial, la provincia del Litoral era muy susceptible a las fluctuaciones del mercado ocurridas en los puertos de río abajo. Esta extrema vulnerabilidad externa explica la insistencia del gobernador Pedro Ferré y otras autoridades correntinas en el tema del proteccionismo. Sin altas tarifas, las provincias del Interior tenían pocas posibilidades de enfrentar con éxito la competencia extranjera, particularmente británica. Las industrias básicas de Corrientes, manufactura de tejidos y cigarros, sólo tuvieron mayores oportunidades de intercambio a partir del momento en que Gaspar Rodríguez de Francia interrumpió las principales exportaciones paraguayas, dejando a Corrientes en una posición más competitiva. Aparte de la regularidad del comercio, Corrientes necesitaba equiparse con armas. Para lograr este objetivo, el gobernador Ferré y su sucesor Rafael Atienza adoptaron una política proteccionista. Sucesivamente, el gobierno correntino prohibió las importaciones de aguardiente (1830), vestidos y zapatos (1831), muebles (1832) y yerba mate (1833).
Entre las provincias del Litoral, Corrientes demostró una continua reticencia a aceptar el control de la Aduana y los ríos interiores por parte de Buenos Aires. La sordera de los gobiernos porteños a los reclamos económicos de los correntinos llevó a éstos a buscar como aliados a otros actores perjudicados por la política económica de Buenos Aires: Entre Ríos, el Estado Oriental y Paraguay. Como señala Beatriz Bosch, Corrientes: “celosa de su autonomía y decidida en época temprana por el federalismo encabezaba, sin embargo, todos los pronunciamientos de la época. En realidad, no lo eran contra la persona del Dictador, sino contra la política de absorción económica por él representada. Desde los ya lejanos días de la firma del Pacto Federal preocupaban a sus gobernantes los problemas de orden económico. Una exposición rigurosa de ellos hecha por don Pedro Ferré en 1832 había provocado fuertes diatribas en Buenos Aires. Proteccionismo o librecambismo eran los términos de la disputa. Más tarde el acento se traslada sobre la libre navegación de los ríos interiores, al establecerse el bloqueo del Río de la Plata por las fuerzas anglofrancesas. Asunto de vida o muerte para la provincia oprimida entre sus ríos paralizados, le allegaría aliados naturales en su protesta en regiones con análogos intereses: el Paraguay y Entre Ríos, cuyos puertos permanecían cerrados al comercio exterior”
Berón de Astrada había asumido como gobernador interino de la provincia de Corrientes el 12 de diciembre de 1837 y si bien no mostró al principio de su gestión síntomas de hostilidad hacia Buenos Aires, Rosas no confiaba en él. Movido por este sentimiento de desconfianza, el encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina dispuso sobre Corrientes una estricta vigilancia militar por parte de las fuerzas del gobernador de Entre Ríos, el santafesino Pascual Echagüe. A la vez, Rosas delegó en Echagüe la misión de preparar y apoyar con las armas un cambio político en esta conflictiva provincia.
Esta vigilancia de Echagüe sobre el territorio correntino alarmó tanto al gobierno de Berón de Astrada como al del santafesino Domingo Cullen, recelosos de su autonomía frente a Buenos Aires. Cullen, quien había asumido como gobernador de Santa Fe a la muerte de Estanislao López, planeaba una acción conjunta con las provincias de Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y Córdoba para presionar a Rosas a cambiar su política económica o resistirla. Y para llevar a cabo sus propósitos, el gobernador santafesino buscó la alianza del correntino enviando como contacto a Manuel Leiva con el fin de resistir eventuales ataques de las fuerzas de Rosas o Echagüe.
Paralelamente, el presidente oriental Rivera y los agentes consulares franceses residentes en Montevideo, una vez obtenida la alianza con el gobernador Berón de Astrada, decidieron aprovechar la caótica situación del Interior de la Confederación Argentina luego del asesinato del gobernador rosista de Tucumán Alejandro Heredia. El anuncio del envío de efectivos militares por parte de Rivera fue realizado a través del agente confidencial francés Juan Pablo Duboué y tuvo eco favorable en los gobernadores de Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja, Juan Felipe Ibarra, José Cubas y Tomás Brizuela, respectivamente. Estos mandatarios, disconformes con la política económica de Buenos Aires, se convencieron de la inminencia de la caída de Rosas y aceptaron las promesas de Rivera.
Sin el apoyo santafesino y decidido a resistir los designios de Buenos Aires, a mediados de 1838 el gobierno de Berón de Astrada preparó con recursos de la provincia un ejército de 5.000 hombres, llamado el “primer Ejército Libertador contra la tiranía” de Rosas. Pero el gobernador correntino era consciente de la necesidad de apoyo material y miró hacia el otro lado del Río de la Plata. Los contactos entre el jefe de las tropas correntinas, coronel Manuel Olazábal, y la Comisión Argentina de Montevideo -formada justamente a fines de noviembre de ese año con elementos antirrosistas provenientes de la Confederación Argentina-, tuvieron como fruto el Tratado de alianza ofensiva y defensiva entre el gobierno de Corrientes y el de la República del Uruguay, cuya finalidad expresa era “remover del mando de la Provincia de Buenos Aires y de todos los negocios políticos de la Confederación Argentina, la persona de don Juan Manuel de Rosas”. Cabe agregar que en la gestación de este tratado también participó el cónsul francés en Montevideo, Buchet de Martigny. Este tratado correntino-uruguayo contra Rosas fue finalmente firmado el 31 de diciembre de 1838 por los representantes de ambos gobiernos, el citado coronel Manuel Olazábal y el ministro del gobierno de Rivera, Santiago Vázquez.
En el artículo 1º de esta alianza se establecía que la misma era específicamente “contra Don Juan Manuel de Rosas”; en su artículo 2º se aclaraba que dicha alianza no estaba dirigida “contra la Confederación Argentina, ni contra ninguna de sus provincias” y se agregaba que “las partes contratantes promoverán por cuantos medios estén a su alcance, el traer a las demás provincias a formar parte de esta alianza y solicitarán la cooperación y ayuda de todos los argentinos”. El artículo 5º mostraba claramente el tinte antirrosista de la alianza: “Siendo el objeto de esta alianza, el que antes fue expresado, las partes contratantes convienen expresa y solemnemente en no disolverla ni hacer la paz con don Juan Manuel de Rosas por motivo ni pretexto alguno, bien sea reunidas o cada una de por sí, hasta haber logrado en un todo el descenso del mando de aquel, y su completa desaparición de los negocios políticos (…)”. Finalmente el artículo 7º instaba a los representantes correntinos de la alianza a “negociar con S.M. el Rey de los Franceses, la cesación del bloqueo para la provincia de Corrientes y el libre paso de su bandera cuando no toque en otros puertos bloqueados”
No obstante la confianza inicial de Berón de Astrada en el apoyo material de Rivera, ni éste ni la Comisión Argentina en Montevideo asistieron al gobernador correntino, quien quedó solo frente a los ejércitos rosistas. El 31 de marzo de 1839 las fuerzas entrerrianas al mando de Pascual Echagüe, Justo José de Urquiza y el oriental Servando Gómez obtuvieron la victoria de Pago Largo, que terminó con la vida de Berón de Astrada. Entonado por su victoria sobre las fuerzas correntinas, Echagüe invadió territorio oriental con el propósito de derrocar al presidente Rivera, pero sus propósitos fueron abortados por las fuerzas riveristas en la batalla de Cagancha (29 de diciembre de 1839). Ante esta derrota, las fuerzas entrerrianas se retiraron a su provincia.
Es una lucha que se da mismo en Europa, el siglo XIX está signado por el cambio de época, de la transición del mercantilismo post-feudal al capitalismo. Los capitales se multiplicaban y sobretodo la especulación financiera, Inglaterra tenía demasiado dinero que no sabía donde invertir y buscaba nuevos mercados para inundar sus productos, o mediante acuerdos de deuda externa. En Francia, Inglaterra y España se vislumbra una lucha entre la el régimen monárquico y el republicano o constitucional parlamentario. Obviamente en definitiva es una transferencia de privilegios, en un régimen hay un sector de la sociedad que se beneficia, en el caso monárquico es la aristocracia terrateniente la que se beneficia, y en el caso republicano o constitucional parlamentario es la burguesía creciente, el comerciante, los nuevos privilegiados que desplazan a la clase social aristocrática. Se traduce en términos económicos en un férreo proteccionismo (hasta la ley del Grano justificada por la “teoría de la renta diferencial de la tierra” de David Ricardo, en el caso británico) que beneficia a los terratenientes (aristocracia), al libre comercio que beneficia precisamente a los comerciantes.
Para vos amigo, espero te aclare un poco. Galasso un crack de izquierda, si lo dice él, palabra santa.
ROCA Y LA CUESTION NACIONAL. Por Arturo Jauretche
Si se excluye de su producción literaria Ejército y Política, se corre el riesgo de transformar a Arturo Jauretche en algo distinto a lo que fue: un vigoroso pensador y militante del nacionalismo democrático argentino.
Hoy que la partidocracia guaranga lo ha convertido en un fabricante de aforismos y cierta prensa tilinga en una especie de humorista, bonachón y afecto al progresismo, resulta de fundamental importancia recuperar, aunque sea fragmentariamente, este libro indispensable para la comprensión de nuestra historia.
Publicado por MRP
En la revolución del 1874, el Ejército Nacional liquida definitivamente los restos del ejército de facción de (Bartolomé) Mitre y en la Revolución del 80, la oligarquía porteña es derrotada y el Ejército Nacional impone, conjuntamente con la capitalización de Buenos Aires, un concepto de unidad del país frente a la hegemonía porteña.
Con la presidencia de (Nicolás) Avellaneda se insinúa la formación de la oligarquía nacional que sustituirá a aquélla; ésta tendrá la misma adhesión que los vencedores de Caseros al liberalismo de importación, a las doctrinas económicas detrás de las cuales avanza el interés británico, y tal vez una mayor venalidad caracteriza su gestión.
Pero representando en cierta manera la unidad del país, no puede estar del todo ajena a los intereses del interior y a las tentativas industrialistas que comienzan a recobrarse, y de una manera imprecisa y discontinua comienzan a aparecer las primeras tentativas defensoras de un posible desarrollo nacional autónomo. (…)
La gravitación ejercida por el ejército trae de nuevo una preocupación de Política Nacional incompleta y parcial, pero que es ya algo: la preocupación de las fronteras. La conquista del desierto, la integración de la Patagonia, la formación de la marina, las contingencias limítrofes con Chile y la ocupación militar de los chacos y Formosa aseguran los límites a que nos ha reducido la “victoria” de Caseros.
(…) En los esteros del Paraguay se hundió la conducción mitrista del ejército, con la estrategia y la táctica de las guerras policiales y punitivas de los generales brasileristas uruguayos, hechas al desprecio de la vida humana, que empieza por las del adversario y termina por las del propio cuadro.
Casi todos los “orientales” de Mitre fueron sacados del frente y pasaron a seguir las guerras interiores contra las provincias sublevadas; ¡eran sólo expertos en degollar gauchos desarmados! En esa desastrosa experiencia se aprendió de nuevo la ciencia de la guerra, y un nuevo ejército comenzó a surgir de entre las ruinas. La esterilidad del sacrificio y la convicción de haber servido a una política extranjera, en perjuicio de la nacional, se hizo carne en los nuevos jefes, y se perfiló una figura que habría de restaurar el sentido de la política nacional de la milicia.
Su constructor fue el general (Julio Argentino) Roca —que perdió allí a su padre, guerrero de la independencia, y a un hermano—, cuyas primeras armas se habían hecho en el ejército de la Confederación.
(…) La revolución del 74 es decisiva; enfrenta por fin al ejército de fracción con el nuevo ejército nacional. En Roca se define el Ejército Nacional que ya tiene un conductor y una Política Nacional que aún falta en el gobierno. La aventura revolucionaria de Buenos Aires termina ridículamente en La Verde con la rendición de Mitre, que agrega una más a la cadena de sus batallas perdidas. (La única que ganó fue Pavón y ya se sabe cómo).
Roca caudillo del ejército
El ejército de Mitre termina como había vivido, matando indefensos; el asesinato del general (Teófilo) Ivanowski, por las fuerzas sublevadas de (José Miguel) Arredondo, representa la última demostración de una técnica. La campaña de Roca, ganando tiempo, ante las urgencias de Sarmiento que lo apremia, ignorante de que el general construye su ejercito sobre la marcha, disciplinándolo y acondicionándolo como un ejército moderno, termina en la batalla de Santa Rosa donde el ejército nacional entierra definitivamente al ejército de facción.
Hay ahora en el ejército un sentido elemental de la política nacional que se irá perfilando con la marcha de su conductor. También hay otro estilo que no es el de los degolladores. El general Francisco Vélez refiere cómo el general Roca hizo fusilar, bajo la presión de sus consejeros, a un supuesto espía, que después resultó que era verdaderamente agente de enlace de su amigo (Francisco) Civit.
Agrega Vélez: “Es fama que Roca sintió entonces profundo horror y que formo el propósito de no firmar otra pena de muerte, propósito cumplido religiosamente durante su larga actuación en la jefatura del ejército y del Estado… imputándose tal vez debilidad al haber cedido ante incitaciones de algunos de esos irresponsables que alardean energía aconsejando el sacrificio de seres humanos que otros han de ejecutar”.
(…) Sólo Avellaneda, con la modificación de la tarifa de avalúos, reinicia la política proteccionista. Allí están los dos Hernández, el autor de Martín Fierro y su hermano; Vicente Fidel López, Roque Sáenz Peña, Estanislao Zeballos, Nicasio Oroño, Carlos Pellegrini, Amancio Alcorta, Lucio V. Mansilla, según enumera (Jorge Abelardo) Ramos.
Es Pellegrini el que dice: “No hay en el mundo un solo estadista serio que sea librecambista, en el sentido que aquí entienden esta teoría. Hoy todas las naciones son proteccionistas y diré algo más, siempre lo han sido y tienen fatalmente que serlo para mantener su importancia económica y política. El proteccionismo industrial puede hacerse práctico de muchas maneras, de las cuales las leyes de aduana son sólo una, aunque sin duda, la más eficaz, la más generalizada y la más importante. Es necesario que en la República se trabaje y se produzca algo más que pasto”.
No es todavía política nacional en lo económico, pero es una rectificación, una atenuación del pensamiento de Caseros. Compárense esas palabras de Pellegrini con las que siguen de (Faustino) Sarmiento: “La grandeza del Estado está en la Pampa pastora, en las producciones del norte y en el gran sistema de los ríos navegables cuya aorta es el Plata”. (De paso perdieron la soberanía hasta en la aorta). “Por otra parte los españoles no somos ni industriales ni navegantes y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos a cambio de nuestras materias primas”.
¿Ignoraba el señor Sarmiento eso que el señor (Raúl) Prebisch llama los términos del intercambio y que consiste en que año por año aumenta el valor de las manufacturas con relación a las materias primas y que en esa carrera hay que entregar cada vez más carne y más cereales por menos máquinas y menos artículos? ¿Ignoraba también que lo que aumenta el valor de la materia prima es la técnica y la mano de obra ante cuyo precio el valor de esta última representa un por ciento insignificante? ¿Sospechaba siquiera que la lana de un traje no representa ni el dos por ciento del valor del tejido? ¿Sospechaba acaso que sin industrias el mayor valor de la mercadería queda en el exterior, es poder de compra restado al propio país e incorporado al país importador?
(…) Martín de Moussy señalaba los electos de la libertad de comercio que Mitre había inscripto en las banderas del ejército según su arenga: “La industria disminuye día a día a consecuencia de la abundancia y baratura de los tejidos de origen extranjero que inundan el país y con los cuales la industria indígena, operando a mano y con útiles simples no puede luchar de manera alguna”.
Dice José María Rosa: “Los algodonales y arrozales del norte se extinguieron por completo. En 1869 el primer censo nacional revelaba que provincias enteras apenas si mal vivían madurando aceitunas o cambalacheando pelos de cabras” (Defensa y pérdida de nuestra Independencia Económica).
Ramos, de quien extraigo esta cita (Revolución y contrarrevolución), nos informa que en 1869 había 90.030 tejedores sobre una población de 1.769.000 habitantes y en 1895 sólo quedaban 30.380 tejedores en una población de 3.857.000. Lejos de importar máquinas de producción, el capitalismo europeo en expansión nos enviaba productos de consumo. No venía a contribuir, a nuestro desarrollo capitalista sino a frenarlo.
Primeros pasos hacia una economía nacional
Esa nueva promoción que tiene a Roca como conductor careció de una teoría nacional de la política y de la economía. Sólo le fueron dados atisbos parciales de la realidad; no así liberarse de las supersticiones ideológicas, pero con todo, su carácter nacional la hizo contrabalancear a los agiotistas y especuladores del puerto de Buenos Aires y posibilitar algún desarrollo industrial.
A ellos debemos la modernización y crecimiento de las industrias azucareras y vitivinícolas, a las que por cierto la metrópoli británica no opuso mayores dificultades, porque el azúcar significaba un golpe al comercio rival de carnes, el saladero, que abastecía a los mercados azucareros del Brasil y Cuba, y la industria vitivinícola contribuía a eliminar otro competidor del mercado de exportación: Francia, abastecedora de vinos.
Pero de todos modos se tonificaron las economías de dos centros fronterizos —Cuyo y el Norte—, y se paró la emigración de sus habitantes al litoral pastoril. Esta época y la de sus continuadores fue también de enajenación de los ferrocarriles nacionales y de concesiones leoninas al capital privado. Pero cumplió, en cambio, una política ferroviaria de sacrificio a cargo del Estado, que tuvo en cuenta las fronteras y estabilizó el norte argentino y la conexión con Bolivia.
(…) Pero lo fundamental es que con Roca vuelve al país el concepto de una política del espacio. Vuelve con un auténtico hombre de armas y vuelve porque ya hay un ejército nacional y la demanda mínima de este, la elemental, es la frontera.
Política nacional de las fronteras
Está la frontera con el indio, abandonada desde Caseros, cuando éste vuelve a rebalsar y hasta interviene en nuestras luchas civiles: Mitre ha traído a los indios a La Verde como los llevó a Pavón seguramente para replantear el dilema de Civilización y Barbarie a favor de la civilización, del mismo modo que Brasil llevó sus esclavos a la lucha por la libertad de los paraguayos.
La primera tarea que realiza el ejército nacional es la conquista del desierto. El plan de operaciones repite el de la Confederación, con medios más modernos pero con la misma visión nacional. Lleva implícita la ocupación de la Patagonia –que se realiza– y la definición de la frontera con Chile que obtiene solución favorable, salvo en el estrecho de Magallanes, y definitiva por la Política Nacional de las fuerzas armadas que representa el fundador del nuevo Ejército Nacional.
Ella no hubiera sido posible sin la construcción del mismo, por encima de las facciones y sometimiento al mitrismo; la extensión vuelve a formar parte de la Política Nacional que se irá complementando hacia el norte, con los expedicionarios del desierto que en Chaco y Formosa consolidan, con la ocupación hasta la frontera del Pilcomayo.
Toca también al ejército nacional resolver la cuestión Capital que algo aliviará al gobierno argentino de la presión constante del círculo de la oligarquía porteña. Frente a Avellaneda vacilante ante la insolencia de (Carlos) Tejedor y los demás mitristas, Roca expresa la posición firme de lo nacional y la decisión del Ejército Nacional de no aceptar más retaceos a la República.
Este es el momento decisivo y es bueno señalar lo que destaca Ramos: al lado de Roca está Hipólito Yrigoyen, jefe del futuro gran movimiento nacional. En cambio, (Leandro) Alem, está del otro lado. Los clásicos al lado de los clásicos, los concretos al lado de los concretos, los realistas al lado de los realistas. Del otro lado los declamadores, románticos arrastrados por el influjo de las palabras huecas, y las ideologías.
Es confusa la historia como que es cosa de hombres. Digamos glosando a (Georges Louis Leclerc, conde de) Buffon que el estilo define las corrientes históricas mejor que las palabras.
Hasta 1916 el pueblo es ajeno a todo el drama histórico desde Caseros. Desde entonces hemos carecido de una verdadera política nacional; pero señalemos los grados: durante el período del mitrismo no fue carencia: hubo política antinacional consciente y deliberada, que se sostuvo en la inexistencia del Ejército Nacional, reemplazado por una milicia de facción.
Con Roca y la reconstrucción del Ejército Nacional empieza a definirse una Política Nacional, zigzagueante entre la comprensión parcial de los hechos y el adoctrinamiento antinacional de los ideólogos (…) hay por lo menos una Política Nacional, la del Ejército, expresada por su fundador, el general Roca, que tiene una Política Nacional de las fronteras y una política económica a la que falta mucho para ser nacional, pero ya retacea el librecambio impuesto por los vencedores de Caseros en obsequio de los “apóstoles del comercio libre”.
No llega con todo a constituir sino un mero atisbo de Política Nacional: ella sólo se integrará por la presencia del pueblo en el Estado.
Podríamos incluir a todos aquí. Digo, para no andar creando un tema nuevo para cada uno, puede ser beneficioso que los vayamos recordando a medida que van surgiendo en las conversaciones. Vendría bien para darle más vida y que el thread no muera con Rosas y quede en el olvido. En estas cuestiones, siempre se va y se viene sobre uno y otro, sin contar que la historia es larga, y muchos merecen ser recordados, incluso aquellos que han tenido más pálidas.
Es tan solo una sugerencia.
Ahí está, uno de los moderadores nos dió una mano y cambió el titulo.
Con respecto a Julio Argentino Roca voy a comenzar diciendo que fue presidente en un momento histórico. Una oportunidad única de crear el Estado Nación, deuda desde 1810, y lo hizo. Sin ese Estado, no hubiese ocurrido todo lo que vino después, incluyendo al radicalismo ni al peronismo. Desde ya en lo concerniente a lo económico deja mucho que desear, pero esa concesión en lo económico, le permitió el armado de una política nacional, la modernización del Estado y de los partidos políticos que desembocaría en la democracia.
Hay un problema que me gustaría puntualizar, indistintamente de no desligar la responsabilidad de Julio Argentino Roca, sino de la importancia de notar que se trataba de una política de Estado. La toma de posesión de la patagonia fue sancionada por ley por el congreso Nacional, fue dirigida por el vice presidente de Sarmiento, Adolfo Alsina, que durante la presidencia de Avellaneda fue nombrado ministro de guerra y el comenzó la campaña. Fue el que realizó el zanjón que lleva su nombre y fue muerto por los pampas cuando quiso incursionar tierra adentro.
Es ahí donde aparece Roca como ministro y continúa el mandato de su antecesor. En definitiva, hablar solo de Roca es no prestar atención en todo el arco político y en quienes apoyaron dicha medida. Lo mismo que Menem con las privatizaciones o la convertivilidad. Pensar la historia como un cesarismo, donde lo único que importa es la cabeza del Estado, es un error que impide ver las razones verdaderas que hay detrás de cada acontecimiento histórico.
Qué historia del carajo tiene el General José Francisco de San Martín. Para aquel interesado leer “SEAMOS LIBRES y lo demás no importa nada. Vida de San Martín” de Norberto Galasso.
El error es justamente llevarlo a uno de los extremos: prócer ó tirano, héroe ó asesino.¿Porqué no ambas cosas y en su justa medida, ó lo que se le aproxime?
Esa tendencia tan nuestra de encasillar los protagonistas de la historia, sin la amplitud necesaria para aplaudir lo bueno y repudiar lo malo de cada uno, siempre es un filtro distorsivo que nos impide apreciar en su plenitud la riqueza de cada personalidad. Y ni hablar cuando pasamos por alto el contexto histórico: cosas que hoy se nos antojan horrorosas y que por aquel entonces eran comunes; ó eventos que hoy suenan banales y que para realizarlos, en su momento costaron vidas.