Políticas educativas

Nerdo.

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se haaaaa forrrrmadooooo

jaja que gil

Masiva movilización contra la reforma educativa

Macri y los K impulsan la privatización

En la tarde del viernes 28, más de 1.500 estudiantes secundarios, terciarios, universitarios y docentes se movilizaron a los ministerios de Educación de la Nación y la Ciudad, en rechazo de la nueva reforma educativa que macristas y kirchneristas pretenden imponer en la Capital.

El objetivo central de la reforma educativa es desarrollar en gran escala el negocio capitalista en la educación, a través de los posgrados. Por eso, la reforma parte de un fuerte vaciamiento de grado: en los secundarios se eliminan más de 150 orientaciones, se suprimen contenidos (como Historia, Psicología y Filosofía en cuarto y quinto año) y se degradan los títulos (desaparece, por ejemplo, el perito mercantil); en los colegios técnicos, además, se incorporan “prácticas profesionales obligatorias” (sin paga y en negro, es decir mano de obra gratuita) a partir de cuarto año, en empresas, como condición para recibirse. En los artísticos, se pretende eliminar la doble titulación (bachiller y tecnicatura artística) reemplazándola por bachilleratos orientados (BOA); en los terciarios de formación docente se eliminan contenidos y materias específicas y se incrementan las materias generales (pedagógicas); en las universidades se pretende transformar carreras universitarias de grado en profesorados universitarios con menos contenido específico. Los profesorados universitarios, por su parte, pretenden absorber la matrícula de los terciarios, para fomentar los posgrados arancelados.

El proyecto de Macri incluye un “instituto evaluador externo” con mecanismos de evaluación estandarizados, para establecer un “ranking” de docentes y escuelas que determinen los salarios y el presupuesto (tal como existe en Estados Unidos). Ello profundiza la descentralización presupuestaria y viola los derechos laborales (‘salario por mérito’) y el Estatuto del Docente.

La movilización dejó planteada una profunda diferencia política al interior del movimiento de lucha. La dirección de la coordinadora de secundarios (Gleyzer-La Revancha, Marea Popular y OES) no se propone darle continuidad a la movilización. La orientación política de este sector es avanzar en una reforma “negociada”. Quieren apoyarse en el gobierno nacional para obtener la aprobación de algunas modificaciones cosméticas a la reforma.

Finalmente, este sector ha defendido públicamente la Ley de Educación Nacional K, que ordena la reforma educativa. Por eso, cuando la movilización llegó a las puertas del ministerio porteño, este bloque impidió la realización de una asamblea para discutir la intervención de docentes y estudiantes en la quinta jornada de la NES. La “izquierda independiente” entiende que una acción de lucha en las jornadas rompería la “negociación” con el gobierno K. A su vez, impedir la asamblea cumplía la función de bloquear cualquier denuncia al pacto Macri-K que da impulso a la reforma.

La UJS peleó por darle continuidad al plan de lucha impulsando asambleas generales por escuela que resolvieran medidas de lucha en la quinta jornada de la NES, que se realizó el lunes 1 de julio. A su vez, planteamos la realización de una nueva movilización el viernes 12 de julio, cuando el Consejo Federal de Educación y el ministerio porteño deben anunciar cuáles serán las orientaciones de cada colegio. Impulsamos un plan de lucha unificado de todos los niveles educativos para tirar abajo la reforma reaccionaria de Macri y los K.

Masiva movilización contra la reforma educativa : Prensa Obrera 1275 – 04/07/13

La crisis de la educación plantea la lucha por el socialismo

Conclusiones del Encuentro Educativo

Con una participación que superó los 400 compañeros, el sábado 6 de julio se realizó el Encuentro Educativo convocado por la UJS y el PO de la Ciudad de Buenos Aires. Bajo el lema “Abajo el pacto Macri-K, y su reforma educativa” se dieron cita estudiantes y docentes de todos los niveles: secundarios, terciarios y universitarios. La apertura dio cuenta de esa presencia, pues hablaron Nicolás Cernadas (dirección del Centro de Estudiantes del Nacional Buenos Aires), Amanda Martín (Tribuna Docente), Santiago Gándara (secretario general de la AGD-UBA) y Julián Asiner (presidente de la Fuba). Antes, Nicolás Marrero, militante del PT uruguayo, contó sobre la extraordinaria huelga de la docencia contra el ajuste del Frente Amplio, y el protagonismo de nuestros compañeros. Fue el primer indicador de un tema que dominó las conclusiones de la jornada: el carácter internacional de los ataques a la educación pública.

Marcelo Ramal, candidato a primer legislador por el Frente de Izquierda, quien cerró esta primera parte del Encuentro, desarrolló ampliamente estos problemas. Respecto de Filmus señaló: “Creador de las escuelas shopping, artífice de las leyes de Menem, ahora de los K, no es osado arriesgar que Filmus persiste como figura por su destacadísimo rol como agente de la política del gran capital hacia la educación”. Destacó que un notorio privatizador, el legislador Abrevaya, es socio de Prat Gay y Donda.

Luego de las comisiones, el cierre del Encuentro estuvo a cargo de Jorge Altamira, quien colocó la cuestión educativa en directa conexión con la crisis capitalista. El caso chileno -indicó- es sólo la versión más extrema de la tendencia, que se resume en el sistema educacional de Estados Unidos. Por eso, la gran movilización de los estudiantes trasandinos ha tenido sus réplicas en Colombia, y especialmente en Brasil; ni hablar de España y Grecia, que sufren podas descomunales del gasto, al igual que Gran Bretaña e Irlanda. En Estados Unidos, la deuda educativa de las familias superó el billón doscientos mil millones de dólares. Se perfila un defol de las familias e incluso en el mercado de capitales, donde esta deuda es refinanciada. Es el único rubro que crece, en oposición al desendeudamiento -muy modesto, por otra parte, de los bancos. La mercantilización de la educación implica un encarecimiento enorme de la canasta familiar, o sea una fenomenal desvalorización del valor de la fuerza de trabajo.

A partir de aquí, Altamira demolió la pretensión del centroizquierda de reconvertir en ‘bienes públicos’ a la salud y a la educación (gratuidad) sin tocar al capitalismo, en el marco de las confiscaciones de los trabajadores que produce la crisis capitalista. Llamó a abordar una crítica socialista a la crisis educativa. Denunció la receta de estatizaciones que no aborda al sujeto que las realiza, pues bajo la burguesía opera como un rescate del capital, mientras que solamente lo trasciende si las lleva adelante el proletariado en el marco de una planificación generalizada. “Volver a la ley 1420″, que por otra parte ningún ‘izquierdista’ siquiera plantea, es una patraña, pues el capitalismo no puede dar marcha atrás hacia el período de libre competencia. La política revolucionaria promueve la recuperación de la educación en el marco de la recuperación del conjunto de la economía y la vida social bajo el comando de la clase obrera. En definitiva, “tenemos que encarar la campaña electoral como preparación de la clase obrera para luchar por el poder”. Altamira insistió en una enérgica política de propaganda socialista.

Las comisiones y tareas

El debate en las comisiones (secundarios, terciarios, universitarios, docentes) presentó en forma viva la experiencia actual del movimiento de lucha por la educación, y permitió precisar con ejemplos las conclusiones más generales desenvueltas en la apertura y el cierre. Un aspecto común fue la apreciación de que bajo el kirchnerismo avanzó la educación privada en detrimento de la pública, incluso cuando se considera la creación de universidades locales, que otorgan títulos de baja calificación.

En lo inmediato quedaron planteadas jornadas de lucha contra la reforma de Macri y los K, proseguir la agitación político-electoral entre secundarios y universitarios, intensificar la campaña entre los docentes, y la edición de un folleto con las principales conclusiones de esta jornada.

La crisis de la educación plantea la lucha por el socialismo : Prensa Obrera 1276 – 11/07/13

Se cayó un ascensor en el Hospital de Clínicas: 4 heridos

Esto no fue un accidente

Desde hace años los médicos, docentes, residentes, trabajadores administrativos, miles y miles y miles pacientes que se atienden en el Hospital de Clínicas, dependiente del Rectorado de la UBA, vienen denunciando el estado de brutal deterioro edilicio, su falta de mantenimiento, el no funcionamiento de la mayoría de los ascensores, la carencia de aparatología y equipamiento en general, la tercerización laboral, la mercantilización de los servicios vía los coseguros de las obras sociales y el Pami, la completa violación de las más elementales medidas de bioseguridad y –sobre todo- la asfixia presupuestaria a que lo someten el Rectorado y el Gobierno nacional.

En este cuadro no sorprende, pero produce una enorme indignación, la noticia de la caída de uno de los ascensores que produjo cuatro heridos, todos ellos pacientes mayores de edad, en lo que pudo haber sido una tragedia mayor.

Esto no fue un accidente sino la lógica consecuencia del abandono y el ajuste presupuestario.

Reclamamos que la dirección del hospital y el Rectorado se hagan cargo de esta situación. Reclamamos la Inmediata asignación de $ 100 millones de pesos para reparación integral, el reequipamiento y la regularización de toda la planta de trabajadores.

AGD UBA

Se cayó un ascensor en el Hospital de Clínicas: 4 heridos | AGD UBA

El peso de la izquierda no está en los votos, sino en los conflictos que protagoniza

Entrevista a Eduardo Grüner: Sociólogo, crítico cultural, fue despedido de la UBA a los sesenta y cinco años con la excusa que debía jubilarse.

Alarmados, los funcionarios habían notado que con el correr de los años el pensamiento del docente ganaba en juventud y espíritu crítico. Lúcido, de una filosa ironía de cuyas estocadas disfruta, Grüner habló de los límites del neo-desarrollismo pisoteados en estos días por las masas en Brasil, y su convencimiento de que no se trata de discutir cuáles forma de capitalismo queremos sino de debatir las alternativas a un sistema que agoniza y amenaza a arrastrar en su hora terminal, a la Humanidad en su conjunto.

-Algunos ven a la actual crisis como el principio del final del capitalismo. Como todo policial negro, la historia del capitalismo está repleta de crímenes. ¿Cree que en este relato, el villano morirá de muerte natural? ¿No es confiar demasiado en el destino?

No conozco ninguna “izquierda” que confíe (ni demasiado ni un poco) en el destino . En todo caso, desde los trágicos griegos para acá, el destino es más bien algo para temer antes que para tenerle confianza. Que el capitalismo mundial, carcomido desde adentro por sus contradicciones estructurales, está en situación de crisis terminal, no cabe ninguna duda. No hace falta ser muy de izquierda para constatar eso: se puede apenas ojear el New York Times o The Economist para comprobar el pánico generalizado que cunde entre las clases dominantes de las grandes potencias capitalistas (incluso las “emergentes”, como China): desocupación, pauperización, derrumbe de los restos de “Estado de Bienestar”, degradación de los servicios de salud y educación, catástrofe de la vivienda, etcétera. Y no para allí: guerras, terrorismo, racismo, fundamentalismos de todo tipo. La crisis no es una mera cuestión económica: es una gigantesca descomposición política, social, cultural, moral y hasta psicológica. El villano no está muriendo de “muerte natural”, sino de su propia podredumbre interna. Su misma historia es un cáncer nauseabundo que lo mina desde la raíz. Como en el famoso cuento del señor Valdemar de Edgar Allan Poe, ya está muerto y descomponiéndose, sólo que ni él ni nosotros terminamos de darnos cuenta. Ahora bien, no es cuestión de esperar que su “destino” se cumpla. Porque, mientras tanto, esa peste nos contamina a todos –puesto que todos, nos guste o no, somos partículas del sociometabolismo del Capital al que alude István Meszarós-, y va a terminar arrastrando a la humanidad al abismo: como decía Rosa Luxemburgo, el socialismo no es la única posibilidad: la otra es la más absoluta barbarie.

El capitalismo ya ha abierto esa puerta: estamos en estado de vértigo, asomados al vacío. Por fortuna los pueblos, aunque a veces pareciera que llegan al borde de ese precipicio paralizados, finalmente reaccionan: ahí están las “primaveras árabes”, Turquía, Brasil, y todos los días hay alguna novedad en ese sentido. Esas reacciones son todavía confusas, contradictorias, fragmentarias, no tienen una organización o dirección coordinada, ni un proyecto alternativo visible. Parecerían estar aún en la fase de pura negatividad . Pero no son, me parece, cualunquismo anti-político ni mera rabia del “que se vayan todos”. Algo diferente está ocurriendo, sólo que está en el punto de puro acontecimiento , sobre el cual no podemos todavía establecer códigos. Lo importante es que cada vez más sectores de la sociedad mundial empiezan a comprender que dentro de los límites del “sociometabolismo” no hay salvación posible.

No se trata de ilusionarse con esperanzas desmedidas o apresuradas, pero sí de extraer una lección eterna: el villano siempre necesita que le demos el último empujón, antes de que algún milagro satánico le permita recuperarse. Entonces, no, no es cuestión de “confiar” en que la Historia con mayúscula lo saque de en medio: eso sería creer que la historia es como la Naturaleza, con leyes rígidas y repetitivas que se van a cumplir a rajatablas. Pero la historia es algo que hacemos todos , aunque no podamos elegir las condiciones en que la hemos heredado. Cito, como casi siempre, a Sartre: no se trata de lamentar lo que la historia nos ha hecho, sino de averiguar qué somos capaces de hacer nosotros con eso que nos ha hecho.

Brasil, un cóctel que no tenía que explotar pero explotó
-En estos días Brasil presenta un fenómeno interesante. A la irrupción de las masas en las grandes ciudades ahora se suman las centrales obreras, los trabajadores organizados. ¿Las tibias mejoras de los últimos años en el vecino país tienen que ver con esta reacción popular y las limitaciones de un modelo?

La pregunta es asimismo interesante. En estos casos suele haber un grado alto de incertidumbre sociológica y política: ¿dónde trazamos la raya, la frontera, entre las mejoras “intra-sistémicas” que producen una suerte de satisfacción conformista, y las que, al contrario, terminan promoviendo más demandas que no van a poder ser satisfechas en los límites del sistema tal como es? ¿Y si, además, los mismos que al principio se “conforman” en otro momento ya no lo hacen más? Por otra parte, mucho depende del “modelo” de legitimación sobre el cual se ha construido la conformidad. Primero, el modelo económico-social: en el caso de Brasil (pero no es el único), como se ha repetido hasta el cansancio, en la década pasada se han ido incorporando entre 30 y 40 millones de personas a una mayor capacidad de consumo. Pero es de consumo : en nada ha cambiado –incluso se ha deteriorado- su posibilidad de acceso a un buen sistema de salud, de educación, de transporte, rubros que siguen estando marcadamente “elitizados”.

Además, esa ilusión tibiamente “desarrollista” de nueva clase media (un “logro” al menos curioso proveniendo de un partido de origen sindical) ha planeado por encima de una estructura social que está entre las más regresivas del mundo en términos de la brecha entre los más ricos y los más pobres. Paradójicamente, la “creación” parcial de una nueva clase media (suponiendo que es eso lo que haya ocurrido, en el mejor de los casos) agudiza el contraste en la percepción de los que quedaron afuera, y provoca una suerte de resentimiento social al subrayar la inequidad. Agréguense la grotesca corrupción de la clase política dominante, la economía clandestina y paralela pero fuertísima del narcotráfico y sus consecuencias de violencia, etcétera. Y finalmente, el hecho –que también ha sido muy mencionado en las últimas semanas, aunque me parece que sin sacar todas sus conclusiones- de que las masas populares brasileñas, con pocas excepciones históricas, fueron siempre más bien receptoras pasivas que protagonistas de su propia historia: el “mejoramiento” de ciertos sectores, pues, no hace más que despertar ese deseo de protagonismo autónomo, que choca contra la rigidez del sistema político tradicional (que ni Lula ni mucho menos Dilma pudieron o quisieron transformar de fondo). Esa mezcla era un cóctel que no tenía por qué explotar, pero explotó. Hay siempre un elemento de indeterminación en estos acontecimientos. Pero una vez que el acontecimiento ocurre, nos damos cuenta retroactivamente de que había condiciones para su ocurrencia. En efecto, la dialéctica entre demandas crecientes y una parálisis sistémica para satisfacerlas produce una presión subterránea que tarde o temprano estalla por algún lado. Es interesante que tanto en Brasil como en Turquía el “pre-texto” fue una protesta “municipal” relativamente menor –un módico aumento en el pasaje del transporte público, el proyecto de construir un shopping en un parque- transformada en una bola de nieve vertiginosa que pone en jaque al sistema político de conjunto, y que no se detiene simplemente dando marcha atrás con las impopulares medidas que la pusieron a rodar. Y no solo eso: que en Brasil ahora se sumen las centrales obreras podría significar un salto cualitativo enorme que haga saltar al movimiento por encima del “corralito” social de la juventud pequeño-burguesa, etcétera. Veremos: la cosa se mueve.

-Muchos intelectuales críticos se han sumado al gobierno K. El problema es que la militancia oficialista parece no haberles dejado lugar para la capacidad crítica. Son solidarios con Evo Morales pero se atragantan cuando a los qom el Vaticano parece más accesible que la Casa Rosada.

Es una cuestión bien compleja. Un “intelectual crítico”, me parece, no es solamente el que critica a un gobierno de turno, a las corporaciones económicas o a la ideología dominante en los medios, y así. Es, ante todo, el que empieza por someter a (auto) crítica su propia relación (consciente o inconsciente) con el poder. No digo que sea nada fácil de hacer: los dispositivos culturales hegemónicos (lo digo en plural, porque hay más de uno, sean opositores u oficialistas, que se alimentan mutuamente) generan casilleros de sentido común, “andamiajes” de significaciones básicas, y el debate queda encerrado en esos “corralitos” (K / no-K, y así). Hasta los intelectuales más avisados podemos caer en ese “doble vínculo” ideológico. Hay que intentar resistir, incluso forzándose a eso.

No se puede estar opinando sobre todo el tiempo, porque seguro que metemos la pata. Hay, sí, creo, un principio primero: conservar cierta autoimpuesta distancia irónica, para poder mantener la mayor autonomía de juicio posible. Esto no implica no tomar partido, sino al contrario, tomarlo apasionadamente pero con rigor y serenidad crítica. Y es imposible –lo sería para mí, al menos- hacerlo como más o menos orgánico de cualquier “oficialismo” (hay un oficialismo de la oposición, también). Todo eso es un esfuerzo, pero no es un mérito: es el resultado de toda una historia del moderno intelectual crítico después de la II Guerra Mundial (pienso en “modelos” como Sartre o Pasolini), condenado a desgarrarse entre las figuras del intelectual tradicional, “académico”, y el intelectual “orgánico”, de tipo gramsciano. En el medio hay una tierra de nadie, una especie de exilio desclasado. Allí estamos: des-territorializados , como se dice, sin dejar de buscar un lugar. No es una solución, ni una receta: es lo que se puede hoy. Pero me permito insistir: todo oficialismo es necesariamente paralizante para la crítica. Ninguno nos va a dar ese lugar, se mueven con otra lógica. Ya se ha visto hasta el hartazgo que es una vana ilusión creer que se puede intelectualmente influir sobre el poder. A veces, quizá, habrá que hacerlo (cada uno sabrá cuándo), pero entonces se abraza otro compromiso, no estrictamente “intelectual”, como yo lo concibo.

El final de las “restauraciones” bonapartistas
-Aquel 2001 del “que se vayan todos”, terminó sin que la clase política sufriera un rasguño, ¿o lo que sucedió realmente, es que ese sentimiento continúa latente?

No creo que sean instancias y momentos políticos comparables. Téngase en cuenta lo siguiente: en diciembre de 2001 habíamos tocado fondo, el país entero era un polvorín a punto de estallar, allí sí sabíamos que eso podía ocurrir en cualquier momento, y ocurrió. Pero, pese a toda su espectacularidad y dramatismo (y costo de vidas), el estallido fue limitado. No es mi intención minimizarlo, porque supuso para las masas populares un aprendizaje importantísimo en términos de su autonomía de acción política y autoorganización (las asambleas, los piquetes, las fábricas recuperadas, la democracia “horizontal”, etcétera). Sin embargo, por un lado no se pudo articular un proyecto, una organización consistente ni una dirección políticamente consciente que implicara una transformación radical, un viraje hacia “otra lógica”; y por otro, el “Que se vayan todos” aludía a los políticos tradicionales, a los “representantes” malos o corruptos, pero no alcanzaba a, digamos, las multinacionales o las clases dominantes en su conjunto. Ese hiato entre la negatividad del cuestionamiento y la positividad de un proyecto alternativo permitió que la fracción más inteligente de la clase política tradicional –digamos, para abreviar, la fracción “K”- pudiera lograr una suerte de “restauración” del sistema político burgués, también al calor del llamado “viento de cola”, y recoger algunas de las demandas del 2001 para reconstruir parcialmente la legitimidad del sistema.

Ahora estamos en una fase muy diferente, tanto a nivel nacional como mundial. La crisis global del Capital se ha profundizado muy agudamente a partir del 2008, el “viento de cola” amainó muchísimo, y hemos entrado en una nueva etapa (brumosa, sin duda, y no siempre plenamente consciente, pero el “ruido” es innegable) de cuestionamientos, con mucho menos “resto” para hacer un bonapartismo creíble y ahondar la equidad y la inclusión de “todos y todas”.

Resumiendo: otra vez retroactivamente, ahora vemos que diciembre del 2001 estaba al principio de un nuevo ciclo burgués, que fue posible por las limitaciones de aquel movimiento; ahora, en cambio –y no solamente en la Argentina, como muestra el ejemplo de Brasil- estamos al final de esas restauraciones “bonapartistas”, en el sentido de que ellas ya han dado todas las concesiones que podían dentro de los límites de los respectivos “modelos”. Esa experiencia los pueblos ya la hicieron: a partir del nuevo “vacío” que podría abrirse, tendrán que imaginar otra. Ojalá puedan reactivarse las huellas de aquel “aprendizaje” del 2001/2002, no para repetir lo mismo con todas sus fallas, sino para al menos acercarse a la creación colectiva de esa “otra lógica” que citábamos.

-Generalmente, el reformismo cuando no profundiza el reparto de la riqueza, deriva en gobiernos más de derecha. ¿Es un escenario posible para la Argentina, o usted piensa que poca cosa va a cambiar…? ¿Cómo caracteriza al actual gobierno?

En cierto modo, la caracterización del kirchnerismo ya la hice telegráficamente en la respuesta anterior. Digamos, rápido: fracción muy “astuta” de la clase política tradicional que advirtió que para reconstruir un capitalismo “serio” (los de Menem y la Alianza aparentemente habían sido “en broma”) tenía que producir un cierto viraje respecto del neoliberalismo más salvaje, prestar un poco de oídos a las demandas del 2001, procurar una “mediación” entre las fracciones de la burguesía y entre esta y los sectores populares sin alterar sustantivamente la lógica básica de acumulación, jugar algunos gestos de autonomía respecto del Imperio, y así.

Genéricamente dicho: bonapartismo más o menos reformista. Ningún misterio. Con una situación económica internacional relativamente favorable y cierta capacidad estatal para distribuir e “integrar”, la cosa durante un tiempo marchó relativamente bien (con los tironeos del caso como ocurre siempre en los bonapartismos, las pataletas histéricas de la clase media irracionalmente “gorila” y del “Clarín”, nada grave), compensando ciertas concesiones a las clases populares con alianzas “cruzadas” con fracciones de la burguesía, la burocracia sindical y la vieja clase política, especialmente la peronista (sobre todo después del fracaso o abandono de la transversalidad”).

Esta posibilidad de un precario equilibrio se rompió en el 2007 / 2008: el llamado “conflicto del campo” y los que vinieron después fueron –con todas sus especificidades- una refracción del ahondamiento de la crisis internacional y el fin del “viento de cola”. A partir de allí, y aún con todas las idas y vueltas que se puedan contabilizar, el “giro a la derecha” era inevitable, como lo es siempre que los bonapartismos alcanzan un límite de su “relato” que implicaría, como decíamos, pasar a otra lógica de transformaciones estructurales más profundas. Algo que no está dispuesto a hacer, por razones “de clase”. Véase Perón a partir de 1951 y en 1974, por ejemplo. Y bien, ahí tenemos el motivo estructural -más allá de las voluntades individuales, incluso- de la “derechización” sintomatizada por la ley antiterrorista, el proyecto X, o en estos días, y en otro registro pero que no es ajeno, el acuerdo escandaloso con Chevron y el ascenso de Milani. El gobierno no tiene otro camino, va a seguir así. Y aclaremos: cualquier otro que viniera haría lo mismo, quizá aún peor; si el gobierno no es la solución sino parte del problema, la oposición “burguesa” tampoco puede ofrecer salida alguna. En lo esencial va a seguir todo igual, es decir peor.

[b]La historia, conflictos y votos

  • ¿Donde está la izquierda? [/b]

La izquierda, en el sentido más general del término (“general”, pero no impreciso: para mí “izquierda” significa una crítica radical que tiende a transformar de raíz los andamiajes del “sociometabolismo”, y no cualquier “progresismo”) está dondequiera una praxis combativa logre mostrar lo que veníamos diciendo: que no hay solución dentro de los límites actuales del (o de los) “modelo/s”. La izquierda es una dis-locación de la lógica dominante, que por lo tanto no puede evaluarse con los códigos convencionales del sistema político burgués: desde ya, se presenta a elecciones y aspira a conquistar bancas o espacios en las instituciones estatales, pero eso es solo un momento de aquella praxis.

El peso verdadero de la izquierda no está en la cantidad de votos (aunque cuantos más, mejor) sino en los conflictos que protagoniza, en la militancia cotidiana. En este sentido, hay que distinguir: si es por conflictos y militancia, hay mucha izquierda últimamente, ya sea que se defina explícitamente así o no, en los movimientos barriales y juveniles, en el sindicalismo combativo, etcétera (incluso quienes se autotitulan kirchneristas a veces llevan adelante conflictos que al gobierno no le gustan). Por otro lado, en un sentido “partidario”, está el FIT (Frente de Izquierda y los Trabajadores), una novedad importante en el panorama político reciente, más allá de limitaciones y contradicciones propias: es la primera vez desde el retorno de la democracia que distintas fuerzas de izquierda apuestan a la unidad dentro de sus diferencias, y eso puede implicar un “salto cualitativo” que no se reduzca a la suma de las partes. Vale la pena a su vez apostar a esa apuesta, por decir así: en primer lugar, para que al menos exista en el espacio público una voz radicalmente distinta, que empiece a discutir no meramente qué capitalismo queremos, si no si queremos el capitalismo o somos capaces de inventar otra cosa. Esto tampoco, obviamente, lo va a hacer la oposición de derecha, ni siquiera la de “centroizquierda”.

Artículo publicado en el Periódico de la CTA Nº 96, correspondiente al mes de julio de 2013

El peso de la izquierda no está en los votos, sino en los conflictos que protagoniza - Agencia CTA - ACTA

La pelea electoral en la UBA

Entre el 2 y el 6 de septiembre, la UBA tendrá que elegir representantes a los consejos directivos y renovar las direcciones de los centros de estudiantes. Las camarillas que manejan la UBA han anunciado una asamblea universitaria para el 5 de diciembre, que se conformará con los nuevos representantes de cada claustro.

UBA: un balance

El acuerdo de “gestión” en la UBA agrupa a bloques diversos, como el rector kirchnerista (Hallú) y funcionarios radicales, macristas y del PS de Binner. La meta de todos ellos ha sido podar la educación pública. Transfirieron contenidos de los ciclos de grado (gratuitos), a los posgrados arancelados, en aplicación de las exigencias de acreditación de diplomas “Coneau”. Avanzaron como nunca los convenios con empresas, que benefician la rentabilidad capitalista. Hallú llega al final de su mandato tratando de cesantear a los profesores mayores de 65 años, una fuerte precariedad laboral y tercerización para los servicios de limpieza y ahondamiento de las principales carencias de infraestructura.

Hallú pretende otra reelección -prohibida por el estatuto que dicen defender- en oposición a las ‘aspiraciones’ de su vice, Barbieri, también kirchnerista. Los candidatos de las diversas camarillas juegan a las escondidas, trenzando a espaldas de cientos de miles de estudiantes y trabajadores docentes y no docentes.

La cuestión electoral

Indudablemente, los comicios en la UBA se desarrollarán bajo el impacto de las elecciones legislativas. La Cámpora y sus aliados, una minoría en la universidad, llegan golpeados, con la responsabilidad adicional de rendir cuentas por la gestión de la UBA. Un sector de la oposición tradicional pisa más fuerte (UCR y PS), dirige cuatro centros, disputará el de Medicina y hasta se presentará como “Unen” en Psicología. Sin embargo, también ellos cargan con el peso de su gestión con los K para privatizar la universidad.

Algunas agrupaciones proponen “formar el Frente de Izquierda” en todas las facultades. Es una posición adecuada, siempre que el planteo no tenga un carácter ultimatista, ni sea el pretexto para justificar el faccionalismo desbordado que caracteriza a algunos grupos sin incidencia, que se encuentran tanto adentro como afuera del Frente de Izquierda. La línea de delimitación, por otro lado, debe ser la derrota de todas las direcciones de centros ligadas a la ‘gestión’ de la camarilla y, en general, a los intereses de la Coneau y la privatización.

Medicina y Veterinaria

Un escenario singular en esta batalla será la Facultad de Medicina. Allí, un frente de agrupaciones de izquierda liderado por la UJS (presidencia) recuperó el Centro en 2010, de manos de una burocracia decadente que se reconvirtió al kirchnerismo. Refutamos la especie de que “la izquierda sólo progresa en las humanísticas”. El Frente obtuvo más del 50 por ciento de los votos. La pelea que se viene es muy dura, contra un aparato poderosísimo. Las autoridades de la facultad, un contubernio de peronistas y radicales fuertemente vinculados con los negocios con la salud pública -el Pami-, armaron una agrupación junto a Franja Morada (Nuevo Espacio). Con recursos ilimitados montaron un virtual centro “paralelo”. Los resultados en Medicina serán decisivos, también, para el próximo Congreso de la Fuba. Así, la polarización en la facultad es extrema, y representa cabalmente la pelea general mencionada arriba: dos orientaciones sociales opuestas.

Algo similar ocurre en Veterinaria, donde las autoridades, comandadas por el decano Míguez -tan K que comparte tiempo de “trabajo” en la facultad con la dirección del Senasa-, también armaron una agrupación adepta, La Tropilla, para desplazar a la conducción de Evet (UJS e independientes), que ha sido un obstáculo sistemático para su política de restricciones y privatización.

Polémica en la izquierda

En varias facultades, la lucha política presenta otra fisonomía, pues la disputa involucra a las distintas tendencias que conducimos la Fuba -en particular La Mella y la UJS. Las mayores divergencias se manifiestan respecto de la caracterización del gobierno y las camarillas que vehiculizan su política. La Mella teje todo tipo de alianzas oportunistas en los centros que dirige, como Filo y Sociales. La sumisión del centro a las autoridades en Exactas condujo a La Mella a un retroceso de 13 puntos en las últimas elecciones. Esta tensión se agudiza por la pretensión del rectorado de realizar una asamblea universitaria restringida a los representantes de claustros y no a representantes electos por el voto directo de todos los protagonistas de la universidad.

Lamentablemente, la agrupación escindida del PCR, la CRCR, rechaza un frente con toda la izquierda que podría ganar el centro de Exactas y sacarla de la parálisis.
Los resultados de las primarias y las tendencias hacia octubre nos refuerzan como la expresión principal del Frente de Izquierda en la UBA, en especial frente a La Mella, que armó un frente salvavidas con Claudio Lozano -del frente sojero en la 125- para evitar el anonimato luego de haber buscado otros frentes con fracciones K o con Luis Zamora. Los ‘antipolíticos’ se pasaron a la politiquería sin estaciones intermedias. La denuncia de este oportunismo rayano en el carrerismo político, formará parte de la batalla universitaria, incluso porque va ligada a las elecciones generales. Nuestro propósito es dar a la izquierda universitaria su auténtica fisonomía socialista y revolucionaria.

La pelea electoral en la UBA : Prensa Obrera 1282 – 22/08/13

La ley estableció la meta de incrementar el gasto en educación hasta superar el 6% del PBI, sin fijar pautas que induzcan una asignación correcta de esos recursos. La mayor parte del aumento en los presupuestos educativos fue a mejorar los salarios docentes, al punto que en la última década la remuneración real (es decir, descontada la inflación) se duplicó. Pero como el aumento fue otorgado de manera indiscriminada para todos los docentes, termina resultando escaso para el educador comprometido con el aprendizaje de sus alumnos y un enorme derroche cuando se lo asigna a empleados que evaden sus responsabilidades y que, en muchos casos, ni siquiera concurren a las escuelas. En igual sentido, resulta muy negativo que no se haya asignado parte del mayor presupuesto a mejorar e intensificar las evaluaciones educativas. Al igual que los aumentos de salarios indiscriminados, la resistencia a medir la calidad es una fuente promotora de mediocridad. -

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Vamos La Izquierda en toda la UBA!!

Todas las listas, facultad por facultad

En las trece unidades académicas de la UBA, los alumnos votarán para elegir a sus representantes en el cogobierno. Los comicios enfrentan a cuatro grandes bloques de agrupaciones: izquierda orgánica, izquierda independiente, reformistas y kirchneristas.

Durante la semana que viene se realizarán los comicios estudiantiles obligatorios de la UBA para la renovación de consejeros directivos de las trece facultades. El claustro de los alumnos está compuesto por cuatro consejeros en cada facultad: tres por la mayoría y uno por la minoría (la segunda fuerza que supere el 20 por ciento de los votos). También la próxima semana se harán las elecciones (optativas) para renovar los centros de estudiantes en todas las unidades académicas, salvo Ingeniería.

A grandes rasgos, la disputa electoral del claustro estará planteada entre cuatro grandes conjuntos de agrupaciones: la izquierda orgánica, que tiene la mayoría del claustro estudiantil en Medicina, Arquitectura, Farmacia y Veterinarias; la izquierda independiente, con representación mayoritaria en Filosofía, Exactas e Ingeniería; el reformismo, con mayoría en Económicas, Odontología y Derecho; y el kirchnerismo, que actualmente es mayoría en Ciencias Sociales y que en esta elección presentará listas en todas las facultades, menos Veterinarias. A continuación, las listas y alianzas, facultad por facultad.

  • Ciencias Sociales. El frente kirchnerista Vamos Sociales (La Cámpora, La UES) tiene la mayoría estudiantil. El Empuje (La Juntada, La Mella, Viejo Topo, Cauce, La Brújula en el FER), que tiene el consejero por la minoría, buscará incrementar su representación. También compiten la Izquierda al Frente (PO, PTS, IS, MAS), Nuestra América (La Vallese-JUP, La Mariátegui); El Gleyzer; Sociales por el Cambio (Nuevo Espacio, socialistas, GEN, Unen); Libres del Sur; MST y Nueva Izquierda.

  • Filosofía y Letras. La Juntada de Izquierda Independiente (La Mella) obtuvo en 2011 –la última elección de claustro– los tres consejeros de mayoría y buscará revalidar. La izquierda orgánica presenta dos fuerzas por separado: Izquierda al Frente (PO, PTS, MAS) y Juventud de Izquierda Socialista. Hace dos años presentaron un solo frente (Plenario de Izquierda) y consiguieron el consejero por la minoría, que en estas elecciones se disputará entre esas dos fuerzas y el Frente Universitario Popular (La Cámpora, Movimiento Evita, PC). Otras listas que se presentan son La Bemba; La Vallese-JUP; El Gleyzer; La Mariátegui; Frente Amplio Progresista; Encuentro en Filo; y La Marea.

  • Ciencias Económicas. Nuevo Espacio (radicales, socialistas y aliados) tiene las cuatro bancas de alumnos en el consejo. Aspira a la minoría el Movimiento x Económicas (La Mella e independientes); Frente Bicentenario (Unidos y Organizados: La Cámpora, JP Descamisados y Nuevo Encuentro); Juntos x Económicas; Agrupación Manuel Belgrano; Afirmación para una Universidad Igualitaria; Frente Amplio Progresista; PRO; No Sabe No Contesta; Movimiento Sur; Juventud del PTS, Pan y Rosas; MST, Nueva Izquierda; Frente Latinoamericano de Izquierda y Bip-Bip también se postulan.

  • Medicina. El Frente (UJS-PO, 29 de Mayo, La Corriente, MST, La Mella, Movimiento La Dignidad) detenta tres consejeros de mayoría, mientras que la minoría es de Nuevo Espacio (radicales, socialistas y aliados). Ambas listas reeditarán ahora la disputa. Otras listas en competencia son Todos por Ciencias Médicas (La Cámpora, El Gradiente, Peronismo Militante, PCCE, Nuevo Encuentro); Izquierda Nacional Latinoamericana; Miles; Universidad para Todos; CEPA (PCR); Libres del Sur (FAP).

  • Psicología. Tras la ruptura del EPA (PO, El Brote) hay dos nuevas alianzas que aspiran a conseguir la mayoría en el consejo directivo. Por un lado, Impulso en Psico presenta un frente compuesto por Motorpsico (La Mella), El Brote, Sur y el MST. Por otro se presenta La Izquierda al Frente (PTS, PO, MAS e IS). En las elecciones de 2011, el EPA consiguió la mayoría (entraron dos consejeros del PO y uno de El Brote) y la minoría quedó en manos de Sur. También se presentan Unen (Partido Socialista y Nuevo Espacio); Frente LacanPop (Unidos y Organizados, La Cámpora, PCCE, Movimiento Evita y Nuevo Encuentro) y la CEPA (PCR).

  • Ciencias Exactas. El Frente de Estudiantes Movilizados (La Mella) tiene la mayoría, mientras que Unidad y Estudiantes Independientes (PCR) cuenta con la minoría. Les darán pelea Todos por Exactas (La Cámpora, Movimiento Evita, UES), El Gleyzer, Izquierda al Frente, Eureca-Sur+Moles.

  • Arquitectura. Estudiantes por el Cambio (La Corriente, PO, Libres del Sur y el FEL) detenta la mayoría estudiantil. La minoría está en manos de la Coalición. El Frente FADU Plural (26 de Julio, radicales, sectores oficialistas e independientes) aspira a obtener representación en el consejo. También se presentan La Mella, Reforma, La Cámpora FADU, la Izquierda al Frente (PTS), La Revuelta y El Cauce.

  • Derecho. La socialista Nuevo Derecho busca continuar liderando la representación estudiantil, mientras que el frente Podemos (Unidos y Organizados, La Cámpora, JP Descamisados, PCCE y 14 BIS) tiene la minoría y buscará incrementar su banca bajo el nombre de Universidad en la Diversidad. Otras listas: PRO, Frente de Izquierda (PO e independientes), Franja Morada, Movimiento Universitario Sur, La Mella+La Centeno.

  • Agronomía. El LAI, una agrupación independiente de centroderecha, pone en riesgo su mayoría ante el FANA (izquierda independiente), actual minoría, Abriendo Caminos (PO) y La Cámpora.

  • Veterinarias. El EVET (PO) tiene la mayoría estudiantil y compite con La Tropilla (independientes). La minoría la obtuvo Nuevo Espacio (radicales), pero en estas elecciones no se presenta.

  • Farmacia. La mayoría del claustro está en manos del Antídoto (PO e independientes), mientras que Alianza por los Estudiantes (radicales y aliados), hoy minoría, buscará incrementar su representación. También compiten ATP (UES), Juventud e Izquierda Socialista, Frente Amplio Progresista (GEN) y La Cámpora Farmacia.

  • Ingeniería. La elección se realizará sólo el miércoles y no habrá clases. El Movimiento Linealmente Independiente (MLI, de sectores independientes) apunta a conservar la mayoría. El Frente 7 de Septiembre (Unidos por Ingeniería y La Corriente, FEL, Estudiantes en Acción, PO, El Puño e independientes) tiene la minoría. También se presentan Nueva Ingeniería (Unen y FAP), Frente de Estudiantes por la Industria Nacional (La Cámpora, Nuevo Encuentro, El Gradiente), La Mella y el EPA En Cauce.

  • Odontología. Se postulan tres agrupaciones: V-Par (PO e independientes), AFO (radicales e independientes) y El Tío (La Cámpora). La mayoría la tiene el AFO y la minoría V-Par.

No sabia que iban juntas :surprised:

Lacan pop :mrgreen:

Terrible. La Mella va con la agrupación del burócrata de Piumato.

¿El moyanismo está en la facu?

En derecho sí por el peso que tiene Piumato en judiciales.

Como si necesitase hacer guita con una fotocopiadora en filosofía y letras :wink:

Fué gracioso tu chiste gorilón.

Que asco le tengo a esos imbeciles de la corriente, no saben administrar una fotocopiadora, te dan todos los apuntes como el ojete. Voy a votar a Fadu plural.

Vas a votar a los que quieren acreditar la CONEAU???, mamurra… son la lacra mas asquerosa los de FADU plural, tienen a un ex vice decano peleando votos por dios…

TOMA DECANATO - 03/06/2013 - YouTube

Estudio diseño grafico, no tengo demasiado idea de que es la Coneau y todo lo que lei sobre lo malefica que sería estaba plagado de retorica boba y suposiciones. Como sea, los unicos que se que no voy a votar es a los de la corriente.

La Coneau es la comisión de educación creada gracias a la Ley de Educación Superior menemista en los 90, la que el gobierno kirchnerista mantuvo vigente y profundizo en su aplicación. Lo que hace esta comisión es reformar los planes de estudio y pasar contenido de las carreras de grado a posgrados pagos, un sutil método privatista.

¿Eso vas a votar?

Besito.