Políticas educativas

Estigmatizando al soberano

Recuerdo que me anotaron tarde para entrar a la secundaria que quería. Recuerdo que preparé los exámenes en catorce días. Recuerdo que no pegué un ojo y que me cagué de calor estudiando. Recuerdo la minifalda de Gabriela Carli, la profesora que me tomó el ingreso. Recuerdo que aprobé el examen con 97 sobre 100. Recuerdo que me agrandé como petiso en desfile de enanos. Y, por sobre todas las cosas, recuerdo que primer año lo terminé llevándome cuatro materias. Por pelotudo.

Nunca en mi vida existió un sujeto al que le tuviera tanto miedo como el que le tuve a la Profesora Santamartina, “La Santa”. Durante los primeros años de la secundaria era prácticamente un mito urbano, una leyenda a la que, encima, cruzábamos en el recreo.

Luego de aprobar el segundo año, se corrió el rumor de que la Santa largaba el colegio. Al volver a clases con las defensas absolutamente bajas, nos dio la bienvenida al curso la Santa. No sólo no se fue sino que tuvimos que sobrevivir a la experiencia de sufrirla en tres materias.

Éramos un curso algo bardero y teníamos la mala -y bien ganada- fama de haber hecho renunciar a algún que otro docente -dos de filosofía en un trimestre, buen promedio- sin embargo, con la Santa no pudimos, no supimos, no nos animamos. Luego de un duelo de tres días, un alumno regresó a clase tras el fallecimiento de su abuelo y la Santa lo hizo pasar al frente. En su defensa el alumno explicó lo sucedido. La Santa fue escueta: “Mi más sentido pésame. Tiene un uno.”

Por si no queda claro, no me generaba sensación de odio, sino uno de los peores cagazos de la vida. Del julepe que le tenía terminé haciendo mi mejor esfuerzo. No lo hice por querer quedar bien, sino por supervivencia: un ataque de la Santa era letal, aniquilante. Así y todo, no pude: la sufrí en las mesas de verano y arrastré una previa por el resto de la secundaria. Sí, fui un alumno de mierda: cuatro en primer año, dos en segundo, seis en tercero, dos previas para cuarto que se sumaron a la única que me llevé aquel año glorioso, y tres en quinto que rendí en marzo, cuando ya laburaba. Curiosamente, las que no me llevaba, las aprobaba con las notas más altas. Sin embargo, sea en la cursada, en diciembre, marzo o previa, para aprobar cada materia tuve que saber, y para saber tuve que estudiar.

Este no es un texto de “la maestra que más odie es la que más quiero” ni por lejos. A la Santa no la recuerdo con cariño, sino con un cagazo que todavía me dura. Sin embargo, nadie me estigmatizó por burro o vago ni me sentí una víctima de la sociedad. Contrariamente a lo que ahora nos quieren hacer creer, los únicos estigmatizados en el colegio eran los garcas, los que tenían el concepto de compañerismo más anulado que el de empatía humana.

Tampoco la pasé mal porque la Santa era jodida, dado que me llevé literatura en tercer año, cuando tenía una relación privilegiada con Gabriela, la rubia de minifalda de mi examen de ingreso. La adoraba y el trato era mutuo. Sin embargo, eso no le impidió bocharme por hacerme el boludo con un trabajo práctico. Y así fue cómo me llevé literatura a diciembre con todo lo que leía y ya escribía: por hacerme el banana.

Todo va más allá del trato condescendiente docente-alumno. Segovia es una de las mujeres más buenas que conocí en mi vida y pretendía enseñarme Matemática. La visité en mesa de examen de primero a quinto año, inclusive. Salí aprendiendo contra mi voluntad. Con De Bonis tuve una relación que nadie se atrevería a calificar de amistosa y, a pesar de estar perdidamente enamorado de ella, la volví loca en todas y cada una de las clases de Historia. Promedio diez en todos los trimestres. Con Amado Cattaneo tuve una relación de amistad que se prolongó fuera de la secundaria, así y todo me exigía el doble en cada prueba. Si algún sentimiento perdura a nivel eficacia escolar de aquellos años, no es estigmatización, ni odio, ni desprecio: es el de bronca conmigo mismo por tener que arrastrar las carpetas en vacaciones.

Esto no pretende ser un análisis que busque generar polémica frente a la revancha de los nerds de Flacso que administra nuestra educación desde finales de los años ochenta, con los gloriosos resultados en los rankings internacionales a la vista de todos. Básicamente, porque tuve la fortuna de que mi viejo, a pesar de contribuir a la educación pública con sus impuestos, pudo hacer el esfuerzo de bancarme una escuela privada que, si bien debía obedecer a los lineamientos del Gobierno, podía darse el lujo de moverse entre ciertos márgenes.

Tampoco quisiera que me vengan a correr con que “los tiempos cambiaron, los pibes ahora tienen celulares”. No hay forma de justificar los atentados a la gramática y el tremendo empeño que le ponen a la tarea de asesinar la lengua castellana. Ya no hay justificación para la burrada y nunca la hubo: antes, un trabajo práctico nos obligaba a tomarnos un bondi, perder tardes enteras en bibliotecas y hemerotecas, visitar una veterinaria para un trabajo de biología o lo que fuera. Hoy cuentan con la Biblioteca de Alejandría en el bolsillo y el Estado pide tenerles piedad.

Los expertos en materia educativa afirman que los que apoyan el sistema numeral hacen una cuantificación bancaria de la educación. Increíblemente, no se dan cuenta que no jode el número, sino la causa, y que ellos planteen todo en concepto de teorías cuando los conejillos de indias son generaciones completas de personas que no volverán a la escuela una vez finalizada la cursada y que deberán arrastrar de por vida la enseñanza de mierda que recibieron. No es una cuestión de programas educativos, no más, es una cuestión cultural. Y eso, lamentablemente, no se puede enseñar con un libro, sino generando la curiosidad por el mundo que nos rodea. Una buena: al menos aprenderán de pequeños que se pueden conseguir mejoras por derecho sin cumplir con las obligaciones.

Si no aceptan la cultura del trabajo meritocrático, jamás podrán dimensionar lo que significa el sistema de premios y castigos individualista de un alumno, que se siente gratificado si aprobó, o como el orto si le fue mal. No son infradotados a los que hay que mantener en una nube de pedos, son seres humanos que el día de mañana deberán salir a la calle a enfrentar una realidad en la que no conservarán el empleo si hacen las cosas mal porque los jefes no creen en la estigmatización del inoperante. Salvo, claro, que consigan un puestito en el Estado.

Y a los que creen que habría que probar, no más, y que el resultado se verá más adelante, les cuento que el 100% de los adultos bonaerenses sub 28 son hijos de la reforma educativa provincial y nadie se ha atrevido, todavía, a cruzar los datos con las estadísticas de los jóvenes que no estudian ni trabajan.

No conseguí ninguno de mis trabajos por mis analíticos académicos, sino por lo más básico y elemental que me enseñaron todos y cada uno de mis profesores, los que adoré, los que odié y aquellos a los que les tuve el cagazo de mi vida: la meritocracia, esa noción, hoy utópica, de obtener lo que se quiere tener en base al esfuerzo.

En mi vida laboral, como en la de cualquiera de ustedes, me encontré con otra realidad que dicta que, en base a los contactos, podés conseguir incluso el laburo que no querés. Y ahí fue que mi absoluta carencia de contactos tuvo que ser suplida con el esfuerzo: porque frente al hijo del jefe, no te queda otra que partirte el lomo o renunciar.

Obviamente, esto es algo que cuesta dimensionar en un país en el que tenemos un presidente cuyo mérito es haberse casado con su predecesor, pero si esto no sirve para entender que todo gira en torno a una cuestión cultural, nada lo hará.

Y si alguno supone que no es tan grave y que todo da lo mismo, estaría bueno pensar por un segundo en la importancia de aprobar cualquier materia gracias a haberla aprendido. Nadie que tenga nociones mínimas de lengua diría que una persona que dice “interperie” y “la aula” es una gran oradora. Ningún egresado por mérito celebraría los acabados conocimientos de una mina que tira “hache dos cero” como fórmula química del agua. No existe un sujeto que haya aprobado Educación Cívica, Instrucción Cívica, Formación Ciudadana, ERSA o el nombre que le haya tocado en suerte, que celebre a un puñado de eunucos ideológicos que no tienen drama en confundir Gobierno con Estado, democratización con socialización, estatización con confiscación y pluralidad de voces con coro monocorde.

Cualquiera que haya tenido una educación medianamente decente tiene una comprensión crítica lo suficientemente desarrollada como para preguntarse por qué se festeja la construcción de un edificio delirante con un país en recesión y que se arrodilla para pedir a los chinos que tiren un hueso, como también se da cuenta de que es un delirio hablar de “Central Park” argentino en la desembocadura del Riachuelo. Cualquiera que tenga un mínimo de comprensión de su entorno se daría cuenta de que si la Presidenta presenta como éxito un plan para comprar en doce cuotas sólo por tres meses, es que estamos al horno y con el gas al palo.

Si implementaran una encuesta en todas las mesas de votación para preguntar a cada votante las funciones y obligaciones de un senador, un diputado, un gobernador, un intendente, un concejal, un vicepresidente y un presidente, se asustarían del resultado. Y son cosas que se aprenden en la escuela.

Nadie se atrevería a negar que la educación argentina viene en caída libre hace años cuando el ministro de Economía de la Comunidad del Anillo cree que el pretérito indefinido tercera persona plural de “reproducir” es “reproducieron”. A veces creo que Kicillof no usa corbata no de rebelde, sino porque no le sale el nudo, pero más allá de eso, egresó del Nacional Buenos Aires y tiene un doctorado en la UBA. O sea que el profesor que le enseñó a Kicillof hace 25 años, ya fallaba.

Si lo pensamos culturalmente, la escuela como institución inclusiva y de entrenamiento para la vida en sociedad del adulto, caducó. Los dirigentes de turno hicieron todo lo que tuvieron a su alcance para que esto suceda y hoy vemos, con total tranquilidad, cómo la ministra de Educación bonaerense defiende la nueva modalidad en que “en otros países también sucede”, cuando lo que no sucede en otros países es no encontrar un piso para el derrumbe de la calidad educativa.

Hoy, los defensores del “probemos con lo nuevo, que lo viejo fracasó” utilizan como argumentos la antigüedad de la Ley de Educación y se hacen bien los boludos con la cataratas de reformas que le metieron en las últimas décadas. Ahora afirman que es difícil fomentar el estudio con las distracciones de la tecnología, como si todos hubiéramos crecido en un páramo. Los sub 35 crecieron con videojuegos portátiles y sumaron esta distracción a la de los sub 40, que lidiaron con el flagelo de educarse con las consolas hogareñas, los walkman y los fichines a la vuelta de la esquina. Estos, a su vez, añadieron sus distracciones a las que ya habían padecido el resto de los mortales que conservan su vida: televisión y radio. Y el que no tenía luz, tenía la pelota, la hermana que lo jodía, el perro que se enfermó o una mosca que pasó volando. Así y todo, salieron ingenieros, premios Nobel, médicos, gigantes académicos, empresarios, todos los que nos hicieron mundialmente famosos -menos los futbolistas- e, increíblemente, los mismos tipos que dicen que el sistema de calificaciones estigmatiza a los chicos de ahora y no a todos los que pasaron por un aula desde los tiempos de Hernandarias.

Si tuvieran un cachito de dignidad, reconocerían que lo único que hacen es mantener y acrecentar el estigma de haber egresado de una escuela pública. Algo que ni Daniel Filmus, ex director de Flacso y personaje determinante en todos los experimentos educativos de las últimas décadas, eligió para sus hijos.

Entre tantos experimentos podrían volver a la idea de Spencer de que “educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas, y no para ser gobernadas por otros”, pero claro, eso eliminaría en un par de generaciones la necesidad de seguir a un líder que nos proteja en vez de, sencillamente, votar a un administrador temporal del Estado.

Viernes. No se puede prohibir por ley que la mina que te gusta te rebote en un baile del Colegio, y sin embargo es la peor de las sensaciones.

Estigmatizando al soberano | Relato del presente

me paso lo mismo con historia, habia aplazado el primer trimestre, el segundo zafe, pero la nota no me daba asi que hice un trabajo de investigacion por iniciativa propia sobre el Museo Delio Panizza de Concepcion del Uruguay, se lo presente al profesor, lo expuse a la clase, me saque un 10. Y aprobé. Eso fue en primer año de la secundaria.

En tercer año, me paso algo parecido con quimica, como veia que no llegaba hable con el profesor (famaceutico él) y fui durante 3 meses dos veces por semana a su farmacia a hacer experimentos y entender los procesos quimicos. Al final promedie con 8 y aprobé.

En cuarto con geografía hice algo parecido a lo de historia en primero.

En la primaria nunca tuve dramas, y con las materias exactas generalmente me fue bien (fisica, matemática, algebra).

En definitiva, me calenté por mejorar, me esforcé y tuve mi premio. Además, si me iba mal, mi viejo me reventaba!.

Abanderado nunca fui porque, para ser honestos, me portaba bastante mal. Todos los años terminaba con amonestaciones.

Los malabares que teniamos que hacer para levantar notas, muchas por boludear y nunca me estigmatizaron por burro, vago, mal alumno o quilombero. La diferencia que, en esa epoca, respetabamos a los docentes y teniamos otra vision de futuro. Ahora, si pueden los cagan a trompadas.

Antes, si te reprobaban o te sacabas una mala nota, tus viejos te cagaban a pedo a vos, ahora van y le parten la jeta al profesor/a

Hay que distinguir la primaria de la secundaria. Tengo entendido que la ley es solo para la primaria. Las responsabilidades que conllevan ambas instancias son diferentes, el nivel de estudio también.

Tengo una postura muy poco establecida todavía respecto al tema de las calificaciones. Pero está muy bueno reabrir el debate sobre el sistema educativo. Para mi muestra señales claras de caducidad, y hace tiempo ya (la propia institución lo está). Los tiempos cambiaron un montón y la escuela permanece la misma. La inserción de los pibes en la primaria tiene contextos muy diferentes. Este tema esta bueno porque visibiliza mucho cuanto la sociedad tiene de conservadora y cuanto está dispuesta a cambiar.

Aveces pienso que a los gobernantes de este país les chupa un huevo la educación. Se viven llenando la boca hablando de este tema y después te saltan con una “innovación” como esta. Es claro que estas cucarachas lo único que quieren es gobernarnos mas fácil aun. Otra no me cabe. Me parece que queda todo muy claro con lo que dice Ricky, aun así, voy a decir algunas cosas.

Por lo que me contaba mi viejo, antes era mucho mas difícil el colegio, tanto primario, como secundario. ¿Por que? porque ya desde chicos te enseñaban que nadie te regala nada. Uno iba al colegio a aprender, no a zafar, como se hace ahora.
Tengo entendido que antes, en el secundario, se aprobaba con 7. Toda mi generación (no se si antes también) se crió aprobando con 6. ¿No ven un cambio en la actitud y en la educación de los mas jóvenes?.
Yo termine el secundario el año pasado y lo termine dando lastima. Porque toda mi educación fue nefasta. Si mal no recuerdo, yo el primario lo aprobaba con 4. En la nueva ley, eso seria nuevo, yo estoy casi seguro que yo con 4 estaba aprobado. Al aprobar con tan poco, yo casi que ni me esforzaba por meter una buena nota. Yo me conformaba con pasar de grado, no quedarme atrás. Sacarte un 4 en el primario se logra escribiendo 3 oraciones, no mucho mas y ahora cada vez peor. Te nivelan para abajo. Sos un nene y vas a pasar 7 años de tu vida creyendo que todo va a ser así de fácil.
Después vas al secundario y pasar del 4, al 6, sumado a la cantidad de materias extras que tenes, mas la asimilación de la idea que ya no sos un nenito, te van a tratar como un adolescente, vas a recibir mas forradas de golpe y ahí es cuando arranca tu inutilidad, antes no te dabas cuenta. Sin darte cuenta ahí estas, con tu cara de colgado, haciendo el secundario a los tiros, pasando de año de pedo, macheteandote, porque nunca te enseñaron a estudiar.
En la primaria te tiraban exámenes boludisimos, que solos los chicos con problemas mentales no aprobaban. Entonces claro, llegue al secundario y me fue para el orto. Imagínense ahora, ya no repetís, los profesores van a tener la difícil tarea de tener en un curso a un pibe que no sabe ni leer, junto con otro que puede ser el nuevo Paenza. ¿Como hace el profesor para educar tanta desigualdad? no puede darle mas tarea a un alumno porque lo ve mas inteligente y a otro no darle nada porque es un bobo. El pibito que vea que sus compañeros no hacen nada se va a pudrir. Por algo estaban los grados.

Yo, que claramente no soy ningún genio, veo a los pibes de 14 - 15 años, recontra pelotudos. No tienen nada en la cabeza. Están pelotudos mirando su celular de ultima generación, viendo como sus amiguitas se regalan.
Tanto el primario, como el secundario, para mi, están obsoletos, pero esta no es la forma de “mejorarlo”. No tengo ninguna duda de eso.

Las calificaciones en el primario no deberían existir. Simplemente un APROBADO y DESAPROBADO.
Si desaprobas, escuela de verano “acelerada”.

Que se guarden para adentro las “calificaciones” eventualmente si hay que elegir un abanderado.

Ahora esa hipponeada mal entendida e implementada de la compresión, de que le generas un miedo al fracaso, bla bla bla… Macho, la escuela no es un JARDIN DE INFANTES! Lo que tienen que cambiar es el puto programa, tienen que ENSEÑAR A ESTUDIAR (buenas prácticas, memoria, análisis, plasmar opiniones propias, etc.), no enseñar cosas que un chico se termina olvidando. Lo único que no se aplica a la enseñanza (al menos acá) en los primeros niveles es “aprovechar” que el chico es básicamente una fucking esponja, y eso está re contra demostrado… Hay que maximizar el primario (hay menos distracciones, en menor tiempo se avanza muchisimo mas, etc.).

Lo que pasa con esta Ley, es que hay cada pelotudo que se hace “pasar por Padre/Madre” … a esos habría que mandarlos a la escuela de nuevo.

Alguien puede escribir una carta ? Alguien con buena redacción … después hacemos la gran “spam” y le mandamos a todos los Diputados/Senadores/Presidente el que sea… que hay mucha gente en desacuerdo, no tanto porque esto afectaria solamente los primeros años de la primaria, sino porque a futuro, se vislumbra una Hecatombe peor.

Hecatombe que se ve ahora. :mrgreen:

Es muda pero no ciega :mrgreen:

Muchos alumnos ven mal esto q pasa hoy dia… el otro dia escuchaba a un amigo de mi hijo diciendo q habia aprobado ingles pero reconocia, con tono de preocupacion, q no sabia nada… a muchos chicos esto les chupa un huevo, pero a muchos otros le preocupa

Ahora que lo pienso…sí

Recuerdo cuando la señorita Herminia me puso un 2 en matemáticas. Le dije a mi mamá que me había sacado un 6; para colmo al otro día hacía la comunión, lo que provocó ir a confesarme otra vez con el Padre Saso, hoy preso por pedofilia.

Y antes que mi mamá se enterara, me junté con la mejor del curso para que me explicara, hoy amiga mía. Y no sólo me explicó sino que me ayudó todo el año y levanté el dos.
Sí, un trauma terrible, mala seño Herminia, mala.

---------- Mensaje unificado a las 21:26 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 21:07 ----------

Y es feo cuando no saben cómo abordar un texto o resolver un problema porque en el fondo les duele; ni hablar cuando salen del secundario y no saben ni redactar una carta de presentación. Eso es exclusión. Pero aquí hay que maquillar estadísticas.
Si la gran reforma educativa para lo que se viene es cambiar una escala de valores numéricos, estamos jodidos.

No lo expreso en relación al esfuerzo, ni tampoco a la estigmatización. Es un hecho práctico, porque lo importante es que un pibe aprenda más allá de lo mucho o poco que le cueste. Yo en la secundaria especulé muchas veces, dejando de lado la presentación de carpetas por ejemplo porque no me importaba la nota de concepto. Si me tocaba un 1, lo podía promediar y eso no me convertía en un estudiante responsable o más vivo. En materias donde no tenía la menor idea, presentaba apuntes que eran una obra de arte porque de lo contrario terminaba muy mal. Más allá de esto, las medidas son relativas a la escuela primaria, y en tal instancia los chicos necesitan un cambio importante en relación a su interés escolar. No veo la escuela de hoy más sencilla que la de hace 20 años, al contrario, pero el entorno falla mucho más. Los padres de hoy no son los nuestros, y tampoco los docentes, por lo que no alcanza con mejorar contenidos.

---------- Mensaje unificado a las 18:35 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 18:30 ----------

SUTEBA apoyó los cambios en el sistema de calificaciones

El titular del gremio, Roberto Baradel, consideró positivas las modificaciones que impulsa la administración bonaerense al afirmar que “dan mayores herramientas a los chicos para que puedan aprender más”.

Pese a mostrarse a favor, el dirigente gremial opinó que “se tendría que haber debatido más con los docentes” y advirtió, en línea con sus pares de la Federación de Educadores Bonaerenses, que “la educación en la provincia de Buenos Aires está en una situación critica”.
En diálogo con Nacional Rock desde Australia, Baradel aseguró que “no se tata de eliminar los aplazos, sino de usar otra herramienta pedagógica. El aprobado o desaprobado queda vigente”.
Luego y sin nombrarlo, cuestionó al líder del Frente Renovador, Sergio Massa: “Que me digan aquellos que piden la baja de retenciones y ganancias de dónde van a sacar el dinero para bancar al Estado provincial para que pueda cumplir con la universalización de la escuela inicial, la secundaria obligatoria, que se arreglen las escuelas, y que existan los cargos de docentes necesarios. Me gustaría escucharlos, porque aparte de oportunistas, son hipócritas. Estos que hablan de nivelar para abajo son los mismo que piden la baja de imputabilidad”.
Por último, el dirigente de SUTEBA advirtió que “en Australia no repiten lo chicos la escuela primaria. El sistema de evaluación es alfabético, o sea es la A, B o C. Eso lo establece cada escuela, según el conocimiento, el esfuerzo y el trabajo de cada chico”.

Esta perfecto lo que hacias, PERO LO HACIAS. Hoy ni en pedo. Hace poco vino una amiga de mi mujer, docente. Trajo examenes y nos mostro la falta de criterio, entusiasmo y capacidad y lo que haya dando vueltas de estos pibes. Hizo 6 preguntas y TODOS sacaron las respuestas del rincon del vago, ni siquiera se tomaron el trabajo de copiar, sacaron copias y las pegaron encima de la hoja que les dio.
“No puedo ponerle mala nota”, me dijo, “sabes el quilombo que me arman”? Esta bien que yo por atras cizañeaba, pero me daba verguenza ajena lo que hicieron. O no hicieron.

Ah, lo de baradel es impresentable, el gordo runfla ese se va a poner a favor de cualquier cosa menos de los alumnos.

Yo lo que digo es para que carajo nos hacemos tanto problema, si por mas que los califiquen con un cuatro, un menos diez o un chinchon sin comodín es todo exactamente igual. Hoy en día no se promociona por mérito, se promociona por órdenes del ministerio para sacarse alumnos de encima. Pobre escuela…

A mí me preocupa tener inglés en el colegio y saber que si bien termino casi siempre con más de 8 de promedio, no cazo un fulbo cuando alguien que más o menos sabe habla en dicho idioma. Y sé que no es culpa de la profesora, sino que el programa no está dado como para que en la secundaria aprendamos a hablar inglés en serio. Una lástima.
Y reitero, siempre me queda alrededor de 8 de promedio (este trimestre 8.50), no es que apruebo con 6.
Por lo pronto, tengo pensado empezar a ir a inglés particular este verano para aprender seriamente el idioma.
Ah, y me olvidaba, voy a un colegio privado (no bilingüe) con oficialización estatal como corresponde. No me quiero imaginar lo que debe ser en los colegios públicos.

Imaginate lo que es enseñarles inglés a un aymara, a un guaraní o a un inca cuando no saben siquiera hablar en español. Eso ocurre hoy en las escuelas primarias de C.A.B.A.

Y qué tiene que ver el recital del PO, sus amigos y el fraca del Cabra que desafina más que la Calabró en el cantando por 25 tipos en Caleta Olivia o Río Turbio con una política educativa??? Posta que ni Little te la desvirtúa tanto…

Posta que taría bueno que hagas un thread para pegar banes pelotudos que no tienen nada que ver con nada y acumulemos archivo… Por 25 pelotudeces que pongas en este foro de fútbol no creo que vayan a ir 2 personas más

Coincido, pero dejalo vivir, no jode a nadie.

Re a favor de esta medida, si la hubiesen implementado hace 4 años yo no hubiera repetido nunca.

Y tambien es verdad eso que si ya en el primer trimestre los hijos de puta de los profesores te ponen un 1 ya te tiran abajo.

Sí, me re jode porque a mí me intersaría saber la opinión gagá de un canal de youtube de un viejo con ideas que fracasaron sobre el tema porque por ahí en algún milagro te tira algo que esté bein…

Ahora esto, posta que lo hace ver más estúpido porque sé que tiene bastante para aportar desde otra óptica

---------- Mensaje unificado a las 00:29 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 00:28 ----------

Cuántas veces repetiste??