Percances Sexuales

La depresion post paja es culpa del porno. Si te bajeas sin estinularte con nada esta bien. Y si no te bajeas tambien

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Depresión post-paja? de qué hablan? jamas en la vida me pasó eso, yo acabo y duermo como un bebe sin ninguna preocupación.

PD: la toxi desistió de seguir posteando parece. Yo esperaba que la novela se alargue.

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ajajajajajaja

Nunca hagan eso muchachos, no se pierden las esperanzas hasta último momento y con la mina ahí con vos!

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Cómo se llevan con el pibe, amigo?

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Sabe que estoy por estos lados, se caga de risa en la parte de bizarreadas bosteras

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La noche estuvo romántica. Compartimos una pizza y bebimos vino. Mirábamos Los 8 escalones por canal trece. Por supuesto que jugamos a responder las diferentes consignas. No me gusta alardear, pero le saqué bastante ventaja en literatura, historia y demás. Aún así, ella me sacó kilómetros en matemática. Cuando el programa se fue a la pausa, me fui al sillón y de allá le dije Veni un ratito, Mercedes. La noche se puso íntima. Empezamos a besarnos y acariciarnos. Ella me decía que nadie la había besado como yo lo estaba haciendo.
-Realmente, JuanCarp16, sabes besar. No mentías cuando me decías que tus labios eran los mejores del distrito.
-Esa canción es del 2006 -dije yo, ante una pregunta del programa de Guido Kaczka-. Ella se sorprendió, rió y me comió la boca. Basta de televisión, dijo. Y entonces se puso encima mío tapándome la visión de la tele. Empecé a pasar mis manos por su espalda con furiosa suavidad. Fui bajando despacio, hasta llegar a la cola, quedándome un tiempo allí. No podía parar de manosear sus nalgas mientras nos besábamos con exagerada lengua. Mientras me desabrochaba la camisa se empezó a escuchar algo, como si alguien tocase la puerta o la ventana…
-¿Qué es ese ruido? -dijo Mercedes.
-No sé. Ha de ser algún visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto
Se escuchó otra vez un raro golpe. Y entonces le dije a Mercedes:
-Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo y nada más.
Entonces me levanté, abrí de par en par la puerta de mi cuarto y llamé. Oscuridad, y nada más. Y por allá se vio correr el gatito del vecino que había venido a molestar en la ventana. Pero la puta madre, dije… ¡era solo el gatito de mi vecino!
-Jaja -rió Mercedes-. Me parece que esto cuenta como un percance sexual, Juancarpito. ¡Podrías ir y escribirlo en el foro!
-¿Te parece? -le pregunté.
Me dijo que sí, que por supuesto, que esto había que contarlo. Y me obligó a que lo haga rapidito porque no podía estar mucho tiempo sin mí.
Pasaron quince minutos, siento su voz, me está llamando.
-JuanCarp16, ¡no te tardes mucho más!
-Ya voy, merceditas, esperá que me despido de los muchachos.

Y bien amigos, alguien me espera en la habitación contigua. Buenas noches.

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La puerta de tu cuarto da a la calle?

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Mamita que esta falta de respeto de relato? Yo que vos le decia.

-ahhhh asi que te llamas mercedes, pues mira este ferrari que tengo acá entre las piernas, es la MAQUINA MA VELOZ DE TOTTE ITALIEEEEEEEE FIAUUUU.

Sabes como la matas con tu michael schumacher?

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por casualidad el gatito de tu vecino nunca se fue? aun sigue posado sobre el busto de pallas, y sus ojos parecen los de un demonio soñando, y la lampara derrama su sombra sobre el suelo y tu alma del fondo de esa sombra no podrá librarse… nunca mas?

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Aajajjajajajajjj

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@Anuel_AA

El putisimo retorno del rey

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Volvió Él

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@Anuel_AA flaco conta te escapaste del calabozo?

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Que intrépidas y alocadas aventuras habrá tenido el compañero Anuel en estos últimos 4 años…

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Volvió anuel??

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El advenimiento del señor

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Jódanme que volvió del cadalso el crack, en qué thread comentó?

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Jujuju te invocamos mr potranca @Anuel_AA

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Esto fue el viernes pasado.
Estábamos en la oficina, y como bien dije era el último día de la semana. Acomodé algunos papeles que habían quedado desparramados en el escritorio y, cuando acomodé la silla para luego salir, llegó Irma.
-¿Qué pasó? -le pregunté.
-Nada, es que… ¿no me prestás tu campera? Es que… ay, no. Qué vergüenza. ¡Mirá!
Se quitó las manos del pecho y a su camisa le faltaban dos botones. No quise ver mucho porque me pareció incurrir en una falta de respeto observar con detenimiento el profundo escote de mi compañera de trabajo. Me contó entonces que había perdido un par de botones de su prenda y que no tenía otra ropa para ponerse, por lo que tuve que prestarle mi campera, la cual rápidamente se puso, cerrándola bien hasta el cuello. Ya en la vereda, me dijo que el lunes me la devolvería.
A la noche de ese mismo día, cuando me estaba calentado agua en la pava para tomar un té que mi tío me trajo de Londres, recibí un mensaje por whatsapp.
-¿Querés venir a buscar la campera? Y de paso tomamos un café, si no estás ocupado en otra cosa…
Apagué la ornalla, puse en marcha el auto y a los siete minutos ya estaba tocando la puerta de la casa de Irma.
-Sentate acá, ponete cómodo. ¿Te hago un café?
-Sí, café, té, lo que vos tomes, yo también.
-Yo tenía ganas de tomarme un buen vaso de leche caliente, que hace rato no tomo. Pero bueno, quizá más tarde. Ahora mejor preparo un cafecito.
Puso un poco de música en youtube, en la tv. Las canciones de Oasis pasaban una a una sin parar.
-Parece que vuelven… -me dijo.
-Sí, eso dicen. Mi tío me comentó que en Inglaterra se está hablando mucho de la vuelta, parece que los Gallagher están conversando…

La música, aunque de manera ténue, siguió retumbando entre las cuatro paredes. Yo estaba casi por pararme para saludar a Irma e irme…
-Ah, voy a buscar tu campera, está en mi cuarto.
Esperé. Se estaba tardando. Se tardaba mucho. Demasiado, diría. Tardaba un montón.
-Acá está tu campera -dijo, y cuando levanté la mirada a la vez que alargué la mano para recibir mi vestimenta, encontré a Irma disfrazada de doctora, con la misma camisa que le faltaban los dos botones. “Epa”, me salió decir. Ella rió.
-¿Jugamos, paciente? -dijo. Entonces me agarró de la camisa y me besó fuerte. Empezó a besar mis labios, mi cuello, mis cachetes, ¡oh, Dios!, cómo lo hacía. Entonces la aparté y le dije:
-Pero, Irma… ¡somos compañeros de trabajo! Esto no puede ser. Además, casi que te doblo en edad.
-No pasa nada. No puede haber acá ningun tipo de percance sexual. Con mi edad, la tuya y la de la enfermera promediamos los mismos años.
-¿Cuál enfermera? -dije, atónito.
Y de la habitación contigua salió una madura vestida de enfermera, con su traje celeste y una falda corta del mismo color. “Epa, epa”, me salió decir.
Irma me presentó a la madre, a quien había hablado mucho de mí. Luego me hizo sentar sobre el sofá. Y empezó a desprenderme los botones de la camisa mientras Elvira, su madre, me quitaba los zapatos y las medias.
-Siéntase cómodo, paciente, hoy va a ser atendido por dos expertas… Asistenta, ayúdeme a quitarle el pantalón…

No puedo contar más. Lo que sigue es indecible e inimaginable.
Soy simplemente un hombre con mucha suerte.

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