¿Es joda no? Es gracioso porque cuando alguien dice que hay que agarrar a los rochos de chiquitos y meterlos en algún internado o servicio militar para que sean reeducados así de grande no roban ni matan y saltan los progres a hablar de derechos humanos, discriminación, racismo, fachos… Pero si los progres dicen que hay que hacerle un lavado mental a los chicos para inculcarles odio hacia su propio género es por el bien común.
Además de que es una estupidez en toda regla, todo el mundo sabe que matar está mal, pero no les importa o no lo pueden controlar en el momento. Es imposible predecir un ataque de ira, lo único que se puede hacer es prevenir los motivos que los desencadenan, en este caso la desigualdad de la ley que tiene al hombre como un ciudadano de segunda.
A ver acá los progres que hablan de lobotomizar al hombre para que no sea “violento, ni machista”. ¿Ninguno se cagó a trompadas nunca? Porque desde un punto de vista racional podían causar severos daños al tercero o a uno mismo, incluida la muerte. ¿Y en el momento se pusieron a pensar en eso? No, no se puede luchar contra el instinto, la ira nubla la razón, ni hablar del instinto de preservación.
Lo que proponen los colectivos feministas es un apartheid, una segregación del hombre. Lo mismo que se hacía con los negros hace un par de décadas.
“Hay que enseñarle a estos negros a que no roben ni violen, porque son todos ladrones de nacimiento”
El negro era un ciudadano de segunda, tenía menos derechos, siempre era culpable para la ley. Por el mismo crimen un negro tenía mayor pena que un blanco (si es que el blanco tenía alguna pena), el negro estaba excluido de la vía pública y ante la justicia.
El hombre es un ciudadano de segunda, tiene menos derechos que la mujer (tenencias de los niños, edad jubilatoria, división de bienes, licencias y cupos laborales), siempre es culpable ante la ley (como bien dicen las feministas, el hombre siempre es culpable hasta que se demuestre lo contrario, se invierte la carga probatoria y deberá demostrar su inocencia). Para el mismo crimen el hombre recibe mucha más condena y la taza de las mismas es inmensa comparada a la cantidad de mujeres que van presas y lo absurdo de sus penas. El hombre está excluido de la vía pública, vagones, colectivos, comisarías, hospitales y juzgados para la mujer, el hombre es el bicho malo y feo que va violando mujeres por la calle con su mirada y su presencia.
Un roce no intencional, una mirada, una palabra o sólo su presencia es motivo suficiente para una denuncia y la condena social, como pasaba con los negros.