Nestor Kirchner pide juicio a las Juntas Militares en 1983

El prólogo de sábato se anuló. Pusieron otro que en buen romance dice: los montoneros y el erp y demás eran nenes buenos que combatían al capital, nunca le hicieron daño a nadie y fuimos nosotros, los k, los verdaderos impulsores de la causa de los DDHH. A estos muchachos se les pasó el accionar de la guerrilla antes de la dictadura, el patético gobierno de isabelita, la triple A, el documento firmado, entre otros, por cafiero, que aprobaba aniquilar el accionar de la subversión prefigurando el terrorismo de estado? Esto se les pasó?

Esto es lo que dice sábato (un antiperonista y durante un gobierno radical), dónde está la distorción histórica que alegan los reconstructores de la historia argentina:

No fue de esta manera en nuestro país: a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos.

Ese texto lo discutimos bastante allá por fines de los 80. Es discutible en términos de como fue redactado ya que debatíamos cuestiones que hacían a si se trató de una respuesta ( para mi no ) o de un plan mayor que con la excusa del terrorismo dispuso un aniquilamiento económico, social y cultural del pueblo argentino a favor de intereses del poder local e internacional. No se si da para cambiar el texto pero si para replantearse y evolucionar la simple idea de una repuesta horrorosa a una guerrilla.

Viendo que pusiste lo mismo que yo en respuesta a lo que yo puse tengo que suponer que quisiste citar a otra persona o no leíste mi comentario completo

Por supuesto, pero lo que veo que se les pasa a estos tipos es lo que sucedío antes de la dictadura y lo que permitió el ascenso al poder de la misma. La triple A, el aniquilamiento de la subversión, el erp, montoneros y demás. No me soprende que un gobierno montonero como este desestime la teoría de los dos demonios y niegue la gran cantidad de atentados y asesinatos de montoneros y el erp, además sabato explicitamente dice:

un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos

Los guerrileros fueron desarmados pocos meses después del golpe. O sea que sirvieron de excusa, pero no era el motivo principal, como supone el texto redactado a pedido por Sábato

No adhiero a la teoría de los dos demonios ( me recibí de montonero parece :stuck_out_tongue: ) pero bueno eso sería una cuestión larga de debatir. Entiendo que el texto no es completamente exacto puesto que hay una diferencia entre respuesta y excusa. Responder implica dar una acción efectiva, independientemente de la magnitud de la misma, para contrarrestar una acción opuesta . La excusa es que yo me valga de un hecho para justificar males mayores.

Si se hubiera tratado de una respuesta la acción hubiera supuesto únicamente el desarme de los grupos guerrilleros. Como se trató de una excusa la acción fue mas allá secuestrando, desapareciendo, exiliando, aniquilando a todo aquella persona, organización o estructura que atentara contra los planes de establecer un régimen social, económico y cultural que respondía a los intereses del poder establecido. Bueno si se quiere en parte de este último párrafo explico el porque no adhiero a la teoría de los dos demonios.

Me parece que tu juicio es bastante selectivo. Tal vez haya cosas que prefieras obviar, porque dejan en evidencia la doble moral con la que te manejás. A lo que vas a leer a continuación le pongo spoiler, primero para no ofender a personas que puedan llegar a sentir admiración y aprecio por las obras de Sábato, por su opiniones, así como respeto por alguno de los papeles que ocupó en determinados momentos de la vida pública de este país. Segundo porque yo, al revés que vos, y por suerte, creo en la contradicción como proceso necesario en todo ser humano que busca la verdad. Tercero porque no sé qué nivel de certeza y credibilidad otorgarle a lo que estoy posteando.

Voy a obviar las consideraciones personales, me gustaría que alguna vez puedas percibir lo cargadas que están tus palabras de esa soberbia que atribuís a los demás. Y con respecto a esa acusación que me hacés, no estudio psicología como vos ni me interesa analizar a nadie, pero me parece que ciertas actitudes soberbias en muchos casos operan como mecanismos de defensa. Es difícil no estar a la defensiva con alguien que cree que tiene la impolutez para señalar con el dedo a quién sea para acusarlo de lo que se le ocurra (en mi caso, tratarme de fanático), dándose a conocer como reserva moral y mandando a la gente a leer libros.

Ahora sí, lo que deberías haber leído antes de contestarme el mensaje anterior. Aclaro que además de dudar de la veracidad de mucho de lo que allí dice, estoy en desacuerdo con la tónica de quién lo escribe, que, dicho sea de paso, es la misma tónica de los artículos que vos posteaste contra NK y su supuesto pasado, es la forma en la que escribís diariamente. Por eso lo posteo, para ver si te hacés cargo o no de la doble vara o doble moral que exhibís:

[SPOILER]La Pasión de Sábato
Luis Bardamu

Contra lo que algún desprevenido pudiera imaginarse, la principal pasión de Don Ernesto, el centro de sus vocaciones y afanes, no ha sido escribir.

Para Don Ernesto publicar novelas o ensayos -aún cuando éstos hayan significado altos puntos de interés en las letras argentinas- sólo constituyó otro ladrillo adosado en la trabajosa construcción que se impuso de su propia vida. De hecho, Don Ernesto no nos ha entregado nada respetable para leer en los últimos cuarenta años. Lo que no impide que en los medios de comunicación masivos, en los actos oficiales de gobierno y en muchas revistas y magazines literarios vernáculos y extranjeros, sea considerado “El” escritor viviente por antonomasia de la Argentina.

Pero a Don Ernesto el oficio de escritor le tiene sin cuidado. En innumerables ocasiones ha aclarado su no filiación a la categoría de literato, de hombre de letras. Por otra parte, hace ya muchos años que prefiere la pintura como camino artístico.

La pasión de Don Ernesto es otra: la constitución de sí mismo en una “Santidad inmaculada”. El objeto de sus desvelos fue convertirse “en una moneda sacra, un símbolo de culto, un cuerpo espiritualizado al máximo”, como expresaran María Pía López y Guillermo Korn en su “Sábato o la moral de los Argentinos”, excelente trabajo acerca de la significación de Don Ernesto escrito a mediados de los años noventa.

Don Ernesto ha trabajado “para un destino de bronce”, acertada argumentación de David Viñas. Lo ha hecho sistemáticamente. Un bronce que -al contrario del resto de las estatuas de las plazas de Buenos Aires- no es mudo, sino todo lo contrario. Don Ernesto emerge cada tanto como un monumento viviente que habla. Es el referente indiscutido, el hombre de la cultura, el intelectual que como nadie defiende la democracia y los derechos humanos.

En la concreción de destino de profeta que se autoimpuso, Don Ernesto no pocas veces tuvo que dar virajes y hacer piruetas. Esclavo de sus palabras, ha hecho de la conversión un modo de vida y una ética intelectual. Don Ernesto es el intelectual que mejor expresa cierta moral acomodaticia de amplios sectores de la sociedad argentina. Don Ernesto ha llegado a ser el referente máximo de la inteligencia argentina y el adalid de los derechos humanos no por su trayectoria como intelectual, escritor o político, “sino porque es parte de una sociedad que, en alguna medida, optó por el silencio o la delación”.

Sus devaneos y coqueteos con el poder de turno adquieren innumerables máscaras a lo largo de los años. Militarista en las horas militares, demócrata en los años de democracia. En palabras de Osvaldo Bayer: “en un país en el cual desde el año 1930 ha habido 14 dictaduras, al señor Sábato jamás se le prohibió un libro, jamás estuvo preso ni tuvo que exiliarse. En las peores épocas se le ha premiado y ha tenido reportajes”.

La trayectoria y relaciones con el poder de Don Ernesto han sido detalladas ampliamente tanto en el libro de López y Korn así como en otros trabajos. También en la revista Sudestada Nº 27, Hugo Montero detalla minuciosamente los caminos de Don Ernesto a lo largo de varias décadas. La memoria colectiva, sin embargo, es bastante olvidadiza. Ahora, cuando es besado reverencialmente en la frente por el presidente Kirchner hace pocos días, no está de más apelar a los apuntes y repasar algunas convivencias entre Don Ernesto y el poder. Túneles oscuros del homenajeado eterno, héroe sin tumba, que resiste inmutable antes del final.

En septiembre de 1955 un golpe de Estado derroca al entonces presidente Juan Perón. Don Ernesto, en sintonía con los militares golpistas en el poder, afirma: “En toda revolución hay vencidos. En ésta los vencidos son la tiranía, la corrupción, la degradación del hombre, el servilismo. Son vencidos los delincuentes, los demagogos, los torturadores. Personalmente, creo que los torturadores deberían ser sometidos a la pena de muerte”.

Como recompensa, el gobierno militar designa a Don Ernesto director de la revista Mundo Argentino. Al poco tiempo las torturas y fusilamientos del gobierno militar no pueden ocultarse, Don Ernesto presenta quejas y es removido de la revista.

Los vientos cambian y Don Ernesto se prepara. Un presidente constitucional, Arturo Frondizi, es elegido en elecciones y Don Ernesto pasa a desempeñarse como funcionario en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Al poco tiempo, atisbando nuevos vientos, se aleja.

En junio de 1966 el general Juan Carlos Onganía da un golpe de Estado. Don Ernesto apresta sus declaraciones: “Creo que es el fin de una era. Llegó el momento de barrer con prejuicios y valores apócrifos que no responden más a la realidad. Debemos tener el coraje para comprender (y decir) que han acabado, que habían acabado instituciones en las que nadie creía seriamente. ¿Vos creés en la Cámara de Diputados? ¿Conocés mucha gente que crea en esa clase de farsas? Ojalá la serenidad, la discreción, la fuerza sin alarde, la firmeza sin prepotencia que ha manifestado Onganía en sus primeros actos sea lo que prevalezca, y que podamos, al fin, levantar una gran nación”.

En 1973 los huracanados vientos del pueblo arrasan con los militares y Don Ernesto se muestra exultante por el triunfo peronista de Héctor Cámpora en las elecciones. Temeroso de la izquierda -ideología foránea- que parecía rodear al gobierno hizo una recomendación digna de un Papa inquisidor: “Un gobierno que se proponga la gran transformación debe tener la convicción filosófica y la fuerza suficiente como para sacar a puntapiés a organizaciones extranjerizantes. La libertad absoluta no existe, no ha existido nunca ni existirá jamás. Si alguien entra en mi casa e intenta humillar o destruir o vejar a mi gente, yo no tengo el ‘derecho’ de impedirlo hasta con la fuerza, creo que tengo el ‘deber’ de hacerlo”.

El mismo argumento de “ideología foránea” que poco tiempo después utilizarán para aterrorizar y asesinar los militares genocidas de la más sangrienta dictadura militar de toda la historia argentina.

Los vientos vuelven a soplar: ahora serán aterradores.

Dos meses después del golpe militar que instauró el terror de Estado en la Argentina en 1976, cuatro escritores: Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Horacio Esteban Ratti y Leonardo Castellani, se allegaron hasta la casa de gobierno para almorzar con el general Videla, presidente de facto de la dictadura militar. Entre postres con dulce de leche y vinos de relativa calidad -Bianchi y San Felipe blanco-, el dictador les repitió varias veces que para él era un honor compartir la mesa con ellos.

Alguna vez dijo Don Ernesto: “sin libertad no vale la pena vivir, todo se corrompe y degrada, los seres humanos se convierten en abominables esclavos”. Dos semanas antes del almuerzo entre los escritores y el presidente, el escritor Haroldo Conti era secuestrado de su casa por un grupo de tareas. De allí en más habría de ser un desaparecido. Con el tiempo se supo que en la reunión gastronómica la suerte de algunos artistas secuestrados fue un tema que se habló tibiamente y que el cura Castellani preguntó por la situación Haroldo Conti. ¿Don Ernesto? Guardó silencio.

Sin embargo, a la salida del almuerzo, mientras Borges, Ratti y Castellani casi ni hablaron ante los micrófonos de los periodistas, a Don Ernesto le volvió la palabra: “Es imposible sintetizar una conversación de dos horas en pocas palabras, pero puedo decir que con el presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación”. Luego afirmó: “Hubo un altísimo grado de comprensión y respeto mutuo”, y explicó que fue “una larga travesía por la problemática cultural del país. Se habló de la transformación de la Argentina, partiendo de una necesaria renovación de su cultura”. Finalmente resaltó su opinión sobre el dictador: “El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresionó la amplitud de criterio y la cultura del presidente”.

Seguramente existe quien pueda pensar que Don Ernesto fue mal interpretado, como él mismo aseguró algunos años después cuando sentía la necesidad de volver a ubicarse. Pero hay que recordar que en 1978 -cuando la represión militar había cobrado ya miles de vidas y esto era denunciado en todo el mundo- Don Ernesto se prestó a poner el hombro a los militares en una maniobra publicitaria que pretendía atenuar las denuncias de torturas y desapariciones en el exterior del país. El mundial de fútbol de 1978 fue una excelente pantalla para los militares, que tildaban a sus acusadores de hacer campaña antiargentina. Don Ernesto, al contrario de los escritores e intelectuales en el exterior, afirmó: “Boicotear el mundial no sólo hubiera sido boicotear al gobierno, sino al pueblo de la Argentina, que de veras, no se lo merece”. En ese mismo año, para compensar las denuncias de los exiliados y los organismos de derechos humanos sobre las torturas y desapariciones, expuso su opinión sobre la dictadura militar en la revista alemana Geo Magazin: “La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las fuerzas armadas tomaran el poder”. Y para que no queden dudas: “Los extremistas de izquierda habían llevado a cabo los más infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes. Sin dudas, en los últimos meses en nuestro país, muchas cosas han mejorado: las bandas terroristas armadas han sido puestas en gran parte bajo control”.

En 1979 Julio Cortázar denunciaba desde el exterior del país las torturas y asesinatos en Argentina y escribía llamando a los intelectuales “a tomar la respuesta más activa y eficaz posible al genocidio cultural que crece día a día en tantos países latinoamericanos”. Don Ernesto saldrá al cruce de Cortázar respondiéndole que: “la inmensa mayoría de sus escritores, de sus pintores, de sus músicos, de sus hombres de ciencia, de sus pensadores, están en el país y trabajan”. Y más categórico: “cometen una grave injusticia los que están fuera del país pensando que aquí no pasa nada y que todo es un tremendo cementerio”.

Cuando los vientos empiezan a cambiar nuevamente, Don Ernesto, fiel a su costumbre, realiza el consiguiente proceso de conversión. A principios de los ochenta rápidamente se transforma en adalid de la democracia (con instituciones en las que, había dicho antes, “nadie creía seriamente”) y de los derechos humanos.

En 1983 Raúl Alfonsín es electo presidente y se crea una comisión de notables: la CONADEP, Comisión Nacional sobre la Desaparición de las Personas, integrada por intelectuales, periodistas, religiosos. Don Ernesto preside la Comisión que el 20 de septiembre de 1984 entrega el informe de sus investigaciones. El libro se publica bajo el título Nunca más. El Prólogo, que no lleva firma pero que fue escrito por Don Ernesto, se conoce como el Informe Sábato. Allí es donde nuestro humanista despliega su “teoría de los dos demonios”. Precioso fundamento teórico para lo que luego fueron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que garantizaron la impunidad de centenares de torturadores y asesinos de la dictadura militar.

El devenir de Don Ernesto no se agota en estas circunstancias. Sus camaleónicas conversiones son inacabables. Por delicadeza obviamos premios, homenajes, nombramientos. Abalorios de la estatua de bronce. Siempre al rescoldo del poder. Siempre con la palabra justa, paternal, adecuada a la circunstancias. Excepto quizás en la década de los noventa cuando el entonces presidente Carlos Menem -acorde a los vientos neoliberales- prefiere la compañía de otros ilustres de menor significación, como el escritor Jorge Asís.

Pero Don Ernesto siempre vuelve a reconstruir su pasión verdadera. Besado en la frente por el presidente Kirchner en la Casa de Gobierno, su sonrisa se ilumina. Como el sol, siempre asoma, para recordarnos que con sus broncíneos rayos lo abarca todo, perenne, inmutable.


19 de mayo de 1976
Borges y Sábato almuerzan con Videla[/SPOILER]

Insisto con lo de las fotos. Las fotos son retratos de momentos desde los cuales uno puede suponer pero no afirmar. Y repito otro concepto. A veces pequeñeces impulsadas por circunstancias o momentos quedan diminutas ante lo que tal o cual personaje puedo haber hecho después. Yo podría poner fotos y datos que ilustraran relaciones estrechas que mantenía Alfonsín con algunos personajes de la dictadura. Pero ese dato queda chico cuando comparo por lo hecho después. Si yo descalificara el juicio a las juntas por fotos y datos de los años previos estaría siendo injusto.

Primero: A quién le querés tomar el pelo con esa moralina barata de pongo spoiler para no ofender a los seguidores de sábato? no sabés que clickeando lo pueden ver? Una cargada.

Segundo: Yo doble mora? ja, yo no soy un políticamente correcto como vos, no soy un manualcito de educ cívica, ni un librito de moral kantiana vulgarizada. No tengo drama en decir que soy xenófobo, discriminador, intolerante, gorila, etc. Me muestro como soy. No tengo drama en decir por ej en que si fuera por mí a los gitanos los prendería fuego a todos, uno por uno. Yo no soy quién para darle lección de moral a nadie ni de señalar con el dedo. Y lo único que ataco en este foro es la corrupción, la mendacidad, el doble discurso, la hipocrecía y el choreo de la gran mayoría de los políticos.

Tercero: Ni siquiera voy a comentar tu análisis pseudopsicoanalítico, la psicología butaquera tratá de aplicarsela a alguno que no sepa nada, no a mí que si algo leí y estudié en la facultad bananera y atrasada a la que voy con el mismo programa que la atrasada fac de psic de la uba es al cuentista de viena. Conmigo no alejo.

Cuarto: Esa nota escrita por un don nadie ya la había leído, como leí tantas otras defenestrando a sábato y a borges y ensalzando a ilustres desconocidos como viñas.
Hiciste lo mismo en OA, salvo que habías puesto otra nota, total a vos te da igual, mientras refleje tu pensamiento o demuestre lo que querés demostrar. Es tu método habitual de debate, pegar notas cuando desconocés completamente el tema.
Por ej. la notita no dice que sábato fue a hablar con videla porque se lo pidieron los hijos de haroldo conti no? la nota dice que de haroldo conti no dijo nada. Después habla de la rev libertadora, pero no dice que sábato siendo antiperonista denunció en una radio la tortura de militantes antiperonistas no? se le pasó eso al que lo escribió? o por qué se peleó con Borges que era 100 veces más antiperonista que él?
Tampoco menciona que de esa revista lo rajaron, ni habla de cuando le sacaron las cátedras en la UNLP por defender a bernardo hussay. En fin… de todo lo que yo mencioné la notita no dice nada, qué raro no?

Quinto: De nestitor, de su ilustre pasado, no decís nada no? por qué? porque sos un fanátiko, un dogmático reaccionario. Y esto es lo que se discute en este thread, no el pasado de sábato. Por lo menos sábato no defendió a ningún comisario de la dictadura, ni cagó a nadie, ni le robó nada a nadie como la basura de kirchner.

Obvio que lo pueden ver. Pero puse spoiler y aclaré justamente que era para que la vieras vos. Para que alguna ves te encuentres con la basura como la que andás desperdigando cuando copypasteás esas notas llenas de veneno de La Nación, Perfíl, Seprin, Opi Santa Cruz, etc.

No te hagás el desentendido. Sabés bien que me refiero al hecho de que te escandalizás porque Kirchner aparece en una foto en la que también aparece un tipo vestido de milico, pero intentás justificar que Sábato aparezca en más de una con el mismísmo Videla. Yo no te pido que critiques a Sábato, al contrario, yo te pido que no seas tan pelotudo de guiarte por esa forrada para ensuciar a alguien.

Ya te aclaré que no era mi intención hacer ningún tipo de análisis. A veces uno aprende cosas de la vida sin pasar necesariamente por ninguna facultad. Además, lo expuse con un “me parece”, mi opinión, mi forma de entenderlo, comprendés? Tomalo o dejalo.

¿Qué puse en OA? Hace tiempo que no entro ahí, la verdad que no sé a qué te referís o no me acuerdo.

Naturalmente que hay que conocer sobre lo que se debate, que hay que informarse sobre la vida y obra de las personas más que colgar fotitos aisladas de todo contexto. Pero ya que vos te encargás una y mil veces de querer manchar a Kirchner con frases en las que halaga a Men*m, te pregunto qué opinás de frases como esta: -El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresiono la amplitud de criterio y la cultura del presidente.
Eso también lo dijo por Haroldo Conti? Claro que las personas son complejas, contradictorias, sobre todo cuando viven mucho. A veces hay que saber reconocer, y a veces hay que tratar de no ser tan ligero a la hora de juzgar a una persona. Pero bueno, evidentemente la rigurosidad en tus juicios siempre irán variando según el lado para donde apuntes.

En fin. Lo de siempre. Chau Ariel.

PD: Entre un corrupto y un racista, me quedo con el corrupto.

Lo de siempre, no vas a decir nada del pasado de nestor. El racista sería yo o sábato? seguramente yo, pero la comparación no era entre nestor y yo.

Qué opino de esa frase? que lo está elogiando descaradamente a videla. Sábato no está libre de pecados tampoco, el viejo se mandó las suyas, como se las mandó borges, como se las mandó leopoldo lugones y en el ámbito internacional se la han mandado varios. Pero se lo critica sin conocer todo lo que también hizo como el que escribe esa nota panfletaria. Yo a nestor le reconocí en conversación con matías y gustavo su política de derechos humanos, y aclaré que la aplaudía de pie, más allá de lo que piense de esta lacra. Pero este thread es para hablar de su pasado, cosa que todavía varios, como vos, parencen no entender. La diferencia con nestitor es que los 3 de sus pecados se arrepintieron, nestitor no, siempre ocultó su pasado nefasto. Igual ya comparar en algo a un tipo como kirchner con tres ilustres de las letras es un despropósito.

Me vas a decir qué pensás del pasado de nestor o no? matías no me lo dijo todavía tampoco.

Voy a diseñar de estas cartas pero con los foristas para que puedan usar en los debates :stuck_out_tongue:

[QUOTE=dylan;3231002][QUOTE=Alejo;3229590]Che, Dylan, recuerdo mal, o eras vos el que justificabas o al menos no condenabas que Sábato se reuniera con Videla, haciendo mención del rol que jugó en torno a los DDHH en la Conadep.

Desmentime si estoy equivocado, pero después de leerte defenestrar a Néstor por una foto donde aparece con un supuesto allegado de Camps y acordarme de eso, no entiendo realmente como te da la cara.[/QUOTE]

Mirá alejito como no sabés nada del tema deberías llamarte a silencio. Sábato fue a ver a videla, cosa de la que se arrepintió toda su vida, por pedido de los hijos de haroldo conti, escritor peronista desaparecido. Justamente en esa comida sábato le dijo en la jeta a videla que estaba preocupado por la caza de brujas y le pidieron por haroldo conti, jorge hardoy, y un par de escritores más desaparecidos. Sábato fue el primero en ponerse a investigar los crímenes de la dictadura, antes de que alfonsín se lo pidiera, y formó parte de organizaciones de DDHH durante la misma. Se publicaron escritos de él en diarios extranjeros denunciando el accionar de la dictadura. Publicó en 1976 nuestro tiempo del desprecio. En apologías y rechazos también critica a la dictadura. Fue sábato, que era un ferviente antiperonista, el que ya en 1955 denunció en una radio la tortura de militantes peronistas por la revolución libertadora, lo que lo llevó a distanciarse por años de borges.

Y me parece que entendés las cosas como querés, siempre recortando la realidad, yo lo defenestré por su accionar cuervero y chupa sangre durante la dictadura, aprovechandose de obreros y jubilados gracias a resoluciones de martinez de hoz y cavallo y como si esto fuera poco su estudio de abogados defendió a un comisario de la dictadura acusado de abuso sexual, al que condenaron a 18 años, alegando que someter a alguien a sexo oral no se puede considerar violación…
Mientras sus “compañeros” luchaban contra la dictadura el tipo buscaba morosos para cagarlos y llenarse de guita, así compró 21 propiedades.
Además estaba en el ala peronista de la derecha, tipos que proponían una conciliación con la dictadura y eran isabelistas para colmo. Te parece poco para defenestrarlo?

Otra vez será alejito, otra vez será…


[QUOTE=Cavenaghi_32;3230812][QUOTE=Alejo;3229590]Che, Dylan, recuerdo mal, o eras vos el que justificabas o al menos no condenabas que Sábato se reuniera con Videla, haciendo mención del rol que jugó en torno a los DDHH en la Conadep.

Desmentime si estoy equivocado, pero después de leerte defenestrar a Néstor por una foto donde aparece con un supuesto allegado de Camps y acordarme de eso, no entiendo realmente como te da la cara.[/QUOTE]

El mismo que me trato de estupido por decir que favaloro era parte de la hipocrecia argentina…En todo caso cuando a Kirchner lo llamo la historia llevo adelante una politica de DD HH que nunca podra ser borrada,en cambio sabato cuando tuvo influencia en la historia salio con la teoria de los 2 demonios que ademas de ser nefasta era un mamarracho si se le daba una aplicacion juridica[/QUOTE]

Vos sos el forista más payasesco de este foro. Ni habrás leído ese prólogo del libro de la conadep que fue modificado por los reconstructores de la historia. O quien empezó allá por el año 74 con atentados, la dictadura del 76 o la guerrilla? quien firmó la orden de anilquilar el accionar de la subversion que sirvió de plataforma a la dictadura? quien creó la triple A? Peroncho de cuarta se te pasan varias cosas a vos.
Sábato mismo dice que fue una lucha totalmente desigual en ese prólogo. Primero leelo y después hablá. El mismo strassera los llamó insolentes por modificar un prólogo que forma parte de la historia argentina.
Después tenés la caradurez de hablar de un tipo que dejó todo en eeuu, un tipo que podría haber sido millonario para atender gratis a los pobres en una fundación que fue ignorada por los poderes de turno y lo llevó a suicidarse. Sos un pobre tipo ya te lo dije varias veces.[/QUOTE]

Además estaba en el ala peronista de la derecha,

Esto ya es demasiado…


Pasa que una fotito con Videla, mmmmmm…


La Pasión de Sábato
Luis Bardamu

Contra lo que algún desprevenido pudiera imaginarse, la principal pasión de Don Ernesto, el centro de sus vocaciones y afanes, no ha sido escribir.

Para Don Ernesto publicar novelas o ensayos -aún cuando éstos hayan significado altos puntos de interés en las letras argentinas- sólo constituyó otro ladrillo adosado en la trabajosa construcción que se impuso de su propia vida. De hecho, Don Ernesto no nos ha entregado nada respetable para leer en los últimos cuarenta años. Lo que no impide que en los medios de comunicación masivos, en los actos oficiales de gobierno y en muchas revistas y magazines literarios vernáculos y extranjeros, sea considerado “El” escritor viviente por antonomasia de la Argentina.

Pero a Don Ernesto el oficio de escritor le tiene sin cuidado. En innumerables ocasiones ha aclarado su no filiación a la categoría de literato, de hombre de letras. Por otra parte, hace ya muchos años que prefiere la pintura como camino artístico.

La pasión de Don Ernesto es otra: la constitución de sí mismo en una “Santidad inmaculada”. El objeto de sus desvelos fue convertirse “en una moneda sacra, un símbolo de culto, un cuerpo espiritualizado al máximo”, como expresaran María Pía López y Guillermo Korn en su “Sábato o la moral de los Argentinos”, excelente trabajo acerca de la significación de Don Ernesto escrito a mediados de los años noventa.

Don Ernesto ha trabajado “para un destino de bronce”, acertada argumentación de David Viñas. Lo ha hecho sistemáticamente. Un bronce que -al contrario del resto de las estatuas de las plazas de Buenos Aires- no es mudo, sino todo lo contrario. Don Ernesto emerge cada tanto como un monumento viviente que habla. Es el referente indiscutido, el hombre de la cultura, el intelectual que como nadie defiende la democracia y los derechos humanos.

En la concreción de destino de profeta que se autoimpuso, Don Ernesto no pocas veces tuvo que dar virajes y hacer piruetas. Esclavo de sus palabras, ha hecho de la conversión un modo de vida y una ética intelectual. Don Ernesto es el intelectual que mejor expresa cierta moral acomodaticia de amplios sectores de la sociedad argentina. Don Ernesto ha llegado a ser el referente máximo de la inteligencia argentina y el adalid de los derechos humanos no por su trayectoria como intelectual, escritor o político, “sino porque es parte de una sociedad que, en alguna medida, optó por el silencio o la delación”.

Sus devaneos y coqueteos con el poder de turno adquieren innumerables máscaras a lo largo de los años. Militarista en las horas militares, demócrata en los años de democracia. En palabras de Osvaldo Bayer: “en un país en el cual desde el año 1930 ha habido 14 dictaduras, al señor Sábato jamás se le prohibió un libro, jamás estuvo preso ni tuvo que exiliarse. En las peores épocas se le ha premiado y ha tenido reportajes”.

La trayectoria y relaciones con el poder de Don Ernesto han sido detalladas ampliamente tanto en el libro de López y Korn así como en otros trabajos. También en la revista Sudestada Nº 27, Hugo Montero detalla minuciosamente los caminos de Don Ernesto a lo largo de varias décadas. La memoria colectiva, sin embargo, es bastante olvidadiza. Ahora, cuando es besado reverencialmente en la frente por el presidente Kirchner hace pocos días, no está de más apelar a los apuntes y repasar algunas convivencias entre Don Ernesto y el poder. Túneles oscuros del homenajeado eterno, héroe sin tumba, que resiste inmutable antes del final.

En septiembre de 1955 un golpe de Estado derroca al entonces presidente Juan Perón. Don Ernesto, en sintonía con los militares golpistas en el poder, afirma: “En toda revolución hay vencidos. En ésta los vencidos son la tiranía, la corrupción, la degradación del hombre, el servilismo. Son vencidos los delincuentes, los demagogos, los torturadores. Personalmente, creo que los torturadores deberían ser sometidos a la pena de muerte”.

Como recompensa, el gobierno militar designa a Don Ernesto director de la revista Mundo Argentino. Al poco tiempo las torturas y fusilamientos del gobierno militar no pueden ocultarse, Don Ernesto presenta quejas y es removido de la revista.

Los vientos cambian y Don Ernesto se prepara. Un presidente constitucional, Arturo Frondizi, es elegido en elecciones y Don Ernesto pasa a desempeñarse como funcionario en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Al poco tiempo, atisbando nuevos vientos, se aleja.

En junio de 1966 el general Juan Carlos Onganía da un golpe de Estado. Don Ernesto apresta sus declaraciones: “Creo que es el fin de una era. Llegó el momento de barrer con prejuicios y valores apócrifos que no responden más a la realidad. Debemos tener el coraje para comprender (y decir) que han acabado, que habían acabado instituciones en las que nadie creía seriamente. ¿Vos creés en la Cámara de Diputados? ¿Conocés mucha gente que crea en esa clase de farsas? Ojalá la serenidad, la discreción, la fuerza sin alarde, la firmeza sin prepotencia que ha manifestado Onganía en sus primeros actos sea lo que prevalezca, y que podamos, al fin, levantar una gran nación”.

En 1973 los huracanados vientos del pueblo arrasan con los militares y Don Ernesto se muestra exultante por el triunfo peronista de Héctor Cámpora en las elecciones. Temeroso de la izquierda -ideología foránea- que parecía rodear al gobierno hizo una recomendación digna de un Papa inquisidor: “Un gobierno que se proponga la gran transformación debe tener la convicción filosófica y la fuerza suficiente como para sacar a puntapiés a organizaciones extranjerizantes. La libertad absoluta no existe, no ha existido nunca ni existirá jamás. Si alguien entra en mi casa e intenta humillar o destruir o vejar a mi gente, yo no tengo el ‘derecho’ de impedirlo hasta con la fuerza, creo que tengo el ‘deber’ de hacerlo”.

El mismo argumento de “ideología foránea” que poco tiempo después utilizarán para aterrorizar y asesinar los militares genocidas de la más sangrienta dictadura militar de toda la historia argentina.

Los vientos vuelven a soplar: ahora serán aterradores.

Dos meses después del golpe militar que instauró el terror de Estado en la Argentina en 1976, cuatro escritores: Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Horacio Esteban Ratti y Leonardo Castellani, se allegaron hasta la casa de gobierno para almorzar con el general Videla, presidente de facto de la dictadura militar. Entre postres con dulce de leche y vinos de relativa calidad -Bianchi y San Felipe blanco-, el dictador les repitió varias veces que para él era un honor compartir la mesa con ellos.

Alguna vez dijo Don Ernesto: “sin libertad no vale la pena vivir, todo se corrompe y degrada, los seres humanos se convierten en abominables esclavos”. Dos semanas antes del almuerzo entre los escritores y el presidente, el escritor Haroldo Conti era secuestrado de su casa por un grupo de tareas. De allí en más habría de ser un desaparecido. Con el tiempo se supo que en la reunión gastronómica la suerte de algunos artistas secuestrados fue un tema que se habló tibiamente y que el cura Castellani preguntó por la situación Haroldo Conti. ¿Don Ernesto? Guardó silencio.

Sin embargo, a la salida del almuerzo, mientras Borges, Ratti y Castellani casi ni hablaron ante los micrófonos de los periodistas, a Don Ernesto le volvió la palabra: “Es imposible sintetizar una conversación de dos horas en pocas palabras, pero puedo decir que con el presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación”. Luego afirmó: “Hubo un altísimo grado de comprensión y respeto mutuo”, y explicó que fue “una larga travesía por la problemática cultural del país. Se habló de la transformación de la Argentina, partiendo de una necesaria renovación de su cultura”. Finalmente resaltó su opinión sobre el dictador: “El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresionó la amplitud de criterio y la cultura del presidente”.

Seguramente existe quien pueda pensar que Don Ernesto fue mal interpretado, como él mismo aseguró algunos años después cuando sentía la necesidad de volver a ubicarse. Pero hay que recordar que en 1978 -cuando la represión militar había cobrado ya miles de vidas y esto era denunciado en todo el mundo- Don Ernesto se prestó a poner el hombro a los militares en una maniobra publicitaria que pretendía atenuar las denuncias de torturas y desapariciones en el exterior del país. El mundial de fútbol de 1978 fue una excelente pantalla para los militares, que tildaban a sus acusadores de hacer campaña antiargentina. Don Ernesto, al contrario de los escritores e intelectuales en el exterior, afirmó: “Boicotear el mundial no sólo hubiera sido boicotear al gobierno, sino al pueblo de la Argentina, que de veras, no se lo merece”. En ese mismo año, para compensar las denuncias de los exiliados y los organismos de derechos humanos sobre las torturas y desapariciones, expuso su opinión sobre la dictadura militar en la revista alemana Geo Magazin: “La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las fuerzas armadas tomaran el poder”. Y para que no queden dudas: “Los extremistas de izquierda habían llevado a cabo los más infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes. Sin dudas, en los últimos meses en nuestro país, muchas cosas han mejorado: las bandas terroristas armadas han sido puestas en gran parte bajo control”.

En 1979 Julio Cortázar denunciaba desde el exterior del país las torturas y asesinatos en Argentina y escribía llamando a los intelectuales “a tomar la respuesta más activa y eficaz posible al genocidio cultural que crece día a día en tantos países latinoamericanos”. Don Ernesto saldrá al cruce de Cortázar respondiéndole que: “la inmensa mayoría de sus escritores, de sus pintores, de sus músicos, de sus hombres de ciencia, de sus pensadores, están en el país y trabajan”. Y más categórico: “cometen una grave injusticia los que están fuera del país pensando que aquí no pasa nada y que todo es un tremendo cementerio”.

Cuando los vientos empiezan a cambiar nuevamente, Don Ernesto, fiel a su costumbre, realiza el consiguiente proceso de conversión. A principios de los ochenta rápidamente se transforma en adalid de la democracia (con instituciones en las que, había dicho antes, “nadie creía seriamente”) y de los derechos humanos.

En 1983 Raúl Alfonsín es electo presidente y se crea una comisión de notables: la CONADEP, Comisión Nacional sobre la Desaparición de las Personas, integrada por intelectuales, periodistas, religiosos. Don Ernesto preside la Comisión que el 20 de septiembre de 1984 entrega el informe de sus investigaciones. El libro se publica bajo el título Nunca más. El Prólogo, que no lleva firma pero que fue escrito por Don Ernesto, se conoce como el Informe Sábato. Allí es donde nuestro humanista despliega su “teoría de los dos demonios”. Precioso fundamento teórico para lo que luego fueron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que garantizaron la impunidad de centenares de torturadores y asesinos de la dictadura militar.

El devenir de Don Ernesto no se agota en estas circunstancias. Sus camaleónicas conversiones son inacabables. Por delicadeza obviamos premios, homenajes, nombramientos. Abalorios de la estatua de bronce. Siempre al rescoldo del poder. Siempre con la palabra justa, paternal, adecuada a la circunstancias. Excepto quizás en la década de los noventa cuando el entonces presidente Carlos Menem -acorde a los vientos neoliberales- prefiere la compañía de otros ilustres de menor significación, como el escritor Jorge Asís.

Pero Don Ernesto siempre vuelve a reconstruir su pasión verdadera. Besado en la frente por el presidente Kirchner en la Casa de Gobierno, su sonrisa se ilumina. Como el sol, siempre asoma, para recordarnos que con sus broncíneos rayos lo abarca todo, perenne, inmutable.


19 de mayo de 1976
Borges y Sábato almuerzan con Videla

Agrego:

Compartimos con Ustedes una correspondencia entre el recién fallecido Ernesto Sábato y el Ché. Material que forma parte del libro: “Ernesto Sábato: claves políticas”, editado en 1971 por Rodolfo Alonso S.R.L. (páginas 81 a 91), con el permiso de la Revista literaria “El escarabajo de oro”, Argentina, a quién Sábato le cediera los derechos.
1º de enero de 1960

Comandante Ernesto Guevara.
La Habana – Cuba

Admirado Guevara:

En su viaje a Buenos Aires, el periodista R. Walsh nos ha explicado con minuciosidad y entusiasmo la hazaña que ustedes han llevado a cabo. Durante más de cinco horas, en mi casa de Santos Lugares, donde yo había reunido un conjunto de amigos, disipó una cantidad de malentendidos que confunden a la opinión pública del país.

Es precisamente este hecho el que induce a escribirle esta carta, para que usted, como uno de los jefes de la revolución cubana y en su condición de argentino, pueda ayudar a una mejor comprensión del problema que mutuamente nos atañe; y para que el movimiento cubano alcance en nuestra patria la repercusión popular que debía tener. Esquemáticamente, el problema tiene los siguientes aspectos que requieren un análisis (para un examen más circunstanciado, me permito remitirle El otro rostro del peronismo, que publiqué en 1957):

  1. La revolución cubana fue saludada con alborozo por la oligarquía argentina en pleno, porque veía en ella la continuación o equivalente de la revolución de 1955 contra el peronismo. El uso abstracto y equívoco de palabras como “libertad” y “tiranía” dio este resultado paradojal. La misma causa que a tantos intelectuales argentinos nos llevó a situarnos contra el auténtico pueblo argentino.

  2. Como consecuencia inevitable del hecho anterior, la inmensa mayoría del pueblo trabajador tomó posición contra ustedes. Pueden leerse en barrios obreros del Gran Bs. As enormes carteles que dicen: “Viva Perón, muera Fidel Castro”.

  3. Con el desarrollo de los acontecimientos cubanos, sobre todo con la aplicación de medidas sociales y “comunistas” las señoras de nuestra oligarquía y los prohombres de nuestra democracia temen crecientemente haberse equivocado y ya pueden oírse a muchos de ellos que sostienen que Castro se perfila como un nuevo Perón. Por desgracia, las masas populares no experimentan correlativamente el movimiento inverso (tal es la confusión reinante) y Castro sigue siendo por antonomasia, un libertador del mismo género que el almirante Rojas. Vinculado a este fenómeno de definición, es clave lo que pasa con un personaje como Jules Dubois, quien ya ha cantado en Cuba o para Cuba la misma hipócrita cantilena sobre la “libertad de prensa”.

¿Cómo puede haberse llegado a una situación tan equívoca y hasta paradojal? El análisis nos llevaría muy lejos y no vale la pena que lo haga aquí, sobre todo porque, siquiera someramente, lo hice en el folleto que le envío en este mismo correo. Y aunque en ese ensayo todavía mantengo algunas posiciones que posteriormente he superado y rectificado, permanecen válidas en esencia las reflexiones que hago sobre el sentido equívoco de palabras claves como “libertad”, “izquierda”, “democracia” y “revolución”. La historia es desgraciadamente impura y a menudo nos valemos de vocablos que han sido superados y hasta invertidos por el proceso histórico; pero la fuerza de las palabras es tan grande (casi diría tan mágico) que prevalecen muchas veces sobre los propios y evidentes hechos. Cuando en la época de nuestra famosa Unión Democrática tantos intelectuales de “izquierda” marchábamos al lado de conservadores como Santamarina y señoras de la sociedad, deberíamos haber sospechado que algo estaba funcionando mal.

Cuando en momentos en que se producía la revolución de 1955 yo vi modestas sirvientitas llorando en silencio, pensé (por fin) que los árboles nos habían impedido ver el bosque y que los afamados textos en que habíamos leído sobre revoluciones químicamente puras nos habían impedido ver con nuestros propios ojos una revolución sucia (como siempre son los movimientos históricos reales) que se desarrollan tumultuosamente ante nosotros.

No crea, Guevara, pues, que le estoy pidiendo a usted, un examen o reexamen de nuestro problema argentino: le pido algo que muchos de nosotros aquí estamos haciendo con toda humildad. Usted, como yo, fue no de los estudiantes o intelectuales de izquierda que rehuyeron la personalidad equívoca demagógica de Perón; con la diferencia de que usted luego se ha mantenido lejos de nuestra realidad y nosotros, en cambio, vivimos todo el proceso, incluso el revelador proceso de la “revolución libertadora” (en este país todo empieza con mayúsculas, pasa luego a minúsculas y finalmente termina entre comillas). Cuando los coroneles de extracción nazi se hicieron cargo del gobierno en 1945, muchos que éramos antifascistas repudiamos aquel golpe y, en cuanto a mi propia persona se refiere, debo decir que fui expulsado de mi cátedra y condenado a prisión por desacato. Este hecho inicial acaso explique mi sistemático alejamiento de un proceso que sin embargo fue haciéndose cada vez más popular, hasta convertirse en proceso social más profundo que jamás haya experimentado nuestra patria.

Puedo decir en mi descargo, no obstante, que nunca fui antiperonista del mismo género que podría serlo, digamos, Victoria Ocampo. Recuerdo haber discutido en pleno régimen peronista con ella (a quien respeto como persona y como escritora) en presencia del arqueólogo inglés Lawrence sobre la esencia del peronismo, manteniendo en aquella áspera discusión las líneas fundamentales que ahora le estoy explicando a Usted.

A ello se debió que nunca tomara contra el peronismo la posición de nuestra oligarquía y de la inmensa mayoría de nuestros escritores e intelectuales. Siempre sostuve que era menester distinguir entre la personalidad del líder y el movimiento que objetivamente se había suscitado en su torno. Los hechos posteriores (relajamiento del régimen, corrupción, persecuciones inicuas, torturas) que culminaron finalmente con la cobarde e innoble huida de Perón, que no fue capaz de asumir ante su pueblo el puesto de auténtico y valeroso jefe, confirmaron una idea que era esencialmente correcta.

Pero, sea como sea, lo cierto es que muchos como yo estuvimos contra el peronismo, es decir, contra el pueblo trabajador; no obstante pertenecer, por nuestro “izquierdismo”, a una posición teóricamente populista.

Ahora, clarificado por el tiempo todo aquel complejo fenómeno, muchos escritores hemos iniciado un proceso de reajuste que esquemáticamente consiste en lo siguiente: el movimiento peronista tuvo aspectos negativos y aún nefastos, desde el punto de vista de la dignidad humana (servilismo, corrupción, persecución, torturas); la personalidad del general Perón sigue siendo para nosotros una personalidad tortuosa y corruptora, pero el pueblo llamado peronista es el pueblo trabajador y con él debemos llevar hasta las últimas consecuencias el proceso que ha de darnos la definitiva liberación económica y política, así como ha de echar las bases para la unidad del continente latinoamericano, tal y como Bolívar y San Martín lo imaginaron; y tal como las grandes potencias imperiales lo han impedido hasta hoy.

En tal perspectiva, es fácil, advertir la enorme trascendencia que tendría un reexamen del movimiento cubano en relación con el movimiento popular de la Argentina. ¿Quién sería capaz de parar un proceso combinado de esta envergadura? Usted, Guevara, por su decisión, por su valentía, por la claridad de ideas que todos encomian, puede ser uno de los factores decisivos de este reencuentro.

Reciba junto a la expresión de mi admiración más profunda, mi saludo fraternal.

Ernesto Sábato
Santos Lugares, Argentina.

La Habana 12 de abril 1960
Año de la Reforma Agraria

Sr. Ernesto Sábato
Santos Lugares, Argentina

Estimado compatriota:

Hace ya unos 15 años, cuando conocí a un hijo suyo, que ya debe tener cerca de los 20, y a su mujer, por aquel lugar creo que llamado Cabalango, en Carlos Paz, y después leí su libro Uno y el universo, que me fascinó, no pensaba que fuera Ud. –poseedor de lo que para mí era lo más sagrado del mundo el título de escritor- quien me pidiera con el andar del tiempo una definición, una tarea de reencuentro, como Ud. llama, en base a una autoridad abonada por algunos hechos, y muchos fenómenos subjetivos.

Fijaba estos relatos preliminares solamente para recordarle que pertenezco, a pesar de todo, a la tierra donde nací y que aún soy capaz de sentir profundamente todas sus alegrías, todas sus esperanzas y también sus decepciones. Sería difícil explicarle por qué “esto” no es Revolución Libertadora; quizá tendría que decirle que le vi las comillas a las palabras que Ud. denuncia en los mismos días de iniciarse, y yo identifiqué aquella palabra con lo mismo que había acontecido en una Guatemala que acababa de abandonar, vencido y casi decepcionado. Y, como yo, éramos todos los que tuvimos participación primera en esta aventura extraña y los que fuimos profundizando nuestro sentido revolucionario en contacto con las masas campesinas, en una honda interrelación, durante dos años de luchas crueles y de trabajos realmente grandes.

No podíamos ser “libertadora” porque no éramos parte de un ejército plutocrático sino éramos un nuevo ejército popular, levantado en armas para destruir al viejo; y no podíamos ser “libertadora” porque nuestra bandera de combate no era una vaca sino, en todo caso, un alambre de cerca latifundaria destrozado por un tractor, como es hoy la insignia de nuestro INRA. No podíamos ser “libertadora” porque nuestras sirvienticas lloraron de alegría el día que Batista se fue y entramos en La Habana y hoy continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas conspiraciones de la gente Country Club que es la misma gente Country Club que Ud. Conociera allá y que fueran a veces sus compañeros de odio contra el peronismo.

Aquí la forma de sumisión de la intelectualidad tomó un aspecto mucho menos sutil que en la Argentina. Aquí la intelectualidad era esclava a secas, no disfrazada de indiferente, como allá, y muchos menos disfrazada de inteligente; era una esclavitud sencilla puesta al servicio de una causa de oprobio, sin complicaciones; vociferaban, simplemente. Pero todo esto no es nada más que literatura. Remitirlo a Ud., como lo hiciera Ud. conmigo, a un libro sobre la ideología cubana, es remitirlo a un plazo de un año adelante; hoy puedo mostrar apenas, como un intento de teorización de esta Revolución, primer intento serio quizás, pero sumamente práctico como son todas nuestras cosas empíricos inveterados, este libro sobre la Guerra de Guerrillas. Es casi como un exponente pueril de que sé colocar una palabra detrás de otra; no tiene la pretensión de explicar las grandes cosas que a Ud. inquietan y quizás tampoco pudiera explicarlas en un segundo libro que pienso publicar, si las circunstancias nacionales e internacionales no me obligan de nuevo a empuñar un fusil (tarea que desdeño como gobernante pero que me entusiasma como hombre gozoso de la aventura). Anticipándole aquello que puede venir o no (el libro), puedo decirle, tratando de sintetizar, que esta Revolución es la más genuina creación de la improvisación.

En la Sierra Maestra, un dirigente comunista que nos visitara, admirado de tanta improvisación y de cómo se ajustaban todos los resortes que funcionaban por su cuenta a una organización central, decían que era el caos más perfectamente organizado del universo. Y esta Revolución es así porque caminó mucho más rápido que su ideología anterior. Al fin y al cabo, Fidel Castro era un aspirante a diputado por un partido burgués y tan respetable que podía ser el Partido Radical de Argentina; que seguían las huellas de un líder desaparecido, Eduardo Chibás, de unas características que pudiéramos hallar parecidas a las del mismo Yrigoyen; y nosotros, los que seguíamos, éramos un grupo de hombres con poca preparación política, solamente una carga de buena voluntad y una ingénita honradez. Así vinimos gritando: “En el 56 seremos héroes o mártires”. Un poco antes habíamos gritado, o mejor dicho, había gritado Fidel: “Vergüenza contra el dinero”. Sintetizábamos en frases simples nuestra actitud simple también.

La guerra nos revolucionó. No hay experiencia más profunda para un revolucionario que el acto de una guerra; no el hecho aislado de matar, ni el de portar un fusil o el de establecer una lucha de tal o cual tipo; es el total del hecho guerrero, el saber que un hombre armado vale como una unidad combatiente, y vale igual que cualquier hombre armado y puede ya no temerle a otros hombres armados. Ir explicando nosotros, los dirigentes, a los campesinos indefensos, cómo podían tomar un fusil y demostrarle a esos soldados que un campesino armado valía tanto como el mejor de ellos; e ir también aprendiendo cómo la fuerza de uno no vale nada si no está rodeada de la fuerza de todos; e ir aprendiendo, asimismo, cómo las consignas revolucionarias tienen que responder a palpitantes anhelos del pueblo; e ir aprendiendo a conocer del pueblo sus anhelos más hondos y convertirlos en banderas de agitación política. Eso lo fuimos haciendo todos nosotros y comprendimos que el ansia del campesino por la tierra era el más fuerte estímulo de lucha que se podía encontrar en Cuba. Fidel entendió muchas cosas; se desarrolló como el extraordinario conductor de hombres que es hoy y como el gigantesco poder aglutinante de nuestro pueblo. Porque Fidel, por sobre todas las cosas, es el aglutinante por excelencia, el conductor indiscutido que suprime todas las divergencias y destruye con su desaprobación. Utilizado muchas veces, desafiado otras, por dinero o ambición, es temido siempre por sus adversarios. Así nació esta Revolución, así se fueron creando sus consignas y así se fue, poco a poco, teorizando sobre hechos para crear una ideología que venía a la zaga de los acontecimientos. Cuando nosotros lanzamos nuestra Ley de la Reforma Agraria en la Sierra Maestra, ya hacía mucho tiempo se habían hecho repartos de tierra en el mismo lugar. Después comprender en la práctica una serie de factores, expusimos nuestra tímida ley, que no se aventuraba con lo más fundamental como era la supresión de los latifundistas.

Nosotros no fuimos demasiado malos para la prensa continental por dos causas: la primera porque Fidel Castro es un extraordinario político que nunca mostró sus intenciones más allá de ciertos límites y supo conquistarse la admiración de reporteros de grandes empresas que simpatizaban con él y utilizaban el camino fácil en la crónica de tipo sensacional; la otra, simplemente porque los norteamericanos, que son los grandes constructores de test y raseros para medirlo todo, aplicaron uno de sus raseros, sacaron su puntuación y lo encasillaron. Según sus hojas de testificación, donde decía Nacionalizaremos los servicios públicos, debía leerse Evitaremos que eso suceda si recibimos un razonable apoyo; donde decía Liquidaremos el latifundio, debía decirse Utilizaremos el latifundio como una buena base para sacar dinero para nuestra campaña política o para nuestro bolsillo personal, y así sucesivamente. Nunca les pasó por la cabeza que lo que Fidel Castro y nuestro Movimiento dijeran tan ingenua y drásticamente fuera la verdad de lo que pensábamos hacer; constituimos para ello la gran estafa de este medio siglo: dijimos la verdad aparentando tergiversarla. Eisenhower dice que traicionamos nuestros principios; es parte de su verdad; traicionamos la imagen que ellos se hicieron de nosotros, como en el cuento del pastorcito mentiroso, pero al revés, y tampoco se nos creyó. Así estamos ahora, hablando un lenguaje que es también nuevo, porque seguimos caminando mucho más rápido de lo que podemos pensar y estructurar nuestro pensamiento, estamos en un movimiento continuo y la teoría va caminando muy lentamente, tan lentamente, que después de escribir en los poquísimos ratos que tengo este manual que aquí le envío, encontré que para Cuba no sirve casi; para nuestro país, en cambio, puede servir; solamente que hay que usarlo con inteligencia, sin apresuramientos ni embelecos.

Mientras se van agudizando las situaciones externas y la tensión internacional aumenta, nuestra Revolución, por necesidad de subsistencia, debe agudizarse y, cada vez que se agudiza la Revolución, aumenta la tensión y debe agudizarse una vez más ésta, en un círculo vicioso que parece indicado ir estrechándose y estrechándose cada vez más hasta romperse; veremos entonces cómo salimos del atolladero. Lo que sí puedo asegurarle es que este pueblo es fuerte, porque ha luchado y ha vencido y sabe el valor de la victoria; conoce el sabor de las batallas y de las bombas y también el sabor de la opresión. Sabrá luchar con una entereza ejemplar. Al mismo tiempo le aseguro que en aquel momento, a pesar de que ahora hago algún tímido intento en tal sentido, habremos teorizado muy poco y los acontecimientos deberemos resolverlos con la agilidad que la vida guerrillera nos ha dado. Sé que ese día su arma de intelectual honrado disparará hacia donde está el enemigo, nuestro enemigo, y que podemos tenerlo allá, presente y luchando junto a nosotros. Esta carta ha sido un poco larga y no está exenta de esa pequeña cantidad de pose que a la gente sencilla como nosotros le impone, sin embargo, el tratar de demostrar ante un pensador que somos también eso que no somos: pensadores. De todas maneras, estoy a su disposición.

Ernesto “Che” Guevara

  1. La revolución cubana fue saludada con alborozo por la oligarquía argentina en pleno, porque veía en ella la continuación o equivalente de la revolución de 1955 contra el peronismo.

No podíamos ser “libertadora” porque nuestras sirvienticas lloraron de alegría el día que Batista se fue y entramos en La Habana y hoy continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas conspiraciones de la gente Country Club que es la misma gente Country Club que Ud. Conociera allá y que fueran a veces sus compañeros de odio contra el peronismo.


[QUOTE=dylan;3231820]Primero: A quién le querés tomar el pelo con esa moralina barata de pongo spoiler para no ofender a los seguidores de sábato? no sabés que clickeando lo pueden ver? Una cargada.

Segundo: Yo doble mora? ja, yo no soy un políticamente correcto como vos, no soy un manualcito de educ cívica, ni un librito de moral kantiana vulgarizada. No tengo drama en decir que soy xenófobo, discriminador, intolerante, gorila, etc. Me muestro como soy. No tengo drama en decir por ej en que si fuera por mí a los gitanos los prendería fuego a todos, uno por uno. Yo no soy quién para darle lección de moral a nadie ni de señalar con el dedo. Y lo único que ataco en este foro es la corrupción, la mendacidad, el doble discurso, la hipocrecía y el choreo de la gran mayoría de los políticos.

Tercero: Ni siquiera voy a comentar tu análisis pseudopsicoanalítico, la psicología butaquera tratá de aplicarsela a alguno que no sepa nada, no a mí que si algo leí y estudié en la facultad bananera y atrasada a la que voy con el mismo programa que la atrasada fac de psic de la uba es al cuentista de viena. Conmigo no alejo.

Cuarto: Esa nota escrita por un don nadie ya la había leído, como leí tantas otras defenestrando a sábato y a borges y ensalzando a ilustres desconocidos como viñas.
Hiciste lo mismo en OA, salvo que habías puesto otra nota, total a vos te da igual, mientras refleje tu pensamiento o demuestre lo que querés demostrar. Es tu método habitual de debate, pegar notas cuando desconocés completamente el tema.
Por ej. la notita no dice que sábato fue a hablar con videla porque se lo pidieron los hijos de haroldo conti no? la nota dice que de haroldo conti no dijo nada. Después habla de la rev libertadora, pero no dice que sábato siendo antiperonista denunció en una radio la tortura de militantes antiperonistas no? se le pasó eso al que lo escribió? o por qué se peleó con Borges que era 100 veces más antiperonista que él?
Tampoco menciona que de esa revista lo rajaron, ni habla de cuando le sacaron las cátedras en la UNLP por defender a bernardo hussay. En fin… de todo lo que yo mencioné la notita no dice nada, qué raro no?

Quinto: De nestitor, de su ilustre pasado, no decís nada no? por qué? porque sos un fanátiko, un dogmático reaccionario. Y esto es lo que se discute en este thread, no el pasado de sábato. Por lo menos sábato no defendió a ningún comisario de la dictadura, ni cagó a nadie, ni le robó nada a nadie como la basura de kirchner.[/QUOTE]

No me queda clara la conclusión al final. ¿Qué intentás decir que si bien los dos tienen muertos en el placard, la ley que aprovechó Néstor en los 70s fué peor que aparecer en una imágen previa reunión con la cabeza del sistemático aniquilamiento desde el estado?

Jajajajaaja y quien sería cada uno ? :smiley:

Me estás pidiendo que opine sobre algo en función de lo que no hay suficiente información, que está basado en rumores malintencionados de exigua credibilidad. En principio, opino parecido a lo que te dijo Gustavo, quién puede criticar a alguien que se muda de ciudad y de provincia para no perder la vida?

Hay cosas del pasado que mucho no me cierran. Lo que vos decis de las hipotecas, pero por otro lado estuvo detenido en el 76 (o 77, no recuerdo bien) por los milicos. La verdad, mucho no se conoce, no se cuenta con datos completos, porque los que dicen lo de las hipotecas nunca dicen nada sobre su detencion. Tambien se que junto a CFK saco una solicitada sobre un robo que paso en su Estudio y dijo que eso iba a ser resuelto por la justicia como corresponde en un Estado de Derecho. Nefasta frase. Pero son puchitos, uno por aca, otro por alla. La verdad, no tengo mucha opinion formada.

Espero haber dado respuesta a tu inquietud, que si no respondi es porque no la lei y se me paso.

Saludos.

Yo creo que vos me tomás el pelo, quién está hablando de que se mudó de ciudad? yo estoy hablando de lo que hizo como abogado, no lo repito más, ya escribi bastante, siempre las mismas respuestas. Es al pedo.


Gracias matías, por lo menos una respuesta sensata.

Lo que hizo como abogado? Insisto, me estás pidiendo que me pronuncie sobre algo que no sé si es cierto o si es falso.

Bueno, no sé qué querés que te conteste. Si querés te escaneo una hoja en blanco con mi firma y rellenala vos con lo que quieras (menos un pagaré).

No se, eso elija uno cada uno, hay varios que podrian ser la mole por la cara de piedra :stuck_out_tongue:

domingo
5/6/2011

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      	          	 	 	  	 		[b]Kirchner y los derechos humanos[/b]

 	[b]Reinventar el pasado[/b]

 	 	[b]Los hechos y las posiciones del ex presidente, durante la  dictadura y en democracia, son a prueba de periodismo militante y  manipulaciones.

[/b]

 	 		 			 				 					Por Alfredo Leuco 				 			 		 		 	
 		 			 			 			 			 		
	 04/06/11 - 11:38

 
 	 			 	Horacio Verbitsky (69) hizo un gran esfuerzo por inventar un  pasado combativo que Néstor Kirchner no tuvo. Sus intenciones cayeron en  saco roto porque la realidad es más fuerte que las expresiones de  deseo. Fue el domingo pasado, mientras el periodismo no militante  empezaba a desarticular todas las mentiras del delincuente y fabulador  Sergio Schoklender. Verbitsky, en cambio, prefirió criticar el libro de  Beatriz Sarlo y decir que la ensayista “ignoró el compromiso de Kirchner  con los derechos humanos previo a su presidencia”. Nos proponemos  confirmar que la autora de La audacia y el cálculo estaba rigurosamente  en lo cierto. El ex presidente jamás realizó ninguna acción en defensa  de los derechos humanos en la dictadura y, ya en democracia, durante sus  gobiernos en Río Gallegos y Santa Cruz nunca hizo ni siquiera una misa  los 24 de marzo, en homenaje a los desaparecidos. Peor aún, ordenó que  no se prestaran edificios estatales para esos actos y que sus medios  adictos los ignoraran.

Verbitsky utilizó dos instrumentos para su voluntarismo. Su propia opinión , al acusar a Sarlo de “falta de sustento fáctico”, y un video que recomienda ver en YouTube de un acto de 1983. Allí puede observarse a Néstor Kirchner despotricar contra “la represión de la dictadura que ensangrentó a todo el pueblo argentino”, y tratar de “sinvergüenzas” –en lugar de genocidas o terroristas de Estado– a Videla, Massera y Agosti, “responsables de los crímenes cometidos contra el pueblo”, sin mencionar la palabra desaparecidos.
Una postura mas tímida que la que Herminio Iglesias y Deolindo Bittel exhibieron en plena dictadura cuando las balas picaban cerca, durante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, en 1979. Ese histórico documento del PJ denunció: “La muerte y/o desaparición de miles de ciudadanos” y “la violación sistemática de los derechos humanos”.
Es decir, menos audacia y más cálculo de un Kirchner que en esa ocasión lanzó la candidatura de Manuel López Leston –cosa que Verbitsky no dice–, un tío de Néstor que había sido ministro provincial durante la dictadura del general Alejandro Agustín Lanusse. Ese video, esgrimido como único argumento “con sustento fáctico” por el periodista, no alcanza para un análisis político de la agrupación de los Kirchner, que en esa interna ocupaban la franja que reivindicaba a la ex presidenta Isabel Perón y, en consecuencia, se alineaban nacionalmente con su ministro Angel Federico Robledo y Carlos Ruckauf, firmantes del decreto de “aniquilamiento del accionar subversivo” .
Del brazo de su cuñado, Armando “Bombón” Mercado, dirigente de los petroleros de Diego Ibáñez, el grupo de seguidores de Néstor y Cristina acompañó en un acto de desagravio a Rodolfo “Fito” Ponce, la mano ultraderecha de Ibáñez, dirigente del gremio de los elevadores de granos y uno de los pocos señalados por Raúl Alfonsín en su denuncia sobre un “pacto sindical-militar”. Ponce fue identificado en Bahía Blanca como uno de los fundadores de la Triple A de José López Rega, que asesinó a dirigentes populares como Rodolfo Ortega Peña, Atilio López y Silvio Frondizi, entre otros.
En su momento, la revista Noticias reveló la foto de Kirchner con el general Oscar Guerrero (discípulo de Camps) en un acto por Malvinas, donde reclamaron el diálogo entre los militares y “las fuerzas vivas”. Un año antes, en 1981, el matrimonio Kirchner había firmado una solicitada calificando el régimen como “Estado de derecho” y tanto Carlos Alberto Muratore como Carlos Sánchez Herrera fueron funcionarios de Kirchner, pese a que el primero había sido ministro de la dictadura y el segundo, abogado defensor del general Juan Baustista Sasiaiñ, condenado por delitos de lesa humanidad.
La rigurosidad de los hechos demuestra que Néstor Kirchner no presentó ni un hábeas corpus por los detenidos desaparecidos y que, con su estudio jurídico, se dedicó a enriquecerse y quedarse con las viviendas de deudores hipotecarios que no podían hacer frente a sus compromisos, por la tablita de Martínez de Hoz.
“Te juro por los huesos de mi viejo que los Kirchner jamás se acordaron de él. Sólo quisieron utilizarlo, con un oportunismo repugnante.” El que habla con emocionada indignación es Marcelo, hijo de don Jorge Cepernic (secuestrado por la dictadura), el ex gobernador de Santa Cruz y uno de los más identificados con el camporismo de la Tendencia Revolucionaria de aquellos tiempos.
Ya revelé lo que ocurrió con la ley que estableció el 24 de marzo como Día de la Memoria.El proyecto de Argentino “Cococho” Alvarez y Carlos Pérez Rosetti (País-Frepaso) en su segundo artículo establecía “instruir al Consejo Provincial de Educación” para que en las escuelas se expliquen las consecuencias del terrorismo de Estado del golpe de 1976 e “incentivar entre los alumnos los hábitos y las conductas democráticas”.
El bloque del oficialismo kirchnerista, que integraban entre otros Cristina Fernández, Carlos Zannini y Héctor Icazuriaga, se negó a aprobar ese artículo porque no querían “provocar” a las familias militares de esa provincia.
Los periodistas sabemos que los hechos son duros y las opiniones flexibles. Néstor Kirchner llegó a la presidencia e hizo descolgar el retrato de Videla y desplegó una actividad incesante para levantar los derechos humanos como bandera permanente. Sería tan torpe negar esa evidencia como fantasear con actitudes heroicas que los Kirchner no tuvieron. Todas estas certezas conforman el “sustento fáctico” que Verbitsky desconoce y le reclama a Sarlo.
La discusión política sobre si Néstor Kirchner “utilizó” o no a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo para blindar su gobierno ante las denuncias de graves casos de corrupción sigue en pie. ¿La falta de compromiso previa de los Kirchner invalida lo que hicieron desde el Gobierno nacional? ¿Es oportunismo o un despertar tardío, siempre bienvenido? Un debate necesario que debe hacerse a fondo. Sin ocultar ni inventar nada.

Fuentes que coinciden
Con el objetivo de ganar en claridad informativa, sinteticé las declaraciones de seis entrevistados y las informaciones que fueron coincidentes entre los consultados: los ex diputados del Frepaso Rafael Flores y Argentino “Cococho” Alvarez, María de los Milagros Pierini (ex Asamblea Permanente y Movimiento Ecuménico y profesora de Derechos Humanos en la Universidad Patagonia Austral), Bernardino Zaffrani (Comisión de Derechos Humanos de la Federación de Abogados), Miguel Coifman (periodista) y Marcelo Cepernic (ex intendente de Ríos Gallegos), a quienes sólo un demente podría ubicar a la derecha del espectro político.