Mauricio Macri

Si el electorado promedio es un cabeza de tacho como mariano globoscopoly estamos muy jodidos

A quien vas a votar vos Vaul?

A Don Juan Manuel de Rosas

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La Matanza era la estancia de Rosas. Si gana espero que me asfalte la calle.

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No debe saber lo que es levantarse a las 6 de la mañana…

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Hijo de puta

Al terrateniente Fidel Castro lo traían acá a dar charlas como si fuese la madre teresa o Martin Luther King :lol:

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Si no se ponen firmes nos van a cargar a todos con el conteo de votos. Éste hijo de puta está dispuesto a todo con tal de no perder el poder.

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Hinchas de River que quieren votar a Macri, son unos hijos de 3 mil puta

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De corazon pregunto, cuando se muere este hijo de puta???
Y todos los deforestados mental que lo votaron y van a seguir votando

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Si tenemos suerte, en Diciembre lo hacemos desaparecer.

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Estas en modo Gustavo Cordera en “Sr. Cobranza”.

Falta que digas: “…y que se vayan todos a la puta madre que lo parió…”

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Hay alguna encuesta en las ultimas horas?

El impostor inverosímil Miguel Ángel Pichetto

El año pasado Pichetto había logrado saltar la grieta. O caerse adentro. Lo odiaban todos, como a Iudica. Los oficialistas, porque no permitía el desafuero de Cristina, de hecho era el más insultado en las marchas anti corrupción. Los kirchneristas, porque desde su posición en el Senado acompañaba las medidas del gobierno (“traidor” era el calificativo más simpático que recibía). Y supongo que también lo odiaban los izquierdistas (por ser Pichetto) y los “liberales” (por ser peronista). Ahora lo siguen odiando todos, pero es el candidato a vice de Macri.

Creo que se equivocan quienes subestiman la importancia de Pichetto. Es cierto que no tiene votos (la anécdota dice que quedó tercero en Río Negro), que no es carismático, que probablemente gran parte de la población (esa que no pertenece ni al treinta por ciento macrista ni al treinta por ciento cristinista) no sepa bien quién es ni le interese. Ahora bien, con todo eso, está en el centro del poder de la Argentina desde hace casi veinte años. Por lo menos en el plano cínico de la realpolitik, glamourizada desde House of cards, eso es una virtud.

Se supone que Pichetto es fan de los oficialismos: estuvo con Menem, con Duhalde, con Néstor, con Cristina y ahora, en una versión superadora de su carácter, está con Macri. Pero todos esos gobiernos, además de ser argentinos, respondían a movimientos globales que los excedían: del neoliberalismo noventoso a la Patria Grande del siglo XXI. En todo caso, además de adaptarse al oficialismo, Pichetto tiene una debilidad por el rumbo que marca la geopolítica. Pichetto es como esas personas que ni bien sale una serie que todos miran, una banda que todos escuchan o un libro que todos están leyendo, ve la serie, escucha a la banda y lee el libro. Hace los deberes. Puede defenderte la 125, el aborto legal, seguro y gratuito, y el anti populismo sin solución de continuidad y, dada su extensa gimnasia parlamentaria y su calidad oratoria, resultar convincente. A sus monólogos suele adosarle una pátina de contextualización histórica que en el resto de sus colegas suele brillar por su ausencia. Al mismo tiempo, en caso de que gane su fórmula, es esperable que Macri tenga dudas hasta para ir al baño. Su imagen paradigmática lo encuentra indicándoles a Boudou y a Michetti, cual Maestro Ciruela, cómo debía actuar el presidente de un Senado. Él conocía las reglas, ellos no.

El shock de la elección de los candidatos sorpresivos parece más una jugada mediática para que se entretenga el círculo rojo durante un par de días, con sus insufribles devaneos ontológicos sobre qué es el peronismo, que una decisión que determine el voto del “ciudadano de a pie”. Ni Alberto ni Pichetto van a decidir el voto. El electorado indeciso votará finalmente por Cristina o por Macri por una cuestión epidérmica, porque detestan a la “Kretina” o no se bancan más al “boludo ese que está de presidente”. “Voto a X porque el Mercado lo acompaña” nunca nadie dijo. Que para intentar ganar las elecciones el gobierno deba congelar los precios y las tarifas, otorgar subsidios a la compra de autos, arremeter con el Ahora 12 y como frutilla del postre tener como vice a uno de los estandartes discursivos más importantes del kirchnerismo, es una paradoja que ya no vale la pena subrayar, tal es el tamaño del nonsense.

Que Cambiemos, cuyo núcleo duro del electorado es gorila en serio (con tintes racistas y clasistas que actualizan en la figura del “choriplanero” al “cabecita negra”), deba ubicar de vice a Pichetto es productivo para bajar de un hondazo la teórica superioridad moral que siempre quiso tener el espacio. De pronto los éticos, los decentes, son pragmáticos, enchastran sus zapatos en “el fango” (ver al lingüista argentino Diego Armando Maradona refiriéndose a las diferencias semánticas entre este término y “barro”). Son obligados a tragarse el sapo en un sanguche de mortadela rancia. Otros protestan pero dicen que los votan igual en nombre de la democracia. Como no tienen un solo indicador social a favor, ningún logro para mostrar (a excepción de que Argentina ahora “es parte del mundo”, eufemismo con el que explican que el país perdió su soberanía en manos del FMI y Estados Unidos), se elevan al mesianismo republicano, esa admirable cruzada civil y espiritual que no admite la menor replica y no genera la menor convicción.

Mientras tanto los medios anti kirchneristas, que se perciben como imparciales, hasta ayer pasaban los virales de Alberto contra Cristina escandalizados, y hoy, ante el mismo archivo entre Macri y Pichetto, dicen que bueno, los políticos son así, qué le vamos a hacer. De todos modos se advierte una risita nerviosa, que indica que todo se fue a la mierda. Dicho esto, desde una perspectiva objetiva y fáctica, la digestión del sapo Pichetto es, además de una claudicación, un signo de esa madurez verticalista que todo oficialismo debe tener para ganar elecciones y que a Cambiemos tanto le repugnaba.

Con Massa ya unido a la ¿gloriosa? F/F, no se sabe si como candidato a presidente en una interna o en forma de fichas, el peronismo racional (¿desde cuándo gente que asume como gobierno y baila Gilda en el balcón de la Casa Rosada decide quién es racional y quién no?) se dividirá en la por demás deserotizante fórmula Lavagna/Urtubey o el que supongan el mal menor (ya sea Macri o Cristina). Espert y Gómez Centurión le quitarán votos a Macri pero es probable que en una segunda vuelta, voten por él. (La existencia de estos espacios embellece a Macri, hace creer que hay posibilidades de que accedan al poder opciones más trágicas). Son puntitos, pero que pueden definir una elección. Habrá que ver qué hacen los que votan en blanco y los de la izquierda. Insultarlos vía redes sociales, hasta ahora, no resultó muy beneficioso.

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Muy buena escritura.

Dos parrafos que llenaron de dedos a cualquier intento de intelectualizar a cambiemos
"…Que para intentar ganar las elecciones el gobierno deba congelar los precios y las tarifas, otorgar subsidios a la compra de autos, arremeter con el Ahora 12 y como frutilla del postre tener como vice a uno de los estandartes discursivos más importantes del kirchnerismo, es una paradoja que ya no vale la pena subrayar, tal es el tamaño del nonsense… "

“…Como no tienen un solo indicador social a favor, ningún logro para mostrar (a excepción de que Argentina ahora “es parte del mundo”, eufemismo con el que explican que el país perdió su soberanía en manos del FMI y Estados Unidos), se elevan al mesianismo republicano, esa admirable cruzada civil y espiritual que no admite la menor replica y no genera la menor convicción…”

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Tiene buenos textos ese blog. El autor escribe bastante de fútbol (es hincha de River), literatura y música. Tambien de política aunque en menor medida. Si le pegás un vistazo a las notas viejas seguro te enganchás leyendo, tiene un estilo bastante copado.

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#URGENTE Falleció el ex presidente Fernando de la Rua tras sufrir una descompensación cardiaca y renal.

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Uno menos.

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Un sorete menos, el mundo es un lugar mejor, ahora falta que te mueras vos.

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Que hijo de puta, mandaste a tus trolls para intentar lavarle la cara al sorete de De la Rúa

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