Están preocupados
La operación de Clarín de esta mañana no hace más que confirmar el nivel de preocupación que tiene el bloque gobernante al percibir, ya de manera inequívoca, que Macri a ingresado en zona de turbulencia y nada hace pensar que pueda emerger sano y salvo. Marcelo Bonelli, la pluma institucional del mundo empresario, muestra en su columna de hoy que en las oficinas de Puerto Madero hay desesperación ante los datos de la realidad. El planteo desembozado, que ya arranca desde el título mismo, es que los inversores quieren saber si Cristina irá presa pues de lo contrario no van a realizar inversiones. Menudo brete en el que se ha metido Macri y quienes lo entornan: saben muy bien que una detención de Cristina haría estallar en mil pedazos la “normalidad” argentina poniendo al país patas para arriba en todo sentido y con el riesgo -para ellos, obvio- de que la ex presidenta emerja de ese conflicto con un poder reverdecido e imparable. Están como ese personaje de mi pueblo que un verano puso un kiosco en Epecuén y le fue tan mal que en marzo no podía ni irse ni quedarse…
Pero saben algo peor y es que si el gobierno fuera derrotado en octubre a muchos jueces los invadiría un fuerte estado de pereza…
El macrismo estaría empezando a demostrar, una vez más, que la conducción del estado sigue siendo la materia que la derecha argentina desaprueba año tras año. Entre otras cosas esto les sucede porque a poco de iniciadas sus gestiones les resulta imposible disimular que gobiernan en exclusividad a favor de los sectores concentrados y para el resto de la sociedad -esto para la mayoría- sólo hay ajuste y encarecimiento hasta de los productos más básicos. Ante esta evidencia, el principal grupo de medios lanza una descarada campaña decididamente terrorista destinada a hacerle creer a su audiencia cautiva que si no va presa la ex presidenta no llegarán inversiones, algo que a esta altura del partido es una cantinela que por reiterada suena poco menos que a burla. Las únicas inversiones que llegaron en los últimos 30 años lo hicieron básicamente porque el gobierno de Carlos Menem les brindó nichos con súper ganancias aseguradas. Jamás han llegado inversiones con afán productivo, es que al fin y al cabo esa es la regla de cómo se vincula el capitalismo central con la periferia. Un proyecto estratégico de fuste fue Vaca Muerta, pero el macrismo no sabe cómo reaccionar porque su activación implica reconocer que el diseño estratégico realizado en el gobierno de CFK fue correcto y ello destroza su discurso.
Mientras tanto, las preocupaciones en los barrios son muy distintas y de una lejanía asombrosa con los planteos de Bonelli. La Argentina de dos tiempos se instala minuto a minuto con cada centavo de aumento en los productos del consumo popular y en cada despido o suspensión. Bonelli escribe para un sector pequeño de la conducción del bloque dominante y su columna rebota dentro de un espectro ya convencido con las ventajas que arroja el macrismo gobernante, pero para abajo no cae nada. La monada no se entera porque está en otra frecuencia y con otro tipo de preocupaciones, por eso las encuestas son cada día más preocupantes, porque cualquier pregunta que se formule en las barriadas sobre cómo se ve la situación económica, laboral y social recoge una respuesta de simpleza terminal: Mal…
Desde el 10 de diciembre de 2015 se empezó a estar peor y esa tendencia se profundiza sin pausa y ahí poco importa si la macro, si el BCRA, si las low cost, si el dólar o cualquier variable de esas que salen en los diarios.
En el barrio antes estaban mejor y a otra cosa mariposa.
El bloque hegemónico vuelve a demostrar que su proyecto político sigue sin contener ni siquiera a la mayoría de la clase media, que también ha empezado a sentir al Cambio como un fuerte viento en contra y frente a esto resulta difícil batallar. Si hasta el Fútbol deja de ser gratis, demostrando hasta qué punto pueden llegar a pesar las ansias de hacer negocios ¿O acaso Macri cree que la monada no lo escuchó decir que el Fútbol para Todos no sería tocado? Pero hay algo más grave aún para el bloque dominante y es que más allá de los errores y aciertos de nuestro gobierno, la gente humilde estaba mejor y veía que de a poco tenía chances de mejorar. Hoy, la memoria estomacal emite mensajes devastadores porque analiza la situación social con las entrañas y ahí, ahí no llega la columna de Bonelli…