La multitudinaria manifestación sindical no pasó inadvertida en Cambiemos y muchos no son pocos sus legisladores y dirigentes que le recriminan a Mauricio Macri no haber aceptado negociar una norma intermedia, en lugar de anticipar el veto por televisión.
Hubo tiempo de sobra. El 29 de marzo, durante la conformación de la Comisión de Legislación laboral de Diputados, los diputados sindicales pidieron una ley para frenar lo que llamaban “una ola de despidos”.
La adjudicaban a factores diversos como la recesión y la devaluación, que según sus relatos motivó a “indemnizaciones baratas” y mucha presión para aplicar retiros voluntarios.
Los gremios y sus legisladores afines no detuvieron la marcha: visitaron las dos cámaras, dictaminaron proyectos en cada una de ellas y el miércoles lograron aprobaron una en el Senado por aplastantes dos tercios.
Y la estrategia del Gobierno, según confiaron a LPO a legisladores de Cambiemos, siempre fue negarse a negociar un proyecto alternativo, postura que no hizo más que unificar a las cinco centrales sindicales, primero en reuniones parlamentarias y finalmente esta tarde en la calle.
“No puedo creen que no estén acá. No entienden nada de política”, dijo sorprendido Luis Barrionuevo en el Salón Delia Parodi de Diputados, donde había sido convocado por Sergio Massa junto al resto de los líderes sindicales. Mario Negri, jefe del interbloque Cambiemos, aseguró que nunca fue invitado.
Pero la idea de negociar no estaba en carpeta. Cuando los diputados de todos los bloques avanzaron en un dictamen común, Marcos Peña, Jorge Triaca y Andrés Ibarra se turnaron para ir llamando a sus diputados y, recién en ese momento, consultarle qué pasaba realmente. Ibarra llegó al extremo desopilante de consultar preocupado: “¿Tengo que reincorporar a todos los que eche?”.
Al jefe de Gabinete le preocupaba cómo comunicar la negativa que Macri ya le había anticipado, al de Modernización si prosperaría la reincorporación retroactiva a diciembre impulsada por el Frente para la Victoria; y al de Trabajo remarcar que los despidos son mucho menos que los denunciados por los gremios, aunque sólo contaba con datos de febrero y de su propia cartera.
La indignación radical
Tan reacio a pensar un texto negociado estaba el presidente, que su orden inicial fue firmar un dictamen de rechazo pero sus diputados de negaron. Algunos quisieron convencerlo de fijar la doble indemnización sólo si hay 10% de desocupación y excluir a las Pymes, pero no hubo caso.
“Macri nos obligó a ser los diputados de las patronales”, se quejó ante LPO un referente de Cambiemos en la mañana, indignado porque Triaca los citó a hablar de la ley del empleo joven y no aceptó escribir algo sobre despidos, al menos para calmar la furia gremial.
A los senadores no les fue mejor. [b]El santacruceño Alfredo Martínez, un histórico de la Comisión de Trabajo y Legislación laboral, asistió al encuentro con los 5 jefes gremiales e inició una gestión para aprobar una ley que al menos asegure más protección a los empleos, sin mencionar la doble indemnización.
Pero cuando la Comisión se reunió Macri ya había anticipado que vetaría cualquier ley sobre límites a los despidos y Triaca, aun así, llamó a Martínez para pedirle que lo invitaran a debatir. Un diálogo de sordos, que nadie tomó en serio cuando el santacruceño leyó la carta del ministro en la Comisión.[/b]
“Habíamos avanzado en elaborar una norma distinta, que no sea retroactiva ni tenga doble indemnización. Pero la declaración de Macri sólo permitió confrontar las posturas duras”, se lamentó ante LPO Martínez, que el miércoles se fue de la sesión para no votar diferente a su bloque.
“Yo creo que era necesario tratar el tema de alguna manera. Lo plantee en la reunión de bloque y me fui de la sesión”, ratificó el senador radical.
El desafío al Senado tuvo el peor final posible para Macri porque la ley antidespidos fue aprobada por dos tercios de los votos, cifra que de repetirse en Diputados le impediría al presidente poder vetarla.
La operación para cancelar la sesión fue un fracaso descomunal. Ningún gobernador bajó a sus senadores y nadie parece hacerle entender a Macri que, contra lo que parece una idea común, la mayoría de los opositores de la Cámara alta no reporta a mandatarios provinciales y requiere un trato político diferente.
Miguel Pichetto y José Mayans se lo explicaron a Rogelio Frigerio el martes de la semana pasada en la Casa Rosada. Antes de la última sesión, el rionegrino le reiteró conceptos así a Federico Pinedo y a un exaltado Ángel Rozas, molesto por ser la cara del primer gran fracaso parlamentario del Gobierno.
El golpe de esta tarde incomodó a los diputados radicales, porque si bien están decididos a estirar el debate en la Comisión de Presupuesto la cerrazón de Macri pronostica que, tarde o temprano, tendrán a los gremios en la calle exigiéndoles bajar al recinto. Y deberán considerarlos sus enemigos.
Bronca en Cambiemos con la fallida estrategia de Macri que provocó la movilización sindical