Dejo esta nota MUY representativa de la realidad q percibimos varios, bah casi todos salvo los pocos q quedan todavía comprando espejitos de colores de la dirigencia:
Un poco de Aimar puede servir igual
Por Claudio Mauri | LA NACION
Da una sensación de vaciamiento futbolístico River. El equipo que fue campeón con Ramón Díaz no era una máquina de jugar ni llenaba los ojos, pero sí era reconocible en su conformación y funcionamiento. Para justificar este momento, el presidente D’Onofrio dijo ayer que “hay que empezar a darles lugar a los juveniles”. Perfecto. Irreprochable desde las prioridades económicas. Siempre que la promoción de los jóvenes responda a un proyecto coherente en lo relativo a plazos y oportunidades. Ahora aparecen Boyé y Driussi. ¿Dónde quedaron Simeone y Kaprof? Andrada fue cedido en préstamo a Metz para tener una continuidad que no iba a encontrar en un River que apunta a la cantera. Suena contradictorio, sin lógica. ¿En qué momento Kranevitter, un volante en plena evolución, con quite y manejo de la pelota, perdió la titularidad con un Ponzio que ya no es el corazón del equipo que alguna vez fue, sobre todo en la B Nacional? River posee un plantel escaso y encima corre el riesgo de quemar lo poco que tiene si no se ordena y clarifica un plan. En el fútbol, la verdad reside siempre en el presente, y la tranquilidad que obtuvo con el último título se le puede evaporar más rápido que tarde. Después de un receso de casi tres meses, la impresión es que a River el torneo lo agarró por sorpresa, desaliñado, como si se hubiera dormido.
Hasta la mayor ilusión de River representa una incertidumbre enorme. Pablo Aimar está a punto de incorporarse. Cerca de los 35 años (los cumplirá el 3 de noviembre), el volante se recupera de una lesión en un talón que le dificulta hasta para calzarse y que cerca estuvo de retirarlo. Aimar fue sincero, no extorsionó con sus ganas de volver ni con las urgencias futbolísticas de River: “No quiero regresar más o menos, para jugar un partido sí y tres no”.
Las lesiones fueron minando el físico de Aimar. En la temporada 2012/13, la última en Benfica, no fue titular en ninguno de los 21 partidos que jugó y promedió 25 minutos por encuentro. La aventura en Johor (Malasia) duró dos cotejos (hizo dos goles), tras lo cual le rescindieron el contrato porque el cuerpo no le respondía. No pisa una cancha desde principios de febrero.
Descartada la posibilidad de volver a ver a aquel volante con gran cambio de ritmo, vertical, de elegante conducción de la pelota, lo que quede de Aimar puede llegar a ser importante en un fútbol escaso de referentes, de futbolistas de importante carrera que entiendan casi todos los secretos del juego. Futbolistas que ya habiendo dado lo mejor igual contribuyen porque son de ayuda para sus compañeros. Como Riquelme, de quien Caruzzo, más allá de que está lejos de ser su amigo, le reconoce: “Lo conozco hace bastante, pero no deja de sorprenderme. Tiene el partido en la cabeza. Te simplifica muchas cosas”. O Diego Milito, valorado por Hauche: “Corre, colabora en defensa. Da tranquilidad tenerlo de compañero. Es un ejemplo positivo para todos”.
Si Aimar está en las condiciones mínimas que exige la alta competencia, la orfandad futbolística de River quizá se notará menos. Entre tantas carencias, la función de líder está vacante. Ahí tiene otra motivación…
Un poco de Aimar puede servir igual - 12.08.2014 - lanacion.com *