Las ahora columnas del Moishe Borinsky

Un títere de la dirigencia cómo casi todos excepto el Tano Santarsiero

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HOLA RIVER

Son días difíciles

Son días difíciles, como dice el título. Me falta River. No puede ser que no estemos pensando en los Cuartos de final de la Copa Libertadores. Pasan los días y sigo sin creer que nos quedamos afuera. Es muy pronto. Es demasiado pronto.

Pienso en el Pity, pienso en Lanzini, pienso en tantos sueños, tanta expectativa tirada y no puedo reaccionar. Me siento rodeado de silencio y con falta de respuestas. Siento un vacío enorme. Estoy preocupado.

River es un lugar en el que nos sentimos identificados; un lugar sagrado, importante. Esencial en la vida de todos quienes, de una u otra manera, nos sentimos parte de este milagro. Nos costó mucho llegar hasta acá, pasamos años oscuros para dar vida a un ciclo virtuoso que pretendemos continúe por un largo tiempo. Eso nos lleva a tener la guardia alta siempre. Siempre. Incluso antes de que el Muñeco lo dijera.

Son días difíciles. Días en los que se escuchan rumores extraños de peleas y divisiones, la mayoría de los cuales seguramente están impulsados en la idea de desestabilizar, que durante muchos años vieron impotentes sucumbir ante la fortaleza del Muñeco. También hay jugadores que entrenan a contra turno, esperando resolver su futuro, pero evidentemente con un paso hacia afuera. Son decisiones dolorosas que deben tomarse, pero que son difíciles de tomar. Decisiones que se demoran. Demichelis está viendo cómo resuelve el eterno problema de una defensa con bajas ante el comienzo de un torneo que nos encuentra un poco desangelados.

Son días duros. Hay veces que nos hacemos una idea que no es. River pasa por un proceso virtuoso que debe cuidarse y sostenerse. Eso se hace con un rumbo claro y decisiones consecuentes con ese rumbo. Es momento de rearmarse luego de un duro golpe, que todavía estamos asimilando. Los líderes deben estar preparados para los golpes y seguir actuando conscientes del objetivo trazado. Es una opinión, no tiene por qué ser la verdad ni la única, simplemente, es una mirada desde afuera.

Es un buen momento para empezar a rearmar un equipo que intente sostener el fútbol que nos identifica y pelear los campeonatos. También la Copa Libertadores, para la que ya estamos clasificados por haber salido campeones de la Liga local.

Me niego a pensar que la Copa es lo único, pero tampoco voy a negar que es doloroso habernos quedado afuera en Octavos, en las dos últimas ediciones. Tampoco quiero quedarme con las polémicas arbitrales porque ya está dicho, en varias oportunidades, que River debe tener un equipo lo suficientemente capacitado como para ponerse a salvo de esas circunstancias que nos vienen castigando año a año.

No quiero el año que viene volver a pasar por mirar cien veces la famosa mano invisible de Matías Suárez contra Vélez o el doble toque invisible del penal de Solari contra Inter. La mano no existió, pero el doble toque pudo haber sido. No lo vi, pero pudo haber ocurrido. Me niego a poner el foco en eso cuando siento que tenemos una tarea pendiente que no nos puede volver a pasar.

Es doloroso quedarse afuera con Lanzini en el palco. Es terrible que Funes Mori no haya podido participar. River necesitaba refuerzos en la defensa para los Octavos y no los tuvo. Sólo unos minutos de Colidio, buenos pero insuficientes. Delantero, además. Mientras tanto, nuestro rival estrenó arquero y nueve. Fueron las figuras de la serie. No nos puede volver a pasar. Y como no nos puede volver a pasar, y seguramente el año que viene estaremos en la misma disyuntiva por un armado de calendario injustificable, este mercado es el comienzo y en enero el definitivo. Si realmente creemos en el trabajo y el funcionamiento, cuanto más tiempo, mejor.

En ese sentido, me pregunto si es prudente comprar a Fonseca para dejarlo seis meses más en Uruguay. Si lo compramos es porque puede aportar. ¿Para qué lo dejamos en el fútbol uruguayo? ¿No sería mejor que se vaya aclimatando, que haga la adaptación, que aprenda los sistemas, la manera de entrenar, que se ponga a ritmo de lo que se necesita en River? Alguna razón debe haber, claro, pero se supone que luego deberá hacer un cambio grande.

Queridos amigos, es impresionante la cantidad de correos que recibo en holarivernl@clarin.com.ar con sus miradas sobre lo vivido. Entiendo el dolor, las críticas, las preguntas y la sensación de vacío, pero también valoro a los capaces de entender que los malos resultados pueden ocurrir también en los buenos procesos.

De todos modos, la crítica bien hecha, sin mala intención, es buena. Puede servir para la reflexión, para poner en discusión verdades que se dan como verdades y hay que ver qué tan verdades son. El fútbol es materia opinable. Les agradezco mucho la participación y lo bien que me hacen sentir, en estos momentos difíciles.

Ahora es momento de poner un plus. Nos toca a nosotros. Volver a entusiasmarnos. Vamos a necesitar que el equipo haga lo suyo. Tiene que venir de adentro la primera señal. Ojalá podamos volver a sentirnos a gusto muy pronto. Porque siempre, siempre, siempre, vamos a alentar para ir por más.

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No quise subir la columna de hoy porque siempre lo hace Nico. Pero ya empieza con la tibieza de siempre con la típica “No nos volvamos locos” y el “salimos campeones hace un ratito”.

Recuerdo en los momentos que estaba Ramón como DT de River, este chupa culo de Aguilar, lo mataba, ni siquiera le dejaba empatar un partido. Ahora pide serenidad…

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HOLA RIVER

La mandíbula floja

Calma. No nos volvamos locos. No es momento de enroscarse en cuestiones que nos pueden hacer daño. Es un momento difícil. De cierta confusión. Nos cuesta jugar de visitante. Nos cuestan los partidos intensos y picantes. Nos cuesta mucho defender las pelotas paradas. Estamos frágiles. Hay sensación de falta de respuesta anímica en algunas ocasiones. Venimos golpeados por la temprana eliminación en la Copa, pero también hay que poner en la balanza que salimos campeones jugando un gran fútbol hace un ratito.

Tratemos de poner un poco de serenidad en un momento no muy agradable. El análisis con altas pulsaciones puede arrojar conclusiones apresuradas. Lógicamente, no es fácil poner la cabeza en orden cuando se escriben estas líneas, minutos después de la finalización del partido. De todos modos, vale hacer el intento. No nos gusta perder y es evidente que de visitantes venimos perdiendo seguido. El equipo no encuentra respuestas cuando es superado por el adversario, se muestra débil, confundido, como si saliera a jugar sin la confianza que desborda en el Monumental.

Es un River de dos caras. Una especie de Doctor Jekyll y Mister Hyde, un equipo que muestra dos personalidades totalmente distintas. En casa somos voraces, impetuosos, feroces, demolemos al adversario con un fútbol dinámico irresistible y tenemos golpe de nocaut ante una multitud enardecida que rompe récords. Afuera somos lentos, frágiles, perdemos las divididas, nos caemos anímicamente y estamos con la mandíbula floja, sin el respaldo de nuestra gente.

Tenemos muchos grandes nombres y también muchos problemas derivados de su actualidad. No hay uno solo de los grandes jugadores que esté medianamente en su nivel. Eso ya es suficiente motivo para que un equipo sufra. Las incorporaciones de renombre no están todavía al ritmo de juego que se necesita en el fútbol argentino. Al ojo de quien solo ve los partidos, no se sabe bien cuánto tiempo necesitan. Algunos menos y otros más, pero ninguno hoy está ni cerca de lo que puede jugar.

Ese es un punto en el que hay que tomar una decisión que surja del convencimiento. Si estamos seguros de lo que van a rendir es el momento para que sumen minutos y agarren ritmo de juego. Es ahora. Mientras tanto, hay que ser realistas y saber que vamos a necesitar paciencia. No es una decisión fácil de tomar: la conformación del plantel no da mucho tiempo ni muchas oportunidades, porque afuera quedan nombres pesados. En una competencia sana, como se dice siempre en el fútbol, lo mejor es que el entrenador ponga al que ve mejor.

Vamos al punto de la pelota parada. Es una debilidad tremenda y decisiva. No hay peor remedio que negar una realidad complicada. Algunos entrenadores piensan que hablar de un problema que tiene el equipo puede generar una psicosis y agravar el asunto. ¿Cómo podría ser peor? Es un problema que el equipo viene sufriendo desde antes de la llegada de Demichelis, pero que en los últimos partidos se hizo evidente y muy doloroso. Sobre todo porque estos dos goles de Argentinos (el tercero fue un grave error en una salida) se suman a los tres goles que nos hizo Inter por la misma vía.

El tema preocupa porque es causa principal de derrotas. Por más que Argentinos nos superó, necesitó de dos pelotas paradas y de un error nuestro para hacer los goles. Parece un razonamiento elemental, pero tampoco hay que ser Einstein ni tan rebuscado para advertir lo que pasa. Hay que marcar. Hay que tratar de entorpecer el accionar rival. No tomamos marcas personales porque es una decisión estratégica, pero tampoco controlamos la zona por la que entran los cabeceadores rivales. Nos hizo un gol un central y otro un nueve que mide dos metros. O sea, no es un movimiento sorpresivo, no es que nos creció un enano en el área. Son acciones esperables que no defendimos: los rivales no tuvieron oposición. Injustificable.

El tema de la marca en zona de la pelota parada tiene una cuestión adicional para ser analizada. En la marca zonal, los que defienden están parados en el lugar asignado y, por lo general, los que atacan llegan a la carrera a la disputa. Eso en sí mismo supone una ventaja decisiva, ya que cualquier jugador tiene más impulso en velocidad que estacionado.

Esta vez Demichelis intentó torcer el curso del partido haciendo los cambios a tiempo. Eso me pareció positivo. No considero que sea producto de la improvisación empezar con un sistema y terminar con otro, porque dentro de un partido se juegan varios partidos distintos. Sí me parece que deben observarse las características de los jugadores a la hora de pensar cómo se complementan. Borja no es Beltrán. No está para jugar como único punta. Necesita un compañero que podría ser Solari o Colidio. Cualquiera de los dos podría hacer dupla con el colombiano, que jugó un buen partido. Los dos son segunda punta y pueden ir ocasionalmente por los costados. No son wines. La sorpresa, la dificultad para detectar la posición de los delanteros es un problema para los defensores. Cuanto menos referencia, más posibilidad de desacomodar los sistemas defensivos.

También es verdad que al final terminamos un poco desordenados, jugando a la carga, dejando espacios y en esa somos muy poco productivos. A nuestros delanteros, los defensores rivales los matan.

Quiero rescatar como hecho poético del partido el exquisito pase tres dedos de Palavecino a Borja, que la alargó demasiado propiciando el penal cuando parecía que debía rematar de primera. Eso fue una asistencia que no terminó en gol y fue el mayor sello riverplatense que mostramos en Paternal.

Espero sus comentarios, como siempre, en holarivernl@clarin.com.ar para compartir miradas sobre este debut. Sé que estos partidos generan muchas cosas y estaré dispuesto y gustoso al intercambio. Quiero mencionar a Oscar que me dejó una consulta interesante, teniendo en cuenta que el próximo partido es en casa, el domingo a las 21.30. El horario de los partidos de local, bastante tarde, perjudica a los socios de River. No se entiende bien por qué al equipo que más gente lleva a la cancha lo ponen a jugar tan tarde, generando un movimiento de gente a las horas que disminuye la frecuencia del transporte público. Me pareció un reclamo entendible y atendible, sobre todo para esta época del año, que supone bajas temperaturas, y cuando el día siguiente es hábil.

Ya está. A cambiar la cara, muchachos. Tenemos una semana para preparar un partido en casa, en el que tenemos que volver a encontrarnos con nuestro juego y con las buenas sensaciones que hoy parecen adormecidas. No vamos a claudicar.

Diciembre: Calma, no nos volvamos locos, no ganamos un carajo este semestre, es verdad, bosta ganó la 7ma, el dolar se fue a la re mierda, también, pero no nos olvidemos que ganamos un campeonato de punta a punta con gran futbol, debemos barajar y dar de nuevo para volver a reencontrarnos con ese futbol y detectar que se ha hecho mal en estos meses para corregir y resurgir. Feliz navidad y año nuevo.

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Pero que dice este gordo bolsa de mogolicos?

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Gordo hijo de mil putas, este era un ensobrado de aguil*r en su época.
Que se auto censure.

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HOLA RIVER

De golpe, la crisis

Sobran los motivos para hacer una crítica contundente sobre esta situación en la que nos metimos solitos. De todos modos, propongo hacer un esfuerzo para dominar esa pulsión emocional y meterle un poco de control mental. Es evidente que nos metimos en un pozo profundo. Hoy toca remar para encontrar la luz, que hasta hace un ratito nos iluminaba y nos dejó abruptamente a oscuras.

River no dejó nada positivo en el 0-2 con Vélez. Si quisiéramos hacer una lectura forzada de la realidad, tratando de extremar la buena onda, podríamos decir que esta vez no nos hicieron goles de pelota parada. Pero, si profundizamos un poquito nomás, tendremos que reconocer que fue de casualidad. La marca zonal no resolvió las llegadas en carrera con ventaja del adversario, en este caso, Lautaro Giannetti.

Son muchas las situaciones desagradables que hablan de un equipo que quedó nocaut en Porto Alegre y solo se puede recuperar parcialmente cuando recibe el apoyo descomunal de un Monumental milagrosamente lleno. La pésima campaña como visitantes, los cambios de rumbo futbolístico de partido a partido, el poco compromiso de los que juegan, son solo algunos de los ejemplos.

El panorama es complejo, porque cuando las decisiones de cambios no son respaldadas con funcionamiento y respuestas concretas, con compromiso, el problema no es solo un mal partido, o unos cuantos. Tal vez, haya que bucear un poco más.

Es increíble que en tan poco tiempo se haya derrumbado un equipo que ganó un campeonato por mucha diferencia y con un fútbol brillante en muchos partidos. Si bien es cierto que esa diferencia entre local y visitante ya empezaba a evidenciarse, en estos momentos el asunto pasó a ser grosero. Somos muy vulnerables como visitantes y el equipo no se planta, no tiene respuesta anímica, no muestra carácter ni decisión para enfrentar al adversario. Se deja llevar puesto. Pelea tibiamente. Se entrega.

El enojo, la decepción y todas las palabras con carga negativa pueden ser apropiadas, pero solo sirven para la descarga emocional. Otro modo de verlo, más desafiante, es pegar unos buenos gritos, empezar a hablar puertas adentro y salir fortalecidos.

Esto es claro: Demichelis, Enzo Pérez, Nacho Fernández, Armani y no sé si alguno más se tienen que encerrar en la oficina del técnico hasta encontrar un camino a seguir. Eso no se tiene que saber públicamente y el hincha debe notarlo en la cancha los próximos partidos. Esto no significa que los líderes del grupo tengan que jugar. Si no van a ser titulares deben saberlo en esa reunión y salir de ahí tirando todos para el mismo lado, dejando a un costado intereses personales.

Si esto no se hace, si ese cónclave o reunión se posterga, si se dicen medias palabras, si no está la decisión de resolver los problemas, seguiremos transitando este camino de picos altos y bajos que venimos comentando, con tendencia a la inestabilidad, lo que es malo para cualquier equipo de cualquier deporte.

Una de las consecuencias de la abundancia es lo que vemos hoy. Un entrenador complicado para administrar el talento, haciendo equilibrio entre lo que piensa, lo que ve del equipo, lo que pueden dar los jugadores y lo que terminan dando. Eso se debe terminar. Hay que discutir lo que haya que discutir, pero en el próximo entrenamiento ya se debe definir un rumbo y bancarlo contra viento y marea.

El problema adicional que aquí tenemos es que es imposible maquillar la realidad y pretender que es importante la Copa de la Liga, cuando venimos de ganar el torneo local y del duro golpe de la Libertadores. Todo esto parece poco, pero esa coyuntura no nos está permitiendo observar que en realidad es el futuro lo que está en juego, no simplemente este torneo.

Hay jugadores que están lejos de lo que imaginábamos y ahora la duda es: ¿el rendimiento que alguna vez tuvieron quedó en el pasado y hoy es una ilusión inalcanzable o podrían recuperar el nivel? ¿Hay alguien en la sala que pueda contestar esta pregunta mejor que los protagonistas que están todos los días en el River camp?

Respecto de lo futbolístico, más allá de la diferencia de rendimientos y, como consecuencia de resultados, entre los partidos de local y de visitante, el equipo se debate entre dos ideas madre. Una es la de los cinco volantes. Aquí la cuestión es la tenencia de la pelota, juntar pases, elaborar, jugar juntos, buscarse, armar sociedades y progresar en bloque. A veces le falta potencia ofensiva y una descarga profunda, que es la que genera el ingreso de Solari, y que ahora también podría resolverse con Colidio.

Ese sistema de cinco volantes, que fue el sistema madre del reciente campeón, es asociativo de pases de cercanía. Justo es reconocer que no era lo que Demichelis tenía en la cabeza originalmente, pero es el que volvió a intentar en Liniers. El famoso 4-3-3 con extremos que no son extremos. Este sistema tiene un componente mayor de duelos individuales, menos asociativos, con jugadores con una función y posiciones más específicas. Pareciera que el equipo es más fuerte cuando está unido que cuando cada uno hace la suya.

En fin amigos, no me pidan que cabecee. Por acá también se siente el golpe. Sigan escribiendo sus miradas a holarivernl@clarin.com.ar que voy leyendo y contestando. En las buenas y en las malas.

Este gordo siempre tibio, le protege el culo al técnico, cuando todos se dan cuenta de que no está a la altura del club.

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Cuanto miedo tiene Farinella, recuerdo como bardeaba de manera furiosa a Ramón, ahí no pedía mesura.

Pero bueno…

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La crítica está, pero tiene tanto miedo que la maquilla y queda recontra escondida entre líneas para que no lo dejen de invitar al palco.

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Es asi, un paso en falso y te borran de la existencia.

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Boludo, yo no puedo seguir leyendo esto.

Es sectario, manipulador y tóxico. Tenes que hablar de futbol nomás.

Es peor que un coaching de autoayuda.

Si quieren hago encuesta, si no quieren no lo pongo mas y listo… Yo solo lo hago porque no sale publicado en ningún lado.

Que saque una columna hablando de como estan vendiendo a los pibes de las inferiores, de los negociados, de los representantes, de la cama que le hicieron los referentes a Gallardo y ahora a Demichelis, de que volvio el aguilarismo recalcitrante

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Escribile por mail…

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Las columnas de Leo Farinella sosteniendo su obesidad.

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Cual es? , bueno pasamelo por privado, igual si le mando el email me va a preguntar de donde lo saque, asi que no te quiero quemar