HOLA RIVER
Otra noche épica
¿Te tomaste la presión? Hay noches de altas pulsaciones que marcan, que parecen sacadas de otras noches soñadas, con hadas y duendes como esos cuentos que nos contaban cuando éramos chicos. Después de recibir un gol de pelota parada en la última jugada del primer tiempo sin posibilidad siquiera de sacar del medio, River salió como una tromba en un ST colosal.
El esfuerzo que hizo el equipo, la convicción, casi la obstinación para romper la resistencia de un rival duro, que además contó con una actuación soberbia de un arquerazo como Rochet, merecía el premio de la victoria. Una más en el maravilloso récord del Monumental.
River mostró en un partido muy complicado que tuvo la capacidad de mostrar ese plus que se necesita en las importantes. A medida que sacaba pelotas, Rochet (qué increíble, tenía que atajar en Octavos contra Boca y ataja contra nosotros, hasta esa suerte tienen) en lugar de bajonearse o deprimirse, parecía que cada revolcón del arquero era alimento para esa bestia enjaulada con la banda roja cruzando el pecho. El equipo redobló y redobló esfuerzos, insistió, combatió, presionó con bravura, se llevó puesto al adversario, tomó la decisión de ganar por demolición. Lo que se dice dejar la vida, bueno, dejó la vida. Realmente conmovedor. Todo ese espíritu regado en un Monumental que gritaba enfurecido, haciéndole la segunda al equipo, jugando también su partido, dejando todo, empujando, dando fuerzas… La gente también hizo lo suyo.
Hasta tal punto llegó el pandemonium que estando en desventaja, metimos dos goles con pelotas al vacío, agarrando a la defensa rival adelantada. Estaban aturdidos, desconcertados. Eso, que es difícil ocurra 0-0 en el Monumental, pasó cuando estábamos 0-1 y en el 1-1 también. Los dos goles tuvieron esa familiaridad que resulta extraña en este tipo de situaciones.
En algún punto resultó como una pequeña réplica de esa ráfaga infernal que vimos en la cancha de Racing, cuando entre Borré y Matías Suárez agarraron a contrapierna a la defensa de Chacho gestando una goleada inolvidable.
No fue un gran PT de River, pero tampoco fue malo. El rival hizo un buen planteo, bloqueó receptores y nos faltó imponernos con más consistencia y ese poquito de suerte en los últimos metros. Estábamos un poco espesos, trabados, sin la aceleración ni facilidad en las combinaciones que son nuestra característica. Un poco los nervios de la instancia hacen su aporte. También es verdad que ellos cuidaron inteligentemente la pelota y que tienen jerarquía. La pelota parada, siempre maldita, nos volvió a lastimar. Es bicho Chacho. Mucho respeto para la revancha. Será durísima. Un gol no es diferencia. Hagamos de cuenta que vamos 0-0.
La tremenda noche de Solari resultó el punto más alto de un equipo que tuvo varios jugadores en un nivel muy, pero muy bueno. Por ejemplo, Paulo Díaz, rapidísimo en los duelos, se impuso por arriba y por abajo; muchas de sus interrupciones sirvieron para mandar al equipo adelante. De la Cruz volvió a mostrar su jerarquía, con pinceladas de su enorme talento y versatilidad, para encarar o para meter un pase en profundidad. Aliendro se fue asentando con el correr de los minutos hasta hacerse patrón de la media cancha. Casi mete un gol de volea que había que cerrar la cancha. Barco tuvo tres o cuatro intervenciones típicas de un jugador diferente, esas apiladas indescifrables que no terminaron adentro solo por la gran actuación del arquero uruguayo. Enzo Díaz y Casco también empujaron al equipo desde atrás, con fiereza a la hora de la disputa. Beltrán se faja con devoción. Es conmovedor el esfuerzo que hace y tuvo un aporte concreto en el segundo gol con un pase genial. Todos. Todos hicieron un gran partido que mereció la victoria y por algún gol más.
En fin, queridos amigos, cuéntenme en holarivernl@clarin.com.ar cómo lo vieron ustedes. Una noche eléctrica, pura adrenalina, en la que nos quedamos con el orgullo de la respuesta del equipo cuando más cuesta arriba estaba. Alguno va a entrar en la discusión, Solari de entrada o Solari en el ST, la verdad es que así como entró, funcionó. Si va a entrar todos los segundos tiempos y va a meter dos goles, créanme que firmo. Estos días estuvimos un poco tristes porque Juanfer firmó con Racing, pero cuando estuvo con nosotros se transformó en un jugador inolvidable, ingresando casi siempre en los segundos tiempos.
Otra opción es lamentarnos por los goles que no hicimos. Y sí, siempre es mejor ganar por dos o por tres que ganar por uno. Ratifico el concepto: si me decían en el entretiempo que lo dábamos vuelta, firmaba con los ojos cerrados. Termina siendo un resultado positivo, importante. La ventaja la tenemos nosotros. Por supuesto, la serie está absolutamente abierta y tendremos que demostrar que de visitante también tenemos nuestras armas. Será el plus para la semana que viene.
Todavía falta para eso. Hoy es momento de disfrutar. Vale el “hermosa mañana, ¿verdad?” Digamos que más allá de lo ajustado de la serie, tenemos que ser fieles al principio que nos guía y creer.