Las ahora columnas del Moishe Borinsky

HOLA RIVER

Otra noche épica

¿Te tomaste la presión? Hay noches de altas pulsaciones que marcan, que parecen sacadas de otras noches soñadas, con hadas y duendes como esos cuentos que nos contaban cuando éramos chicos. Después de recibir un gol de pelota parada en la última jugada del primer tiempo sin posibilidad siquiera de sacar del medio, River salió como una tromba en un ST colosal.

El esfuerzo que hizo el equipo, la convicción, casi la obstinación para romper la resistencia de un rival duro, que además contó con una actuación soberbia de un arquerazo como Rochet, merecía el premio de la victoria. Una más en el maravilloso récord del Monumental.

River mostró en un partido muy complicado que tuvo la capacidad de mostrar ese plus que se necesita en las importantes. A medida que sacaba pelotas, Rochet (qué increíble, tenía que atajar en Octavos contra Boca y ataja contra nosotros, hasta esa suerte tienen) en lugar de bajonearse o deprimirse, parecía que cada revolcón del arquero era alimento para esa bestia enjaulada con la banda roja cruzando el pecho. El equipo redobló y redobló esfuerzos, insistió, combatió, presionó con bravura, se llevó puesto al adversario, tomó la decisión de ganar por demolición. Lo que se dice dejar la vida, bueno, dejó la vida. Realmente conmovedor. Todo ese espíritu regado en un Monumental que gritaba enfurecido, haciéndole la segunda al equipo, jugando también su partido, dejando todo, empujando, dando fuerzas… La gente también hizo lo suyo.

Hasta tal punto llegó el pandemonium que estando en desventaja, metimos dos goles con pelotas al vacío, agarrando a la defensa rival adelantada. Estaban aturdidos, desconcertados. Eso, que es difícil ocurra 0-0 en el Monumental, pasó cuando estábamos 0-1 y en el 1-1 también. Los dos goles tuvieron esa familiaridad que resulta extraña en este tipo de situaciones.

En algún punto resultó como una pequeña réplica de esa ráfaga infernal que vimos en la cancha de Racing, cuando entre Borré y Matías Suárez agarraron a contrapierna a la defensa de Chacho gestando una goleada inolvidable.

No fue un gran PT de River, pero tampoco fue malo. El rival hizo un buen planteo, bloqueó receptores y nos faltó imponernos con más consistencia y ese poquito de suerte en los últimos metros. Estábamos un poco espesos, trabados, sin la aceleración ni facilidad en las combinaciones que son nuestra característica. Un poco los nervios de la instancia hacen su aporte. También es verdad que ellos cuidaron inteligentemente la pelota y que tienen jerarquía. La pelota parada, siempre maldita, nos volvió a lastimar. Es bicho Chacho. Mucho respeto para la revancha. Será durísima. Un gol no es diferencia. Hagamos de cuenta que vamos 0-0.

La tremenda noche de Solari resultó el punto más alto de un equipo que tuvo varios jugadores en un nivel muy, pero muy bueno. Por ejemplo, Paulo Díaz, rapidísimo en los duelos, se impuso por arriba y por abajo; muchas de sus interrupciones sirvieron para mandar al equipo adelante. De la Cruz volvió a mostrar su jerarquía, con pinceladas de su enorme talento y versatilidad, para encarar o para meter un pase en profundidad. Aliendro se fue asentando con el correr de los minutos hasta hacerse patrón de la media cancha. Casi mete un gol de volea que había que cerrar la cancha. Barco tuvo tres o cuatro intervenciones típicas de un jugador diferente, esas apiladas indescifrables que no terminaron adentro solo por la gran actuación del arquero uruguayo. Enzo Díaz y Casco también empujaron al equipo desde atrás, con fiereza a la hora de la disputa. Beltrán se faja con devoción. Es conmovedor el esfuerzo que hace y tuvo un aporte concreto en el segundo gol con un pase genial. Todos. Todos hicieron un gran partido que mereció la victoria y por algún gol más.

En fin, queridos amigos, cuéntenme en holarivernl@clarin.com.ar cómo lo vieron ustedes. Una noche eléctrica, pura adrenalina, en la que nos quedamos con el orgullo de la respuesta del equipo cuando más cuesta arriba estaba. Alguno va a entrar en la discusión, Solari de entrada o Solari en el ST, la verdad es que así como entró, funcionó. Si va a entrar todos los segundos tiempos y va a meter dos goles, créanme que firmo. Estos días estuvimos un poco tristes porque Juanfer firmó con Racing, pero cuando estuvo con nosotros se transformó en un jugador inolvidable, ingresando casi siempre en los segundos tiempos.

Otra opción es lamentarnos por los goles que no hicimos. Y sí, siempre es mejor ganar por dos o por tres que ganar por uno. Ratifico el concepto: si me decían en el entretiempo que lo dábamos vuelta, firmaba con los ojos cerrados. Termina siendo un resultado positivo, importante. La ventaja la tenemos nosotros. Por supuesto, la serie está absolutamente abierta y tendremos que demostrar que de visitante también tenemos nuestras armas. Será el plus para la semana que viene.

Todavía falta para eso. Hoy es momento de disfrutar. Vale el “hermosa mañana, ¿verdad?” Digamos que más allá de lo ajustado de la serie, tenemos que ser fieles al principio que nos guía y creer.

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HOLA RIVER

Manumental

La exhibición de coraje futbolístico que brindó River contra Inter en ese segundo tiempo que regó la cancha con un cóctel desbordante de mística copera y recursos técnicos, dio paso al anuncio del regreso de Manu Lanzini, un talentoso de la casa que se fue muy joven y vuelve todavía pleno para darse el gusto de vivir lo que es esta locura Monumental.

Es difícil poner en real dimensión el momento histórico que vivimos, justamente porque es en tiempo presente. La cantidad de videos que aparecen en redes de la fiesta del Monumental, el asombro y la admiración de los adversarios -en este caso, los hinchas de Inter que estuvieron en el corralito de la Centenario Alta -, es algo que hace un ruido estruendoso, sin eco en los grandes medios nacionales.

Es tan obvio que da risa. Imaginen ustedes la propaganda bostera en cadena nacional si hinchas de los rivales hubieran quedado impresionados por una olla a presión de 86 mil personas enardecidas empujando a su equipo a dar vuelta un resultado. El bochorno llega al punto de leer publicaciones que dicen que se llenó la Bombonera para la presentación de un crack como Cavani, acompañadas de imágenes con la tercera bandeja inhabilitada y las otras dos sin completar. Es tan, pero tan grande la mentira que solo la puede creer alguien que quiere ser engañado.

Tengo la teoría de que durante muchos años los hinchas de River fuimos acumulando acusaciones derivadas de una cuestión arquitectónica. Las tribunas del Monumental estaban separadas de la cancha por la pista de atletismo, situación que ocurría en muchas de las canchas de la época. Esa cuestión era aprovechada por el discurso enemigo para castigarnos, argumentando que se sentía menos el apoyo del público que en otras canchas.

Hay muchos ejemplos a lo largo de la historia que echan por tierra esa teoría ruin, pero en algún rincón de nuestro interior teníamos ganas, deseábamos que llegara el día en el que el Monumental acercara el cariño de la gente a sus jugadores. No es lo mismo mandar un mensaje de cariño por WhatsApp que dar un abrazo.

Esta remodelación histórica fue planificada para resolver un problema estructural y modernizar el estadio. Para hacerlo más parecido a esos grandes escenarios que vemos en el mundo, y que se construyen en países con mayor bienestar económico. Esta movida revolucionaria también pensó en la redistribución del público y por eso, se eligió que las populares estuvieran en las cabeceras bajas, detrás de los arcos. Para que el lugar donde, supuestamente, más se aporta al apoyo de los propios estuviera lo más cerca posible.

Los que pensaron el rediseño evaluaron ese punto porque queda perfectamente establecido que lo más lógico es que las mejores ubicaciones y, por lo tanto, las más caras sean las más cercanas. No me hablen de un tema de visibilidad del juego porque la cancha es una experiencia que excede lo futbolístico. En nuestro caso, el juego es lo más importante, pero también está lo otro: ser partícipe de un fenómeno que excede el rectángulo de juego.

Mientras la cancha continúa su remodelación, quedamos en medio de esta situación en la que en las cabeceras bajas hay populares y en las altas también. Esta circunstancia transitoria, desde el punto de vista estructural, permite un desborde desordenado de saltos y movimiento de cuerpos enloquecidos, abajo y arriba, arriba y abajo, que hoy encuentran visibilidad en las redes sociales, ante el evidente ocultamiento de los grandes medios, empecinados en su decisión de sostener al adversario a como dé lugar.

Nunca pudieron competir a nivel futbolístico. Como el juego era claramente nuestro, inventaron la bandera del huevo. Cuando nos tocó la racha de no salir campeones, aquellos famosos 18 años, se hizo una propaganda fenomenal sobre los segundos puestos. Cuando con Labruna empezamos a ganar un campeonato atrás de otro y no paramos más, dejaron de tener relevancia los torneos locales para pasar a ser relevantes los internacionales en los que Bianchi los resucitó años después. Cuando el Muñeco los hizo mierda -como bien recuerda el amigo locodonguorry en sus divertidos videos- con tantas eliminaciones reiteradas y Madrid como punto cúlmine, luego de unos cuántos minutos de silencio, se refugiaron en la importancia de los torneos locales, que antes menospreciaban. Otra vez, demostraron cabalmente cómo acomodan el discurso según como sopla el viento.

Cada vez que River mostraba evidencias de algún avance en la remodelación del estadio, surgían misteriosamente cadenas nacionales en los medios televisivos sobre proyectos y más proyectos para hacer una Bombonera de millones de personas. Demonizan a los vecinos que no quieren irse de sus casas para permitir la construcción del lateral faltante y, mientras tanto, van sumando capacidad sigilosamente. Un día de estos van a decir que entran 86 mil personas.

En fin, amigos, podría seguir porque es interminable la sucesión de intentos de tergiversación. Por eso digo que da risa, porque la etapa de la indignación pasó hace rato, una vez que uno advierte la maniobra solo queda asistir a un show de patas cortas. La justificación de todo; si el resultado es bueno, vale jugar todos atrás. La falta absoluta de grandeza de quienes se autoproclaman los únicos grandes.

La majestuosidad de River y su fútbol, del Monumental y su gente, propicia el regreso de Manu Lanzini y el del Pity Martínez. Invita a sumarse a cada uno de los jugadores que pasaron brillantemente por nuestro equipo y añoran ese nivel de identificación y sentido de pertenencia que no encontraron en ninguna otra de sus aventuras, motivadas por la lógica búsqueda del progreso profesional y económico.

Hoy River es un oasis, un lugar que abre las puertas a los suyos, un club donde se compite con ferocidad, pero se la pasa bien. Un lugar donde estar a gusto. Una cultura que debe ser defendida a capa y espada, contra todos los ataques que desde afuera vienen intentando desestabilizarnos mintiendo, mintiendo y mintiendo.

Como esto es fútbol, puede pasar que el equipo que intenta jugar al fútbol no aproveche sus buenos momentos y no sea lo sólido o granítico que debería ser para soportar los embates del adversario. Puede ocurrir que quedemos afuera contra Inter y eso generará todo tipo de comentarios, críticas y discursos reivindicando la idea de ganar como sea, de pasar como sea. Porque están siempre agazapados esperándonos. No descansan. Se nos acusará de no saber jugar la Copa y otros males, mientras levantan las banderas de no jugar a nada y pasar.

Nosotros tenemos que seguir enfocados, sabiendo que de nuestro trabajo en la cancha dependerá gran parte de nuestro destino, si es que no nos perjudican, como sucede últimamente. Así lo siento en el intercambio que propongo en holarivernl@clarin.com.ar, que cada día me acompaña a seguir enchufado a través de sus experiencias y opiniones. Por ejemplo, Sebastián me contó que se desplomó en la San Martín Alta cuando terminó el partido, totalmente agotado. O Ángel que cuando llegó a la casa se tomó la presión y tenía 160/90 alta, estilo River de Micho… Claudio banca al técnico y a sus decisiones, aunque lo ve perseguido por los medios. Tere, abanderada de las chicas, que arrancó yendo a la cancha con el papá y ahora va con su hija.

Gracias a todos, los que menciono, los que contesto y los que leo. Creo que ya se van dando cuenta de que disfruto del ida y vuelta que compartimos.

Vamos todos unidos, vamos: no nos quedemos.

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Que gordo bello, lo han desterrado de los medios por intentar oponerse al aparato xeneixe (24 hs/7)

HOLA RIVER

Un ratito más de felicidad

Parece que molesta el crecimiento de River. No es bien recibido por algunos sectores. No tiene buena acogida. Qué podía esperarse… Para quienes estamos curtidos por esta serenata, como les comentaba los otros días, ya causa gracia.

Parece una escena de "Esperando la carroza". Yo remodelo la cancha, ellos dicen que van a remodelar la cancha. En el Monumental entran 85 mil, en la nueva Bombonera van a entrar 150 mil. Yo soy el más campeón del fútbol argentino, ellos cuentan campeonatos de bolita y suman 15 títulos en una temporada. Vamos a jugar la final de nuestras vidas y como la ganamos y ellos perdieron pasó a ser más importante el descenso o la final con Real Madrid. River muestra el crecimiento de socios, ellos dicen que tienen más y que nuestros números no son ciertos.

Por decoro y buenas costumbres, elijo no publicar la palabra que corresponde a un acto repetido en tantas oportunidades. Están muy… cómo decirlo, están muy acomplejados.

Los hechos son lo importante. Las palabras pasan. Las mentiras que dijeron durante tantos años ya no resisten el peso de una realidad vista por todos y que excede largamente la repercusión doméstica.

Así que ya saben. Cuidado con los números que vayamos a mostrar porque, si son exitosos, serán superados de inmediato por otros, sin importar el rigor de esas afirmaciones. Recuerdo cuando era chico que un compañero siempre necesitaba sentirse más. Era común en esa época hablar de las hazañas de un padre, un tío pescador o incluso un gol que uno hubiera hecho en el barrio. Si el padre de uno tenía un buen auto, el de este compañero tenía un auto mejor. Si la reunión familiar era de 14, en su familia eran 25. Si alguien había ganado una chica en el boliche, él había chapado dos. Y así con todo. Un día le encontraron el antídoto, sepan entender la época: otro amigo le dijo, “yo tengo un papá, si vos tenés dos nos vamos a las piñas…”. Generó las risas de todos.

Y ya está. Vamos a enfocarnos en lo verdaderamente trascendente. El martes a la noche solo estamos para River. Percibo en el ambiente riverplatense unas ganas tremendas de pasar la serie, como siempre, pero esta vez un poco más, dado el momento excepcionalmente feliz que estamos viviendo. Podría definir el clima previo a esta revancha de Octavos de final como una ilusión desbordante en medio de una aceptación de la dificultad. Nos tocó una Copa compleja, ya de entrada con el grupo. Encima, bien sabemos que la ventaja que sacamos en la ida es importante pero no decisiva. Si tenemos en cuenta que nos cuesta cuando somos visitantes, claramente la serie contra el Inter de Chacho significa un enorme desafío.

River tendrá que dar un plus afuera si quiere seguir en la Copa. Es así de concreto. Hasta ahora, perdimos en la altura. En Brasil, digamos que mostramos lo mejor y lo peor en el mismo partido, pero también nos enseñó lo peligroso que puede ser dar algún tipo de ventaja defensiva frente a un rival de ese país. El único punto lo sumamos en Perú y convengamos que resultó una actuación controversial porque tal vez merecimos más, pero Armani, que falló en el gol de ellos, también nos salvó de la derrota al final.

Es imposible abstraerse en el análisis del efecto Monumental. Hoy la cancha de River está jugando fuertemente en la moral de la tropa propia y también en la de los rivales, como quedó de manifiesto en cada una de las opiniones de los visitantes coperos que han padecido y admirado el clima de 85 mil fieras embravecidas empujando a nuestro equipo. Eso no estará en Porto Alegre. Allá, las fuerzas para pelear en los momentos adversos del partido habrá que buscarlas en el interior del propio grupo que estará defendiendo los colores.

Contra todo lo que dicen los malintencionados, no me gusta que me dirijan uruguayos. Para mí, son enemigos. Empezando por Cunha, un árbitro al que estudié mucho en la inolvidable Copa 2018. Ya nos había perjudicado en la semi con Lanús desde el VAR; ahí empecé a prestarle atención. Ayudó a los bosteros a pasar la serie contra Cruzeiro y nos bombeó tremendamente en la final de Madrid. Trató de disimular un poco en el alargue, pero cuando nos pusimos arriba volvió a cobrar todo para ellos, incluyendo el permiso para hacer lo que quisieran, que propició muchos de los arrebatos finales.

Ostojich, tampoco quiero que nos dirija nunca más. Lo que hizo en la semi con Palmeiras no resiste ningún análisis. Dirigió con la orden de que River no se clasificara a la final. Fue el mismo que nos dirigió contra Flu allá y echó a González Pirez por nada, mientras lo dejó hacer a piacere a Felipe Melo. En fin, el nivel de perjuicio arbitral con el que viene siendo castigado River en los últimos años nos privó de ganar dos copas más y de seguir peleando la última, con el gol de Matías Suárez contra Vélez descaradamente anulado por una mano que no existió.

Yendo a la famosa semi con Lanús, recordé algo que cada vez que llegan estas fechas cobra sentido. Esa Copa con Alario y Driussi la ganábamos. Ese equipo estaba en un nivel superlativo. Imparable. Con los refuerzos de jerarquía que habíamos traído, realmente estaba dos goles arriba del resto, que es lo que se necesita para ponerse a salvo de todos estos temitas arbitrales.

En estos días, parece que Beltrán se despide después de esta serie y al rato dicen que sigue un poco más. No sé, me enferma un poco ir participando minuto a minuto del vaivén de las negociaciones o de lo que se publica en las redes sobre negociaciones que, finalmente, no sabemos fehacientemente si ocurren o no. La sensación es que debemos resignarnos a que esta clase de chicos que tienen un crecimiento tan fuerte en tan breve lapso se vayan casi en el mismo momento en que se convierten en piezas importantes del equipo.

Es absurdo. Injusto y doloroso. Pero es viejo y conocido. Son las reglas del mercado del fútbol. Somos un fútbol vendedor y cuando tenemos un jugador joven que se destaca empieza a ser una alegría y un problema. No hay mejor ejemplo de la remanida frase que dice: la felicidad dura poco y son solo momentos que hay que saber disfrutar. Se fue Julián, se fue Enzo, se nos va (o está por irse) Beltrán, como se han ido tantos. Para ver la parte positiva, digamos que muchos de los que alguna vez se fueron ahora quieren volver, caso Pity, Funes Mori, Lanzini. Es justo reconocerlo porque, en tal caso, hablamos de un círculo virtuoso. Hubo una época en la que no quería volver nadie o a los que querían volver les ponían trabas injustificables.

Quiero agradecer a quienes escriben a holarivernl@clarin.com.ar con tanto cariño y contándome sus historias. El amigo César está tan feliz que hasta me invita a un asado en Baradero, un audaz, le gusta el alto riesgo jaja. Son varios los que invitan asado, guarda que en cualquier momento armamos algo. El querido Eduardo se olvidó de los achaques y del asma que le vino de grande, se dejó vencer por la emoción del Monumental y se prendió a cantar y saltar como en sus años mozos… Todavía le duelen hasta las uñas. Héctor manifiesta con claridad conceptual su optimismo total para la revancha y Gustavo sugiere un saludo que identifique a los hinchas de River en todo el mundo. Propongo que sea la seña de la banda cruzando el pecho desde el corazón.

Vamos muchachos. A estar concentrados. A mandarle la mejor energía al equipo. Todo sirve. Ojalá podamos sostener esta ilusión, esta alegría.

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HOLA RIVER

Un golpe durísimo

Cuando las cosas no salen como uno quiere o salen mal, hay que tener más templanza y serenidad. La fácil es entrar a tirar tiros y sacarse la bronca con frases dolorosas y rimbombantes que no suman. No es momento esta nota para las grandes definiciones, ni tampoco para ser demasiado concluyentes porque el fútbol tiene estas cosas.

Los mismos que pedían que Solari fuera titular por Nacho ahora dirán por qué no jugó un referente como Nacho de entrada. No hay que dar demasiadas vueltas al respecto. Perdimos por penales, como nos suele pasar lamentablemente**, una serie que siempre fue difícil y en la que no hicimos rendir nuestro momento en el resultado**.

Sí, debemos aceptar que no dimos el plus que se necesitaba para pasar en una serie como ésta y que nos vamos de la Copa en forma prematura. Muy temprano para las posibilidades del equipo. Ya está dicho que en la ida el resultado fue corto. Ante esa situación, teníamos que mostrar una presencia y una postura en Porto Alegre que no pudimos mostrar. El peso del partido lo llevó Inter y lo de River fue la resistencia.

En algún punto hubo cierta familiaridad con lo que le viene pasando a este equipo como visitante y lo que nos pasó históricamente en la Copa. Brasil nunca nos resultó fácil y saber jugar sin la pelota tampoco. Era complejo el tema, porque la primera ronda nos había mostrado que tampoco podíamos ir a buscar locamente el ataque fuera de casa. En este caso, fuimos demasiado pasivos y nos olvidamos de lo fuertes que somos a partir de la pelota, de la confianza que vamos ganando con circulación y juego asociado. Ni muy muy, ni tan tan. El equilibrio, algo muy fácil de decir y muy difícil de conseguir.

Con volantes más pendientes de correr a los adversarios que mostrarse cuando un compañero tenía la pelota nos costó tenerla. Cuando a un equipo diseñado para jugar lo ponés a marcar, pasa lo qué pasó anoche. Ya lo vimos tantas veces… Pero bueno, la experiencia en el fútbol es intransferible. Este River tiene que ser dueño de la pelota si quiere ganar. No sabe jugar a otra cosa. Entonces te queda el partido para el esfuerzo y el remo, remar y remar para aguantar. Sostener eso no es para nosotros, no nos sale, no nos salió nunca.

Otro cantar es el tema de la repetida fragilidad defensiva en pelota parada y las señales que nos fue dando el partido que no leímos a tiempo. Lo primero es un tema que viene del glorioso ciclo anterior y puede tener que ver con la elección de los jugadores: son pocos los vigorosos en la disputa aérea. Los tres goles de Inter en la serie son por esa vía. Lo segundo ya habla de otra cosa. El baile que nos pegó Valencia a espaldas de Casco en el ST tardó demasiado en ser observado y modificado.

También me pareció que llegamos a los penales de casualidad. Hubo una reacción anímica, es cierto y hay que reconocerlo, pero el gol que nos dio la esperanza llegó del modo menos esperado. A partir de ahí volvimos a entrar en esa locura con la que podés ganar o perder todo en una jugada. Resultó un final desquiciado. Y ya está.

Lamentablemente, no pudimos hacer los retoques en defensa que el equipo necesitaba para afrontar los Octavos de final. Ya habíamos avisado que el calendario de Conmebol ponía esta serie en una fecha incómoda, apenas después del campeonato y sin tiempo de aclimatación para las incorporaciones. También hay que reconocer que fue nuestra decisión. Funes Mori, evidentemente, no estaba para jugar y Lanzini vio el partido desde un palco porque llegó recién ahora. Apenas unos minutos de Colidio como único refuerzo de un plantel que hoy, más que nunca, habrá que analizar minuciosamente para hacer una fuerte reducción necesaria desde hace tiempo.

No es fácil la Copa, queridos amigos. Tiene estas cosas. Nosotros somos un equipo que perdonamos mucho y afuera te castigan. Armani tapó un par, pero nada que ver con lo que hizo Rochet en el Monumental. Para no sufrir eso, tenés que estar muy arriba del adversario. No fue el caso.

Después el tema de los penales. La verdad, hay que felicitar a los muchachos que patearon fenómeno. Solari no tuvo la culpa de que el piso alrededor del punto penal estuviera inestable ya a esa altura del partido. Tampoco vi el doble golpe, pero bueno, tal vez existió. Bien sabemos que un penal con doble golpe no vale, salvo que patee Palermo. Es tan claro: pasan los años y sigue habiendo ejemplos de que toda la historia hicieron lo mismo. Por supuesto, dirán que la Conmebol nos benefició y esas cosas. Como siempre, a lo largo de la historia mentirán, mentirán y mentirán. Ya hablamos en estos días al respecto.

Lamentablemente, Armani no pudo atajar ningún penal. Nunca fue su fuerte y tampoco me voy a sumar a los que lo critican diciendo que el único que atajó fue el que no debió atajar. Sí, está claro que debe seguir trabajando en ese rubro porque ayer si atajaba alguno, tal vez lo hacían patear de vuelta: en varios me pareció que tenía los dos pies adelante de la línea al momento del impacto.

Así también es la Copa. Pese a una noche mala, si tenés un poco de suerte en los penales, igual podés pasar. Bien sabemos que la diosa fortuna nos da la espalda históricamente en este tipo de definiciones.

En fin amigos, debemos aceptar la derrota y tratar de sacar conclusiones. Como siempre, en la buenas y en las malas, recibo sus comentarios en holarivernl@clarin.com.ar con las mismas ganas de intercambiar opiniones y experiencias. Teníamos una gran ilusión que no pudo ser. El golpe es durísimo. La única que queda es seguir trabajando para mejorar, con humildad, sin marearnos por un campeonato y sabiendo que para ser competitivos a nivel internacional nos falta.

Recontra tibio como siempre…

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Como en los 2000
Es tan todo 2000

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No solo los 2000, los 90s fueron así también eh.

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y capaz que hasta ya empezo a recibir los sobres como con Aguilar, cuando decimos que volvimos al 2000 es algo tan literal que da MIEDO; miren que en el 2011 descendimos…

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Que gordo hijo de puta, otro más que se vende por unos sopes.

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A mí me parece bien lo que escribió, quizás debió pegarle un poco más al DT, pero también dice;
El baile que nos pegó Valencia a espaldas de Casco en el ST tardó demasiado en ser observado y modificado.

Creo que livianamente o gentilmente dice lo que pensamos, ya que menciona lo de Armani y los penales. Y da a entender que faltan defensores, que queda a la vista por la pelota parada.

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pero debió ser mas duro con las palabras, no podes ser tibio.

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Muy tibio y contemplativo, esa mierda del “hay que serenarse” no me gusta nada. Porque ese método le da lugar a que siga la falopa y no haya una decisión fuerte, algo que necesita este club hace tiempo.

Farinella elogió hasta el hartazgo este equipo y DT, que claramente no lo merecían.
Se necesita a un Farinella que critique los errores evidentes y no que tire frases de autoayuda.

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Sabes q pasa? De alguna manera tenes q rebuscartelas para criticar de manera maquillada, porque si sos duro y lo expresara como queremos todos despues no te dejan entrar al club y te borran de todos lados.

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Siempre hay que tomar decisiones en frio, y comentar en frio. Ese es su laburo. Para lo otros tenes a Frankucho.

En los 90 ganamos una al menos.

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tampoco pido que arranque a las puteadas como nosotros en el foro, pero debería marcar mas los errores y además muy puntuales y recurrentes del DT que ya no es cuestión de inexperiencia, todos los partidos hace las mismas cagadas, es boludo, no esta capacitado como DT.

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Solo acá pueden tener de ídolo a este gordo aguilarista de mierda

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Las eliminaciones con Racing y Vasco si que son insolitas. Entre 99-2003 nos ibamos con puras goleadas de visitante por jugar con centrales tiernitos y sin arquero.

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