El desafío de octubre
La campaña electoral ingresa en su último y decisivo mes. Por parte del kirchnerismo y de los principales bloques de la oposición, es muy clara la tentativa de urdir una polarización electoral en beneficio propio. Una expresión de ello ha sido el armado de los debates políticos televisivos de candidatos y economistas en el estratégico distrito de la Capital, donde el PRO, Unen y el FpV le están imponiendo un veto al Frente de Izquierda, la cuarta fuerza. La tentativa de polarizar se advierte, también, en los cruces verbales que se desarrollan en la provincia de Buenos Aires -en este caso, entre los K y Massa. Con toda seguridad, esta tendencia querrá ser reforzada en las cuatro semanas que faltan para el 27 de octubre.
Por el otro lado, la marcha de la crisis política y económica pone de manifiesto el carácter artificial de estos antagonismos. En este plano, el hecho más contundente ha sido la votación de la apertura del canje de deuda por parte del PRO, el kirchnerismo, Massa y la mayor parte del Unen. Las críticas opositoras al Presupuesto 2014 son otro fuego de artificio: denuncian el “dibujo”, pero comparten su orientación estratégica, que es asegurar el pago de los compromisos de deuda, así como las nuevas hipotecas que surgirán de la negociación en curso con los fondos buitre, las privatizadas (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversores -Ciadi) y, probablemente, los acreedores del Club de París. Delatando esa orientación común, los diputados opositores contribuyeron al quórum para la aprobación del Presupuesto y la “emergencia económica”, que asegurarán el “pago serial” de la deuda.
El carácter ficticio de la tentativa de polarización se advierte también en el esfuerzo kirchnerista por adoptar la agenda de sus opositores derechistas, con la intención de recuperar el respaldo de los “titulares” -la burguesía nacional que apoyó a los K durante una década. El acuerdo con Chevron ha sido sólo el disparador de nuevos pactos con monopolios petroleros, como acaba de ocurrir con la Dow. En el plano político, el nombramiento de Granados refuerza la tendencia a depositar el manejo de la “seguridad” en los barones del conurbano, quienes son los principales articuladores del vínculo entre los aparatos policiales y el delito organizado. En verdad, el interregno entre las dos campañas electorales ha terminado de sentenciar la demolición del progresismo K.
Nuestra campaña
La tentativa de polarización no es ajena al progreso electoral del Frente de Izquierda, si tenemos en cuenta que en numerosos distritos ocupamos el tercer o cuarto lugar. A nadie se le escapa que, en las vísperas de una crisis de fondo, una bancada de izquierda llevará al Congreso la cuestión crucial de quién paga esa crisis, cuando los bloques que hoy se disputan la elección sólo tendrán como respuesta una brusca devaluación, un aumento de tarifas y un ajuste contra todos los gastos sociales. Es muy claro, entonces, que una votación sólida del Frente de Izquierda actuará como una fuerte advertencia a los “ajustadores”.
Para quebrar el intento de bloquear nuestro ascenso, tenemos dos recursos fundamentales. En primer lugar, elevar la calidad y el alcance de nuestros planteamientos políticos, caracterizando la crisis actual y oponiéndole un programa y una salida que parta del rescate de las principales reivindicaciones obreras. Con ese propósito, en el Frente de Izquierda hemos acordado un “Manifiesto político – electoral”, el cual implica un salto de calidad en la comprensión de la etapa política, de las tareas y planteos que se desprenden de ella. El otro recurso, sin duda, es el vigor que podamos desplegar en estas cuatro semanas, a través de una intensa agitaciones en las concentraciones obreras y juveniles; en la lucha por la conquista personal del voto, en charlas, reuniones y recorridas; en la organización de una vasta red de fiscales, que sirva también para irradiar el voto al Frente de Izquierda más allá de sus alcances actuales. La campaña es también el escenario de una vigorosa intervención popular, que se manifiesta en intensas luchas obreras -como la de la gráfica Impresores; de la movilización de la juventud secundaria de la Capital contra los planes antieducativos de Macri y los K; en las gigantescas rebeliones de la juventud universitaria de Tucumán y La Rioja, o las marchas que sirvieron de marco a un nuevo aniversario de la desaparición de Jorge Julio López.
Los spots del Frente, que comenzaremos a difundir en pocos días, destacarán la votación lograda y llamarán a extenderla en base a la agenda que hemos levantado en la primera fase de esta lucha electoral -el salario, el 82% móvil, la lucha contra la precarización laboral y la abolición definitiva del impuesto al salario, la lucha por la expulsión de la burocracia sindical y por la recuperación de los sindicatos.
El 20 de octubre, la movilización por el tercer aniversario del crimen de nuestro compañero Mariano Ferreyra colocará en las calles este programa, que es completamente ajeno a quienes gobiernan o gobernaron a cuenta de los precarizadores.
Así será el “octubre” del Frente de Izquierda.
El desafío de octubre : Prensa Obrera 1287 – 26/09/13