Florentina Gómez Miranda estaba atravesando su año de vida numero 100, que iba a cumplir el 14 de febrero de 2012 cuando se encontró con la muerte: no se sorprendió, creo, porque a esa edad ya a nadie la sorprende llegar al final del camino. Pero su muerte nos sorprende a nosotros, que ya nos habíamos hecho la idea de una Florentina vital, presente en cada acto del partido, en cada convocatoria cívica en defensa de la república, de las instituciones de la democracia, de los derechos de los ciudadanos.
Será extraño no verla, aunque su presencia se mantendrá incólume orientando la acción de todo radical. Fue Florentina un ejemplo de trabajo, militancia, dedicación y compromiso: en una palabra, Florentina es lucha. Lucha por la igualdad habiendo nacido en un mundo donde ser mujer era cargar con un peso para insertarse en la vida pública, lucha en un país de cultura autoritaria para hacer oir su voz, su reclamo, su reivindicación.
La democracia recuperada le dio a Florentina el lugar que ella se merecía, y ella le dio a la naciente libertad leyes fundamentales para la modernización de la sociedad como la de Patria potestad compartida, Divorcio vincular e Igualdad de los hijos extramatrimoniales, entre los más de 150 proyectos que presentara, con los que -sin duda- se ganó un lugar en la historia.
Pero ella, que asumió la rebeldía y el inconformismo como la mejor manera de defender la vida, no quiso quedarse en el bronce que al fin y al cabo es inmóvil. Mujer de la política, hizo política hasta hoy. Y la seguirá haciendo con su ejemplo proyectado en todos nosotros.
Hoy Florentina se enciende como un nuevo faro para los ciudadanos. Como Alem, Irigoyen, Illia y Alfonsín.
Y una vergüenza la actitud de Ricardo Alfonsín. Lo apoyó a Macri que tiene un procesamiento firme dictado por la justicia y le pide la renuncia a Zaffaroni. Un poco de coherencia! Si le quedaba algún voto progresista confundido, ya lo perdió definitivamente.
Encima no se ponen de acuerdo en nada. Gil Lavedra declara con prudencia y Alfonsín pide que dé un paso al costado sin que haya procesamiento alguno. Son un chiste.