[b]Sayaka Deluxe[/b] cierra las puertas ocho años después de su apertura y se despide definitivamente de la escena nocturna capitalina el sábado 31 de enero a partir de las 10:00 p.m. con una fiesta que tendrá como nombre El FIN, es solo el comienzo.
La rumba será en la Cra. 15 # 93B-18 y la boleta tiene un valor de $25,000 y será hasta las 3:00 a.m. Esta será la despedida oficial donde seguramente llegarán aquellos que vivieron los años “mozos” del bar de luz neón otrora y de fachada blanca.
“El miedo no es una buena forma de vida”
Para muchos esta frase es sólo eso, una frase; para otros fue la primera camiseta que regaló [b]Sayaka [/b]a sus clientes más frecuentes. El 17 de mayo de 2001 se abrió en la 80 con 11 un bar con una propuesta novedosa que marcó la diferencia en la rumba bogotana. El espacio blanco con una luz de neón azul hacía que la noche fuera clara y que todos se vieran a lo largo de la fiesta. La recolección de clásicos para ‘planchar’ después de media noche era, en ese momento, de las cosas más extrañas y atractivas que pasaban en las fiestas de esta fría ciudad.
Todos esperaban que fuera la 1:00 a.m. para que sonara la reconocida canción Yo te quiero dar de La Mosca para que los chicos se pararan en la barra sin camisa y bañaran a las personas con champaña. El secreto mejor guardado era poner todas las que ellas se sabían para que ellos se tuvieran que quedar y pedir otra botella. Con Mío de Paulina Rubio, El potpurrí de Pandora y Yo no te pido la luna de Daniela Romo entre otros clásicos hacían sudar hasta las paredes y con las ventajas que tenían los clubes privados, la fiesta era hasta el amanecer.
Cómo olvidar en Cartagena, La fiesta en el Yate que nunca fue y, sin embargo, la gente hablaba de lo buena que estuvo; la única mujer que trabajó en la primera barra de Sayaka, Valentina Lizcano, también se quitó la camisa; los que fueron al aniversario y creyeron que La Mosca era un travesti más…
Los aniversarios de Sayaka fueron, tal vez, una de las fiestas más completas en esos años en los que pasaban. Artistas como Fonseca y La Mosca en la tarima de Theatrón. Y era cierto, para el segundo aniversario todos los bares empezaron a ser blancos y a poner la misma música que se oía en ‘las puertas del cielo’ (traducción de la palabra japonesa Sayaka).
Con el tiempo, la rumba en la capital se uniformó y las largas filas de Sayaka fueron siendo reemplazadas por noches vacías. Aún así la entrada era exclusiva, no importaba si no había nadie adentro, el filtro era impecable, las mujeres hermosas seguían adornando el lugar como ángeles.
En septiembre de 2002 los creadores decidieron cerrar. Unos meses después, enviaron una invitación con un cd doble (de 10:00 p.m. a 1:00 a.m. y de 1:00 a.m. a 4:00 a.m.) que contenía los éxitos que identificaron a este bar y que además venía con una cartita de agradecimiento a todos los que habían estado en este paraíso. Ésta comunicaba la segunda temporada y la remodelación de Sayaka.
Este proceso de abrir y reinventarse lo intentaron años después en la 15 con 93b, en un sitio gigante con un corazón en el medio y mucha clase. Pero perdió la esencia, era el turno de otra generación, nueva música y chicas en la barra.