Un tipo que saca al pueblo de una monarquía impuesta por países de occidente, es un revolucionario, el se define como revolucionario. De echo los primeras dos décadas de su gobierno son bastante buenas, los saca de una monarquía, expulsa las bases militares, nacionaliza las industrias petroleras, impone una educación publica, una salud publica para todos, construye un canal bastante importante en áfrica para que llegue agua potable a muchas aéreas que no llegaba. Ahora el tema como todo tirano son la perduración eterna en el poder y encima sus mutaciones políticas, y buena ya entrando en las políticas extremas que imponía en su libro verde, como el echo de que no haya un partido opositor, a los chorros le cortan las manos, la intervención del estado en toda empresa, la imposición del islam y la poca libertad de culto de otras religiones, las iglesias las transformaban en mezquitas, discriminación a las mujeres,confiscación de tierras a italianos y judíos para su cultivo y lo mas agravante es su puntuario de atentados.
Jajaja buen, cualquiera se puede autoproclamar muchisimas cosas, pero son puras subjetividades. Te repito depende desde que punto de vista lo veas y de lo que vos consideres “Revolucion”. Tambien hay que destacar que no todas las Revoluciones son positivas o no todas las Revoluciones terminan de ser revoluciones, no se si me explico; no todas las consideradas revoluciones cambian por completo a la sociedad o cambian el paradigma.
Puede que haya llevado a cabo politicas revolucionarias y que se pueda considerar un “revolucionario”, pero en otros terminos se quedo en el tiempo y esas politicas revolucionarias se vieron opacadas con otras politicas retrogradas y conservadoras. Por lo tanto, no fue un revolucionario.
La suerte del régimen libio está echada. A estas horas la única cuestión pendiente es el destino de Muammar Gadafi: ¿se rendirá o luchará hasta el fin?, ¿será Allende o Noriega?, ¿vivo o muerto? y, si vivo, ¿qué le espera? El exilio es altamente improbable: no tiene quien lo reciba y, además, su inmensa fortuna, depositada en bancos de Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia está bloqueada. Lo más probable será que siga la suerte de … (clic abajo en Más información)Slobodan Milosevic y termine enfrentando las acusaciones del Tribunal Penal Internacional, que lo acusará por genocida al haber ordenado a sus tropas que disparen contra de su pueblo. Haciendo gala de una obscena doble moral, el TPI va a acoger una petición de un país, Estados Unidos, que no sólo no ha firmado el tratado y que no le reconoce jurisdicción sobre sus nacionales sino que lanzó una pertinaz campaña en contra del mismo obligando más de un centenar de países de la periferia capitalista a renunciar a su derecho a denunciar ante el TPI a ciudadanos norteamericanos responsables de violaciones semejantes -o peores- que las perpetradas por Gadafi. Una infamia más de un supuesto “orden mundial” que se está cayendo en pedazos gracias a los continuos atropellos de las grandes potencias. Y una lección para todos aquellos que confían –como en su momento lo hizo la Argentina de los noventas- en que consintiendo las “relaciones carnales” con el imperialismo se gozaría para siempre de su protección. Craso error, como se comprobó en el derrumbe de la Convertibilidad y como hoy lo experimenta en carne propia Gadafi, atónito ante la ingratitud de aquellos de quienes se había convertido en obediente peón.[CENTER] [/CENTER]
Siendo esto así, ¿por qué Obama, Cameron, Sarkozy y Berlusconi le soltaron la mano? En primer lugar, por oportunismo. Esos gobiernos, que se habían alineado incondicionalmente con Mubarak en Egipto durante décadas, cometieron el error de subestimar el fervor insurreccional que conmovía a Egipto. Cuando cambiaron de bando, dejando en la estacada a su gendarme regional, su desprestigio ante la revolución democrática se hizo ostensible e irreparable. En Libia tuvieron la ocasión de reparar ese mal paso, facilitado por la brutal represión que Gadafi descargó en las primeras semanas de la revuelta. Esto ofreció el pretexto que estaban buscando para desencadenar la no menos brutal intervención militar de la OTAN -con su funesta secuela de víctimas civiles producto de los “daños colaterales” de sus “bombas inteligentes”- y, por otro lado, dando pie al inicio de las actuaciones del TPI a cuyo fiscal general ni por asomo se le ocurriría citar al comandante de la OTAN para rendir cuentas ante crímenes tanto o más monstruosos que los perpetrados por el régimen libio.
En una entrevista reciente Samir Amin manifestó que toda la operación montada en contra de Gadafi no tiene que ver con el petróleo porque las potencias imperialista ya lo tienen en sus manos. Su objetivo es otro, y esta es la segunda razón de la invasión: “establecer el Africom (el Comando Militar de Estados Unidos para África) actualmente con sede en Stuttgart, Alemania, dado que los países africanos, no importa lo que se piense de ellos, se negaron a aceptar su radicación en África.” Lo que requiere el imperialismo es establecer una cabeza de playa para lanzar sus operaciones militares en África. Hacerlo desde Alemania aparte de poco práctico es altamente irritativo, por no decir ridículo. Ahora tratarán de que el régimen lacayo que se instale en Trípoli acepte la amable “invitación” que seguramente le cursará la OTAN. De todos modos, el operativo no será para nada sencillo, entre otras cosas porque el Consejo Nacional de la Transición (CNT) es un precipitado altamente inestable y heterogéneo de fuerzas sociales y políticas débilmente unidos por la argamasa que sólo le proporciona su visceral rechazo a Gadafi, pese a que no son pocos quienes hasta hacía pocos meses se contaban entre sus más obsecuentes y serviles colaboradores. Hay fundadas sospechas para creer que el asesinato aún no aclarado del ex jefe militar de los rebeldes, Mohammed Fatah Younis, ex ministro del Interior de Khadafy y ex comandante de las fuerzas especiales libias, fue causado por un sector de los rebeldes en represalia por su actuación en el aplastamiento de una revuelta islamista en la década de los noventas. Otro ejemplo, no menos esclarecedor que el anterior, lo ofrece el mismísimo presidente del CNT. Según Amin, Mustafá Abdel Jalil es “un curioso demócrata: fue el juez que condenó a las enfermeras búlgaras a la muerte antes de ser promovido a Ministro de Justicia por Gaddafi," cargo en el que se desempeñó desde 2007 hasta 2011. El CNT, en suma, es un bloque reaccionario y oportunista, integrado por islamistas radicales, socialistas " (estilo Zapatero o Tony Blair"), nacionalistas (sin nación, porque Libia no lo es) y, como señala el analista internacional Juan G. Tokatlian, “bandidos, empresarios, guerrilleros y ex militares” para ni hablar del faccionalismo tribal y étnico que ha marcado desde siempre la historia de ese territorio sin nación que es Libia. Por eso no existen demasiadas razones para suponer que el CNT inaugurará un período democrático. Sus miembros no tienen mejores credenciales que Gadaffi y pesa sobre ellos la irredimible infamia de haber invitado a las potencias imperialistas a bombardear sus ciudades y aldeas para viabilizar su derrocamiento. Por eso, lo más probable es que una vez derrotado el régimen las sangrientas luchas intestinas y la ingobernabilidad resultante tornen inevitable para las potencias imperialistas entrar en otro pantano, como Irak y Afganistán, para establecer un mínimo de orden que permita organizar su rapiña. Desgraciadamente, lo que le espera a Libia no es la democracia sino un turbulento protectorado europeo-norteamericano y, como dijera Winston Churchill de su país en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, sangre, sudor y lágrimas.
Je no me gusto ni un poquito el texto de atilo, ni critica a Gadaffi ni la doble moral de Medvedev
El dictador libio, Muamar el Gadafi, se ha quedado sin amigos. El Kremlin le ha dado la espalda. Rusia apoyó las sanciones -embargo de armas- aprobadas a finales de febrero por la ONU, le cerró las puertas a un posible exilio en su territorio, le calificó de “cadáver político” y se abstuvo en la votación para establecer una zona de exclusión aérea. Esa abstención no puede interpretarse más que como una luz verde a un más que probable cambio de régimen en el país norteafricano.
Desde que Dmitri Medvédev llegó al poder al Kremlin en mayo de 2008, se acabaron los tiempos en los que Rusia apoyaba a dictadores, cerraba los ojos antes las matanzas de civiles inocentes (Uzbekistán o Birmania) y hacía oídos sordos ante los llamamientos occidentales a apoyar resoluciones en el seno del Consejo de Seguridad para intervenir en países con regímenes autoritarios.
Digamos que Medvédev le ha dado un “rostro humano” a la política exterior rusa, como Mijaíl Gorbachov hizo un cuarto de siglo antes con el socialismo. Ahora ya no se trata de defender los intereses nacionales a toda costa, independientemente de que eso signifique respaldar abiertamente la violación de los derechos humanos como ocurría cuando Vladímir Putin era el inquilino del Kremlin.
Medvédev no lo ha tenido fácil, ya que figuras prominentes del Gobierno y de la Cancillería rusas no comparten sus posturas en materia diplomática, pues las consideran condescendientes con Occidente. Poco importa. El líder ruso ha dejado claro que es él quien marca la política exterior. Por si hubiera alguna duda, destituyó hace unos días al embajador ruso en Trípoli por no seguir al pie de la letra sus directrices.
Ni corto ni perezoso, el todopoderoso primer ministro ruso, Vladímir Putin, parafraseó el lunes al propio Gadafi al asegurar que la operación aérea lanzada contra Libia recordaba a las “Cruzadas”, al tiempo que calificó de “errónea” la resolución 1973 de la ONU ya que “lo permite todo”. “Lo que me preocupa no es el hecho de la intervención militar. Estoy preocupado por la facilidad con la que se toman las decisiones de recurrir a la fuerza en los asuntos internacionales.
Ahora le ha tocado a Libia bajo el pretexto de proteger a la población pacífica.
Pero en los ataque son precisamente los civiles los que mueren. ¿Dónde está la lógica y la conciencia?”, apuntó.
Medvédev, protagonista del reinicio de las relaciones con EEUU y la OTAN, no tuvo reparos en tachar de “inaceptable” tal declaración y subrayó que fue él mismo quien instruyó a la Cancillería para que no ejerciera el derecho de veto en el Consejo de Seguridad. “La resolución refleja a grandes rasgos nuestra postura sobre lo que ocurre en Libia, aunque no plenamente. Por eso no utilizamos el derecho al veto”, dijo.
El Kremlin mantuvo una postura de convidado de piedra en relación con las revoluciones de Túnez y Egipto, pero no cometió el mismo error en el caso de Libia, donde tiene importantes intereses. Medvédev tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo dejó claro que apoyar dictadores para lograr suculentos contratos no entra dentro de la agenda política del Kremlin. Primero, aseguró que el uso por Gadafi de la fuerza militar contra su propio pueblo era “inadmisible” y que el dictador libio era un “cadáver político” que “no tiene cabida en el mundo civilizado moderno”. “No vamos a canjear la vida de la gente por armas”, aseguró a finales de febrero el Kremlin.
Además, Medvédev prohibió por decreto tanto el suministro de armamento al régimen libio -en cumplimiento con la resolución del Consejo de Seguridad, lo que supondrá para Moscú unas pérdidas de 4.000 millones de dólares- como la entrada en Rusia de Gadafi y los miembros de su familia y entorno, que tampoco podrán realizar operaciones bancarias. En cuanto a la zona de exclusión aérea, Moscú abogó en un principio por que fuera la Liga Árabe la que tomara la iniciativa y asumiera la responsabilidad en la decisión de establecer una zona de exclusión aérea. Dicho y hecho. Finalmente, fueron los árabes los que se dirigieron al Consejo de Seguridad. En ese momento, el Kremlin no podía sino dar su visto bueno, aunque fuera a través de la abstención, como hicieron China y Alemania.
Poco importa que ahora la Cancillería rusa critique el “indiscriminado uso de la fuerza” por parte de las potencias occidentales en Libia. La opinión que importa es la de Medvédev, que apoyó la “intervención humanitaria” en Libia, aunque también ha expresado su oposición a una invasión terrestre, aduciendo que eso propiciaría una “guerra civil” con implicaciones internacionales similares al conflicto de Irak. Esta postura es lógica y natural, teniendo en cuenta que Rusia ha sido señalada como uno de los futuros escenarios de revoluciones democráticas populares, como las acontecidas en el Magreb, pero también en Ucrania y Kirguistán (Revoluciones Naranja de 2004 y de los Tulipanes de 2005). Además, el Kremlin quiere incrementar su presencia en el mundo árabe y Oriente Medio, para lo que necesita reencarnar el papel de la URSS como contrapeso de EEUU.
Por una parte, Rusia no quiere apoyar abiertamente a un dictador, ya que podría quedarse con las manos vacías. Así ocurrió en Irak, cuando la petrolera Lukoil perdió lucrativos contratos tras la caída de Sadam Husein. Las nuevas autoridades iraquíes acusaron a los rusos de connivencia con el régimen autoritario, por lo que obligaron a Moscú a aceptar las nuevas condiciones contractuales, no tan ventajosas como antaño. Por otra parte, no quiere lavarse las manos y dejar que EEUU se haga con el control de la zona. Moscú es consciente de que Washington apoyó durante décadas a regímenes con dudosas credenciales democráticas en el mundo árabe y que parte de la población de la zona le guarda rencor por ello. Esta es una oportunidad que Rusia no puede desaprovechar. El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, se encuentra en estos momentos de gira por Egipto y Argelia, precisamente para expresar su visión sobre el futuro de la región.
Gadafi mantuvo uno estrecha relación con la Unión Soviética, país que visitó en tres ocasiones (1976, 1981 y 1986) y que tenía a varios miles de especialistas trabajando en el país norteafricano, pero las relaciones, como en muchos otros casos (Cuba o Vietnam), se paralizaron tras la caída de la URSS. El líder libio y Putin reactivaron los contactos al intercambiar visitas en 2008. En esas reuniones se acordó la venta a Trípoli de armamento ruso por valor de 2.000 millones de dólares, entre ellos cazas Su-35 y baterías antiaéreas S-300, mientras los pedidos ascendían a 4.000 millones. A su vez, Rusia está interesada en participar en el yacimiento de petróleo Elephant operado por el consorio italiano ENI. Justo antes del estallido de la rebelión, ambas partes acordaron la entrada en el proyecto de la compañía rusa GazpromNeft. Además, especialistas rusos tienden una línea férrea de 800 kilómetros en el desierto libio.
Ocurra lo que ocurra, con sus actos el Kremlin ya ha condenado a Gadafi, cuya legitimidad apenas nadie reconoce. El líder libio aseguró en una entrevista con el canal árabe de la televisión rusa que ahora la prioridad para Trípoli será hacer negocios con Rusia, China e India. No se equivoca, esos países están bien colocados para repartirse los recursos de Libia, pero ya no será él quien dirija la subasta. Cuando se van a cumplir 20 años de la caída de la URSS, Occidente, por fin empieza a ver en Rusia a un socio fiable.
Miguel Ángel Benedicto es Jefe de Internacional en Telemadrid
Si lo critica en forma bastante alevosa, como si el único que le diera la espalda a Gadaffi fuera los integrantes de la OTAN y Estados Unidos. Centra poco su discurso en todo el puntuario que tiene este hijo de puta.
Es muy pobre el análisis que hace, ahí falta Rusia, India y China. Los votos de abstinencia son como los de la Oposición, acá, se abstienen pero están de acuerdo y para tirar mierda dicen que están en contra. Además que en el caso de Rusia siempre tiene un fin comercial detrás con venta de armas.
En manos de quiénes va a estar Libia próximamente, y qué clase de Gobierno se va a establecer según vos? Porque a mí me parece bastante claro y evidente cuál es el punto central de la nota.
Los que son analistas políticos no están para hacer astrología sobre lo que va a pasar, sino para contarte la realidad y porque pasa. Medio Oriente como los países africanos son una caja de pandora, puede pasar de un Nasser a un Mubarak como si nada, de un imperialista como el Rey Iris a un revolucionario trasncochado como Gadaffi. En su ventaja Libia no tiene grupos tan poderosos como el Hezbolla en Siria o un grupo tan conflictivo del que tenga que preocuparse como los hermanos musulmanes en Egipto. Acá el que la hizo bien es Rusia, esta de acuerdo con la invasión pero puertas afuera te demuestra como que esta en contra. Ya instaló los acuerdos petroléros, y no tienen la mala fama que puede causar un italiano o estado unidense, ya se por sus bases militares en el pasado o por su rencor por ser colonia de ellos.
Osea que ni siquiera te animás a suponer que los rebeldes van a establecer una democracia libre e independiente de cualquier poder externo. Razón más que suficiente para empezar a especular, y más aún con los indicios y antecedentes que bien menciona la nota…
Todavía no empezó la transición de un gobierno a otro, ideológicamente no se que tienen en la cabeza los rebeldes. Y por último me parece un pueblo tan o mas inteligente que el Egipcio, con la ventaja de ser un país no tan grande y con pocos habitantes. Al no haber un partido opositor en 42 años no podes especular nada que va a pasar con los libios, mas que astrología y robo de recursos como menciona el loquito de Atilio. Pero yo quería que tire mierda contra Gadaffi, Estados UNidos, Otan y los rusitos :evil:
el saqueo consiste primero en instalar su supuesta democracia capitalista y luego poner con la mano al presidente que ellos quieran, así comenzarán a saquear todo
Nostradamus, el problema es la democracia capitalista que quieren imponer o el problema es el fracaso de un dictadura arabe socialista???Sera una democracia capitalista todo lo que quieras, pero el echo de haber distintos partidos los ayudara en un futuro a deshacerse de un eventual testaferro y poder armar un gobierno de unidad y elegido por ellos. No es facil que se organicen cuando son un estado joven y que ademas en 42 anos no tuvieron un solo partido mas que el de Gadaffi.
El fracaso es un grupo de mercenarios vendidos a la OTAN que quieren destruir el nacionalismo de Libia y así imponer sus políticas y saquearlo. Gaddafi quería una integración de Africa con un solo gobierno, una sola moneda y un solo pasaporte, fuera a cumplirse o no este anhelo él siempre contribuyó a una unidad para formar un bloque que pudiera resistirse al imperio. Pero esto no le conviene a EEUU y sus aliados.
El saqueo comenzó,como asi tambien los asesinatos y violaciones en Trípoli,a manos de los ¿“Libertadores”?.Una vez mas la OTAN a demostrado ser una banda de asesinos de civiles,entran con la excusa de proteger civiles y los terminan matando,como lo hicieron en Bosnia.
En los únicos dos lugares que quedo el pensamiento cavernicola de Nasser es en Siria y Libia. Creo que ni te lo tengo que preguntar como termino esto con la caida de la URSS, tu cuestiona miento lo podría hacer con con el mismo criterio no le convendría a Rusia y China una invasión por que son los países que le venden armamento