Va a haber de sobra apuestas a variaciones de tipo de cambio, de hecho va a haber una fiesta de “carry trade” en Argentina, tal como paso en Brasil, y en medio mundo emergente. Argentina tiene dadas las condiciones para repetir todos los errores que cometió Brasil en el período desde 2004 en adelante, y con creces.
Primero una etapa de inestabilidad cambiaria hasta que se acomode la cosa, donde va a haber contracción del consumo. Luego un largo período de estabilidad, cimentado no en factores estructurales de la economía, sino en especulación pura y dura: el proceso de “carry trade” donde los agentes se endeudan en moneda extranjera para comprar activos en moneda local, atraídos por la tasa alta (producto de un alto déficit fiscal) y por las expectativas de apreciación de la moneda. Este proceso especulativo se autosustenta, ya que la apreciación constante de la moneda ayuda a cumplir las metas de inflación, entonces los funcionarios se hacen los boludos.
En esos años de “bonanza”, parte de la industria es aniquilada por combinación de economía abierta y tipo de cambio bajo (dolar barato). El país supera su restricción externa a pesar del dolar barato gracias a las exportaciones agrícolas y a los ingresos de capitales especulativos, entonces nuevamente, todos los funcionarios se hacen los boludos.
Hasta que llega el día que la fiesta de endeudamiento se termina, porque el nivel de deuda publica es grande, hay que hacer un ajuste fiscal, y todo el proceso de desarme es muy doloroso, con fuertes devaluaciones, suba de la inflación, caída de la confianza, etc. El legado final de todo eso (8 años de fiesta populista de derecha) es una economía mucho mas primarizada que hoy, y mas alejados del camino al desarrollo.
---------- Mensaje unificado a las 10:24 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 09:56 ----------
La gente lo que voto es populismo. La gente vio que el modelo “populista de izquierda” se agoto, y ahora vota para que el “populismo de derecha” le mantenga inmunizado de la realidad. El problema lo tiene primero la gente, antes que los políticos. El argentino pretende vivir bien sin laburar, ergo vota gobiernos que le ofrecen espejos de colores, basados en políticas inconsistentes en el largo plazo y que no conducen a un sendero de desarrollo.