Conozco a Hayek de quien digo siempre que el texto “Camino a la servidumbre” es una obra cómica muy hilarante que me divierte leer de tanto en tanto, además de hacer abstracciones y reduccionismos infames cerrando grandes discusiones sin argumentos y por decreto del sentido común. También lo tengo a Say, pero quizás él sea un precursor y no esté tan asociado a los trabajos más recientes.
¿Vos en qué autores te basás? O mejor dicho, ¿cuáles son los que más te gustan?
Y sí, coincido en buena medida con el individualismo metodológico planteado por la escuela alemana de Berlín, como la metodología de Max Weber.
Me cuesta pensar al igual que vos el modelo pre 70 de una economía puramente nacional a frontera cerrada. Si se puede llamar “algo bueno” o “aporte” que pudo haber hecho a la situación la última dictadura militar es romper ese esquema y comenzar la regionalización de la producción e inclusive la firma de tratados a nivel regional y del Mercosur (aunque más orientado al descontrol financiero y privilegiando la circulación del capital antes que la producción y el trabajo) pueden ser bases, que lo son, para otro tipo de tratamiento en torno a la cuestión de la regionalización de la producción, es decir, traspolar el concepto de producción nacional al de producción regional como sucede por ejemplo entre Australia y Nueva Zelanda de manera virtuosa.
Por otra parte coincido y es por lo que más me intereso, en cuanto a la creación de una “burguesía nacional”, el gran sueño del peronismo, de generar una nueva cultura empresarial, con propiedad privada y acumulación de riqueza basado en la producción real y concreta (valor agregado). Precisamente es ahí donde se ve el interés y el fundamento de la dictadura militar, romper con esa noción de la producción nacional, desarticular la relación industria-Estado de la cual en Latam la industria nace y se consolida mientras el estado así la proteja, y romper los mecanismos regulatorios para insertar la globalización del capital, agilizar el dinamismo del flujo de capitales de manera desregulada para permitir la especulación financiera; en beneficio de unos pocos que en Argentina supieron ser un puñado de familias y empresas.
Además de soberanía energética y autoabestecimiento de la misma, sumo también los bienes de capital, fundamentalmente la metalmecánica, la producción de acero y hierro.