No se puede entender América Latina sin entender Cuba.
En 1898, se firma el Tratado de París, en el que se pone fin a la guerra entre EEUU y España. El resultado: Puerto Rico, Filipinas y Guam pasan a ser posesión de EEUU, pero no se logran poner de acuerdo con Cuba, puesto que la deuda externa ascendía a los 400M y EEUU no quería aceptarla en esas condiciones. España insistió en seguir la guerra de no tomar la isla, pero finalmente se decidió que España se haría cargo de la deuda y EEUU durante 4 años la administraría, formando luego un gobierno autónomo.
Durante todo el siglo XIX, los cubanos lucharon contra España y la primera mitad del siglo XX está signada por sucesivas intervenciones de EEUU para garantizar el comercio y el orden político. De allí, con más de siglo y medio de luchas constantes contra un agresor externo, se forja un fuerte sentimiento nacional de buscar una independencia real sin tutelas. En Cuba se evidencia con todo esplendor, las intenciones de Estados Unidos, que no son nada diferentes a las del monopolio español impuesto a toda Latinoamérica. Al igual que en el XIX, el siglo XX estaría signado por un actor sumamente inusual, la propia burguesía cubana aliada con el campesinado esclavo, devenido a proletario. Con el advenimiento del comunismo mundial, se crea en Cuba la primera federación obrera, el movimiento estudiantil, y un grupo de intelectuales que denunciarán los atropellos del gobierno cubano.
En 1933 Fulgencio Batista derroca al presidente y junto al Directorio Estudiantil, forman un gobierno de marcada estabilidad democrática con corte popular. De allí que Batista es el primero en transformarse en una esperanza para un país signado por una violenta dependencia, hacia un proceso más independiente. En 1940, se sanciona la nueva Constitución Nacional, de corte autónomo e independiente. Sin embargo, Cuba no logra capitalizar esos logros y rápidamente degenera en procesos de baja calidad democrática, represión y censura. Finalmente asume Batista y los planes para entregar Cuba a un grupo de inversores, para convertirlo en el casino y prostíbulo de EEUU.
En ese contexto, surge la revolución, una más de las tantas. Celebrada por todos, burgueses y proletarios por igual, apenas con sectores opositores oligárquicos cercanos a EEUU se oponían abandonando la isla. Sin ser abiertamente socialistas, la revolución comienza a tomar un rumbo sin retorno con la reforma agraria, tocando intereses de los burgueses que habían apoyado la revolución y de los Estados Unidos en el control del comercio y producción de la isla.
Es en este contexto, donde se evidencia el pensamiento neocolonial en la postura de EEUU en su intento de control sobre la isla. En la cuna del capitalismo, del liberalismo sin fronteras, de la libertad de expresión, mientras en realidad se opone a toda expresión comunista y marxista, la persecución de estudiantes e intelectuales en todos los países de América Latina en particular y del mundo en general, apoyando violentas dictaduras, imponiendo un modelo de negocios. Se hace extensivo incluso en la Europa de las dos post guerras, con un triángulo entre los aliados para que Alemania pague la guerra y que los aliados comercien exclusivamente con EEUU.
En 1960, en medio de un mundo bipolar, de una ocupación territorial y de dominación económica por parte de EEUU, es que Cuba se lanza al socialismo, y la URSS apoya la isla mediante el Comecon con apoyo financiero (en la década del ochenta, recibiría 6000M por año) demostrando que Rusia se puso la revolución al hombro.
En ese mismo año se pone en marcha el acto criminal más grande de la historia: el embargo que condena a Cuba a la miseria. Al principio excluía alimentos y medicamentos, pero en 1962 llegó a ser casi total.
No es ya una rencilla entre capitalistas y comunistas, porque ni con la caída del muro ni la desintegración de la URSS forzaron a que EEUU levante el embargo. En 1992, se establece por ley la prohibición mientras dure el Gobierno revolucionario y en 1996, se establece la prohibición de que los ciudadanos comercien directamente. Peor aún, en 1999 Bill Clinton estableció un embargo todavía más duro impidiendo que subsidiarias estadounidenses comercien con la isla. Se convierte así en la primera ley transnacional del mundo.
El embargo, una muestra de autoritarismo de EEUU sobre una pequeña islita, donde se acusan graves delitos de lesa humanidad desde un país en que los negros tenían que usar un colectivo y baño diferente en la década del 60, donde se invadieron naciones y apoyaron terribles dictaduras, Cuba se erige victoriosa al lograr sostenerse casi sin apoyo siendo un referente y ejemplo de resistencia para todos aquellos que buscan la verdadera libertad en contra del despotismo estadounidense. Con sus errores, con sus altibajos, de todas maneras Cuba es un país ejemplar en materia educativa, de sanidad pública y seguridad pública. Las limitaciones que ofrece el modelo socialista en Cuba se deben al fracaso de la unificación latinoamericana. El éxito de Cuba pende del hilo y sigue aún en la espera de la unidad de los países del sur para poder tener un modelo diferenciado de las imposiciones del capitalismo salvaje, abierto al mundo, con mayores expresiones de libertad civil, económica y política. Cuba como todos los países latinoamericanos, tiene un problema de consolidación nacional, de ser nación, Estado. El nacionalismo radical siempre ha sido una parte esencial de su cultura política, al igual que nosotros en Argentina, todavía esperamos esa transformación en clave nacional (la creación de una burguesía nacional que busque el desarrollo y no se entregue al capital financiero transnacional).
¿Cómo se puede defender la independencia nacional, la justicia social, los cambios en tu propio país, la reforma agraria contra un país que te agrede, te bloquea, y te lleva a vivir en un estado de excepción permanente?
En Cuba se ha hecho una línea de demarcación clara, entre quienes están a favor de la revolución y quienes están en contra. Los que están con la revolución tienen posibilidades abiertas y claras de intervenir en política y hacerse oír. Y los que no están con la revolución, están fuera del mapa político porque son enemigos de Cuba y tienen una pierna siempre del lado del imperialismo.
En todos los países latinoamericanos del continente que desde 1945, todos los intentos de defensa de la identidad nacional y las conquistas sociales son constantemente interrumpidas por golpes de Estado. En Cuba, no hay golpes de Estado sino una agresión permanente que se perpetúa no solamente desde el embargo financiero, económico y comercial, sino en agresión militar concreta e inclusive bacteriológica como la epidemia del Dengue hemorrágico de 1981 (siendo que a la fecha no hubo ni un solo caso más). Criminal.
¿Cuál es la gran utopía y frustración del siglo XX, la gran deuda pendiente?
Unir socialismo y democracia.
El problema real es que eso no se puede hacer al margen de la lucha del capitalismo y la revolución. Hay que unir socialismo como una sociedad alternativa al capitalismo y hacerlo por la vía democrática, mediante de las reglas liberales. La agresión constante a la que se ve forzada implica que depende justamente su destino de un nuevo orden mundial, social, pacífico que emane desde la interpretación latinoamericana, es decir, bajo la Unión de países latinoamericanos.