Escribo en Campo de Juego porque fue la tribuna que frecuenté desde hace años. Si quieren cambien a donde consideren correspondiente.
Es simple, ya no tengo nada que aportarle a este foro y este foro no tiene nada para aportarme a mí. Mi alma riverplatense no se siente a gusto frente a tanta catarata de odio desmedido ante todo lo que tenga que ver con River. Hasta nuestra Historia he tenido que defender ante propios. Afortunadamente no es la tónica del Universo River en sí, sino un particular proceso de retroalimentación que viene sufriendo este espacio hace tiempo, que otrora supo tener un elevado nivel de espíritu crítico, no de rencor enceguecido e irracional de corte autodestructivo.
Lo mejor es decir hasta luego, porque las cosas cambiarán, estoy seguro. Pero mientras tanto prefiero ser feliz siendo de River en otro lado.
Les mando un abrazo de corazón a los históricos contemporáneos míos (saben quiénes son), que por temor a olvidar alguno no lo nombro.
Simplemente me duele cada vez que entro, tomar la lanza y el escudo a enfrentarme a personas que parecieran enemigos. Es imposible así.
Me despido dejando dos elementos: en primer lugar esta reflexión: El ser humano es imperfecto. Y en tanto las instituciones están conformadas por seres humanos, estas contendrán también imperfecciones. La perfección utópica de una institución no puede ser condición para ser feliz en la misma, no puede ser condición para lograr apreciar algo bueno de la misma y valorarlo y potenciarlo. Lo imperfecto no se perfecciona con odio, agresión, insulto, destrucción. Sino con todo lo contrario, y eso “todo lo contrario” es lo que según mi parecer más escasea por aquí. Una pena.
Espero que esa forma de ser la apliquen sólo en River, y no en sus vidas en general, las que supongo no serán excelsas e impolutas, motivo por el cual no entiendo por qué exigen a los demás un nivel del que ustedes seguramente carecen. Quieran un poco más, amen un poco más, y verán como todo empieza a cambiar si todos apuntan a ese lado.
Pero en definitiva mi intención es decir que no nos vamos a poner de acuerdo, no que no tolero el desacuerdo (justamente la intolerancia que se respira por acá es insoportable), sino que no hay posibilidad de acuerdo.
Les pido perdón a los que no se identifican con mis interpretaciones, y terminan injustamente metidos en la misma bolsa. Acá hay gente muy inteligente que critica (para bien y para mal) de corazón y constructivamente, unos pocos, pero los hay.
De este foro fui parte de la gran inmigración que llegó hace años en una época en que el de LPM no andaba bien. Fui moderador (de ambos), muy a gusto, luego se me quitó ese honor por “cambios estructurales”, pero intenté seguir sintiéndolo mío al espacio. Hasta acá llegué.
El segundo ítem de esta despedida es compartir con ustedes un poema que escribí a propósito del ascenso de River:
[i]El país y el mundo te observan, River Plate.
Propios con un amor y devoción que ya no conocen techo ni límites;
Ajenos con inconfesable envidia y admiración.
Todos con los ojos bien puestos sobre los épicos vaivenes de tu Historia.
Todos deseando sobre ti el Bien o el Mal, según las virtudes de cada cual.
Todos viéndote caer una vez y resquebrajar las bases de todo.
Todos viéndote levantar curado del daño endógeno y exógeno.
Tus estructuras, de madera noble y sagrada y eterna te sostienen.
Enfrentaste con hidalguía miedos y fantasmas, por eso eres valiente.
Te pegaron, te insultaron, te escupieron. Te mataron. O eso creyeron.
Ahí estás otra vez, quién te ha visto y quien te ve, erigiéndote más fuerte que nunca.
Más que grande, indestructible. Más que grande, necesario. Para propios y ajenos.
Solo contra todos, solo contra ti mismo, solo, volviste.
Pero esta vez renovado, glorificado, comenzarás a a escribir
La segunda parte de tu Historia, en cuyas hojas quedará estampado
Que fuiste aún más temible, el más feroz, el Más Grande.[/i]
Perdonen si tantos elogios a River los hace sentir ofendidos.
Un abrazo de nuevo a mis queridos camaradas de corazón, que saben quiénes son y que de ninguna manera los incluyo en mi crítica previa. Nos volveremos a ver.