“Para sacarme la espina, hoy debería estar en lugar de Vega”
A diez meses del descenso, Juan Pablo Carrizo rompió el silencio: sus responsabilidades, las dudas acerca de una mano negra, la puerta que Passarella y Almeyda le cerraron, la fe en este equipo y una herida que nunca cerrará: “Fue como la pérdida de un ser querido”.
Pasaron 318 días de esa foto llena de lágrimas que se transformó en una de las tapas que quedarán en la historia de Olé . “River destrozado”, decía el título, y la imagen de Juan Pablo Carrizo resumía todo ese sentimiento de millones de hinchas. Pasaron 318 días hasta que el arquero decidió descoser sus labios y hablar públicamente. “Esta es la primera nota que doy porque me llamé a silencio. Creo que era lo mejor para respetar el dolor del hincha. No me importaba mi imagen ni nada. Yo estaba tranquilo con mi conciencia y quería hacer ese luto que seguirá estando”, cuenta con dolor y ya su voz, como cada vez que habla de aquellos momentos críticos, suena quebrada.
-¿Volviste a ver algún partido? -No, nunca más vi nada. Ya lo viví y eso es suficiente. Me alcanza y sobra. El descenso de River fue como la pérdida de un ser querido. No se olvida nunca.
-Tu imagen llorando en el medio del Monumental fue muy fuerte. ¿Se te aparece en tu cabeza? -Siempre. Lo que se vio ahí es la impotencia y el dolor que uno llevaba adentro. Fue el momento en el que nos declararon que no pudimos lograr lo que buscábamos. Esa imagen refleja lo que sentimos. No se finge un llanto, es todo lo que teníamos adentro.
-¿Cómo fueron los días siguientes al descenso? -Fue el momento más triste que me tocó en el fútbol. Yo nací en River, tengo sentimientos por el club… Deportivamente dejamos todo, no nos podemos reprochar algo como plantel. Nos bancamos 100 años de historia en ese momento crítico. La ficha te cae después, al tiempo, cuando empezás a verlo en la B. A mí, como jugador, me duele no haber logrado que esa tristeza no se produzca. El hincha fue el que más lo sufrió y lo sigue sufriendo. River tocó fondo en ese momento y hay que hacer como dijo el Mellizo Guillermo sobre Gimnasia: “Enterremos a los que le hicieron daño al club y miremos hacia adelante”. Eso debe hacer River: ir para adelante, para arriba, volver a la A y ser el mismo de siempre.
-¿Qué motivos encontraste para que se terminaran yendo a la B? -Es difícil. Yo puedo hablar deportivamente. En ese aspecto, dimos todo. Era un grupo con muchos jóvenes que entendieron el momento, la gente apoyó siempre… No encuentro motivos negativos al alcance del plantel o del entrenador. Y hay cosas que mejor estar callado. Hay una frase de José Larralde que me gusta mucho: “Mi alma sabe la verdad y mejor que esté callada”.
-Aunque se calle, tu alma sospecha de las consecuencias de la pelea Passarella-Grondona.
-Sospecha, no. No encuentro motivos claros… No sé si hay malas intenciones, si justo se equivocaron de buena fe en contra tuyo… La duda existirá siempre. Fijate lo que le pasó hace un tiempo a San Lorenzo: le cobraron un gol aunque el línea haya levantado la bandera.
-¿El día que River vuelva a Primera te vas a sacar la espina, aunque no seas parte de ese logro? -No. Para sacarme la espina, hoy debería estar en el lugar de Vega. Mi espina va a quedar. Hoy River sólo tiene que pensar en volver a la A, pero mi espina se iría si yo fuera parte de eso. Igual estoy contento con este presente, pero yo deseaba quedarme.
-¿Y por qué no seguiste? -Sinceramente hice lo imposible por quedarme en River. Hay un entrenador y un presidente a los que le pueden preguntar. Yo me manifesté a través de mi representante, por mensajes de texto, hablé con quienes tenía que hablar, y esperé una respuesta que nunca llegó. Sabía que cuanto más demoraba eso, peor sería mi panorama personal. Pero prioricé a River. No le hago reproches a nadie, pero sí me gustaría saber por qué nunca me dieron una respuesta.
-¿Qué intuís? ¿Que fue por cuestiones económicas? ¿Tu personalidad? -Yo no te puedo decir los motivos. Me dolió que no hayan respondido a mi deseo de quedarme. Incluso rechacé ofertas de clubes argentinos por esperar a River. No me importó perder porque actué de buena fe y ahora disfruto de este presente en Catania. Igual, sé que las puertas de River las tengo abiertas y algún día voy a volver.
-Parece difícil que sea mientras esté Passarella. Por lo que decís, más que abrirlas, te las cerró.
-Claro, es así. Ni siquiera me dijeron “no, por tal motivo”. La respuesta fue un silencio. Me tocó aceptarlo, aunque me dolió muchísimo. Con que me explicaran los motivos me bastaba y hoy lo contaría como una anécdota más. Cada uno sabe cómo actuó. Yo sé lo que hice y vivo tranquilo, con un dolor tremendo por haberme ido al descenso, pero tranquilo…
-¿Cómo quedó tu relación con el Pato Fillol? -Sinceramente, no me interesé más por llamarlo. Sí lo hice al día siguiente del partido con San Lorenzo para ofrecerle disculpas, pero nunca recibí su respuesta. No aceptó las disculpas. Lamento mucho lo que sucedió y en el momento en el que se dio, porque River necesitaba pensar en lo futbolístico y no en problemas personales. Yo no quise hablar más porque el objetivo era salvar al club, no salvarse uno solo.
-¿Ese error en el gol con San Lorenzo fue el más grave que cometiste? -No, no. Como arquero uno no se quiere equivocar. En ese momento lamenté que hayamos perdido dos puntos. Lo teníamos ganado y San Lorenzo lo empató por una pelota fácil, normal, en la que a lo mejor tuve un exceso de confianza… Quise cerrar la jugada, siempre fui un tipo de dar esa seguridad.
-Pero después del superclásico y de ese empate con San Lorenzo, el equipo se vino abajo…
-Tuve un error técnico, salté antes de tiempo y se me fue de las manos. Podría haberla sacado tranquilamente por arriba del travesaño. Pero nadie me vino a decir nada. Me equivoqué como se puede equivocar otro compañero. Lo que pasa es que cuando el arquero falla, atrás está la red. Encima, después vino lo de Fillol. Me dio bronca porque podría haberme hablado en el vestuario, no salir al otro día y decir que yo era un maleducado. Para mí actuó de mala fe, con otros objetivos finales, sin pensar en el grupo.
-¿Ves los partidos de River o te duele estar frente al televisor? -Sí, los veo siempre que me dan los horarios. Hay compañeros, amigos como Dani atajando… Tienta ver a River con los refuerzos que llevó. Cavenaghi, Trezeguet, el Chori y Ponzio aportan mucha experiencia, que se mezcla con la aparición de Ocampos, de Funes Mori en defensa, de Abecasis… -¿Creías que iba a ser más fácil la BN? -Pasa que todos le quieren ganar, es el equipo contra el que se juegan el partido de su vida. Igual, River tiene la categoría para superarlos. Si mantiene la solidez defensiva, de mitad de campo para arriba te gana. La incorporación de Ponzio fue muy importante para equilibrar el medio.
-Pero le sigue costando elaborar juego…
-Eso es un trabajo en conjunto. Y por lo que veo, pocas veces gana cómodo. A veces tiene desajustes en defensa. Pero si logra corregirlos, va a ganar tranquilo. Los partidos y, esperemos, el torneo.