Abel Ferreira es un workaholic, hermano.
Respira al fútbol todo el tiempo, es un adicto. No sale del club nunca (hasta porque su familia se quedó en Portugal).
Vivió literalmente dentro de las instalaciones de Palmeiras por varios meses después que llegó. No tenía casa. Comía y dormía en el centro de entrenamiento.
Estudia táctia y estrategia todo el tiempo, como un loco. No para.
El comprometimiento que tiene es de otro nivel. No hay nada parecido entre los DTs de Brasil, que en su mayoría son acomodados y no se mueven (por eso todos los clubes acá están buscando DTs gringos).
Tiene su idea de juego muy clara en su cabeza y las variaciones que son posibles hacer con las piezas que tiene, y no renuncia a su plan de juego por nada (ni siquiera si eso significa poner suplentes contra São Paulo en el Allianz Parque y perder el partido para cumplir con el planeamiento para la final de la Libertadores).
Para mí, y para muchos en los medios en Brasil hoy, es el DT que más se aproxima al moledo de juego que se practica en Europa.
Prioriza totalmente el táctico y el colectivo en detrimento de las individualidades (algo que es raro en el fútbol de Brasil).
No quiere grandes “medalhões” en la plantilla, no quiere jugadores “consagrados” volviendo de Europa a finales de sus carreras, acomodados. Veta todos los fichajes de jugadores de gran “renombre” y que a él no le parece que se encajarían en su modelo de juego.
Mira los fichajes que está haciendo Palmeiras hoy: todos jugadores entre 22 y 28 años, que tengan calidad técnica, pero que también tengan disciplina táctica y disponibilidad física para poder cumplir exactamente con las funciones que quiere que las cumpla el DT. Busca un incremento táctico, no solo técnico.
No hay ningún “gran nombre europeo” a la vista en Palmeiras. No quiere “cracks”. El portuga escoge los nombres personalmente, a dedo (como lo hizo con Atuesta).
Es muy distinto Abel… un padrón totalmente diferente de lo que se está acostumbrado en Brasil.
Un grande.
Jugó bien por un tiempo en el 2017, pero después de ese periodo no funcionó más, desafortunadamente.