Me gustó mucho la columna de Brienza de hoy en Tiempo (no siempre pasa). Soy ateo pero tuve 12 años de colegio de curas con todo el pack de sacramentos y en sexto grado me dio la confirmación Monseñor Aguer: No sólo al lado de Aguer, Bergoglio es Camilo Cienfuegos sino que Aguer al lado de Torquemada es el Che Guevara.
Yo veo la religión como un “club” que tiene sus propias reglas de vida las cuales podés aceptar y sumarte, buscar algún otro “club” que se adapte a tu pensamiento o directamente no afiliarte a nadie. Me parece inverosímil que alguien pueda pensar que hoy por hoy vaya a asumir un Papa que se manifieste decididamente a favor del aborte, que pida la legalización de la falopa y que reconozca el matrimonio igualitario. Y peor, que se indignen porque no lo hace.
Me parece también un disparate lo que dice D’Elía diciendo que lo nombraron para destruir la integración latinoamericana: primero, lo saludaron afectuosamente todos los presidentes de la región que me imagino que estarán más al tanto que D’Elía sobre cuales son los enemigos del proyecto en común que tienen comparándolo con Juan Pablo II y el comunismo (hoy es un mundo radicalmente diferente a aquel). Segundo, la Iglesia tiene un serio quilombo como los casos de pedofilia, la pérdida año a año de fieles con otras religiones o sectas (todas las religiones arrancaron como sectas) o quilombos con el Banco del Vaticano como para ocuparse de meterse en la política interna de los países. Menos que menos la ridiculez que tiró ayer Mengolini diciendo que el Papa podía encabezar un cacerolazo como el del 8N contra Cristina. Si bien no estamos en el siglo XVII donde directamente el Papa era el amo del mundo, la realidad es que dentro del poder político es un poder gigantesco: piensen que frente a este chango se va a arrodillar Obama para besarle el anillo. No es joda.
Su participación en la dictadura no es del todo clara y un investigador minucioso y efectivo como Verbitsky tiene sólo documentos que lo hacen presumir que fue así pero no tiene pruebas concretas (las fotos dándole la comunión a Videla que circularon en FB primero se dijeron que eran de Moñseñor Derini o de Primatesta que si fueron colaboracionistas pero pasaron un video donde parece que fue un cura de la obra de Don Orione en 1990) y hoy salió a decir Pérez Esquivel que no tuvo nexos.
La foto en cuestión es de espaldas del cura que aparece en este video. No es Bergoglio.
//youtu.be/TuI8xZjIuaY
14.03.2013 | OPINIÓN
Conoce como pocos los resortes del poder
Jorge Mario Bergoglio es un hombre eminentemente político. Es el mejor cuadro político que tuvo la Iglesia Argentina en los últimos 30 años. Sigiloso como buen jesuita, conoce los resortes del poder como pocos.
Tweet
Por:
Hernán Brienza
Es un hombre conservador en materia doctrinaria pero con una gran preocupación social, heredada de viejas convicciones de su juventud. Sin embargo, nunca fue, ni siquiera, la derecha del Episcopado argentino. Siempre tuvo del otro lado a la derecha más dura: el sector encabezado por Héctor Aguer y, por ejemplo, Esteban Cacho Caselli, embajador menemista ante la Santa Sede y con fuertes contactos en la línea ultaconservadora del otrora poderoso secretario de Estado de Juan Pablo II, Angelo Sodano, y que apostaba por el cardenal milanés Angelo Scola. Ni siquiera es el más ortodoxo de los posibles latinoamericanos: está menos a la derecha que el brasileño Odilo Scherer o que Oscar Rodríguez Madariaga, por ejemplo.
Aquellos que consideran a Bergoglio un hombre de la ultraderecha no entienden absolutamente nada de la política eclesiástica argentina ni Vaticana. Incluso aquellos que lo analicen desde el laicismo progresista anticlerical más profundo. ¿Esto significa que un hecho positivo para las experiencias nacionales y populares latinoamericanas? No. Simplemente significa que, por ahora, es menos negativo. Y en el mejor de los casos neutro. Aquellos que creen que –como es mi sospecha– que el Vaticano va a apuntar sus cañones contra los gobiernos “populistas” de la región, como lo hizo Juan Pablo II con el comunismo que gobernaba su Polonia natal, deberían saber que los otros cardenales latinoamericanos se posicionaban a la derecha de Bergoglio.
Sin embargo, el Vaticano tiene problemas más urgentes que los gobiernos populares. A saber: el escándalo sexual de los sacerdotes pederastas, la falta de vocaciones en Occidente, la corrupción del Banco Ambrosiano, la abulia de los sacerdotes, el rol de la mujer, la complicidad de los obispos con el poder económico en todos los países, la crisis económica europea, las necesidades de reforma que provienen de África y América Latina, la competencia con el protestantismo anglosajón, con las telesectas. En fin, la Iglesia Católica tiene que comenzar un nuevo diálogo con la modernidad, con el siglo XXI, y no simplemente modernizarse comunicacionalmente como lo hace el Opus Dei.
Su origen político se encuentra en la organización peronista Guardia de Hierro en los años sesenta y setenta, fue general de los Jesuitas en los setenta y estuvo a cargo de la Universidad del Salvador en plena dictadura militar. Es en esos años donde se escriben las páginas más negras de su vida. Muchos aseguran que se dedicó a diseñar listas negras de jesuitas cercanos al tercermundismo e incluso estuvo involucrado en los secuestros de los sacerdotes de su orden Orlando Yorio y Francisco Jalics. Otros, en cambio, aseguran que fue el mismo Bergoglio el que negoció con Emilio Massera la libertad de los dos sacerdotes a cambio de beneficios en la USAL para la Armada. Hay versiones encontradas y es posible que la verdad esté en el medio de ambas. Más allá de ello, no hay dudas de que Bergoglio formó parte del staff de sacerdotes que aportó en mayor o menor medida su complicidad a la dictadura militar.
Pero eso no es sólo Bergoglio. Reducirlo a esa muy posible complicidad es no entender el rol posterior del ahora Papa. Bergoglio es “interesante” no por lo que dice sino por lo que no dice y no hace. En los puntos álgidos de enfrentamiento con el kirchnerismo con la Iglesia levantó la voz y defendió primero a las organizaciones rurales y luego inició una cruzada en contra del matrimonio igualitario y en contra del aborto, dos temas que están presentes en la agenda del Vaticano como esenciales. Pero Bergoglio, contrariamente a lo que muchos creen, nunca optó por realizar un Corpus Christi permanente. Ni llevó el enfrentamiento a lugares sin retorno como hubieran hecho otros sectores del episcopado argentino, y aún menos con Cristina que con Néstor Kirchner. Es por esta razón que la oposición argentina tampoco puede festejar como propio el nombramiento de Bergoglio. El que crea que su elección como Sumo Pontífice puede capitalizarlo la pequeña oposición argentina en toda su pequeñez también está mirando otro partido.
Creer que el Papa elegido iba a ser la encarnación de Camilo Torres o Carlos Mugica es de una inocencia infantil. Estamos hablando de poder, de mucho poder. Político, económico, financiero y cultural. Ojalá que sus ojos se depositen en Latinoamérica para acompañar los procesos populares de distribución de la riqueza y no lo contrario. En ese sentido, Bergoglio es la menos mala de las opciones que había entre los cardenales del cónclave. No es poca cosa. Y se sabe, Dios está en los detalles.
http://http://tiempo.infonews.com/2013/03/14/editorial-98194-conoce-como-pocos–los-resortes-del-poder.php