Bullrich es tan camaleónica en la política como Massa.
La diferencia entre ambos, es que la choborra se inició en política formando parte de “montoneros”, la agrupación armada de izquierda peronista, hasta terminar actualmente en un lugar que se presenta como liberal, previo paso como ministra de la Alianza y del gobierno de Macri.
Nacida en una familia de abolengo de la ciudad de Buenos Aires, Bullrich llegó a la militancia en la izquierda peronista a inicios de la década de 1970 de la mano de Rodolfo Galimberti, referente de la organización Montoneros y pareja de su hermana Julieta.
Bullrich se exilió durante el segundo año de la dictadura iniciada en 1976 y, en 1979, tras un periplo por tierras aztecas y por Europa, fue parte de uno de los retornos de militantes al país, cuando estuvo a cargo de la edición y circulación de la revista Jotapé , lanzada por una ruptura de Montoneros: el Peronismo Montonero Auténtico. En los años de violencia y dictadura usó el seudónimo «Carolina Serrano», vivió en Brasil, fue brevemente apresada en un segundo regreso tras la guerra de Malvinas en 1982 y, en la transición a la democracia, fue una de las fundadoras del Centro de Estudios para la Democracia Argentina (CENDA), que reunió a referentes del «galimbertismo» con intelectuales como el penalista Raúl Zaffaroni y contó incluso con aportes del politólogo Guillermo O’Donnell, de quien Bullrich había sido asistente en Estados Unidos en otra etapa de su exilio.
A diferencia de diversos militantes, políticos o intelectuales que tras el exilio (incluso interno) revisaron su pensamiento previo, Bullrich permaneció en su ideario peronista de izquierda durante los primeros años de la nueva democracia. Allí, se opuso al proyecto del presidente radical Raúl Alfonsín (a quien, como muchos opositores de la época, hoy reivindica), pero también se alejó de los intentos de rearticular Montoneros y se acercó a la Renovación Peronista, especialmente a su líder, Antonio Cafiero
Fue electa diputada en 1993 y Convencional Constituyente al año siguiente, cuando se reformó la Constitución. Luego rompió con el peronismo y se acercó a la Alianza entre la Unión Cívica Radical (UCR) y el novel Frente País Solidario (Frepaso), donde fue ministra de Trabajo, en un paso recordado por el recorte de 13% del salario a los trabajadores y jubilados estatales
Cuando a fines de la década de 1990 Bullrich se acercó al radical Fernando De la Rúa y a la Alianza buscó proyectarse desde allí como el ala «moderada y moderna» de la Alianza y abandonó de manera definitiva su pasado peronista:
Tras la caída de De la Rúa, que narró como un golpe institucional de parte del peronismo, Bullrich pasó entonces, paulatinamente, de ser una ex peronista a una antiperonista
Bullrich fundó Unión por Todos (luego Unión por la Libertad), se alió con el economista neoliberal Ricardo López Murphy primero y con la legisladora Elisa Carrió después, dos políticos de su generación que habían abandonado al otro gran partido argentino: la Unión Cívica Radical. Finalmente, la estabilización del sistema partidario argentino la encontró asumiendo una banca de diputada en 2007 por PRO, el partido fundado alrededor de Macri, a quien previamente había llamado «corrupto» e «inútil».
En tanto Massa en un viraje camaleónico paso de sus inicios en la UCeDe, a ser parte del peronismo kirchnerista…
Nacido en 1972, Massa es un hijo político de los años 90 (militó, en sus años mozos, en la liberal Unión de Centro Democrático, UCeDé, la fuerza liberal-conservadora aliada al peronismo de Carlos Menem que dio cuadros e ideas a las reformas neoliberales de esa década)
En la política argentina, la plasticidad ideológica de Massa es proverbial, y a tono con la idiosincrasia nacional, es motivo simultáneo de admiración, rechazo e ironía. Se trata de sentimientos que incluso pueden convivir en contradictoria sintonía. Sus cambios de signo y orientación política según las circunstancias son el insumo de una verdadera fábrica de memes, que tuvo su pico de productividad en la última semana. «Ventajita» supo bautizarlo el ex-presidente Macri, en un apodo que hizo historia.
Massa fue también el único político peronista que enfrentó y derrotó en las urnas, en su hinterland bonerense, con su Frente Renovador, al cristinismo en su máximo esplendor. En él conviven en tensión dos almas: la del político profesional que adora y necesita ser votado, y la del operador político, broker del poder argentino, que busca «caminos alternativos» para la prosecución de sus ambiciones. La principal de ellas, la Presidencia de la República.
La llegada de Massa es reveladora de la desnudez (de ideas, de convicciones, de audacias) de la elite peronista contemporánea, y ya no solo de la figura del presidente.
Así que pensar que los peronistas (si es que existen) en un ballotage entre el peluca y la borracha, vana. votar a esta, es algo difícil, sería mas realista que votaran en blanco o anularan el voto como protesta que hagan lo otro.
Y al revéz, los votantes de la choborra, si el ballotage es entre Massa y Milei, arreglan y lo votan a Milei, con tal de conseguir algunos puestitos en su futuro gobierno.