Larreta? A Larreta salis de las 4 manzanas de baires donde Gobierna y no lo conoce nadie.
Cuando alguien vive toda la vida de la teta de eurnekian y no sabe un carajo de como funcionan los mercados
https://twitter.com/IECarballo/status/1532711921706745858?t=Anu5FCEl9M8MY1fQqjgoqw&s=19
K haciendo campaña por Larreta? Jajaja lo desesperados que están
no entendi mucho, es un ponzi este tambien?
muy flojo milei con esto
la verdad que esta totalmente loco el chabon, pero tambien es verdad que todos los demas ya fracasaron y son repulsivos
Si alto ponzi es
https://twitter.com/UcranianoArtem/status/1532898678238756871?t=TiWDXA78Jvf_WQokLlmw1Q&s=19
Ayer Giacomini, ex amigo y socio de Milei, dijo que: “Javier ahora esta con lo peor de la casta”.
Secretos de la “nueva derecha” que sostiene a Milei
Pasó prácticamente inadvertida para la prensa una significativa incursión de Javier Milei en la Feria del Libro; allí el inefable anarcocapitalista presentó en sociedad a su intelectual de cabecera, un joven ensayista que acaba de publicar un best seller , La batalla cultural , al que tampoco parece registrar demasiado el gran radar mediático. Todo el episodio huele raro, a una cierta pereza o a una cancelación, y eso es precisamente lo que llamó la atención de este articulista, que se ha pasado diez años releyendo y refutando los textos del “nacionalismo popular”, jamás se le pasó por la cabeza ignorarlos por perniciosos, y se siente hoy habilitado a ocuparse con el mismo espíritu crítico de este empeñoso tratado de la autodenominada Nueva Derecha. El autor en cuestión se llama Agustín Laje y es producto de un colegio que practicaba el adoctrinamiento izquierdista en su Córdoba natal, y de la rebelión que eso activó en un chico inquieto que no quería formar parte del rebaño. La anécdota es pertinente, puesto que vuelve a recordarnos que cualquier imposición fanática de una “historia oficial” fabrica tarde o temprano una segura insurrección. Estamos hablando de gente orgullosa que se llama a sí misma “reaccionaria”, porque reacciona principalmente contra una “agenda de género” que alcanzó con justicia centralidad pero que, en su variante desbordada y caricaturesca, bordea a veces la imposición soberbia y el ridículo, y frecuentemente cae en paradójicas formas de estigmatización.
Una primera indagación sobre este ideólogo de Milei permite descubrir que es un cientista político con un Máster en Filosofía; que cuenta con quinientos mil seguidores en Twitter y una explosiva carrera como polémico conferencista por toda América Latina y los Estados Unidos. Que respaldan su “manifiesto” el hijo de Bolsonaro , los evangelistas y los católicos ortodoxos, los acólitos de Trump, los adoradores de Marine Le Pen y los militantes de Vox en España. Estamos hablando de algo así como de la nueva Internacional Ultraderechista: facciones que se desembarazaron del centrismo y de lo que llaman el “liberalismo progre”, al que consideran parte del problema porque ha cedido al influjo del “marxismo cultural”. Laje, que ha leído con fruición a Gramsci y a Laclau , reconoce en esos pensadores un diagnóstico certero: cuando el obrero, precisamente por el Estado de bienestar del capitalismo virtuoso, dejó de ser el sujeto histórico de la revolución, como preveía Marx , y la caída del Muro de Berlín selló la certeza de que la economía soviética era un fracaso, la izquierda tomó la decisión de abandonar su economicismo y resolvió militar la cultura en el más amplio sentido, con lo que avanzó creando hegemonías en la articulación de la policía feminista, la ideología general de géneros, el aborto, el igualitarismo, el indigenismo, el cambio climático y otras causas hoy “triunfantes”. Los intelectuales de la Nueva Derecha consideran que deben ahora ser gramscianos, constituirse en “guerrilleros culturales” pero de signo contrario. Que deben involucrarse en el combate de las ideas y básicamente en la argumentación (“cuentas sí, pero también cuentos”) y que deben reunir a por lo menos cuatro sujetos hoy dispersos: libertarios, conservadores, tradicionalistas y patriotas. Esta clase de tipologías desnuda, en principio, el gran conflicto actual entre liberalismo y conservadurismo, que sellaron una alianza junto con el comunismo para derrotar a los fascismos de Europa en el siglo XX, que se mantuvieron unidos durante la Guerra Fría y que se fueron alejando al llegar la globalización. Al liberalismo más dogmático le agregan entonces el conservadurismo moral, el tradicionalismo de los “valores premodernos” y el “patriotismo”, eufemismo con que intentan esconder dos palabras problemáticas: “nacionalista” y “proteccionista”. Pero que también explica uno de sus rasgos fundamentales: se consideran fuerzas antiglobalización. El globalismo, según su teoría, creó un Estado supranacional que intenta imponer legislaciones y prácticas económicas, sociales y familiares: este “cosmopolitismo dirigido” provoca la necesidad de sostener la defensa de las soberanías y, por lo tanto, de políticas emancipatorias respecto del orden mundial. Donald Trump , a quien admiraban también ciertos peronistas, encarnó como se ve todas y cada una de estas creencias, y recordemos que su enemigo principal finalmente no era Putin sino “socialistas” (sic) irredentos como Obama y los Clinton , todos ellos “liber progres” y “relativistas morales”.
Esta sinopsis imperfecta no se reduce a Laje ni agota Una batalla cultural , libro excelentemente documentado, pero abre enseguida el primer interrogante: ¿Milei abandonará su mensaje netamente economicista para intentar arrear a los “celestes” en su cruzada? ¿Suma o resta salir de su campaña contra el estatismo para aventurarse en temáticas exóticas y disparatadas como las que exhibió estos días? ¿Laje lo representa cabalmente, o tiene los mismos matices diferenciadores que expresaba Horacio González con respecto a Cristina Kirchner ? Algunas de las dificultades que posee la Nueva Derecha para hacer pie en la Argentina se deben a que las iglesias son sus socias naturales; aquí, sin embargo, el papa peronista ordenó acompañar al Gobierno que más insistió con la “ideología de género” y los “pueblos originarios”. ¿Es aplicable una fórmula general pensada para Occidente en un país anómalo, que nunca practicó la democracia republicana plena, y que fue moldeado por un líder estatista (Perón): en los hechos un conservador popular que intentaba representar a la nación católica y buscaba destruir el “demoliberalismo”? ¿Es posible impulsar una estrategia antiglobalización en nuestros pagos, cuando esa ha sido la política permanente que nos aisló y nos trajo hasta esta desgracia económica sin fin? Y el asunto de fondo: ¿no constituye esta obsesión por dinamitar el centro y destruir la democracia representativa una pulsión por instalar una nueva hegemonía, aunque de distinto sesgo? ¿Se puede tomar a Gramsci y a Laclau como maestros sin advertir que ambos pretendían con sus métodos justamente la construcción de un régimen populista de partido único?
Estos son algunos de los puntos que hacen cortocircuitos con esta franquicia internacional, cuyo déficit mayor consiste en no haber pensado con detenimiento el factor decisivo que influyó en nuestra particular decadencia: el “peronismo cultural”. Esta cofradía ultramontana desdeña, por otra parte, el republicanismo popular de centro, plaza donde se arma el sistema de alternancias y de políticas perennes. Es esa única coordenada la que hace posible la convivencia, puesto que obliga a resignar los dogmas y a edificar consensos: un recinto en el que las dos almas contrapuestas de un país pueden coexistir sin violencias y por lo tanto prosperar. Lo contrario es una nación pendular, poco creíble y peligrosamente autodestructiva, atravesada por una guerra civil de los espíritus, que esperemos nunca encarne. Y algo de filosofía barata: una cosa es la reivindicación de los nuevos derechos humanos y otra es la intolerante gendarmería de lo políticamente correcto. Una cosa es señalar los asesinatos políticos de la izquierda setentista, otra muy distinta es exculpar al terrorismo de Estado. Un problema es el estatismo ineficaz y el abolicionismo; otro asunto muy distinto es habilitar la venta de órganos y la compra de armas en el supermercado. La ampulosidad de los extremos seduce, pero lo hace con la seducción de los amantes tóxicos.
JAAJJAJ, Cúneo es el mejor puteador de la historia.
Y qué manera de derrapar el mogólico de Milei, está tirando a la basura lo poco que venía construyendo, y se rodea de pelotudos peores que él
Milei no es el hombre gris. En las profecías de Solari Parravicini, él vendría a ser “el joven en repulsas”.
Me parece que la está pifiando toda el peluca
Me hace acordar cuando Maradona eligió a garce por un sueño
Lo rajaron al Maslechon del armado parece kjjjjj. ¿Y ahora quien va poner la tarasca?
A Maslatón lo limpió el monje negro de Kikuchi, parece que también se está culeando a la hermana de Milei y la hipnotiza por las noches
Que chanta este Marra, durante el macrismo se paseaba por C5n como youtuber tirando medio a zurdo o kirchnerista. De un día para el otro pasó a ser economista y se prendió de Milei. Igual que el bobi de Santi Maratea que andaba por todos los programas de juegos buscando ser famoso y de un día para el otro le pintó ser solidario. Todos busca fama para hacer guita fácil.
Es un delirio todo lo que rodea a Milei. Que no se tome como ataque por favor, porque sería muy interesante contar con un espacio realmente liberal en Argentina (y uno realmente socialdemócrata). Sumale a eso al PJ, la izquierda y también un espacio conservador (seria lo ideal). Todos hablando con la verdad, exponiendo su visión de la realidad y un proyecto de país. No el rejunte inútil y destructivo que existe ahora.
Por otra parte, lo de Milei no es novedad. Todas las generaciones cuentan con alguien que pretende imponer un discurso como ese. Tiene lugar porque le conviene al poder, a los que tienen y ponen toda la guita. En los 80’s fue la Ucedé, cooptada por el mnmsm. Después del 2001, López Murphy y un partido que se llamó Recrear (este fue escupido por la UCR). Ahora es Milei, cuyo discurso es más delirante y violento pero eso también es relativo a los tiempos que corren. Como respuesta a la avanzada progre en EEUU, que me cuesta calificar de izquierda (real) surgió una respuesta extrema del otro lado. No sé si decir que es respuesta de derecha, porque sería involucrar a mucha gente que no tiene el mismo discurso (liberales auténticos, conservadores democráticos, etc.). .
1-Las puteadas de Cuneo me hacen cagar de risa, tira mucha magia
2-La espuma de Milei esta bajando a niveles de una cerveza caliente, creo que no solo derrapo por el discurso de las organos, creo que la gente se dio cuenta que es puro humo puteador, y que tiene los papeles flojos como economista, y como persona que se involucra en la politica
3-Maslaton se borro totalmente, pero bueno, se podia intuir que se iba a ir, despues de tirar declaraciones cercanas al Kirchnerismo
4-Para que exista un Milei con el apoyo de los jovenes es porque la politica de la UCR, del nuevo Peronismo, y de los kirchneristas FRACASO ROTUNDAMENTE.
Perdón, pero el peronismo y el radicalismo dejaron de existir hace décadas. Además, al día de hoy, son ideologías anacrónicas que no arreglan un carajo porque no entienden el mundo actual. La izquierda no existe, no funcionó en ninguna parte, con lo cual surge Milei como la voz de aquellos que están cansados de todo, aunque no sea nada de otro mundo. Se queja en voz alta por los millones que lo hacen en voz baja. Mientras tanto, Juntos por el cambio es otra bolsa de gatos como lo fue la Alianza. Se juntaron por conveniencia, como Alberto y Cristina.
Después se preguntan por qué nadie sabe a quién carajo votar. Al menos algo tengo claro: pertenezco a la derecha republicana. Sé dónde estoy parado.
Es interesante lo que decís pero no te olvides que a diferencia de todos los que nombraste Milei es un fenómeno de masas. Pueden pasar tres y solo tres cosas:
- Llega al poder y te da vuelta el país de forma irreversible (en el buen sentido)
- Llega al poder y se lo come el sistema
- Sale un vídeo de él garchandose a Conan y el liberalismo vuelve a la intrascendencia por los próximos 20 años