No creo que pueda aparecer un “Bolsonaro”, y te daré mis razones.
Desde el final de la dictadura, lo único que ha acontecido, es el cambio del dueño de los negocios en la Argentina. Antes esto estaban atados al humos de un milico que manejaba o detentaba cuotas de poder, en un estado semi anárquico (porque la división de poder entre las tres ramas de las Fuerzas Armadas que ocupaban un gobierno de facto hacía que cada una de ellas mantuviera una cuota de poder, logrando con ello, la generación de un Estado débil ante los embates externos , aspecto este que fue patente en la misma Guerra de Malvinas, y fragmentado en su capacidad de decisión ante los poderes de grupos económicos a nivel interno, lo cual favorecía la existencia de “zonas” en las cuales cada uno de los jerarcas de las mismas, con anuencia y en sociedad con civiles, hicieran pingues negocios con quien se le presentara, aunque estos estuvieran en contra de los reales intereses del país).
Al llegar la democracia, solo se cambio quien hacía los negocios, al no reorganizarse y refundarse totalmente el Estado, manteniendo las estructuras y hasta leyes heredadas de la etapa anterior, con el agravante de que en varios de los estamentos del Estado quedaron resabios de personas vinculadas a la dictadura, muchos de ellos civiles, que no fueron expuestos, porque solo se trató de desvincular a los milicos el poder, y que el noble gobierno en cambio de buscar la unidad nacional y empezar con una nueva democracia real desde cero, busco el objetivo, al derrotar en las elecciones al peronismo, de crear un nuevo “tercer movimiento”, que a la postre hemos Vito que ra una ensalada rusa llena de contradicciones.
Eso se vió en los políticos que llegaron con la UCR al gobierno, que eran en parte de diferentes orientaciones, lo que también fragmentó la cohesión que se debía tener para afianzar una democracia sólida, orientada recuperar no solo valores que se habían perdido en los años anteriores, sino también un Estado que fueraestableciera un gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo y a favor del pueblo, y no un gobierno que enquistara a una clase política para hacer negocios.
Alfonsín se vió atrapado en su propio laberinto de contradicciones y preso de las alianzas que le permitieron llegar al poder, con una UCR que por ello, con el tiempo se desilacharía, dejando que en la actualidad nos muestre una fuerza política en vías de extinción, que ha perdido hace rato su rumbo y orientación histórica, con afiliados que apoyan al actual gobierno y otros que son parte de la oposición.
Ese novel gobierno de la vuelta a la democracia, no eliminó tampoco todos los negocios turbios de la etapa anterior, solo lo hizo con los que estaban en la superficie, o eran de conocimiento público, pero continuó con otros de índole económico y financieros, al no encausar demandas y procesos judiciales contra los operadores económicos-financieros y cómplices civiles de la anterior dictadura, dejando a muchos de ellos en sus posiciones de poder.
Después sabemos lo que aconteció, llegó el “menemato” y la “joda” se profundizó, tanto que por ejemplo, en la CABA en esa época se hablaba de la “escuela shopping” sobre parte del establecimiento escolar que el intendente Grosso vendió en esa época, cosa que muchos ahora ni recuerdan. El descalabro económico en tanto se profundizaba, mientras muchos adormecidos por la constante prédica periodística de esos años, veían “espejitos de colores” con el “1 a 1” y los viajes de “shopilandia a Miami” con el “deme dos”…
Terminado el “menemato”, muchos de esos políticos mutaron de partido en partido, incluso desconociendo filmaciones de ellos halagando al turco, o a su ministro de economía, con tal de seguir en el “negocio de la política”, algo que habían descubierto, que “con la democracia comían, vivían y disfrutaban” mientras al resto lo adormecían, con periodistas captados de uno y otro lado del arco político, para hacerles creer que eran parte de la fiesta, o de la “revoluciono” en ciernes en contra del sistema. Fueron inteligentes, lo que le falto a la dictadura, lo tenían ellos, eran goebelianos, capaces de venderle una heladera a los esquimales y la gente, compraba.
Podría seguir expresando el porque del fracaso que padecemos desde mucho antes de la última dictadura que sufrimos, que había profundizado el deterioro no solo institucional, sino también en otras áreas, pero sería redundante en conceptos.
La esencia es que no cambiamos como sociedad, ya que engendramos una casta política que se ha ido reproduciendo solo para mantener sus privilegios y que no se ruboriza ni siquiera en cambiar su discurso, con tal de poder detentar el poder y seguir sacando provecho, mientras nos venden como espejitos de colores que estamos en una “democracia ideal”…
Pero para ello han echo bien los deberes, la destrucción sistemática (que ya venia desde antes) de la educación, les permitió tener una sociedad que desconoce sus derechos y les permite poder vendernos que ellos son los únicos que pueden dar soluciones a los mismos problemas que ellos generan.
Han impedido la renovación en los mismos partidos, al igual que en los aparatos sindicales, porque no quieren la competencia, impulsando en los medios que tienen copados, sea por $$$$ o por ideología y privilegios, que los únicos que deben detentar la posición de líderes son los mismos nombres que se vienen repitiendo desde hace décadas, y si no pueden con ellos, ponen a su hijos, parientes o amigos, la cuestión es no perder los privilegios y “el poder”.
Por eso, es muy difícil que aparezca un elemento que sea externo a esta casta, a este engendro de políticos, alguien que remueva la costra de basura que nos tiene aprisionados y que lentamente nos lleva a una decandecia inexorable. Porque alguien así atentaría contra los privilegios que se han generado estas castas de políticos que viven de lo que producen con la lengua.
Y para terminar, no nos falta un “Bolsonaro”, nos falta un estadista, alguien que sepa proyectar al país hacia adelante, a un futuro que se pueda vislumbrar, una persona haga cumplir y cumpla lo estipulado en el preámbulo de nuestra constitución y que no solo lo sepa recitar para poder ganar una elección, y después lo olvide en un tacho de basura…
Mientras eso no ocurra, seguiremos a la deriva, peleándonos entre nosotros como perros y gatos, pensando que defendemos a capa y espada una ideología, mientras los dirigentes de todos los partidos políticos, los que nos hacen pelear por las ideologías que ellos dicen defender, hacen sus negocios y transas tranquilamente y siguen acaparando prebendas, para ellos, sus hijos y sus amigos.
El día que entendamos que para muchos de estos políticos, la “ideología” es parte de su negocio" eso se termina, y empezaremos a vernos como debemos vernos, no como radicales, trotskistas, anarquistas, peronistas de derecha, peronistas de izquierda, comunistas, kirchneristas, macristas, etc, es decir como antagonistas acérrimos, sino como “argentinos”, hermanados bajo una sola bandera que nos cobija, y como ciudadanos libres de un país que si nos proponemos, puede ser el mejor de toda Latinoamérica…