Muchas veces leo entrelíneas cierto triunfalismo a lo 2015. El “volvemos en diciembre” o las críticas hacia la construcción de los candidatos y fórmulas parecen de estrategas de TEG que opinan sin estar jugando el partido que se disputa mucho más arriba.
A mí lo que más me preocupa es que, si efectivamente ganamos, qué vamos a hacer. A quiénes vamos a poner a gestionar. Van a seguir apareciendo Bossios, Randazzos, Abal Medinas, etc. Entonces me preocupa más la organización que evidentemente no le hace llegar a las líneas superiores, las nociones de las bases. Es que está toda la estructura corroída. Lo cual genera, y es producto de, una evidente falta de cuadros. Evidente porque no hay nadie brillante que salga a relucir. Ciertamente con una figura que brilla como el Sol como CFK, es muy difícil hacerle algo de sombra. Yo no creo que ella impida que los de su alrededor crezcan, sino que lamentablemente nadie de los que les rodea, tiene capacidad para sorprenderla y superarla. Uno de esos creo que fue Kicillof, Boudou, que le han demostrado que les caen algunas ideas como para darles la confianza de una investidura.
Es el que más mide, ha hecho méritos para que sea ungido de esa manera. La discusión si era mejor que Magario vaya primera y Kicilove de vice o si debiese ir Massa o Insaurralde, también carece de sentido. Porque ningún candidato va a ganar solito por sí mismo. Ellos tienen a la más competitiva de todas, MEV, que le gana a cualquiera de los nuestros. Magario es tan NN como Felipe Solá. Increible que parezca, pero en la provincia no lo reconocen a Solá. Las encuestas nunca muestran el verdadero desconocimiento que hay en las calles. Las propias preguntas tendenciosas y los llamados telefónicos a líneas de tierra demuestran ya una parcialidad abrumadora. Cuando una persona ni siquiera conoce a los candidatos, no es tenida en cuenta y se le hace elegir por uno. Está el indeciso, está el que vota en blanco, el que impugna, pero figura el que no conoce a ninguno. Porque no solamente no sabe, sino que ni siquiera los conoce. Cualquiera de nosotros debería suponer que todos saben quien es Margarita Stolbizer. Resulta que es una ilustre desconocida. Mucha gente del conurbano profundo, esos que están tomando mate matando tiempo en una calle de barro, no conoce a los políticos. Y no sé por qué debería conocerlos, parecen megalómanos vistos desde abajo.
Por eso, mi gran discusión con el kirchnerismo, es que son demasiado dialécticos. Mucha facultad de Sociales, mucha literatura francesa sobre el análisis político, que se queda en el discurso y es todo construcción discursiva. El relato de los medios de comunicación que le llenan la cabeza a la gente y “compungirse con los pobres, que les den la asignación” es una militancia de discurso. Pretender que el Estado sea el garante de un derecho es desligarse mucha responsabilidad muchachos. Los derechos no se ejecutan inmediatamente erga omnes, sino que hay que estar encima de la gente, de los pobres que no entienden nada de la burocracia estatal, para ver que se materialicen. En definitiva, falta mucha más militancia. Dejar de hablar de discursos, que es un discurso en sí mismo, dejar de hablar de políticas públicas y de derechos, porque estos tipos se pasan todo por el culo. Estos tipos, el enemigo, desprecia a los pobres, a los que sobran, sobran. Culpa de ellos. A los que nos importa esa gente y para no ser cómplice de un genocido, hay que militar más. Salir a convencer a la gente, uno a uno. ¿Y cómo se convence a la gente? Estando. Estando ahí. Pero no hay que ir a las villas cada 5 semanas, una vez al mes. Hay que estar ahí, que la gente te conozca, te ubique, te tenga confianza. Como al kioskero del barrio que todos le compran y lo saludan cuando lo ven. Hay que estar ahí, y si no estamos ahí, no vamos a convencer a nadie. Claro, nadie tiene tiempo para estar y vivir ahí militando como corresponde. Por eso es militancia discursiva, porque nosotros mismos estamos intentando sobrevivir que no tenemos tiempo para militar como corresponde.
Al kirchnerismo le falta militancia. Esa es la gran diferencia con el peronismo. Son otras épocas, son otras necesidades. No hay que repetir lo que hizo el peronismo, pero si hay que entender, que la confianza se basa en la proximidad, no en ganarle un debate. En ser un ejemplo. Más allá si es Kicillof, Insaurralde, Magario, Massa, Felipe, Berni o Cúneo, la que se debería mover es la militancia, organizar a las bases para poder estar SEGUROS que se llenen las urnas de nuestros votos. No creo que el candidato deba hacer eso. Por eso creo que falta más militancia. Y mientras no estemos más organizados, vamos a seguir perdiendo elecciones. También esa es mi crítica a la conducción. No hay conducción.