Como siempre, la Bombonera habla. Los hinchas de Boca se expresaron en el último partido ante Atlético Tucumán e insultaron al presidente Daniel Angelici. Empujaron para dar vuelta la historia y mantener vivas las esperanzas del tricampeonato. Aplaudieron a Carlos Tevez cuando fue reemplazado y explotaron con el ingreso de Darío Benedetto. Esta vez el blanco del plantel fue Cristian Pavón.
El cordobés entró a falta de 20 minutos para el final con el duelo 1-1 en lugar del colombiano Sebastián Villa y dejó al descubierto su total pérdida de confianza. Tuvo malos controles, pocos desmarques y flojas intervenciones. Cada reprobación del público fue una pesada piedra a su mochila y la pregunta que surge es si Gustavo Alfaro podrá recuperarlo mentalmente.
Aquel futbolista que debutó con la camiseta de Boca de la mano de Rodolfo Arruabarrena y mostró su mejor versión en el ciclo de Guillermo Barros Schelotto está irreconocible.
“Siempre se puede recuperar a un jugador. No fue titular porque venía con una sobrecarga muscular. Si convertíamos el gol en su desborde y muy buen centro que tiró, por ahí el escenario era otro. Cristian se puede recuperar, todo depende de la confianza, la serenidad y la claridad conceptual que debe tener él al tratar de hacer las cosas simples”, manifestó el entrenador tras el 1-2 contra el Decano.
Rápidos de reflejos, los dirigentes xeneizes le renovaron el vínculo a Pavón después de su participación en la Selección mundialista de Jorge Sampaoli. Ya había equipos interesados y por eso decidieron mejorar los números de su contrato, extenderlo y fijar una cláusula de rescisión de 50 millones de dólares.
Fue muy nombrado por el Arsenal inglés, también sonó en el Paris Saint Germain y Mónaco e incluso en el Zenit de Rusia. Pero Italia fue uno de los mercados en el que más se lo mencionó, al punto tal que un reconocido medio lo incluyó en una portada citando la supuesta propuesta de la Roma de 40 millones de dólares.
Si hubo ofertas formales, fueron rechazadas. La Copa Libertadores era la obsesión en el Mundo Boca y Kichán no era la excepción. Pero con la continuidad comenzaron los altibajos. Y de la maratón de partidos a la que fue sometido por el Mellizo, siendo pieza clave en muchos de ellos, pasó a tener que defender el puesto en el tramo final de su etapa como DT.
La paciencia del hincha se fue perdiendo lentamente en el último semestre y las finales por la Libertadores ante River significaron un quiebre para muchos jugadores. Pavón incluido.
El oriundo de Anisacate (SACATE LA PIJA DEL ANO) había tenido un buen arranque en el primer chico disputado en la Bombonera pero una distensión lo sacó de la cancha a los 26 minutos de juego. La inesperada postergación del segundo duelo le dio tiempo para rehabilitarse y presenció los 120 minutos en el Santiago Bernabéu ( QUE GASTE!!! :):)), sin poder hacer pesar su valía. No tuvo más responsabilidad que la de sus compañeros y cayó en la misma bolsa de los criticados. Hoy parece haber tolerancia cero.
Desde que Alfaro agarró el timón supo que uno de sus desafíos era tener al Pavón que un día supo ser. Pese al tanto convertido ante San Martín en San Juan que simbolizó un desahogo para él, aún no despunta. La misión del técnico es rescatarlo del ostrascismo mientras los directivos pueden llegar a evaluar nuevas ofertas a mitad de año, aunque claro está, con cifras mucho más chicas de las que se hablaron anteriormente.
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Termina manejando un Uber.