En off… side: el equipo de todos
El Gordo Valarco te cuenta los proyectos que tienen en la AFA, más allá de la llegada en enero de Juan Sebastián Verón; la vuelta de Pekerman a las juveniles, el deseo desde Viamonte
Cuando el 1 de agosto en esta misma columna se anunciaba la llegada de Juan Sebastián Verón a las filas del seleccionado nacional, muchos que transitaban y transitan los pasillos de la AFA se encargaron de bajarle los decibeles a la información, cuando ya era vox populi en la calle Viamonte el desembarco de la Bruja. El nombre del cargo, a esta altura de los acontecimientos, es lo menos importante. Lo trascendente es que la idea pergeñada por Julio Grondona y llevada a cabo por Germán Lerche, ha traído desencuentros con otros dirigentes y fundamentalmente con Luis Segura, presidente de Argentinos Juniors, nombrado recientemente vicepresidente de la casa mayor.
Lerche, que hoy ocupa el lugar que hasta hace poco era de Segura con los seleccionados, en agosto negaba la llegada de Verón como colaborador de la mayor, poniendo un manto de duda al arribo. Para despistar se hablaba de una reunión del presidente sabalero con Gabriel Batistuta, para ofrecerle el cargo de secretario técnico. El encuentro existió y tal puesto le fue ofrecido a Bati, pero para Colón y no para la selección. Ayer lo de Verón era no y hoy es si, cuando los actores son los mismos. Muchas veces los celos no son buenos consejeros y los cargos, ocupados eventualmente por los dirigentes, mucho menos.
Para muchos integrantes del comité ejecutivo José Pekerman es el hombre a buscar para que se haga cargo de las selecciones juveniles. Su trayectoria y títulos conseguidos son una carta de presentación más que suficiente. En caso que se produzca su retorno a los juveniles, nada tendría que ver con la función soñada para la Brujita. Lo de Verón pasa por las charlas con los jugadores del exterior, con el seguimiento de los mismos y hasta ser fuente de consulta sobre cuestiones tácticas, si es que Alejandro Sabella lo cree conveniente. Lo de José, por repetir los ciclos anteriores. Formación de jugadores para la alta competencia en cada categoría y si esto viene acompañado por resultados, mucho mejor. Ni Verón ni Pekerman fueron pensados como administrativos y sabiendo de antemano que no chocarán las funciones de ambos. Las que chocan son las interpretaciones de quienes son responsables de llevarlas a cabo y que prestan a confusión.
No hay que olvidarse lo que ocurrió durante estos años con el rol de Carlos Salvador Bilardo como director de selecciones nacionales. El mundial de Sudáfrica desnudó que cuando quiso participar, no lo dejaron y nadie dijo nada. Pareciera que su labor se limitó a conseguir la concentración en Pretoria y punto. Se suponía que con su experiencia como entrenador sería un plus para el técnico de turno. Tanto Diego Maradona como Sergio Batista, confiaron más en sus libritos que en alguna charla con él. A punto de culminar su contrato, el doctor se iba sin saber realmente cuales habían sido sus obligaciones y sus derechos. Se replanteó su salida y la continuidad está asegurada. Lo más importante es que ahora será escuchado, cuando lo requieran. El nombre del cargo sigue siendo lo de menos.
Don Julio ya tiene el sí del hasta hoy jugador de Estudiantes, lo de Pekerman está en sus primeros pasos pero se cree que finalmente aceptará el cargo, que tan bien conoce y Bilardo sigue. “Cuando Noray Nakis y Julito Grondona, tras las Copa América, dijeron que se tendrían que ir todos pocos creyeron que esto así sería. La decisión esta tomada. Sabella ya dio el sí, sólo falta que esta semana se cierre la formal desvinculación de Checho, para hacer el anuncio oficial y que Verón dilate su inicio en la actividad política institucional, para aceptar el cargo que le tiene reservado don Julio. Allá por diciembre la Brujita tendrá la última palabra, como casi siempre y con los resultados sobre la mesa mal no le ha ido cuando la tuvo, al ser consultado en su querido Estudiantes.”, Verón se adelantó casi un mes en dar el sí. Cuando en agosto lo anticipábamos, tan errados no estábamos. Lo de Bilardo fue un golpe de timón a último momento. Lo de Pekerman en ese entonces ni siquiera era un sueño, como lo es hoy. Hay lugar para todos y eso está bien.