El relato de la víctima: “¿Me veías o dormías?”
La denunciante es una periodista de 24 años cuya identidad no fue revelada. En la audiencia del miércoles pasado, brindó su testimonio vía Zoom: “Primero que nada voy a arrancar diciendo que para mí esto va a ser mi prisión, porque mi vida es un infierno y una cárcel desde hace tres semanas. Me parece una locura. Yo tengo miedo de que se fuguen, los medios económicos los tienen y las posibilidades también. No me parecería justo que ellos pasen lo que queda del juicio en una casa, en un country, con pileta, con un arco de fútbol pasándola bien, cuando mi vida es un infierno hace tres semanas”, dijo en referencia a la prisión domiciliaria.
“Me pueden escuchar con mucha fortaleza, entera, pero les aseguro que no es así, por dentro mi alma está desgarrada”. “Yo no puedo ir a ningún lado sola. Me han filtrado la cara por chats de parte de ellos. Ese celular no es mío, los mensajes no salen de mi celular tampoco. Me han filtrado el domicilio. Me han filtrado el DNI, el nombre y todo”, denunció y sumó: “No solamente me han quitado la dignidad, la sexualidad, me han quitado la carrera, los sueños, la felicidad, la sonrisa y sobre todo, las ganas de vivir”. Sobre la noche en la que fue a encontrarse con Sosa, reveló: “Yo di mi consentimiento para ir voluntariamente, pero todo lo que pasó después no estuvo consentido. Yo acepté ir espontáneamente, todo lo que sigue después no lo acepto”.
“Yo acepto voluntariamente ir a un hotel con cuatro personas, poniendo textual que no se desubiquen, yo en ningún momento digo ‘sí, fiesta loca para todos’. Nunca fueron mis palabras. Me quisieron desacreditar con la frase en el mensaje de que yo estas cosas las hago sola, me refiero a que yo siempre que tengo un trato con un futbolista, sea para que me pasen el equipo, para que me pasen las formaciones, para que me cuenten las internas, para tomar algo, para tener una cita, para salir, para lo que sea, yo me manejo sola, y en privacidad”, aclaró.
Luego indicó que esa noche “no estaba en mis cabales, en ningún momento estuve 100% lúcida, la cabeza por algunos momentos me respondía, pero el cuerpo no” y recordó que “ninguna víctima habla en el momento, esto es sabido, que a todas nos lleva un tiempo y un proceso hacerlo. Yo fui a trabajar el lunes y martes. Incluido el miércoles. No porque estaba bien, o porque nada había pasado, fue un mecanismo de defensa”. “Fui a mi ginecóloga el lunes en un ataque de angustia total, llorando y temblando, pidiendo por favor que me atiendan. Entonces ¿por qué voy así a la ginecóloga? Si a mí no me habían hecho nada, como dicen ellos, que fue todo consentido”, interrogó.
Asimismo, relató los chats con Sosa tras el encuentro en el hotel. “El señor Sosa me seguía manipulando por chat con que había sido un buen momento, con que no me amargue, con que él me ve siempre bien y yo ahí empiezo a atar un poco los cabos y le digo: ‘Pero pará, ¿cómo podés haberme visto bien, si vos estaba durmiendo, entonces qué, me veías o dormías?’”, cuestionó. También comentó que, luego del presunto ataque, Cufré y Florentín bajaron al casino: “En la cámara de seguridad se los ve abrazados y riéndose, como una victoria, por lo que me habían hecho. ¿Qué, lastimarme y agarrarme en un estado totalmente de vulnerabilidad en contra de mi voluntad, es como un trofeo?”, interpeló.
Por último, en respuesta al testimonio que indica que le facilitaron efectivo para poder irse del hotel, postuló: “¿Que yo pedí plata para volverme a mi casa? Yo no le pido plata a nadie, nunca en mi vida. O sea, eso es totalmente una mentira. La imagen mía de desatar de mi bombacha el fajo de plata, me genera repugnancia. Que me pagaron por lo que me han hecho o me querían callar por lo que me habían hecho: una de las dos cosas, seguro", increpó.