Una madre mantuvo recluido a su hijo durante más de 30 años en diez metros
MOSCÚ, 17 (EUROPA PRESS)
Una mujer rusa mantuvo a su hijo recluido durante más de 30 años en una habitación de diez metros cuadrados en su apartamento de la ciudad de Saratov, en el sur de Rusia, según ha informado el portal de noticias Lifenews.ru.
Dimitri Kuvaldin recuperó su libertad al fallecer su progenitora en 2002 y salió entonces por primera vez a la calle tras pasar 33 años encerrado en su habitación.
En un vídeo difundido por el periódico digital, Kuvaldin ha relatado que su madre decidió recluirle para protegerle del contacto con el mundo exterior cuando tenía siete años, tras haber aprendido a escribir y a leer en la escuela, previo paso por una guardería.
Tras la muerte de su padre, cuando su madre regresó del funeral contempló cómo unos niños se burlaban de su hijo en plena calle y decidió entonces que su hijo nunca volvería a ser víctima de los abusos de otros niños, por lo que comenzó su encierro, que se prolongó durante 33 años.
El propio Kuvaldin ha explicado que no recuerda demasiadas cosas de su infancia, en la que tuvo tiempo de leer grandes obras de la literatura rusa y a autores como Constantin Stanislavski.
Tras recuperar la libertad, trabajó como repartidor de correo, recibió una modesta pensión por discapacidad y aún mantiene una amplia biblioteca de títulos literarios de la época soviética y una excelente colección de coches de juguete, que siguen siendo una de sus pasiones.
Una madre mantuvo recluido a su hijo durante más de 30 años en diez metros
MOSCÚ, 17 (EUROPA PRESS)
Una mujer rusa mantuvo a su hijo recluido durante más de 30 años en una habitación de diez metros cuadrados en su apartamento de la ciudad de Saratov, en el sur de Rusia, según ha informado el portal de noticias Lifenews.ru.
Dimitri Kuvaldin recuperó su libertad al fallecer su progenitora en 2002 y salió entonces por primera vez a la calle tras pasar 33 años encerrado en su habitación.
En un vídeo difundido por el periódico digital, Kuvaldin ha relatado que su madre decidió recluirle para protegerle del contacto con el mundo exterior cuando tenía siete años, tras haber aprendido a escribir y a leer en la escuela, previo paso por una guardería.
Tras la muerte de su padre, cuando su madre regresó del funeral contempló cómo unos niños se burlaban de su hijo en plena calle y decidió entonces que su hijo nunca volvería a ser víctima de los abusos de otros niños, por lo que comenzó su encierro, que se prolongó durante 33 años.
El propio Kuvaldin ha explicado que no recuerda demasiadas cosas de su infancia, en la que tuvo tiempo de leer grandes obras de la literatura rusa y a autores como Constantin Stanislavski.
Tras recuperar la libertad, trabajó como repartidor de correo, recibió una modesta pensión por discapacidad y aún mantiene una amplia biblioteca de títulos literarios de la época soviética y una excelente colección de coches de juguete, que siguen siendo una de sus pasiones.
Me hace acordar a la pelicula que el pibe sale en una pelota de plastico despues de vivir no se cuantos años con la madre y el padre en un refugio antibombas debajo de su casa.
Cuando te criás en cautiverio creo que ni siquiera se te cruza eso por la mente… Por costumbre o por miedo, pero es muy difícil pensar en huir creo yo.