Inicios de la creación de Bibliosubte, una red de bibliotecas en las estaciones de subterráneo como las que ya existen, desde hace años, en países como Brasil, Chile, España, México o Colombia.
POR EZEQUIEL MARTÍNEZ
Viejos vagones subte A interior. (Juan Foglia)
No sólo las malas noticias llegan pasada la medianoche. A veces también las buenas, aunque casi siempre enredadas con otras de mayor impacto que transforman las sonrisas en bostezos. Algo así sucedió en la última sesión extraordinaria del 2012 de la Legislatura porteña, que arrancó casi a las diez de la noche del jueves 20 de diciembre y siguió de largo hacia el viernes 21, con una avalancha de proyectos aprobados que fueron desde la enajenación del Edificio del Plata hasta la condonación de la deuda por ABL del Club Defensores de Belgrano.
La última votación de la maratón tuvo que ver, cuándo no, con una iniciativa cultural, último orejón del tarro. Se trató de la aprobación del proyecto de ley del diputado Julio Raffo (Proyecto Sur) para la creación de Bibliosubte, una red de bibliotecas en las estaciones de subterráneo como las que ya existen, desde hace años, en países como Brasil, Chile, España, México o Colombia.
La idea es que los pasajeros puedan retirar libros gratis y en calidad de préstamo en cualquiera de los puestos de Bibliosubte que se instalen en las estaciones de la red. Tal vez en el futuro podamos volver a ver pasajeros enfrascados en la lectura de un libro más que en las pantallas y botones de sus celulares. Siempre cuento a mis amigos que desde que aprendí a manejar (no hace mucho), una de las cosas que más lamento son los momentos perdidos como lector peatonal. El transporte público me deparó la lectura de cientos de libros inolvidables en ese tiempo descartable y entre paréntesis que nos lleva de un punto al otro, de la geografía del colectivo, el tren o el subte al universo de la imaginación impresa. A veces hasta me alegraba de algún desvío provocado por un corte de calles o con los atascos del tránsito, porque me regalaban el placer de más páginas antes de llegar a mi destino. Confieso que leo menos desde que me compré un autito usado y minúsculo, que sin embargo me lleva a todas partes. A todas, menos a esas páginas que me hacían un poco más feliz.
Inicios de la creación de Bibliosubte, una red de bibliotecas en las estaciones de subterráneo como las que ya existen, desde hace años, en países como Brasil, Chile, España, México o Colombia.
POR EZEQUIEL MARTÍNEZ
Viejos vagones subte A interior. (Juan Foglia)
No sólo las malas noticias llegan pasada la medianoche. A veces también las buenas, aunque casi siempre enredadas con otras de mayor impacto que transforman las sonrisas en bostezos. Algo así sucedió en la última sesión extraordinaria del 2012 de la Legislatura porteña, que arrancó casi a las diez de la noche del jueves 20 de diciembre y siguió de largo hacia el viernes 21, con una avalancha de proyectos aprobados que fueron desde la enajenación del Edificio del Plata hasta la condonación de la deuda por ABL del Club Defensores de Belgrano.
La última votación de la maratón tuvo que ver, cuándo no, con una iniciativa cultural, último orejón del tarro. Se trató de la aprobación del proyecto de ley del diputado Julio Raffo (Proyecto Sur) para la creación de Bibliosubte, una red de bibliotecas en las estaciones de subterráneo como las que ya existen, desde hace años, en países como Brasil, Chile, España, México o Colombia.
La idea es que los pasajeros puedan retirar libros gratis y en calidad de préstamo en cualquiera de los puestos de Bibliosubte que se instalen en las estaciones de la red. Tal vez en el futuro podamos volver a ver pasajeros enfrascados en la lectura de un libro más que en las pantallas y botones de sus celulares. Siempre cuento a mis amigos que desde que aprendí a manejar (no hace mucho), una de las cosas que más lamento son los momentos perdidos como lector peatonal. El transporte público me deparó la lectura de cientos de libros inolvidables en ese tiempo descartable y entre paréntesis que nos lleva de un punto al otro, de la geografía del colectivo, el tren o el subte al universo de la imaginación impresa. A veces hasta me alegraba de algún desvío provocado por un corte de calles o con los atascos del tránsito, porque me regalaban el placer de más páginas antes de llegar a mi destino. Confieso que leo menos desde que me compré un autito usado y minúsculo, que sin embargo me lleva a todas partes. A todas, menos a esas páginas que me hacían un poco más feliz.
La gente que viaja en subte quiere viajar dignamente, no como ganado, quiere poder sentarse en una estación sin que le caiga agua en la cabeza o lo que es peor un pedazo de cemento, con la biblioteca esa me limpio el culo… no sirve para nada, es puro humo. Resolvámosle los problemas importantes a la gente. Lo único que falta es que hagan una estupidez de estas en el Sarmiento…
Sinceramente me parece tan al pedo como el Trencito de Puerto Madero. Que arreglen las formaciones que hay, que mejoren las condiciones para que el servicio funcione bien.
Que vergüenza, la gente se caga de hambre y quiere viajar como corresponde con una tarifa digna de acuerdo a su presupuesto. Estas boludeces del socio del gobierno nacional macri muestran lo perdido y lo asesino de este sujeto. Arreglen las formaciones, renueven las formaciones también. Biblioteca?? No tienen vergüenza, salario digno para los trabajadores del subte y nacionalización ya
Pensando en el tema de “por qué tiramos papelitos en la calle y no nos los guardamos hasta ver algún cesto de basura” este tema me parece una gilada atómica. Sí: muy lindo que los usuarios del subte lean, que puedan llevarse libros y devolverlos, pero ¿Tenemos esa cultura? ¿Por qué prender hacer lo que se hace en Brasil, Chile, España, México o Colombia si no tenemos la misma cultura?
Nah, yo SÍ quiero un pueblo más culto, Grace. No creo que esto sea dañino para nadie, y todo lo contrario, justamente puede servir para que la gente deje de tirar la basura en la calle, por ejemplo.
Pero si no esperamos estar un poco mejor porque no es lo que somos ahora nunca vamos a mejorar en nada. No hay nada que les venga bien, y no defiendo al pelotudo de Macri, pero con actitudes de protesta todos los días no vamos a llegar a ningún lado.
[MENTION=38339]infa_millo[/MENTION]; [MENTION=7926]melezama[/MENTION]; no se confundan con lo que digo: bajo ningún punto digo que no hay que hacer cosas para mejorar como pais o como cultura. Lo que trato de decir (tal vez no me sale como quisiera) es que vayamos de a poco. A ver, nos seguimos preguntando por qué no respetamos al prójimo desde lo básico de cuidar los espacios públicos y pretenden que haya una librería? ¿Qué pasó con las bicicletas?
Insisto en que no quisiera que me malinterpreten porque no quiero que nos estanquemos, pero sí creo que a la cultura y las costumbres hay que crearlas y esta actividad me parece muy “avanzada” en cuanto a lo que estamos acostumbrados.
En eso si concuerdo, en que se va de a poco. Pero yo creo que con el tiempo (y espero que con otro partido político en la ciudad) vamos a ir teniendo un poco más de cultura. Tal vez es avanzada como decís para el grueso de la población, a mi lo que me parece que Macri y cia apuntan a un “público” determinado.
