1. BILARDISMO
Al bilardismo no le importa la calidad del triunfo, sólo le importa ganar. Suele apuntar a la más fea y recurre a artimañas como la utilización del bidón con séptimo regimiento que las marea y así terminan obteniendo una conquista. El bilardismo ahuyenta a los potenciales competidores por la presa (suele aumentar su número después de las 4 am) con alfileres y piquetes de ojos en los lentes de contacto cuando fuera necesario. Finalmente, el bilardismo despierta a la mujer quebrada en un rincón a las 3 AM preguntándole de quien es su marca: si no contesta, puede disponer libremente de ella. 2. MENOTTISMO
El menottismo aspira a la más bella (a diferencia del batistismo que aspira a la más pura), le recita poesía de Becquer, le habla del último libro de Gabriela Mistral, pocas veces concreta porque en el interín termina la noche pero quedan en verse. El menottismo prefiere noviar con una virga que esté bárbara y esperar hasta el matrimonio para tener una alegría. El cappismo es el clásico que te hace la segunda con la amiga que está buena. 3. CARUSISMO
El carusismo va en camisa hawaiiana, les vende buzones a las minas, les dice que tiene un yate y propiedades en Miami, invita a pelear a los gritos a los patovas y a todo aquel que amague chamuyarse a su garche. Cuando lo echan los patovas, se arranca la camisa y anuncia a los gritos “ahora tengo que ir a Victoria a pelearme con todo’ lo’ choripanero“. Si un amigo gana una mina potable se acredita el mérito y dice que estuvo mal por no compartir. Pese a los dichos del otro día se reconciliaron el carusismo y el gamboismo y se armó la Creamfields: humo y agua mineral para todos. 4. PEKERMANISMO
El pekermanismo apela al humor para ganar, le dice a una mina que es 4 puntos que puede ser la nueva Monica Bellucci, y que tiene un amigo representante. La mina se da cuenta que es una mentira y lo saca a patadas en el culo con los patovas. 5. TOCALLISMO
En el tocallismo están afiliados los lentejas, van con su tono monocorde, le hablan de Tarkovsky, intentan apelar a las más purretas, la deja morir y a las 3 am se va a dormir porque lo ordenó Duhalde en su momento con un vaso de leche tibia. Lo levanta el pekermanismo en tacho y lo lleva de vuelta a su casa mientras charla de lo fresco que está afuera. 6. BIELSISMO
El bielsismo va vestido de joggings hasta la nuez de Adán, obsesivo, estudia fríamente los movimientos de las damicelas, anota en su libreta infaltable, ataca con los amigos por las bandas y entiende que dos carismáticos no pueden jugar juntos. Su frase matadora “Disculpe señora, muy amablemente le aconsejo verticalizar la oferta de besos". 7. PASSARELISMO
El passarellismo es complicado: no le gustan las altas porque no doblan el cuello, suele juntar la plata para pagar la entrada pidiéndote de más, él escabia toda la noche de arriba y pasa impunemente por la entrada porque tiene un amigo (obviamente no declara nada). Con tu guita se va de putas cagando a la novia, después va al boliche de al lado y declara que siempre fue a ese boliche. Finalmente la novia termina con un chongo y termina pataleando diciendo que hubo una mano negra y que esto es una vergüenza… termina solo pero quiere comprar el boliche con la ayuda de unos amigos. 8. BIANCHISMO
El bianchismo se sienta en una esquina tomando una soda y lo va a encarar EL minón de la fiesta y le deja hacer un bukakee ahí nomás. El ischiismo morfa lo que rebota el bianchismo, como una especie de cappismo pero sin tanto lirismo.
1. BILARDISMO
Al bilardismo no le importa la calidad del triunfo, sólo le importa ganar. Suele apuntar a la más fea y recurre a artimañas como la utilización del bidón con séptimo regimiento que las marea y así terminan obteniendo una conquista. El bilardismo ahuyenta a los potenciales competidores por la presa (suele aumentar su número después de las 4 am) con alfileres y piquetes de ojos en los lentes de contacto cuando fuera necesario. Finalmente, el bilardismo despierta a la mujer quebrada en un rincón a las 3 AM preguntándole de quien es su marca: si no contesta, puede disponer libremente de ella. 2. MENOTTISMO
El menottismo aspira a la más bella (a diferencia del batistismo que aspira a la más pura), le recita poesía de Becquer, le habla del último libro de Gabriela Mistral, pocas veces concreta porque en el interín termina la noche pero quedan en verse. El menottismo prefiere noviar con una virga que esté bárbara y esperar hasta el matrimonio para tener una alegría. El cappismo es el clásico que te hace la segunda con la amiga que está buena. 3. CARUSISMO
El carusismo va en camisa hawaiiana, les vende buzones a las minas, les dice que tiene un yate y propiedades en Miami, invita a pelear a los gritos a los patovas y a todo aquel que amague chamuyarse a su garche. Cuando lo echan los patovas, se arranca la camisa y anuncia a los gritos “ahora tengo que ir a Victoria a pelearme con todo’ lo’ choripanero“. Si un amigo gana una mina potable se acredita el mérito y dice que estuvo mal por no compartir. Pese a los dichos del otro día se reconciliaron el carusismo y el gamboismo y se armó la Creamfields: humo y agua mineral para todos. 4. PEKERMANISMO
El pekermanismo apela al humor para ganar, le dice a una mina que es 4 puntos que puede ser la nueva Monica Bellucci, y que tiene un amigo representante. La mina se da cuenta que es una mentira y lo saca a patadas en el culo con los patovas. 5. TOCALLISMO
En el tocallismo están afiliados los lentejas, van con su tono monocorde, le hablan de Tarkovsky, intentan apelar a las más purretas, la deja morir y a las 3 am se va a dormir porque lo ordenó Duhalde en su momento con un vaso de leche tibia. Lo levanta el pekermanismo en tacho y lo lleva de vuelta a su casa mientras charla de lo fresco que está afuera. 6. BIELSISMO
El bielsismo va vestido de joggings hasta la nuez de Adán, obsesivo, estudia fríamente los movimientos de las damicelas, anota en su libreta infaltable, ataca con los amigos por las bandas y entiende que dos carismáticos no pueden jugar juntos. Su frase matadora “Disculpe señora, muy amablemente le aconsejo verticalizar la oferta de besos". 7. PASSARELISMO
El passarellismo es complicado: no le gustan las altas porque no doblan el cuello, suele juntar la plata para pagar la entrada pidiéndote de más, él escabia toda la noche de arriba y pasa impunemente por la entrada porque tiene un amigo (obviamente no declara nada). Con tu guita se va de putas cagando a la novia, después va al boliche de al lado y declara que siempre fue a ese boliche. Finalmente la novia termina con un chongo y termina pataleando diciendo que hubo una mano negra y que esto es una vergüenza… termina solo pero quiere comprar el boliche con la ayuda de unos amigos. 8. BIANCHISMO
El bianchismo se sienta en una esquina tomando una soda y lo va a encarar EL minón de la fiesta y le deja hacer un bukakee ahí nomás. El ischiismo morfa lo que rebota el bianchismo, como una especie de cappismo pero sin tanto lirismo.
. CARUSISMO
El carusismo va en camisa hawaiiana, les vende buzones a las minas, les dice que tiene un yate y propiedades en Miami, invita a pelear a los gritos a los patovas y a todo aquel que amague chamuyarse a su garche. Cuando lo echan los patovas, se arranca la camisa y anuncia a los gritos “ahora tengo que ir a Victoria a pelearme con todo’ lo’ choripanero“. Si un amigo gana una mina potable se acredita el mérito y dice que estuvo mal por no compartir. Pese a los dichos del otro día se reconciliaron el carusismo y el gamboismo y se armó la Creamfields: humo y agua mineral para todos.
JAJAJJAJAJAJJAJAJAJA lo que me reí, que hijos de putaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
La locura que despierta el fútbol es difícil de explicar con palabras y muchos pseudo intelectuales como Sebreli buscan denostar esa gran pasión popular que despierta aquel deporte que fue sistematizado por los ingleses, pero que tiene sus orígenes varios cientos de años antes cuando verdaderamente se enfrentaban pueblo contra pueblo con no más armas que una pelota, jugándose literalmente los partidos a muerte.
Desde el nacimiento del fútbol esa pasión fue in crescendo dando lugar a que los eternos mercaderes busquen lucrar con la pasión pero el hincha en líneas generales es noble. Y pese a que indudablemente hoy el fútbol es campo de cultivo para que hampones y delincuentes de guante blanco armen su quinta, el fútbol no claudica y su espíritu en muchas oportunidades iguala a David con Goliat. Los mercaderes son los guardianes de la moralina, aquellos que velan por una falsa idea de justicia y deber ser al cual ellos no se ajustan, por eso repudian que los Adriano, los Ronaldo o los Romario la rompan en la cancha y después terminen enfiestados con 3 garotas tomando caipirinha y abacaxi.
Algún ex técnico de renombrada trayectoría dijo “se juega como se vive” y es indudable que el futbolero de ley muchas veces lleva su “ideología deportiva” a otros ámbitos de la vida.
Recientemente el Centro de Investigación del Fútbol Argentino (C.I.F.A.) publicó un informe en relación a cómo se comportan los argentinos en el boliche, arrojando resultados ciertamente sorprendentes que sistematizaremos en escuelas para generalizar:
Al bilardismo no le importa la calidad del triunfo, sólo le importa ganar. Suele apuntar a la más fea y recurre a artimañas como la utilización del bidón con séptimo regimiento que las marea y así terminan obteniendo una conquista. El bilardismo ahuyenta a los potenciales competidores por la presa (suele aumentar su número después de las 4 am) con alfileres y piquetes de ojos en los lentes de contacto cuando fuera necesario. Finalmente, el bilardismo despierta a la mujer quebrada en un rincón a las 3 am preguntándole de quien es su marca: si no contesta, puede disponer libremente de ella.
El menottismo al igual que el valdanismo aspira a la más bella (a diferencia del batistismo que aspira a la más pura), le recita poesía de Becquer, le habla del último libro de Gabriela Mistral, pocas veces concreta porque en el interín termina la noche pero quedan en verse. El menottismo prefiere noviar con una virga que esté bárbara y esperar hasta el matrimonio para tener una alegría. El cappismo es el clásico que te hace la segunda con la amiga que está buena.
El carusismo va en camisa hawaiiana, les vende buzones a las minas, les dice que tiene un yate y propiedades en Miami, invita a pelear a los gritos a los patovas y a todo aquel que amague chamuyarse a su garche (?). cuando lo echan los patovas se arranca la camisa y a los gritos “ahora tengo que ir a Victoria a pelearme con todo’ lo’ choripanero“. Si un amigo gana una mina potable se acredita el mérito y dice que estuvo mal por no compartir (?). Pese a los dichos del otro día se reconciliaron el carusismo y el gamboismo y se armó la Creamfields (?): humo y agua mineral para todos.
El peterpaniquismo apela al humor para ganar, le dice a una mina que es 4 puntos que puede ser la nueva Monica Bellucci, y que tiene un amigo representante. La mina se da cuenta que es una mentira y lo saca a patadas en el culo con los patovas.
El marchettismo es aliado del galleguismo, atacan más la barra que a las minas y viven encarando con la camisa por la mitad del cuerpo y el ombligo a la vista. El galleguismo es más ganador y tiene estrella, incluso una que está buena se entrega toda, pero aquel se asusta y va por otro trago.
En el tocallismo están afiliados los lentejas, van con su tono monocorde, le hablan de Tarkovsky, intentan apelar a las más purretas, la deja morir y a las 3 am se va a dormir porque lo ordenó Duhalde en su momento con un vaso de leche tibia. Lo levanta el pekermanismo en tacho y lo lleva de vuelta a su casa mientras charla de lo fresco que está afuera.
El bielsismo va vestido de joggings hasta la nuez de Adán, obsesivo, estudia fríamente los movimientos de las damicelas, anota en su libreta infaltable, ataca con los amigos por las bandas y entiende que dos carismáticos no pueden jugar juntos. Su frase matadora “Disculpe señora, muy amablemente le aconsejo verticalizar la oferta de besos” (?)
El russismo tiene todas las de ganar pero se caga sobre el final y dice “son momentos… el mundo reggaeton no es para cualquiera”
El passarellismo es complicado: no le gustan las altas porque no doblan el cuello, suele juntar la plata para pagar la entrada pidiéndote de más, él escabia toda la noche de arriba y pasa impunemente por la entrada porque tiene un amigo (obviamente no declara nada). Con tu guita se va putas cagando a la novia, después va al boliche de al lado y declara que siempre fue a ese boliche. Finalmente la novia termina con un chongo y termina pataleando diciendo que hubo una mano negra y que esto es una vergüenza… termina solo pero quiere comprar el boliche con la ayuda de unos amigos.
El bianchismo se sienta en una esquina tomando una soda y lo va a encarar EL minón de la fiesta y le deja hacer un bukakee ahí nomás. El ischiismo morfa lo que rebota el bianchismo, como una especie de cappismo pero sin tanto lirismo.
Al santorismo recurren todos para salvar las papas cuando la noche es irremontable.
El carrasquismo es kamikaze, en el primer movimiento le come la boca antes de hablarle, le zarpa el caquero con una mano y con la otra le toca una teta. Suele sufrir las golpizas de los patovas por zarpado.
El griguolismo es netamente misógino, les da palmadas en el pecho a las minas cuando entran al boliche, pero si pega una la invita a su departamento antes que al auto para no despilfarrar la batería del auto y si lo rebotan las manda “a coger a la concha de su madre“.
El lavolpismo es el peor de todos, está con la mejor mina del baile, pero se pelea a muerte con el pibe de la barra porque le amarretea fernet y termina comiéndose un trava.
El simeonismo va con la novia que está bárbara y los amigos, pero se pone en celo y empieza a los gritos y haciendo gestos ampulosos para alentar a sus amigos en sus conquistas, su chica se va con el barman y él se rompe la mano pegándole a un mingitorio del baño de la bronca.
El mohamedismo entra con un habano, camisa abierta hasta el ombligo, bufanda tejida, engelado, tirándole piropos bien zarpados a las minas, no gana nada pero se va contento a su casa.
El quirozismo le declara amor incondicional a una mina, va al baño y le propone matrimonio a otra, después va a la barra y dice que quiere irse a convivir con otra, se terminan dando cuenta y termina con una vieja adinerada porque le ofrece guita.
El cuperismo primero pega buena onda con la más linda pero ella lo quiere sólo como amigo y se come al primero que tiene al lado, falla siempre en los objetivos que se traza y después lo rebota la más fea haciéndose de la estrella.
El micoísmo (?) entra de anteojos haciéndose el intelectual con ganas de querer formar a las pibas del futuro educándolas en el amor cristiano, pero se da cuenta en el medio que petean por tragos y se le va la situación de las manos al toque.
El chinobenitismo baila con una feucha, intenta comérsela pero la situación se le va de las manos y la escupe en la cara.
El insuismo entra con camisas multicolores y pose de recio creyendo que gana seguro… gana un topo a las 6 am.
El mottismo es el viejo fiestero que lleva a debutar al hijo.
El floritismo entra con la bicicleta al boliche, gana a las minas de primer nivel pero no le va tan bien con los topos.
El ramonismo no sabe ni hablar, lo menosprecian, gana las mejores minas pero dicen que es gracias a que era lo que descartaba un amigo, cuando el amigo se retira de las pistas sigue ganando buenas minas, lo rajan por portación de rostro y las minas dejan de venir, el dueño ya le lloro 3 veces para que vuelva con todo gratis pero lo forrea y se va a otros boliches donde le ofrecen más guita.
El babingtonismo es perdedor por naturaleza pero apaga puchos con la boca.
el katoroscismo es un maestro de los climas, le pone música celta para relajarlas, les prende sahumerios, se come a Cindy Crawford y gana hablando de mundo.
El pascuttismo es fanfarrón, tira que se come a todas, dice que comía más minas que Ion Tiriac y Nastase juntos, no se levanta ni a la mañana, le agarra un ataque de nervios en donde putea a todos y termina a las piñas con los patovas.
El ruggerismo trae putas haciéndolas pasar por novias, le pasa las deudas en tal concepto al dueño del boliche, no lleva a bailar ni 3 veces a cada mina, le va con los dos pies para adelante al que osa mirarlas, se enoja con uno que bailaba capoeira (?), lo terminan rajando los patovas y se va gritando a voz de cuello “se olvidaron de la generación que venía a este boliche cuando no había nadie”
El chochollopista les llora a las minas porque no le dan cabida y cuando una finalmente cede, mete festejito (?).
El ramaciottista intenta chamuyarse a la mina con piropos guasos y a los gritos, la abraza de prepo, y cuando empiezan a histeriquearlo y finalmente no le dan bola arranca a los gritos “[i]ojo con lo que
El mohamedismo entra con un habano, camisa abierta hasta el ombligo, bufanda tejida, engelado, tirándole piropos bien zarpados a las minas, no gana nada pero se va contento a su casa.
1. BILARDISMO Al bilardismo no le importa la calidad del triunfo, sólo le importa ganar. Suele apuntar a la más fea y recurre a artimañas como la utilización del bidón con séptimo regimiento que las marea y así terminan obteniendo una conquista. El bilardismo ahuyenta a los potenciales competidores por la presa (suele aumentar su número después de las 4 am) con alfileres y piquetes de ojos en los lentes de contacto cuando fuera necesario. Finalmente, el bilardismo despierta a la mujer quebrada en un rincón a las 3 AM preguntándole de quien es su marca: si no contesta, puede disponer libremente de ella.
El que no haya hecho eso alguna vez, no ha vivido. Es la vida misma el doctor, por eso es el numero uno en la lista y en nuestros corazones.
El carrasquismo es kamikaze, en el primer movimiento le come la boca antes de hablarle, le zarpa el caquero con una mano y con la otra le toca una teta. Suele sufrir las golpizas de los patovas por zarpado.