Rescato un artículo del diario El País escrito por Guardiola en febrero 2007, octavos de final de Copa del Rey, partido de vuelta Zaragoza - Barcelona (en la ida perdimos 0-1 de local). Rijkaard cambió el esquema y sacó a un defensa para jugar 3-4-3, lo que desconcertó por completo al Zaragoza que sufrió para controlar el juego de ataque del Barça.
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El ‘dream team’ rejuvenece con Rijkaard[/b]
[b]Xavi e Iniesta explican cómo disfrutaron en Zaragoza con el sistema que aprendieron de niños [/b]
El martes, tan pronto como Frank Rijkaard insinuó durante el entrenamiento que iba a sacrificar a un defensa para ganar un centrocampista y que, en consecuencia, el Barcelona saldría al campo de La Romareda con un 3-4-3 como dibujo táctico, hubo jugadores que se asustaron. “Los de atrás tuvieron más dudas”, reconoció ayer Eusebio Sacristán, uno de los técnicos que con mayor vehemencia celebró la idea de Rijkaard. “El Zaragoza nos había ganado tantas veces que necesitábamos hacer algo. Teníamos que remontar, así que esa era una buena opción”, prosiguió el centrocampista de La Seca, que durante años jugó de interior en el dream team y ahora ejerce de ayudante del holandés.
“Me pareció fantástico”, explicó a este diario Xavi Hernández, que recogió el guante desde el principio y ejerció de 8 en la vuelta copera del miércoles. Claro, él no tenía ningún problema: “Crecí viendo jugar al dream team y yo mismo, en la cantera, jugué cientos de veces así”. Iniesta ahondó en la misma idea: “Sí, yo me hice del Barça viendo jugar a Laudrup, a Eusebio y a Guillermo [Amor] en esa posición, y cuando entré en La Masía jugábamos ese sistema, así que había jugado mucho de interior”. De acuerdo a la opinión del portero Jorquera “la de Xavi y Andrés es la posición más dificil en un 3-4-3. Lo sé porque me he criado con ese sistema”, indicó ayer el meta, a quien todavía le duele el botellazo recibido en La Romareda.
“Se tratataba de sorprender al Zaragoza y lo conseguimos”, abundó Iniesta, que no niega que para algún compañero también fue una sopresa la idea del entrenador. “No lo habíamos practicado mucho”, desveló Márquez, “así que tuvimos que digerirlo, pero una vez mentalizados y asumidos los movimientos no hubo problema” argumentó el mexicano.
“Para mí no, para mí no resultaba extraño usar esa manera de jugar”, insistió Xavi, que no miente: “Me he criado jugando de 4 o de interior, y me siento cómodo”. A Iniesta le pasó tres cuartos de lo mismo, aunque sabe que se trata de una " posición exigente, porque requiere mucho recorrido". “Debes estar muy atento,pendiente tanto del lateral como de los espacios que se te ofrecen para la llegada al área”, explica Xavi.
Precisamente, ambos interpretaron esos espacios, llegaron por el carril del 10 y marcaron los dos goles que dieron la vuelta a la eliminatoria. Lleva Iniesta siete en lo que va de año, de manera que suma más en este curso que en todas las temporadas anteriores. “Era una asignatura pendiente, pero espero seguir metiendo más. Ya avisé que lo extraño era que metiera pocos, porque en el fútbol base siempre había marcado; espero seguir ayudando”, dijo ayer.
Xavi e Iniesta le tenían tan bien tomadas las medidas al puesto que en la noche de La Romareda Txiki Begiristain, director deportivo del club y ex miembro del dream team, bromeó: “A ratos creía que estaba viendo jugar a Eusebio o a Guillermo”. El ejecutivo les reconoció el mérito a los dos pequeños .“Nunca fue fácil jugar en esa posición y ellos lo hicieron muy bien”.
“No son puestos fáciles”, explicó Charly Rexach, el técnico que junto a Johan Cruyff se inventó el dream team. “Deben dar mucho equilibrio al centro del campo, llevar el peso del juego, llegar al área y, al tiempo, estar muy atento a las subidas de los laterales”.
“Esos, esos, los laterales. Esos sí que tenían faena; no paraban”, apunta Guillermo Amor, que siempre señaló a Sergi y Ferrer como los que más trabajadores del dream team. “¡Pues anda que él!”, responde Ferrer. “Eusebio era más de posición, como en Zaragoza Iniesta, pero Guillermo abarcaba mucho campo, como Xavi”.
Ayer, viendo a Iniesta y a Xavi, y a cuatro jugadores más de la cantera en la formación inicial -Jorquera, Oleguer, Puyol y Messi-, el dream team se sintió rejuvenecer mientras ellos disfrutaban. Fue el triunfo de una manera de entender el juego, de un fútbol solidario, por encima de las grandes figuras.
El ‘dream team’ rejuvenece con Rijkaard · ELPAÍS.com
PEP GUARDIOLA
[b]Sentirlo[/b] 02/03/2007
En la contra de La Vanguardia de ayer, la actriz Norma Aleandro decía que a mucha gente le toca la lotería y no se entera. Creo que a los que amamos al Barça (mucho) y al fútbol (mucho más), hace tiempo que nos tocó la lotería. Y lo mejor de todo es que nos enteramos. De la mano de un holandés y de un catalán.
Lo siento, Norma.
Parece, según dicen, que el dream team volvió en Zaragoza; yo creo que el dream team no se ha ido nunca.
“Me atrae la victoria y me doy cuenta de que el camino que se acerca más a ella es el protagonismo. Jamás pensaría un partido sin jugar en el campo rival”. Frase maravillosa de Marcelo Bielsa que el Barcelona ha hecho suya hace ya más de una década. En Barcelona se entiende que se puede ganar de mil maneras. Todas válidas. Todas sirven. Faltaría más. Pero en Barcelona también se entiende que jamás se puede ganar y reganar de una forma que no se sienta. Que no lo sientan los jefes, los técnicos, sus jugadores, los amigos de la prensa y la gente que va cada semana a verlos.
Creo que los jugadores del Barça actual sienten esto. Lo sienten, porque muchos de ellos vieron a sus antepasados más cercanos hacerlo. Lo sienten porque luego se han visto ellos haciéndolo y ganando (cuánto refuerza las convicciones ganar) y porque saben que como lo han hecho, son capaces de volverlo hacer. Si no lo sintieran así, ganarían. Pero un día. No lo harían durante tanto tiempo. No se puede pasar de jugar con línea defensiva de cuatro, a jugar con línea de tres, y digo tres y no cinco, y hacerlo con toda normalidad. Y hacerlo bien. Y ganar y estar en las semifinales de la Copa.
Creo, y a lo mejor me equivoco, pero es lo que veo: les gusta ordenarse a través de la pelota. Que atacan y defienden con el balón y que entienden que no puede ser que el balón está allí y nosotros, aquí; el balón allí arriba y los demás aquí abajo. Sienten que en vez de moverse mucho hacía donde está el balón, ya les llegará donde ellos están. Sienten que los atacantes para triunfar y salir en los periódicos necesitan un buen balón de los centrocampistas y éstos, para poder hacerlo, necesitan un buen balón de sus defensas. Yo te la paso a ti y tú se la pasas a ellos. Ronaldinho sabe que es mejor con Eto’o y Eto’o sabe que es mejor con Ronaldinho. Tienen sus cosas, pero juntos son mejores que solos. Insisten en saber dónde está el hombre libre en cada momento, y saben que el hombre libre es mejor que sea Iniesta que un lateral. Saben que Xavi e Iniesta son compatibles. ¿Y por qué no iban a serlo, joder? Entienden, como todo buen juego colectivo, que cuando se empieza por la derecha, es mejor acabar por la izquierda y que un pase hacia atrás no significa miedo sino el inicio de otra jugada mejor. Sienten que la ocasión ya llegará y que la posesión por sí misma no es nada, sino algo para llegar al gol. Que a los extremos es mejor que el balón les llegue desde el centro que desde los laterales. Y que si juegan los tres pequeños (Deco-Xavi-Iniesta), como en Zaragoza, los canteranos deben ocuparse del control y elaboración del juego, y Deco de la finalización. Sienten que si hemos de jugar con tres, con tres jugaremos pero los tres las piernas de Oleguer y Puyol han de tener. Y también saben que tienen al mejor jugador del mundo, o casi, y al mejor goleador del mundo, o casi, y que si hablamos de saber jugar al fútbol, no de decidir partidos, no de jugar a hacer jugadas, repito, de saber jugar al fútbol, tenemos a los dos mejores centrocampistas del mundo. Pero que a todos estos mejores o casi, en otro entorno les costaría llegar a ser sólo unos casis. Lo saben. O así lo sienten.
O eso creo.
Y con todo esto, a veces, de vez en cuando, también pierden. Pierden por falta de voluntad. Por no haber sudado la camiseta o por peseteros. O porque últimamente han comido mucho y bien. Y ya no tiene tanta hambre. Sí, también pierden por estas razones. Como todos los equipos del mundo mundial. Pero también pierden porque a veces, Xavi o Deco o Iniesta van a robarle los balones a los centrales cuando a lo mejor no deberían. O porque el balón que empieza en la derecha va camino de acabar en la derecha. O porque el tercer hombre se usa poco. O porque Ronaldinho tiene que recibir más balones de Márquez y menos de Sylvinho… O porque la transición ataque-defensa, de tenerla o no tenerla, era un visto y no visto, y ahora a lo mejor es más lenta. O porque no está Eto’o. ¡O qué sé yo por qué pierden! Pero pierden. Pero pierden no sólo por no sudar la camiseta. Por no correr más y más. Pierden por otras cosas que ellos saben. Unos porque han nacido aquí y así han sido educados; otros porque no les queda más remedio que aprender.
Mañana el Barça perderá. O pasado mañana. A todos nos pasa. Pero nadie puede discutir que hace ya mucho tiempo que el Barça es un equipo reconocible. Único.
Y a mí no saben cuánto me gusta.
Horas antes del partido ante el gran Zaragoza, Iniesta mandó un mensaje a mi hermano. Mi hermano me lo reenvió. Decía: “Vuelve el dream team. Juego”. ¿Sienten o no cómo han de jugar a este maravilloso oficio que es jugar al fútbol?
¿Tienen aún alguna duda de cómo jugarán el partido ante Los Beatles?
¿Pasarán? ¿Se irán a casa? No duden de las palabras de Bielsa.
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