Regresión a la Media
[IMG]http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif[/IMG] Por Adrián Paenza
En una época (allá lejos, en la década del ’60 y parte de la del ’70), la revista El Gráfico era importante. Es decir, todos los que fuimos niños/adolescentes en ese momento esperábamos su aparición como si fuera la Biblia en fascículos coleccionables. Religiosamente, todos los lunes por la noche, cerca de las 7 y media, aparecía el camión que repartía (entre cosas) nada menos que El Gráfico. Ese ritual ya no existe pero la referencia que quiero hacer es que, en aquella época, se decía que los que salían en “la tapa” de la revista, quedaban “enyetados”. Era como someterse a una suerte de maleficio. El orgullo que le representaba al atleta aparecer en la portada se desvanecería abruptamente y lo más probable es que se produjera una fuerte y sensible “baja” en su producción.
Todo esto, naturalmente, formaba parte de una fértil imaginación. Y sobre todo, de la avidez por creer en semejantes estupideces. Pero con el tiempo descubrí que hay otros países en donde sucedía (y sucede) un fenómeno similar. El equivalente de nuestro antiguo Gráfico en el Estados Unidos actual es la revista Sports Illustrated (“Deporte Ilustrado”). Un par de semanas atrás leí en varios lugares que lo mismo que se decía en la Argentina también se decía allá. Más aún, hay una página en Internet [1], que recolecta datos para reafirmar el argumento.
Ahora bien: ¿por qué habría que hacer una comparación entre estas revistas? ¿Por qué podría producirse en la Argentina y en Estados Unidos un fenómeno similar? ¿Se puede –acaso– encontrar una explicación? Más aún: ¿tiene la matemática “algo” para decir?
En el año 1886 el científico inglés Sir Francis Galton publicó un artículo “fundacional”: “Regression towards mediocrity in hereditary stature” (algo así como “Regresión a la Media en la Estatura Heredada”). Más allá del título pomposo, lo que el científico inglés hizo fue poner a prueba una hipótesis: el hecho de que una pareja de padres fueran más altos que la estatura media, no era una condición que inexorablemente heredarían sus hijos. Y lo mismo del otro lado: hijos de padres de alturas por debajo de las normales tenderían a ser más altos que sus progenitores.
Tomando una muestra de 205 parejas de padres y sus 928 hijos, Galton comprobó que cuando la altura promedio de los padres era mayor que la de la población media, los hijos tendían a ser más bajos que sus padres. Y de la misma forma, cuando la altura promedio de los padres era menor que los de la media de la población, los hijos tendían a ser más altos.
Más aún: con el paso del tiempo, y de sucesivas generaciones, todo tiende a normalizarse. Esto se conoce con el nombre de “Regresión a la Media”.
Ya voy a volver a la interpretación que se puede hacer de los que salían en las tapas de las dos revistas (El Gráfico y Sports Illustrated). Quiero poner un par de ejemplos más.
Cuando aparece un tratamiento nuevo o una nueva droga para tratar alguna enfermedad, muchos médicos tienden a probarla con sus pacientes más enfermos. Lo que suele suceder –en general– es que se produce una reacción muy favorable en estas personas. Pero el cuidado que hay que tener es que la “regresión a la media” suele contaminar las conclusiones. Es decir, puede que la droga haya tenido el efecto que se esperaba, pero no es posible descartar que esos mismos pacientes hubieran mejorado independientemente de su aplicación por el simple hecho de la “regresión a la media”. En todo caso, lo que estoy diciendo es que antes de sacar conclusiones conviene tener en cuenta este hecho estadístico.
Otro ejemplo muy utilizado es el siguiente: cuando se produce un incremento en los accidentes de tránsito, digamos en una ruta muy transitada, suelen producirse cambios en las políticas preventivas: reducción de la velocidad máxima, utilización de cinturones de seguridad, instalación de cámaras para perseguir a los infractores, etc. Pasado un tiempo, se advierte que efectivamente se produce una disminución en los siniestros y, por lo tanto, las autoridades o autores intelectuales de todas las medidas, hablan del “efecto” que tuvieron en reducir los accidentes. Por supuesto, es muy probable que hayan tenido incidencia, pero lo que no puede descartarse para sacar cualquier conclusión es, una vez más, la “regresión a la media”. No incluir este factor en cualquier análisis es hacer una interpretación “tendenciosa” de la nueva realidad.
De la misma forma, cuando un niño obtiene resultados muy pobres en sus pruebas en el colegio y sus padres los castigan o reprenden, y se ve una mejora, adjudicar este incremento en la producción al método usado es sacar una conclusión posiblemente equivocada. Históricamente, el niño volverá a producir lo que hizo “en promedio”. De la misma forma, si obtiene notas que están por encima de lo que obtenía siempre, es muy posible que en pruebas posteriores decrezca su prestación. Concluir que ahora “ya se durmió en los laureles” o que “ya no se dedica tanto como antes” es también potencialmente equivocado.
Lo que lleva históricamente a atletas de todos los países a aparecer en la tapa de las revistas más famosas son producciones que superan la media, no sólo la media general sino la de ellos mismos. Solamente un grupo muy, muy reducido puede mantener ese nivel. Lo más probable es que vuelva a la “normalidad”, o sea, que se produzca una “regresión a la media”. En lugar de entenderlo así, es más fácil decir que salir en la tapa “trae mala suerte”. Quizá sea así, no lo sé.
Pero lo que sí sé, es que no tener la información suficiente ni estar preparado para interpretar la realidad, ya no es adjudicable al azar sino a la falta de educación. Y de eso, somos responsables todos.
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