¡Qué país de miérda!

Cuántas veces habré dicho o escuchado aquella frase. Es que, tenemos esa maldita costumbre de defenestrar lo nuestro y alabar lo ajeno, lo extranjero.
No sabemos apreciar lo que tenemos, y, mucho menos tomamos ese momento de reflexión para entender las diferentes situaciones que nos llevan a pronunciar aquella oración.
¿Qué te han hecho Argentina?

Detenerse un segundo a observar el ritmo que llevamos, es aterrador, hasta frustrante. Es ese pequeño instante cuando me doy cuenta que la gran mayoría no vive la vida; la vida los vive a ellos. Gran parte de la culpa es nuestra, pero no podemos adjudicarnos todas las consecuencias, tanto positivas como negativas. Hay un contexto, un factor externo, ajeno a nosotros que nos influye y moldea (muchas veces sin dar cuenta de ello).
Esto sucede con cada uno de nosotros, que en conjunto formamos diferentes sociedades, las que juntas dan concepción de Argentina, como Estado Nación.
Agarrárnosla con el país es simplista, nos ahorramos culpas y comenzamos a desear lo que no poseemos. Pero, ¿cuántos de los que emplean usualmente aquella frase son capaces de realizar una verdadera y sincera autocrítica? Realizarla nos ayudaría a comprender que todos formamos parte de esto, y si hay algo que encontramos desagradable, debemos luchar para cambiar aquella situación.
¡Qué país de miérda! Gritan una vez más, sin saber que al mismo tiempo uno se está insultando; como argentino, me siento ofendido cuando escucho aquella afirmación. Es inadmisible que esta gran tierra, experimente lo que experimentó desde siempre. ¿Cómo pudimos ser tan ciegos y necios?, ¿Cómo nos dejamos engañar tanto tiempo?
Qué país de miérda Argentina, a cada rato aumentan los precios, la inseguridad deja de ser sensación, la corrupción nos roba el capital del día a día, la suciedad es un panorama normal, el mal humor y la intolerancia son las actitudes más frecuentes, el tránsito cada vez es peor, etc.
Cada acción descrita forma o formó parte de nuestra vida. Todos hemos cometido errores y muchos lo seguiremos haciendo. Por más pequeño que sea, un error es un error. No cambia el significado, si no, la magnitud, y esto no lo hace menos error que un gran error.
Quizás sea el momento de re-plantearnos algunas cuestiones y tomar otro rumbo, aquél que nos pueda llevar a un lugar más tranquilo, donde podamos relajar más la mente y disfrutar de las pequeñas cosas que la vida nos regala; posiblemente no veas cambios inmediatos y Argentina seguirá siendo un país de miérda, pero al menos sabrás que tú ya no eres cómplice para que ello suceda.


Se creó dos veces, por favor borren el otro. Gracias!

Cuántas veces habré dicho o escuchado aquella frase. Es que, tenemos esa maldita costumbre de defenestrar lo nuestro y alabar lo ajeno, lo extranjero.
No sabemos apreciar lo que tenemos, y, mucho menos tomamos ese momento de reflexión para entender las diferentes situaciones que nos llevan a pronunciar aquella oración.
¿Qué te han hecho Argentina?

Detenerse un segundo a observar el ritmo que llevamos, es aterrador, hasta frustrante. Es ese pequeño instante cuando me doy cuenta que la gran mayoría no vive la vida; la vida los vive a ellos. Gran parte de la culpa es nuestra, pero no podemos adjudicarnos todas las consecuencias, tanto positivas como negativas. Hay un contexto, un factor externo, ajeno a nosotros que nos influye y moldea (muchas veces sin dar cuenta de ello).
Esto sucede con cada uno de nosotros, que en conjunto formamos diferentes sociedades, las que juntas dan concepción de Argentina, como Estado Nación.
Agarrárnosla con el país es simplista, nos ahorramos culpas y comenzamos a desear lo que no poseemos. Pero, ¿cuántos de los que emplean usualmente aquella frase son capaces de realizar una verdadera y sincera autocrítica? Realizarla nos ayudaría a comprender que todos formamos parte de esto, y si hay algo que encontramos desagradable, debemos luchar para cambiar aquella situación.
¡Qué país de miérda! Gritan una vez más, sin saber que al mismo tiempo uno se está insultando; como argentino, me siento ofendido cuando escucho aquella afirmación. Es inadmisible que esta gran tierra, experimente lo que experimentó desde siempre. ¿Cómo pudimos ser tan ciegos y necios?, ¿Cómo nos dejamos engañar tanto tiempo?
Qué país de miérda Argentina, a cada rato aumentan los precios, la inseguridad deja de ser sensación, la corrupción nos roba el capital del día a día, la suciedad es un panorama normal, el mal humor y la intolerancia son las actitudes más frecuentes, el tránsito cada vez es peor, etc.
Cada acción descrita forma o formó parte de nuestra vida. Todos hemos cometido errores y muchos lo seguiremos haciendo. Por más pequeño que sea, un error es un error. No cambia el significado, si no, la magnitud, y esto no lo hace menos error que un gran error.
Quizás sea el momento de re-plantearnos algunas cuestiones y tomar otro rumbo, aquél que nos pueda llevar a un lugar más tranquilo, donde podamos relajar más la mente y disfrutar de las pequeñas cosas que la vida nos regala; posiblemente no veas cambios inmediatos y Argentina seguirá siendo un país de miérda, pero al menos sabrás que tú ya no eres cómplice para que ello suceda.


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