El Chori, ya descartado para enfrentar a Instituto, sufre “crisis de angustia”, según le dijo el médico de River a Olé.
No preparen chimichurri ni compren el pancito porque no habrá Chori cordobés. Alejandro Domínguez está descartado para el partido con Instituto, así que será el tercero consecutivo que se perderá el 10. Lleva una semana y media sin entrenarse a la par del grupo por una virosis respiratoria que lo tiene a maltraer, por lo que la intención del cuerpo técnico es que se recupere lo mejor posible y aproveche el receso por las elecciones: si todo va bien, recién el 29 de este mes, frente a Aldosivi, el Chori recuperaría su lugar en el equipo.
Sin embargo, las dudas sobre su salud quedaron instaladas a partir de que él reconoció públicamente que sufre ataques de pánico. Imposible olvidar la imagen cuando salió mareado y descompuesto casi sobre el final del partido con Ferro. Tampoco se puede dejar de analizar que tardará casi un mes en jugar de nuevo. Desde la intimidad del vestuario niegan que haya padecido estos episodios críticos, pero más allá de eso, ¿cómo tratar a un jugador profesional con este problema? Según le contó Gustavo Ríos, el médico del plantel a Olé , el Chori nunca tuvo un ataque de pánico en una práctica, en la concentración o en algún partido. Es más, el doctor contó que el jugador llegó a River bajo un tratamiento psiquiátrico, que incluía una medicación, pero ya está transitando la parte final de la convalecencia, por lo que, hoy por hoy, ni siquiera necesita tomar antidepresivos. Lo que sufre son crisis de angustia provocadas por la presión del juego y el miedo a volver a pasar por los ataques de pánico. También existen los bajones comunes. Lo que sucede en la mayoría de los casos es que las personas confunden las crisis con los ataques porque los síntomas clínicos son similares: mareos, vómitos, taquicardia o sudoración excesiva. De todos modos, el 10 sigue siendo tratado por un psiquiatra, con quien Ríos mantiene un diálogo permanente para estar al tanto de la evolución. “Está comprobado científicamente que cuatro horas de ejercicio aeróbico causan el mismo efecto que un antidepresivo, por lo tanto, un futbolista necesita menos de una medicación y en caso de ser necesaria, se tendría que analizar por el tema del dóping”, dijo el doc. La situación del Chori no es para dramatizar, pero sí para prestarle atención y no perderle pisada. En River, todos lo bancan.
El Chori, ya descartado para enfrentar a Instituto, sufre “crisis de angustia”, según le dijo el médico de River a Olé.
No preparen chimichurri ni compren el pancito porque no habrá Chori cordobés. Alejandro Domínguez está descartado para el partido con Instituto, así que será el tercero consecutivo que se perderá el 10. Lleva una semana y media sin entrenarse a la par del grupo por una virosis respiratoria que lo tiene a maltraer, por lo que la intención del cuerpo técnico es que se recupere lo mejor posible y aproveche el receso por las elecciones: si todo va bien, recién el 29 de este mes, frente a Aldosivi, el Chori recuperaría su lugar en el equipo.
Sin embargo, las dudas sobre su salud quedaron instaladas a partir de que él reconoció públicamente que sufre ataques de pánico. Imposible olvidar la imagen cuando salió mareado y descompuesto casi sobre el final del partido con Ferro. Tampoco se puede dejar de analizar que tardará casi un mes en jugar de nuevo. Desde la intimidad del vestuario niegan que haya padecido estos episodios críticos, pero más allá de eso, ¿cómo tratar a un jugador profesional con este problema? Según le contó Gustavo Ríos, el médico del plantel a Olé , el Chori nunca tuvo un ataque de pánico en una práctica, en la concentración o en algún partido. Es más, el doctor contó que el jugador llegó a River bajo un tratamiento psiquiátrico, que incluía una medicación, pero ya está transitando la parte final de la convalecencia, por lo que, hoy por hoy, ni siquiera necesita tomar antidepresivos. Lo que sufre son crisis de angustia provocadas por la presión del juego y el miedo a volver a pasar por los ataques de pánico. También existen los bajones comunes. Lo que sucede en la mayoría de los casos es que las personas confunden las crisis con los ataques porque los síntomas clínicos son similares: mareos, vómitos, taquicardia o sudoración excesiva. De todos modos, el 10 sigue siendo tratado por un psiquiatra, con quien Ríos mantiene un diálogo permanente para estar al tanto de la evolución. “Está comprobado científicamente que cuatro horas de ejercicio aeróbico causan el mismo efecto que un antidepresivo, por lo tanto, un futbolista necesita menos de una medicación y en caso de ser necesaria, se tendría que analizar por el tema del dóping”, dijo el doc. La situación del Chori no es para dramatizar, pero sí para prestarle atención y no perderle pisada. En River, todos lo bancan.