Anoche empezo un “reality” nuevo con 3 familias que se iban 3 meses a vivir a tribus, dos a Africa (Namibia y Etiopia) y una a Indonesia.
Lo agarre de pedo, cuando empezaba y me enganche, me parecio muy bueno y llamativo. Sobre todo las dos boludas que mandaron a Namibia y no paraban de abrazar a los negros.
Vamos a ver como sigue esto, me gusto mucho. La idea es que las tribus los acepten y asi ganan.
Alguien mas lo vio?
Y como me da paja seguir escribiendo, pongo esto
Mientras el conductor asegura que vivirán una “experiencia sin igual” les consulta “¿están preparados?” Los participantes (siempre según lo dicho por Mariano Peluffo) están “dispuestos a todo”. ¿Qué supondría ese “todo”? quizás el hecho de inmiscuirse durante un mes en una de las tribus designadas por la producción y vivir como acostumbran a vivir sus habitantes para, hacia el fin de la estadía, conocer si fueron aceptados o no. O bien podría significar llevarse, al término de esos 30 días, la suma nada despreciable de 300 mil pesitos para repartir entre los miembros de la familia que aceptaron participar del juego.
La historieta de Perdidos en la tribu, que arrancó el lunes después de Graduados por la pantalla de Telefé (a eso de las 22.20) es más o menos así: la “aventura” (así lo precisó el conductor del envío) inició con la presentación de todos los integrantes de cada grupo familiar, que serán quiénes intervendrán en las emisiones siguientes.
Comenzaron por Los Moreno, que son Guillermo (“remisero ejecutivo” de profesión), su ex esposa Lila Patrini y los cuatrillizos Lucas, Aldana, Alan y la “intensa” (como ella misma se definió frente a cámara) Nicole. Tras contar algunos asuntos familiares, la madre señaló -o más bien advirtió – que espera que no se le cruce “ningún machista” porque si no “me vuelvo loca”.
Los que siguieron fueron Los Villoslada, con la empresaria Laura Adami (“mi personalidad es bastante fuerte, puedo hacer 7 cosas a la vez”, ¡asombroso!) sus hijas Brenda y Nayla y su esposo, con escasas intervenciones.
Por último, y como para al menos sospechar sobre la “selección” que hubo entre más de mil familias, se mostró a los Funes, con Eduardo, que es ingeniero agrónomo y está separado de Nancy Scaglia (astróloga) y sus hijos Francisco, Gaspar (“lo que más me va a costar es aguantar a mi mamá todo el mes”) y Juan, que no concursa porque padece una afección cardíaca “incurable”, pero sus padres y hermanos se anotaron en el certamen para encontrar la cura de esa enfermedad: “es incurable y queremos obtener la cura” fue lo que declaró su papá. La madre, que coincidió en que viajaban por Juan, estaba poco preocupada por la cuestión del entendimiento con los habitantes de las tribus, pues “la comunicación es de alma a alma. Es bárbaro que no nos entendamos, porque las palabras desvían la energía de lo que las almas quieren proponer”.
Sigue. Se reunieron las tres familias en el aeropuerto, Mariano Peluffo les dio a elegir sobres con los destinos y les comunicó que durante cinco días iban a estar viajando en diferentes medios de transporte hasta llegar al lugar designado. Por esas causas del destino o de la fortuna (hay que agregar de los “viajes astrales”, según indicó una participante), cada papel que anunciaba el sitio al cual se dirigirían era “justo el que quería” cada familia, ¡qué bueno! ¿no?
Continuando con el orden de presentación inicial, los Moreno volaron a Etiopía (África), a los Villoslada les tocó Namibia (también en el continente africano) y los Funes marcharon para Indonesia (Asia). Se mostraron imágenes de las llegadas de las familias a cada tribu, además de recordarles que iban a llevar consigo una cámara de video que serviría como “diario de viaje” y que a partir de ese instante estarían “solos ante lo desconocido”.
Tras otra frase crucial de Peluffo, que lanzó “esta será una historia que los marcará por el resto de sus vidas” se vieron las bienvenidas que cada tribu les brindó a los que serán, por el lapso de un mes (que equivalen a 13 capítulos), los nuevos integrantes. “Me lo voy a llevar a mi casa” dijo una de las muchachitas Villoslada en referencia a uno de los Himba que las recibió, como si el chico fuera una especie de objeto para decorar su mesita de luz. Cuando el jefe Matheus les explicó (se supone que sólo en esta parte intervendría un traductor, luego se tendrán que hacer entender cómo se las ingenien) las “reglas y costumbres” que iban a regir también para ellos, destacó, entre otras cosas, que en su modo de vida las mujeres tienen “prohibido bañarse” porque el agua es preciada, así que tendrán que adaptarse a la unción con ocre de las mujeres Himba y, en el caso de desobedecer, serán castigadas.
La tribu Hamer tendrá de huéspedes a los Moreno, y según el jefe Bali “vinieron a nuestro pueblo a ser hamers” y les dijo que no existen diferencias entre ellos: “somos todos iguales porque todos somos humanos”. Finalmente, los Funes llegaron a la tribu Mentawai, donde el jefe Teo Ta Go Go les recomendó “es importante que se cumplan todas las reglas y se adapten a nuestras costumbres”. Tras algunas cargadas a la astróloga Nancy, que fue “lenta” en el camino porque “no tiene un buen estado físico” y que “va a perder unos kilitos” porque no le gusta ninguna comida, se fue pasando otra vez por cada familia para mostrar cómo transcurrían las primeras horas de adaptación.
Una hora de duración y los avances acerca del próximo programa de Perdidos en la tribu, un ciclo que se anunció como docu – reality, formato que gozó de un gran éxito de audiencia en países como Holanda, Bélgica y España. Acá, la primera emisión que Telefé sacó al aire dejó la sensación de ser un producto muy armado, aunque ambicione con la domostración del “choque de culturas”. En detalle: participantes demasiado sueltos ante las cámaras para ser, en teoría, gente no acostumbrada a desenvolverse en los medios. Parejas divorciadas dispuestas a convivir por dinero, chicanas o chistes con pretensión de espontaneidad y escenitas en el recién estrenado hábitat acerca de situaciones de la vida cotidiana muy actuadas.
No se sabe si la intención es mostrar las costumbres de tribus casi desconocidas a través de la inclusión de “civilizados”, o si se pretende observar como las familias se adaptan a estas reglas, o si solamente se trata de un juego en el que los participantes (¿actores?) tendrán que “sobrevivir” un mes en el lugar designado con las tradiciones propias de cada lugar para así llevarse la suma de dinero. Hagan sus apuestas…